Mediterranean Protohistory Research Papers - Academia.edu (original) (raw)
En el presente trabajo se desvela una novedosa serie de observaciones geométricas, arquitectónicas, astronómicas, geológicas, epigráficas, toponímicas, e historiográficas sobre las taulas de Menorca. Sumándola a la reinterpretación de... more
En el presente trabajo se desvela una novedosa serie de observaciones geométricas, arquitectónicas, astronómicas, geológicas, epigráficas, toponímicas, e historiográficas sobre las taulas de Menorca. Sumándola a la reinterpretación de algunas de las observaciones e interpretaciones ya mostradas por estudios anteriores, y a la luz de la hipótesis pitagórica sugerida por Ibáñez Orts a partir del 2000, interpretamos que estas construcciones son la firma, codificada, pero en grandes letras, de la escuela pitagórica griega (fundada por el polímata presocrático griego Pitágoras de Samos, filósofo más influyente de la Historia, descubridor de la esfericidad de la Tierra e inventor de las palabras filosofía, cosmos y matemáticas), escuela que daría lugar a todas las academias posteriores, de la tradición europea u occidental, como la de Atenas, o las actuales universidades de todo el mundo, así como todos los institutos y colegios.
Estos nuevos datos cercioran la construcción de las taulas en una fecha necesariamente posterior al nacimiento de Pitágoras, el cual fue cerca del año -570. Esta fecha de construcción sería asimismo posterior al año -522, fecha aproximada de fundación de la escuela pitagórica en Crotona (Magna Grecia, Sur de Italia) por Pitágoras, y probablemente posterior al año -450, fecha aproximada de la diáspora forzada de la escuela desde Crotona hacia un destino antes desconocido. Proponemos pues la confirmación de que ése destino fue Meloussa, la denominación de Menorca para los griegos, Nura para los fenicios.
Así pues, podemos ya desvelar que las taulas de Menorca son de entrada, desde el punto de vista simbólico-ritual, iconos crípticamente representativos del concepto sagrado central del logos pitagórico, gráficamente la letra tau mayúscula (T), la letra te del alfabeto griego, inicial y abreviatura usada por los pitagóricos para la palabra "tomí" (τομή), sección, o corte, en griego.
Tomí, tau, la "sección", hoy día llamada phi, sección áurea, o proporción áurea, fue efectivamente el concepto matemático-cosmogónico-místico secretamente estudiado, y así denominado, por los pitagóricos, filósofos iniciados en el rito de la escuela pitagórica griega, fundada por Pitágoras de Samos.
Adicionalmente a la interpretación simbólica pitagórica, proponemos para estos megalitos, y para sus pilastras perimetrales, una función en tanto que elementos arquitecturales de sostén de un techado de lana tejida, a la manera de los pilares de una carpa, tienda o jaima amazigh norteafricana.
La finalidad de esta cubierta amovible sería no solo la de protección ante los elementos, de la hoguera y de las personas y objetos que se albergaban en el edificio, sino también la de la observación astronómica, con fines calendáricos y de investigación académica, aplicados a la agricultura, navegación, enseñanza, ritos de sanación, etc..
A su vez, esta explicación arquitectónica permite, teniendo en cuenta el paralelismo morfológico con los pilares y recintos de los templos mesolíticos de Göbekli Tepe, paralelismo ya señalado por su descubridor K. Schmidt, proponer una extrapolación. Éstos otros templos y sus pilares en forma de T, aunque mucho más antiguos, tendrían la misma utilidad funcional, arquitectónica y astronómica calendárica que la que proponemos para el caso menorquín.
Las "taulas" de Göbekli Tepe serían pues a su vez también iconos cosmogónicos, y pilares de sostén de una cubierta tejida con lana de oveja, o pieles, a modo de tienda o carpa-observatorio ritual, e incluso lugar de pernocta, de un grupo de observadores astrónomos interesados en desvelar los secretos del cielo que revelan el calendario anual, para sembrar y cosechar a tiempo, y mejorar sus vidas como sociedad, hace más de 10.000 años, en plena revolución neolítica.
La función de los recintos de taulas de Menorca se revela así como cultural y múltiple: calendárica-cronológica (kronías o kroniones) agrícola, de planificación de la navegación marítima comercial en cercanía con los talayotes, además de sanitaria, académica, de pesos y medidas, de ofrendas y celebraciones, de protección del fuego de los talayotes, de almacenamiento de grano y vino (al modo de los primeros bancos que fueron los templos griegos), y posiblemente de reunión política aristocrática y celebraciones de los diferentes ritos religiosos.
Las taus, tablas o taulas de Menorca se señalan pues ya como un caso único en el mundo, de conservación de elementos materiales tanto del rito pitagórico original, en el tránsito entre la cultura filosófica griega arcaica y la clásica, como del ibérico y púnico, en sus fases tardías.
El conjunto del recinto de taula obedece en definitiva a un sincretismo adaptativo del rito del témenos, o recinto sagrado, de la incipiente y perseguida comunidad académica griega criptoracionalista, heredero de una tradición arcaica del culto astronómico a la diosa Hera, instalado en la cultura megalítica aborígen ibérica local, a la vez que bajo la influencia de los elementos imperiales religiosos y arquitecturales de la cultura norteafricana cartaginesa, de influencia a su vez fenicia y egipcia.
Proponemos además que los restos funerarios del propio Pitágoras de Samos, filósofo considerado como el Ser Humano más influyente de la Historia de la Humanidad, descubridor de la esfericidad de la Tierra, y creador de la escuela pitagórica, que dio lugar a las academias, pudieron ser los depositados en el hipogeo 2 de la necrópolis de Cala Morell, donde una tau labrada en la roca sostiene un techo, esta vez de roca, y donde unas columnas griegas, acanaladas y con capiteles del orden dórico, decoran la ventana de la estancia de acceso al hipogeo.
Señalamos finalmente la idea de que, a la luz de esta teoría, la liturgia de las actuales fiestas folklóricas calendáricas menorquinas, como Sant Joan (solsticio de verano), perpetuaría la lógica de las tradiciones calendáricas griegas de la Cronia, en el Hekatombaion, primer mes del año griego, iniciado en la luna nueva del solsticio de verano (mes de Hera/Tanit/Mari/Juno/Junio), fiesta de purificación, de representación ritual de los movimientos planetarios, y de celebración de su mejorado pronóstico, con la llegada de los pitagóricos, en un contexto agrícola y ganadero de subsistencia y supervivencia de la población aborigen.