San Pablo Research Papers - Academia.edu (original) (raw)

Grecia fue el centro cultural por excelencia del mundo antiguo. A partir de Tales (624-546 a.C.), los filósofos griegos se habían puesto el problema de la "causa primera", el elemento primordial del cual todo se originó. Tales, pero... more

Grecia fue el centro cultural por excelencia del mundo antiguo. A partir de Tales (624-546 a.C.), los filósofos griegos se habían puesto el problema de la "causa primera", el elemento primordial del cual todo se originó. Tales, pero también Anaximandro y Anaxímenes, habían analizado el concepto de Logos, indicándolo como el medio a través del cual el ser humano llega a tener un conocimiento estable de las continuas transformaciones que suceden en la naturaleza. En el curso de los siglos sucesivos, muchos otros filósofos dominaron el universo cultural helénico y la búsqueda del elemento primordial del universo, como por ejemplo Pitágoras (570-495 a.C.), Heráclito de Éfeso (535-475 a.C.) y Parménides de Elea (510-450 a.C.). También Heráclito y Parménides describieron un Logos implícito en la naturaleza, o sea un proyecto racional que gobierna las cosas y les da las leyes que las subyacen. Para Heráclito, tal proyecto era la armonía de los contrarios, que van siempre juntos (día/noche, bueno/malo), y la realidad es un continuo fluir, discurrir, pero lo que permanece estable es el Logos, tal armonía. Parménides concibe el Logos como el todo, estable, inmóvil, eterno, la verdadera realidad, mientras que todas las cosas que se transforman son solo ilusiones de los sentidos. Fue, sin embargo, con Sócrates (469-399 a.C.), Platón (427-347 a.C.) y Aristóteles (384-322 a.C.) que la filosofía griega llegó a su culmen en la edad clásica. Platón reconoció el alma como inmortal e incorpórea, y Aristóteles reconoció a Dios como "motor inmóvil" o "último acto puro". A partir del 146 a.C. la República romana conquistó militarmente Grecia. Lentamente la cultura latina se fundió con la helenística. Aunque Roma dominaba el mundo mediterráneo desde un punto de vista militar y económico, Grecia seguía siendo el centro cultural del imperio y, además, la lengua griega era considerada la lengua franca del imperio romano. En el siglo I d.C., Atenas ya no era el centro cultural del Mediterráneo, sino que habían surgido nuevos polos de atracción, como Éfeso y Alejandría de Egipto. Justamente en Alejandría, el judío helenizado Filón contribuyó a desarrollar una síntesis entre el Antiguo Testamento y la filosofía helenística. Para Filón, el Logos era entendido como el proyecto de Dios antes de la creación. El Logos era también la palabra de Dios que hace ser, que crea, que habla, es la palabra dotada de sentido profundo y sustancial, una palabra mediadora que acerca cielo y tierra, divino y humano. Justo en aquel mismo período histórico, en Galilea, en Judea y, en fin, en Jerusalén, tuvo lugar el acontecimiento fundamental de la civilización occidental: la predicación y la muerte en la cruz de Jesucristo, que sus secuaces reconocieron como el Mesías, el Hijo de Dios, el Logos encarnado.