Distortion Research Papers - Academia.edu (original) (raw)
Es en el instrumento donde se da el uso y abuso específico, o el rechazo explícito de diversas tecnologías, dependiendo de su sonido particular, induciendo a la construcción de distinciones entre los géneros que conforman la música... more
Es en el instrumento donde se da el uso y abuso específico,
o el rechazo explícito de diversas tecnologías, dependiendo
de su sonido particular, induciendo a la construcción de distinciones entre los géneros que conforman la música popular (Théberge, 2006). Dichas distinciones pueden deberse a
elementos tonales, rítmicos y melódicos, pero pareciera que
pocas veces se reflexiona o analiza el estilo musical desde los
sonidos que lo integran, el sonido como lo que representa en
sí, y el instrumento como el artefacto que da vida a dicho sonido. Todo ello delimitado por la tecnología y las capacidades
y habilidades físicas del intérprete; el sonido es el objetivo del
instrumento y del intérprete, en este caso la guitarra eléctrica
es un instrumento que se rige por leyes, por lo que todas están diseñada bajo cálculos específicos que permitan obtener
resultados idénticos, es decir, están diseñadas para que en afinación estándar la quinta cuerda siempre de una nota La. Los
intérpretes instrumentistas, en cambio, son todos diferentes
y es imposible que dos lleguen a tocar de forma idéntica, es
más, ni siquiera es posible que un mismo intérprete toque de
forma idéntica dos o más veces una misma pieza musical.
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Desde una hermenéutica analógica (Beuchot, 2018), la
guitarra eléctrica es lo unívoco, mientras que el intérprete es
lo equívoco.
Es importante señalar que el público también es intérprete, porque hace su interpretación de lo que escucha, por ejemplo, el baile. El instrumentista también hace una interpretación de lo que escucha, ya sea de lo que va tocando él solo
o en conjunto, y de lo que escucha del público, como gritos,
aplausos, cantos, etcétera, pero lo que quizá marca la verdadera diferencia entre el intérprete instrumentista y el público, es
que el instrumentista debe saber con anticipación qué es lo
que va y cómo lo va a hacer. Es decir, el instrumentista es una
especie de actor, en el sentido que debe evocar las emociones
que quiere plasmar en el sonido, y debe poseer el conocimiento y la práctica necesaria de la técnica para poder hacerlo y
transmitirlo con la mayor naturalidad posible, con más razón
si se habla de improvisación.
Esto querría decir que el guitarrista, cuando se escucha,
evalúa el sonido resultante con el que se pensó previamente,
mientras que el público no vive esa primera experiencia que
anticipa al sonido, por ello, son expectadores, que no espectadores. Se entiende por espectadores quienes presencian un
espectáculo, mientras que expectadores es un término ficticio
que hace referencia a que el espectador en realidad está en
constante expectativa, pues tiene la esperanza de escuchar en
algún momento esa frase, ese riff, ese sonido distorsionado del
solo de guitarra eléctrica, principalmente bajo el contexto de
un concierto.
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Entonces, si la guitarra eléctrica es unívoca, y el instrumentista y el público como intérpretes son lo equívoco, el
sonido distorsionado de la guitarra eléctrica, como el resultado de la acción conjunta entre lo unívoco con lo equívoco, es
lo analógico. Dicho de otra forma, el ruido está en la guitarra
eléctrica y el sonido en la mente de los intérpretes, por lo que
el sonido distorsionado es la media justa de la unión entre la
tecnología como ciencia exacta y la creatividad como abstracción de la mente humana, donde a través de la música ambas
partes tienen su lugar en un tercer sentido o forma de ser, ni
ruido ni sonido, un ruido-sonido, diría Russolo (1913), ambos
en un tercer contexto diferente. El ruido habita en el mundo
externo, mientras que el sonido en un mundo interno (mente),
por lo que el tercer contexto a donde ninguno de los dos corresponde originalmente es la música, pues está en el mundo
externo y en la mente al mismo tiempo.