Revalorización de Nietzsche como músico (original) (raw)

Muses Radio Player La vida sin Nietzsche sería un error

¿Por qué la vida sin Nietzsche sería un error? Tenía sólo dieciséis años y entró de repente su filosofía en todo mi ser. Apenas había leído algunos pocos libros obligatorios en el colegio y en el instituto; se podría decir que no me gustaba leer. Ahora, veinte años después de mi primer contacto con la filosofía de Nietzsche, puedo afirmar sin equivocarme que gran parte lo que soy se lo debo a él. Pero, ¿por qué su filosofía me ha influido a mí y a tantos otros a lo largo de la historia reciente? ¿Acaso no habrá algo de verdad en su pensamiento? En la actualidad, se dice que Nietzsche es un filósofo para estudiantes, apenas es citado por las grandes corrientes de pensamiento. Aunque no se le niega, sólo se le reconocen los cuatro puntos cardinales de su filosofía, a saber: la voluntad de poder, la transvaloración de todos los valores, o inversión de todos los valores, el superhombre y el eterno retorno de lo idéntico. Aquí acaba, parece ser, el pensamiento que nos legó el filósofo del vitalismo. ¡Sí, así es: él es el filósofo del vitalismo! A pesar de su dubitada enfermedad desde que fuera catedrático, su pensamiento tiene tanta fuerza y amor por la vida que cualquier comparación con él ha de estar siempre encarnada en la vida misma. Empezaba el artículo preguntando por qué su filosofía ha influido en buena parte del pensamiento occidental y, sin embargo, no se le cita con tanta vehemencia como se hace con Kant o Hegel. La explicación puede parecer sencilla, incluso inacabada: en su obra se expresa la vida sin tapujos, sin miedo, tal cual es, la vida como música. Esta es su enseñanza, no fue el primero. ¿Qué es la música sino la forma de transmitir un sentimiento con notas que a priori no forman parte de los sentimientos? La música, al igual que la verdad, no es más que pura contingencia; se da como también no se puede dar. Que una mayoría convengamos que una canción es bonita no es más que una pura contingencia de esas notas con el ser. Es de esta manera en la que Nietzsche ha triunfado, pero a la vez se le odia. Su música, esto es, sus aforismos son sentimientos limpios que tienen un gran sentido comunicador en el ser. Qué irreverencia tan grande cometió el filósofo del superhombre cuando mató a Dios, qué pavor produjo comunicar el «peso más grave» del eterno retorno de lo idéntico. Los postulados de su filosofía no se podrían mantener si no fuera porque contienen verdades que son sentidas por nuestro ser. El odio a su arrogante pensamiento es el odio de aceptar el destino fatal del ser; no se puede contradecir consigo mismo. El Ser no puede destruirse a sí mismo porque es el principio de la vida y su propia autoconciencia. Cuando Nietzsche destruye la religión, la moral (El anticristo), en definitiva al hombre, es porque está diciéndole cara a cara: todo tu ser no es más que la misma voluntad de ser eterno. Toda tu construcción no es más que la contingencia de ti mismo, vida y conciencia; tu moral, tus pasiones, tus anhelos no son más que la voluntad de eternidad.