Manifiesto Espiritual (original) (raw)
2022, Manifiesto Espiritual
Un nuevo espíritu está despertando en los seres humanos, una nueva sociedad se vislumbra, un nuevo horizonte espiritual ha llegado. Primero. No tememos a la muerte por que la muerte no existe. Mueren los cuerpos pero nosotros continuamos. Esto no es una creencia ni una fe. La transcendencia la experimentamos cada día cuando tomamos contacto con lo sagrado que hay en cada uno de nosotros. Así nos liberamos de la mas grande lacra que soportamos los seres humanos: la creencia en la muerte. Segundo. Si queremos crecer espiritualmente debemos poner nuestra bondad en marcha en nuestro comportamiento cotidiano aprendiendo a aplicar la mas alta ley moral que afirma: trata a los demás como quieres que te traten. Tercero. No necesitamos jerarquías manipuladoras ni "notables" garantes de la ortodoxia. Cada uno puede buscar su silencio interior, meditar, comprender en profundidad y experimentar la inmortalidad. Con estas experiencias vamos desarrollamos el sentimiento espiritual o sentimiento religioso. Este sentimiento no nos obliga a insertarnos en una corriente religiosa. Reconocemos el derecho de cada cual a participar en la religión en la que cree, pero no reconocemos el derecho de las instituciones religiosas humanas a manipular este sentimiento en beneficio de sus visiones del mundo material y espiritual. Cuarto. Superar la muerte y experimentar la inmortalidad no depende de que creamos o no creamos en dioses. Lo que importa es que lleguemos a la experiencia espiritual directa, profunda, conmocionante, capaz de transformar nuestra vida. Quinto. El sufrimiento que experimentamos los seres humanos es un peso que impide nuestro bienestar y daña nuestra dignidad. Cualquier empeño en superar el dolor y el sufrimiento está en el camino de la elevación del ser humano. El sufrimiento empequeñece y humilla al ser humano. Por esto, nada bueno se consigue justificando o normalizando el sufrimiento. Estas justificaciones o posiciones las comprendemos como de trasfondo nihilista y pesimista. Aspiramos a liberarnos del sufrimiento para elevarnos a un nuevo escalón de la historia humana. Sexto. Las sociedades humanas avanzan-a veces con rodeos y bloqueos-hacia la humanización del mundo. El ser humano desde su profundidad aspira a un mundo nuevo y las nuevas generaciones muestran nuevas sensibilidades y nuevas posiciones ante los retos del mundo actual. Así podemos concluir que los seres humanos evolucionamos hacia el amor y la compasión. Oponerse a esta dirección de la historia es ir en contra de la evolución que, irremediablemente, terminará por imponerse. Séptimo. Sentimos sin disimulos la necesidad de despertar. Vivimos inmersos en un mundo mental poblado de ensueños, ilusiones, deseos, temores, compensaciones y fugas que muestra una conciencia en confusión y contradicción. Este despertar se reflejará en una mayor sensibilidad, una mayor bondad, una mayor conciencia social, una mayor comprensión de nosotros mismos, un mayor atrevimiento para ver un futuro luminoso y lanzarse hacia él. Octavo. Nuestro futuro luminoso, nuestra inmortalidad, nuestra alegría está en nuestras manos. Para el desarrollo de nuestro espíritu y nuestra alegría no dependemos de políticos, de gobernantes, de sacerdotes, de psicólogos, de magnates ni de personas referentes sociales. Todo depende de que despertemos la fe en lo mejor de nosotros mismos y lo pongamos en marcha. Esto no se contradice con el reconocimiento y el agradecimiento a los grandes maestros de la historia de la humanidad, luminarias que han iluminado nuestro camino. Con sus doctrinas de liberación del espíritu humano la humanidad ha avanzado hacia la superación del sufrimiento, hacia el crecimiento espiritual. En lo esencial la doctrina siempre ha sido la misma aunque se haya mostrado en paisajes culturales epocales diferentes. Ahí están Buda, Zoroastro, Lao Tse… En el mundo actual Silo trajo de nuevo la palabra de liberación adaptada al paisaje del mundo presente y futuro.