Teoría del conocimiento Research Papers (original) (raw)
Como se sabe, a partir del surgimiento de la corriente pragmatista -a raíz de la formulación por parte de Charles S. Peirce de la máxima pragmática- la noción de “verdad” ha ocupado un lugar central en su modo peculiar de pensar. Tal es... more
Como se sabe, a partir del surgimiento de la corriente pragmatista -a raíz de la formulación por parte de Charles S. Peirce de la máxima pragmática- la noción de “verdad” ha ocupado un lugar central en su modo peculiar de pensar. Tal es el peso que esta cuestión tiene desde el origen del pragmatismo que el más reconocido de sus representantes, William James, llegó a decir que el pragmatismo debe entenderse como una teoría de la verdad. En este sentido, me resulta desmesurada la postura rortiana en tanto que pretende interpretar al espíritu pragmatista como una actitud filosófica que considera que respecto de la verdad, como así también de otras nociones epistemológicas, no hay algo interesante para decir más allá de lo que pueda pensarse dentro de determinadas prácticas sociales. Más que una interpretación del movimiento pragmatista, Rorty efectúa una relectura forzada llevando agua para su molino neopragmatista. Es cierto que Dewey y James no son Peirce, pero lejos están de encarnar claros antecedentes del espíritu rortiano, el cual explica el conocimiento en términos de solidaridad y la verdad en términos de un acuerdo no forzado de un grupo particular. Tales nociones rortianas de verdad y conocimiento enclavadas en el culturalismo permiten ubicar tanto a James como a Dewey fuera de la jurisdicción del neopragmatismo radical y, consecuentemente, acercarlos al reformismo tal y como pretende Haack. En efecto, la fundadora del fundherentismo distingue entre un pragmatismo reformista y un pragmatismo radical. El primero, a cuya cabeza se ubica Peirce, va a reconocer la validez de las problemáticas tradicionales sobre la verdad, el conocimiento y la realidad, aceptando cierta objetividad en torno a ellas. En cambio, el segundo, llamado también pragmatismo revolucionario o vulgar, no reconoce legitimidad alguna a las cuestiones epistemológicas fuera de las prácticas sociales, y rechazan todo tipo de objetividad en relación al conocimiento, a la verdad y a la realidad. A partir de esta distinción Haack coloca a Dewey y a James a medio camino entre el reformismo y el radicalismo, por lo que pasarían a integrar un pragmatismo intermedio en donde algunos de sus miembros se acercarían más al reformismo, otros al radicalismo. Sin embargo, Del Castillo considera vanos los esfuerzos por parte de Haack para acercar a James y a Dewey al reformismo peirceano. Por el contrario, sostiene que ambos filósofos integran las filas del radicalismo, aunque un radicalismo distinto del de Rorty. Sin ánimos de participar de la polémica, al menos en esta oportunidad, encuentro más acertada la propuesta de Susan Haack pues, sencillamente, entiendo que para ambos filósofos sí tiene cierta legitimidad e importancia la reflexión en torno a las tópicas epistemológicas, especialmente, en torno a la noción de verdad.
Dejando de lado tales disputas, deseo señalar que es opinión de muchos considerar la teoría pragmática de la verdad como aquella que identifica la verdad con lo útil, con lo que funciona, o bien con lo que nos provoca satisfacción. Como corolario, quienes así entienden la teoría pragmatista de la verdad, ven en el pragmatismo una corriente de pensamiento oportunista, inescrupulosa y relativista, en la que todo vale en tanto se satisfaga nuestros intereses personales o de una determinada comunidad, y esto –sostienen– acarrea nefastas consecuencias ético-políticas como la legitimación del uso de la fuerza, la aceptación de la supervivencia del más fuerte, la justificación del imperialismo o del totalitarismo, entre otras. Tal cuestión interpretativa no carece de relevancia, prueba de ello es que filósofos de gran talla como Russell y Moore interpretaron la teoría de la verdad pragmática en modo semejante. En este sentido, y a fin de zanjar esta cuestión, el objeto del presente trabajo será explicitar la concepción acerca de la verdad que sostiene el filósofo John Dewey y sus réplicas a este impropio modo de interpretar al pragmatismo.