Argentine History, History of Art, Contemporary Art Research Papers (original) (raw)

Catálogo de la muestra Brailles y Relecturas de la Biblia [ISBN 978-987-1271-41-2]. Buenos Aires, Malba, 2012, págs. 11-26 León Ferrari, la experiencia exterior por Daniel Link La obra de León Ferrari es muy conocida en el panorama de la... more

Catálogo de la muestra Brailles y Relecturas de la Biblia [ISBN 978-987-1271-41-2]. Buenos Aires, Malba, 2012, págs. 11-26 León Ferrari, la experiencia exterior por Daniel Link La obra de León Ferrari es muy conocida en el panorama de la plástica contemporánea, en el país y fuera de él. Ha estado rodeada, en varias ocasiones, de un escándalo sino previsto, seguramente merecido que, sin embargo, lejos de iluminar mejor las tensiones en las que se instala, parece oscurecerlas. Los tópicos de la iconoclasia 1 , en las que el "escándalo" encuentra sus fundamentos (adhesión o rechazo) han puesto a Ferrari en el aparente lugar del destructor de imágenes, cuando su obra apunta precisamente a lo contrario: a la producción de imágenes, al pensamiento sobre la imagen, a la transformación de la imagen (en sus fundamentos teóricos, en sus efectos políticos); nunca, jamás, a su olvido. Lo poco que de iconoclasta puede haber en la obra de alguien que ha insistido en la necesidad de considerar incluso a la escritura como imagen (es decir: no como la mera transcripción del habla, sino como un soporte de sentido por propio derecho, a medida que se desarrollan el ritmo y el tono del trazo y la inscripción), en todo caso, es una crítica de la idolatría (la adoración de una imagen en lugar de la deidad, que se supone el Icono representa). La idolatría es tiempo perdido, de modo que hay que rechazarla tan terminantemente como en su momento lo hizo Marcel Proust: hay que recobrar el tiempo perdido, dice la obra de León Ferrari, cuya temática obsesiva es el Tiempo, los Tiempos (el tiempo del Apocalipsis y el de la Revolución; el tiempo del arte y el de la deyección, el Fin de los Tiempos, la Historia) 2 . Más allá de la semioclasia con la que generalmente se la identifica, la iconoclasia, en el sentido de crítica de la idolatría, supone una preocupación (terca, irrenunciable) por la verdad, algo en lo que, sin dudas, se reconoce el arte de Ferrari, y una reflexión sobre el Tiempo/ los Tiempos (si hay verdad en el arte, es una verdad del Tiempo). La obra de Ferrari, que desprecia los íconos y su cultivo (y por eso se reconoce antes en relación con el dominio de la imagen que con el dominio del arte 3 , preso de la idolatría tal vez más insidiosa) es, por lo tanto, necesariamente iconoclasta porque redefine la Imagen (no tanto el sistema de la imagen, sino la potencia de la imagen, su fuerza), necesaria para acceder a su verdad, que es verdad del Tiempo/ de los Tiempos. Las obras reunidas en esta exhibición, que forman parte de dos series realizadas por León Ferrari a lo largo de tres décadas y hasta ahora sólo parcialmente conocidas, nos piden que orientemos nuestro examen en esa dirección, precisamente porque no son agitprop, son arte. No protestan por los males del mundo, sino que brindan testimonio de 1 "-Quizás Dios puso el material en su camino para distraerlo de su obsesión iconoclasta. ¿Ya terminó con eso? --No. Porque todavía quedan muchos creyentes a los que convencer". Entrevista de Fernando García a León Ferrari en Clarín (Buenos Aires: domingo 17 de diciembre de 2006). Puede leerse en: