Ciencia ficción española y latinoamericana Research Papers (original) (raw)

Lo diré desde el principio: mi nombre es Eliseo Hernández y soy detective privado. Un detective real, de verdad, en este mundo encantador. Ahora bien, creo mi deber destacar que no soy un hombre rudo, buen peleador y que conoce todos los... more

Lo diré desde el principio: mi nombre es Eliseo Hernández y soy detective privado. Un detective real, de verdad, en este mundo encantador. Ahora bien, creo mi deber destacar que no soy un hombre rudo, buen peleador y que conoce todos los oscuros engranajes de la vida. Si se me quisiera describir con una palabra sería anónimo. O anodino. Cualquiera. Y no es que importe. Nada importa mucho. O casi nada. Un día gris, en mi oficina que es una de tantas, entró un hombre común, con todas las trazas de tener mucha prisa y me dijo:-Quiero contratarlo. Antes de que mintiera diciéndole que no podía haber hecho mejor elección, ni conseguido a nadie más eficiente que yo, el tipo puso frente a mí una cantidad de billetes digna de cualquier serie televisiva. Lo que debería haber dicho, para lucir mi rápido ingenio, era: "de acuerdo, ¿a quién mato?" Pero, por desgracia, las mejores réplicas se me ocurren siempre unas tres horas después de pasada la situación; así que lo que me salió fue un:-¿Qué...? El cual fue ignorado por completo.-Sólo dígame si el dinero es bueno.-Vio su reloj, como si este lo hubiera mordido-. Vendré mañana. Acto seguido mi primer cliente misterioso salió y lo único que alcancé a pensar fue que no se parecía a mis típicos clientes: esto es, cónyuges desconfiados. Vaya encargo más tonto; así que tomé el primer billete y un prócer de la patria me miró tras unas gafas de abuelito, con una sonrisa sesgada y nada divertida. Un billete como todos. Nada del otro mundo. Excepto la fecha del próximo año. "A chingao", pensé. Todos los billetes tenían fechas futuras y estaban muy usados, con esa textura que sólo años de circulación proporcionan, más o menos como unos calcetines míos. Si alguien los falsificó su trabajo era estupendo, pero no parecía ser eso, los billetes debían ser nuevecitos, crujientes, y con fechas