Independent Music Research Papers - Academia.edu (original) (raw)
La música está en auge, pero su industria en crisis. El modelo tradicional (venta de soportes físicos) retrocede, mientras crece continuamente el número de grupos y artistas independientes, aunque muy pocos logran convertir su arte en... more
La música está en auge, pero su industria en crisis. El modelo tradicional (venta de soportes físicos) retrocede, mientras crece continuamente el número de grupos y artistas independientes, aunque muy pocos logran convertir su arte en verdadero negocio y hacerlo sustentable.
Los artistas independientes, a pesar de contar con innumerables herramientas tecnológicas que se lo facilitarían, no cuentan con el expertise (o interés) para producir y difundir su obra exitosamente.
En las últimas décadas la industria de la música, a raíz de los avances tecnológicos y la aparición de Internet, ha sufrido enormes transformaciones: del dominio consolidado de los conglomerados discográficos (majors) al “Do It Yourself” (DIY) o autogestión; del control de la distribución física al desconcierto de la distribución digital; de la propiedad (cd, vinilo, descarga, etc.) al acceso (streaming); de la radio como fabricante de hits, a la playlist para cada momento de día y estado de ánimo.
En esta nueva era para la industria, las discográficas han dejado de ser quienes aportan los mayores ingresos. El sector de la música en vivo ha experimentado un notable crecimiento convirtiéndose en la fuente principal de ingresos para los artistas, frente a la disminución de las ventas de soportes físicos y al reparto desigual de royalties en el streaming.
En el plano nacional, el Observatorio de Industrias Culturales (2011) señala que el sector que reportó el mayor declive en el período 2007-2009 fue el discográfico, mientras que en el mismo período, el sector de música en vivo creció casi tres veces en el total del país.
Si bien la industria siempre ha sido transformada por los avances tecnológicos, no siempre estos han ido en perjuicio de la misma. Las innovaciones sostenibles han beneficiado cuantiosamente las arcas de las discográficas. Vinilos, casetes y CDs dan cuenta de ello.
El problema apareció cuando una innovación disruptiva como el MP3 amenazó con desplazar el producto sobre el cual la industria basaba su modelo de negocio.
En este contexto, la industria necesita redefinirse, su modelo está en crisis y presenta problemas en su cadena de valor, la cual puede ser salteada fácilmente gracias a las nuevas tecnologías que permiten el acceso a procesos de creación y distribución de la música.
En los últimos años se han producido cambios en esa cadena de valor con la incorporación de plataformas conocidas como Third Party (iTunes, Amazon, Google Play Music, Deezer, Spotify y Apple Music ̧entre otras) las cuales han ayudado a la industria a encontrar poco a poco el rumbo.
Estos sectores tecnológicos no vinculados a la industria tradicional se han impuesto, consolidándose como sus motores.
Con la consagración del streaming como hábito de consumo de música, la industria volvió a esperanzarse con un reporte de crecimiento en sus ingresos por segundo año consecutivo.
La irrupción de Internet ha producido también otro tipo de cambios en la industria, los cuales tienen relación con las audiencias y la forma en la cual la música se crea, se produce y se escucha.
La era digital ha fragmentado audiencias debido a que el “control de lo que se escucha” ya no está dado por la omnipresencia de la radio. Los usuarios/consumidores de música pueden acceder a enormes catálogos de música grabada o descubrir nuevos talentos con un clic.
La industria de la música está en constante expansión, y luego de muchas décadas de tradicionalismo hoy deja espacio para ideas innovadoras que permiten construir un escenario acorde a un mundo globalizado, mediatizado e hiperconectado.
Cada segundo hay una canción nueva sonando y un artista intentando mostrar su arte.
Si bien la tecnología allanó el camino quitando de en medio a las disqueras, no ha sido suficiente para que los artistas puedan convertir su arte en un negocio sustentable.
Music is booming, but its industry is in crisis. The traditional model (sale of physical media) backs down, while the number of independent groups and artists continues to grow, although very few manage to turn their art into real business and make it sustainable.
Independent artists, despite having innumerable technological tools that would facilitate it, do not have the expertise (or interest) to successfully produce and disseminate their work.
In recent decades, the music industry, following technological advances and the emergence of the Internet, has undergone enormous transformations: from the consolidated dominance of record conglomerates (majors) to "Do It Yourself" (DIY) or self-management; from the control of physical distribution to the bewilderment of digital distribution; of ownership (cd, vinyl, download, etc.) to access (streaming); from the radio as a manufacturer of hits, to the playlist for every moment of the day and mood.
In this new era for the industry, the record companies have ceased to be those who provide the highest income. The live music sector has experienced a remarkable growth becoming the main source of income for artists, compared to the decrease in sales of physical media and the unequal distribution of royalties in streaming.
At the national level, the Observatory of Cultural Industries (2011) notes that the sector that reported the greatest decline in the 2007-2009 period was the record, while in the same period, the live music sector grew almost three times in the total of the country.
Although the industry has always been transformed by technological advances, these have not always been to the detriment of it. Sustainable innovations have greatly benefited the coffers of record companies. Vinyl, cassettes and CDs give an account of this.
The problem appeared when a disruptive innovation like the MP3 threatened to displace the product upon which the industry based its business model.
In this context, the industry needs to redefine itself, its model is in crisis and presents problems in its value chain, which can easily be skipped thanks to new technologies that allow access to processes of creation and distribution of music.
In recent years there have been changes in that value chain with the incorporation of platforms known as Third Party (iTunes, Amazon, Google Play Music, Deezer, Spotify and Apple Music ̧ among others) which have helped the industry to find little to little the course.
These technological sectors not linked to the traditional industry have imposed themselves, consolidating as their engines.
With the consecration of streaming as a habit of music consumption, the industry once again hoped for a growth report on its revenues for the second year in a row.
The irruption of the Internet has also produced other types of changes in the industry, which are related to audiences and the way in which music is created, produced and listened to.
The digital age has fragmented audiences because the "control of what is heard" is no longer given by the omnipresence of the radio. Music users / consumers can access huge catalogues of recorded music or discover new talent with one click.
The music industry is constantly expanding, and after many decades of traditionalism, today it leaves room for innovative ideas that allow us to build a scenario according to a globalized, mediated and the hyperconnected world.
Every second there is a new song playing and an artist trying to show his art.
While technology paved the way by removing labels from the middle, it has not been enough for artists to convert their art into a sustainable business