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La opción fundamental Grandes constantes metafísicas (borrador) La historia de la filosofía puede presentársenos como una acumulación de pensadores y de ideas contrapuestos entre sí. En este panorama, aparentemente caótico, tal vez haya... more

La opción fundamental Grandes constantes metafísicas (borrador) La historia de la filosofía puede presentársenos como una acumulación de pensadores y de ideas contrapuestos entre sí. En este panorama, aparentemente caótico, tal vez haya un solo tema en el que todos los grandes autores han coincidido. Podríamos llamarlo "la opción fundamental". ¿Qué es un gran autor? ¿Por qué merecen ser estudiados por igual filósofos que han pensado cosas muy distintas entre sí? ¿Por qué Platón y Nietzsche, por ejemplo, son considerados grandes pensadores, dignos de figurar en lugares de privilegio en la historia de la filosofía, a pesar de que tienen visiones del mundo contradictorias entre sí? Si no se tratara sólo del contenido de sus doctrinas, ¿en qué consistiría el criterio para valorarlos? Un gran filósofo sería aquel que ha profundizado hasta el fondo, una de las grandes alternativas filosóficas, utilizando los elementos de que disponía en las circunstancias de su época, en relación con la problemática de su presente y con su historia. Los autores superficiales, en cambio, cuya fama suele ser efímera, serían aquellos que mezclaron ideas, que no fueron a fondo en una concepción del mundo. Por eso es que la lectura de todo autor profundo es orientadora, aunque sus pensamientos no coincidan con los del lector. Siempre es importante e iluminador conocer la alternativa a mi pensamiento, conocer la otra posibilidad. Esto me permite ser más consciente de mis propias ideas y de los motivos por los cuales he decidido asumirlas. Los autores superficiales, en cambio, confunden. Como decía Nietzsche, el pensamiento de todo auténtico filósofo está inspirado por una gran motivación unitaria, por una fuerza única que nutre y anima todas sus propuestas particulares. Toda su vida, su obra entera, constituye el intento de expresarla ¿Cómo descubrir esta intención fundamental de un autor? Si realmente se trata de una opción personal profunda, esta opción no puede ser homologada con ninguna característica meramente técnica de una filosofía. El estudio de la técnica y de las categorías del pensamiento de un autor es muy importante, es indispensable; pero por sí [2] solo no es suficiente para asomarnos a la opción fundamental del mismo. Esta opción se expresa en las cuestiones filosóficas últimas. Esto es, en cuestiones de naturaleza metafísica. Puede existir, a veces, una tensión entre la técnica filosófica de un autor y su intención profunda. El estudio de esta tensión puede ser iluminador para hacer justicia al pensamiento de ciertos autores. En efecto, en ciertos casos, un autor con una intención profunda realista sólo tiene a mano una técnica filosófica inmanentista, o viceversa. Soren Kierkegaard, el gran existencialista cristiano, criticó al hegelianismo pero, en cierta medida, debió utilizar su lenguaje y sus categorías. Por eso es que puede decirse que existen grandes constantes metafísicas correspondientes a cada alternativa. Ambas posibilidades podrían representarse mediante sendos triángulos, queriendo expresar que cada una de las opciones constituye una constelación de ideas, íntimamente relacionadas, que, si bien pueden ser expresadas de formas muy distintas, repiten un espíritu común y obedecen a una lógica propia. Los vértices de los triángulos representarían, cada uno, uno de las cuestiones fundamentales de la metafísica, una de sus grandes constantes. Los lados del triángulo, representarían la unidad indisoluble que existe entre las constantes metafísicas de determinada opción. A. REALISMO B. INMANENTISMO 2) Dios trascendente 2) Monismo/Dios inmanente 1) Orden natural. 3) Mal como 1) Orden artificial. 3) Mal ontológico, Límites naturales privación Sin finitud necesario, es la Finitud histórico finitud Libertad No hay libertad [3] El mundo En el primer vértice de ambos triángulos, el inferior izquierdo, se representaría la concepción del mundo que cada postura asume. Para la primera de las opciones, este mundo puede y debe ser contemplado, porque en él hay un orden natural. La idea de orden implica la de multiplicidad de elementos, cada uno de los cuales tiene un lugar propio. Cuando, por ejemplo, un ambiente se encuentra ordenado, nos referimos a que cada uno de los objetos que contiene está ubicado en su lugar. Que este orden sea natural significa que ese lugar, que esa armonía, nace con las cosas mismas y no es puesto desde afuera (de hecho, la palabra natural proviene de un verbo latino que significa nacer). Esta idea, a su vez, supone una visión positiva de los límites naturales. Si a una persona le dijéramos que es "limitada", seguramente se sentiría despreciada. No es ésa la idea que esta postura tiene de los límites. Conforme a ella, los límites "no limitan". Esto es así porque, si cada cosa tiene su lugar propio, interior a su ser, los límites serían los guardianes de ese lugar. Los límites, en efecto, distinguirían mi lugar de otros lugares. Los antiguos romanos acuñaron en esta línea el verbo exterminare, exterminar. Como sabemos, exterminar es aniquilar, destruir. Ahora bien, algo es destruido cuando se le sacan sus límites (terminus es límite; ex implica aquí "fuera de") y no cuando se encuentra contenido por ellos. Esta concepción, por lo tanto, afirma la existencia de una auténtica finitud, es decir, de cosas reales limitadas en su ser. Se piensa aquí a los entes finitos como dotados de una consistencia y valor propios. Puede ponérsele nombre a esta primera postura. Podría ser llamada de muchas formas. Entre ellas, una muy universal es realismo. Esta palabra proviene del latín res, cosa. Es decir, se trata de una postura que propone, como primera actitud frente a la