Francisco I. Madero Research Papers (original) (raw)
El título no debe interpretarse en sentido peyorativo, hay que pensar en estos personajes, como grandes caudillos, y también en los muchos otros personajes que han sido poco considerados o que han quedado ocultos a la sombra de los... more
El título no debe interpretarse en sentido peyorativo, hay que pensar en estos personajes, como grandes caudillos, y también en los muchos otros personajes que han sido poco considerados o que han quedado ocultos a la sombra de los grandes protagonistas, todos ellos inmersos en el caos de lo que es La Revolución, un caos que desata violencia, destrucción que lleva a la gente al borde del límite, al borde del precipicio en muchos sentidos, no solamente en términos de la Patria que se desgarraba o que se desgarró sobre todo entre 1903 y 1916, sino también como un movimiento que rompe hogares, relaciones, principios. Dentro de ese caos, estos personajes se convierten en los líderes y desatan también sus personalidades hasta llevarlas también a un extremo que quizá en circunstancias normales no hubiera sucedido. De ahí esta idea de que la locura del caos, la locura a la que los lleva el movimiento revolucionario es lo que permite ver estas personalidades llevadas al límite. En el caso de Madero, Zapata, Villa, Carranza y Obregón son personalidades llevadas al límite en muchos momentos donde todo se permite, donde la violencia es la regla no la excepción, y es parte de la vida cotidiana donde cualquier cosa puede pasar. Estos personajes desarrollaron personalidades de locura en un momento de locura como lo fue propiamente La Revolución Mexicana. El más viejo es Venustiano Carranza que nace en 1859, él pertenece quizá a otra generación. Sería el personaje atípico dentro del grupo de los cinco y dentro del resto de La Revolución. Él es el hombre más viejo de La Revolución Mexicana. Por ejemplo le sigue en edad Felipe Ángeles que cuando lo fusilan en 1919, acaba de cumplir 50 años pero todos los demás van a estar en los 40's. Madero nace en 1873, Pancho Villa en 1878, Emiliano Zapata en 1879, y Álvaro Obregón en 1880, estos cuatro pertenecen a una generación perfectamente bien definida. Salvo Zapata, todos los demás son hombres del norte o del noreste, es decir de Coahuila: Madero y Carranza; de Durango: Villa; de Sonora: Obregón. Vemos con esto que se define también una región. En paralelo, si la Guerra de Independencia en su momento se desató en lo que fue la región del Bajío, encontramos que La Revolución se dispara en el Norte, después se van agregando regiones como la del sur con Zapata, el caudillo prototipo de La Revolución del Sur, sin hacer a un lado a los hermanos Figueroa del sureste en Guerrero. Todas estas regiones comparten entre sí esta locura y con excepción de madero, una personalidad aparte y también atípica con la vida resuelta, los demás pertenecen a la clase media. Aunque Carranza fue senador durante el porfiriato no era un acaudalado como Limantour o Casasús. Y hay que incluir también a Zapata, aunque la historia nos cuenta que era un muerto de hambre que siempre andaban de huarache y calzón blanco, es falso, era pequeño propietario. Y el que sí era de extracción popular, que además se dedicó a ser bandido o ladrón; era " robavacas " , como se les llamaba en aquellos tiempos,-incluso lo que robaba lo vendía en su carnicería en Chihuahua-, y que luego se incluyó en La Revolución fue Villa. Zapata se vuelve un caudillo popular por lo que representa, pero no es alguien que de origen venga lastimado por la pobreza o la desigualdad, sus coterráneos, sus conocidos, quizá muchos sí, pero él a nivel familiar, no.