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Introducción. La modificación del medio ambiente natural, para albergar las actividades necesarias para la vida de los humanos, es en esencia lo que realizan el conjunto de variados actores vinculados al sector económico de la... more

Introducción. La modificación del medio ambiente natural, para albergar las actividades necesarias para la vida de los humanos, es en esencia lo que realizan el conjunto de variados actores vinculados al sector económico de la construcción. La progresiva urbanización de la población-que a principios de este siglo ya sobrepasa la mitad de la población mundial y que, en 25 años más, se acercará a 70%-y las modificaciones implícitas en el uso del suelo han llevado a que el medio ambiente modificado pase de la condición de sistema "contenido" a la de "contenedor" de ecosistemas. Esto implica un incremento de los riesgos asociados a las amenazas naturales, "puesto que los ecosistemas de la biosfera están cada vez más saturados de sistemas artificiales", con el evidente efecto de reducir sus capacidades de autorregulación y asimilación (Yean, 1999). Venezuela es uno de los países más urbanizados del mundo, con casi 90% de población urbana y cerca de 50% de su población viviendo en barrios pobres, lo que de por sí implica una muy alta vulnerabilidad en todos sus centros urbanos. La catástrofe del estado Vargas y Caracas, ocurrida en diciembre de 1999, reflejó la transformación del área metropolitana de Caracas y su litoral (AMC), de espacio urbano contenido a espacio continente del ecosistema de la serranía del Ávila, con sus potenciales consecuencias. La historia no es nueva: en 1926, cuando el petróleo pasó a ser el primer producto de exportación de Venezuela, se inició un éxodo rural-urbano y un creciente ritmo de urbanización de la población. En aquel momento, y hasta inicios de los años 40, Caracas, Petare y los pueblos del litoral de Caracas, hoy estado Vargas (Catia la Mar, Maiquetía, La Guaira, Macuto, Naiguatá, La Sabana, Chuspa), eran pequeñas localidades y pueblos "contenidos" en el ecosistema del Ávila, sector de la cordillera de la costa. Los deslaves y aludes que habían ocurrido a lo largo de la historia geológica del Ávila todavía no provocaban contingencias pues entonces esos pueblos vivían en armonía con su ambiente natural. Ya para noviembre de 1938 las torrenciales aguas del río Maiquetía (Piedra Azul) "destruyeron innumerables viviendas construidas imprevisiblemente cerca de su cauce, ocasionando muchas víctimas entre sus pobladores" (Rohl, 1950). En 1948 y en 1951 se repitieron devastadores aludes y desbordes que afectaron 104 Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales todo el litoral, particularmente las hoyas de los ríos Piedra Azul, Osorio, Punta Mulatos o Cariaco, Escondido o Macuto, El Cojo y Camurí Chico. Para entonces el ecosistema del Ávila ya estaba contenido dentro del espacio urbano de Caracas que continuaba creciendo desordenadamente, a costa del medio ambiente natural que ahora rodeaba, 1