Global Bioethics Research Papers - Academia.edu (original) (raw)

Sin la menor sombra de duda, lo relativo a las propiedades de las sustancias y sus mezclas constituye un universo rico, variopinto y complejo como el que más. Por ejemplo, cabe apreciar esto en un libro de lo más representativo, el cual... more

Sin la menor sombra de duda, lo relativo a las propiedades de las sustancias y sus mezclas constituye un universo rico, variopinto y complejo como el que más. Por ejemplo, cabe apreciar esto en un libro de lo más representativo, el cual cuenta ya con cinco ediciones: The Properties of Gases and Liquids. Incluso, años atrás, en Amazon figuraba con el eslogan, más bien impío, de “la biblia de la Ingeniería Química”. Con todo, se trata de un libro excelente al respecto. Desde luego, no se trata del único libro en lo que a esto concierne, pues, de hecho, existe un diapasón de lo más variopinto de fuentes pertinentes
y de gran calidad científica, lo cual significa que lo atinente a las propiedades de las sustancias y sus mezclas cuenta con una base muy racional que va mucho más allá de los algoritmos de cálculo más bien mecánicos y de las recetas de medición en el laboratorio. Ante todo, prima la inteligibilidad al respecto, si bien no faltan las limitaciones en este sentido en algunos casos, como, digamos, en materia de coeficientes de actividad al tratarse de un concepto pergeñado por una vía analógica.
Desde luego, la literatura tecnocientífica correspondiente no está limitada al ámbito de los libros y artículos especializados, sino que, así mismo, cabe contar con lo tocante a la divulgación científica y la ciencia recreativa, o sea, lo que bien cabe llamar como la ciencia ciudadana. Para muestra un botón acerca de esta dimensión importante de la ciencia en el mundo, la sección The Amateur Scientist de la revista estadounidense Scientific American brinda no pocos experimentos en lo que a esto concierne. Y, contrario a lo que mucha gente podría pensar, no siempre son experimentos limitados en materia de precisión en
las mediciones, puesto que en dicha sección podemos encontrar montajes muy ingeniosos y recursivos que permiten obtener datos de buena calidad. Para muestra un botón, el montaje de una celda de punto triple con un presupuesto bastante modesto, de unos 50 dólares. Por ende, merced a publicaciones como la mencionada revista, cabe contar con la opción de montar experimentos sobre esta temática sin precisar necesariamente de los altos presupuestos con los que cuenta un centro de investigación o una empresa. Más aún, en plataformas como Amazon, se cuenta también con ciertas facilidades económicas si se
eligen con cuidado instrumentos y aparatos que califiquen para envío gratis a Colombia y que estén libres de pago de impuestos al ingresar al país. Mejor todavía, en tal plataforma, pueden conseguirse mejores precios que en los comercios radicados en Colombia. Sirva de ejemplo a este respecto lo relativo a la cristalería de laboratorio, lo mismo que
instrumentos científicos de gama media.
De otro lado, históricamente hablando, estamos ante un tema que, en rigor, ha de remontarse a tiempos antiguos para comenzar a rastrearlo. Por ejemplo, tomando como punto de partida el mundo griego en lo que a Occidente atañe. En cuanto al Oriente, conviene no perder de vista la China tanto en la Antigüedad como en el Medioevo, máxime que, durante la dinastía Song, contó con esquemas de producción industrial
propiamente dicha, incluidos los números de serie para los productos respectivos. De ahí en más, al avanzar por las centurias, no ha de perderse de vista así mismo, al arribar al siglo XVIII, la revolución bélica que despegó gracias a la labor de un brillante discípulo de Isaac Newton: Benjamin Robins, inventor del péndulo balístico y autor de un libro memorable, intitulado New principles of gunnery: Containing the determination of the force of gunpowder, and an investigation of the difference in the resisting power of the air to swift and slow motions, with several other tracts on the improvement of practical gunnery. En concreto, lo notable de la revolución de marras estriba en que Robins
resolvió de una buena vez todo un problema que databa de mucho tiempo antes, a saber: cómo medir la velocidad de un proyectil, un parámetro clave para la mejora de los armamentos. Del mismo modo, en ese mismo siglo, el relojero británico John Harrison inventó sus notables y altamente precisos cronómetros marítimos. A su vez, inventos
como éstos permiten entender mucho mejor la consolidación de la Rubia Albión como una poderosa talasocracia, un imperio marítimo, de alcance planetario sin ir más lejos.
Todo esto cabe resumirlo de forma elocuente en la máxima del físico holandés Heike Kamerlingh Onnes: “Door meten tot weten”, o sea, “por la medida al conocimiento”. Desde luego, esto sin reñir en modo alguno con los actuales métodos de investigación cualitativa propios de las ciencias sociales y humanas.