Wegener, el visionario de Pangea (original) (raw)
Las ideas visionarias de este explorador y cient�fico pionero nos revelaron un planeta cambiante y din�mico, en el que los continentes, lejos de ser entidades est�ticas, se mueven y transforman de manera continua.
Actualizado 02/11/201512:43
Hace unos trescientos millones de a�os todos los continentes estaban unidos en una masa �nica denominada Pangea. Desde entonces, aquel supercontinente se fue fragmentando y sus pedazos han ido separ�ndose entre s� hasta configurar los continentes en los que vivimos hoy. Estas eran algunas de las ideas que Alfred Wegener expon�a hace ahora exactamente un siglo en su revolucionaria obra El origen de los continentes y los oc�anos. Esta teor�a, que fue ridiculizada y denostada en un principio, se encuentra hoy plenamente vigente pero necesit� de medio siglo para ganarse la aceptaci�n de la comunidad cient�fica y para desarrollar todas sus profundas implicaciones que alcanzan a la geograf�a, la geolog�a, la geof�sica y la oceanograf�a.
El hombre que ide� esta teor�a, Alfred Wegener, nacido en Berl�n el 1 de noviembre de 1880, so�aba desde ni�o con la exploraci�n de Groenlandia. Todos sus juegos, y sus actividades posteriores ya como adolescente o aun como estudiante universitario, no eran m�s que un entrenamiento para el d�a en que visitase las tierras �rticas. Estudi� f�sica, meteorolog�a y astronom�a y se doctor� en esta �ltima disciplina en 1905 por la hoy llamada Universidad Humboldt de Berl�n. En sus primeros a�os como profesional se dedic� a la meteorolog�a, realizando junto con su hermano Kurt (dos a�os mayor que �l) trabajos pioneros que usaban sondas en globo. En abril de 1906, los hermanos Wegener batieron un r�cord al permanecer durante cincuenta y dos horas y media suspendidos en uno de estos globos. Tambi�n en 1906, Alfred Wegener viaj� por primera vez a Groenlandia, dentro de una expedici�n danesa, y tom� diversas medidas del clima �rtico. Desde su regreso y hasta el inicio de la I Guerra Mundial imparti� clases en la Universidad de Marburgo y escribi� una de sus obras m�s importantes, Termodin�mica de la atm�sfera, que llegar�a a ser un libro de texto cl�sico de meteorolog�a.
Parece que fue en el oto�o de 1911 cuando Alfred Wegener qued� intrigado por las similitudes entre f�siles, tanto de animales como de plantas, hallados a ambos lados del Atl�ntico, lo que le impuls� a iniciar una cuidadosa compilaci�n de coincidencias entre organismos de los distintos continentes. La ciencia ortodoxa de la �poca explicaba estos casos suponiendo que, en alg�n tiempo, las grandes masas terrestres hab�an estado conectadas por puentes de tierra que se hab�an hundido despu�s.
Pero cuando Wegener se dio cuenta de que el per�metro de la plataforma continental (que es ligeramente diferente del perfil costero) del oeste de �frica encajaba bien con el del este de Sudam�rica y, m�s a�n, que las plataformas continentales de la Ant�rtida, Australia, India, Madagascar y Sud�frica encajaban entre s� casi exactamente, como las piezas de un rompecabezas, comenz� a elaborar la idea de que los continentes actuales hab�an estado todos agrupados en el pasado en un supercontinente �nico al que denomin� Pangea. Al estallar la I Guerra Mundial, Wegener fue alistado en el ej�rcito alem�n pero, tras resultar herido en el frente de B�lgica, acab� siendo transferido al servicio meteorol�gico militar, lo que sin duda le permiti� seguir perfilando sus ideas. Durante cuatro a�os compil� argumentos de todo tipo en favor de su teor�a y redact� el magn�fico libro publicado finalmente en 1915, es decir, en plena guerra.
Varios cent�metros por a�o
El origen de los continentes y los oc�anos fue revisado en sucesivas ediciones que vieron la luz en 1920, 1922 y 1929, en las que desarroll� nuevos argumentos para tratar de vencer la resistencia con que la ciencia ortodoxa acog�a estas ideas. Pero esta resistencia fue hostil durante largas d�cadas, en parte porque el mecanismo f�sico de la deriva continental no se comprend�a bien. Ser�a la exploraci�n exhaustiva de los fondos oce�nicos a partir de 1950 lo que aportar�a una prueba contundente en favor de la teor�a de la deriva continental. Se comprendi� entonces que la teor�a de Wegener erraba al suponer que los continentes se sumerg�an en los fondos de los oc�anos, pues se observ� que continentes y fondos oce�nicos forman parte de unas entidades mayores denominadas "placas tect�nicas".
Se descubri� adem�s que las placas tect�nicas flotan y se desplazan sobre la capa inferior de la Tierra, que se encuentra a unos centenares de kil�metros de profundidad (la astenosfera), y que las zonas en que concurren dos placas son regiones de gran actividad s�smica y volc�nica. En esos lugares en que dos placas entran en contacto pueden elevarse grandes cordilleras como el Himalaya o los Andes, y cuando una placa se sumerge bajo otra, en las denominadas zonas de subducci�n, se originan grandes fosas, como las observadas junto a las costas de islas volc�nicas y continentes. Por ejemplo, en el Pac�fico occidental se conocen seis estrechas trincheras con profundidades que superan los diez kil�metros. Las velocidades de deriva de los continentes, que alcanzan valores de varios cent�metros por a�o, se miden hoy directa y rutinariamente mediante diferentes m�todos que utilizan sat�lites y observaciones astron�micas.
Wegener viaj� en cuatro ocasiones a Groenlandia, y all� morir�a en 1930, un d�a despu�s de cumplir los 50 a�os de edad, cuando sufri� un ataque al coraz�n tras transportar v�veres para sus colegas en una dificil�sima misi�n entre los dos campamentos en que se hab�a dividido la expedici�n. Se estima que su cuerpo se encuentra hoy en el mismo lugar de su muerte, donde fue enterrado por un compa�ero, pero bajo m�s de 100 metros de nieve y hielo que han ido acumul�ndose all� desde entonces.
Al igual que sus expediciones so�adas a Groenlandia, su so�ada Pangea tambi�n se hizo realidad, una realidad cient�fica que ha llegado a ser una de las caracter�sticas m�s distintivas de la Tierra primitiva. Las ideas visionarias de este explorador y cient�fico pionero nos revelaron un planeta cambiante y din�mico, en el que los continentes, lejos de ser entidades est�ticas, se mueven y transforman de manera continua. Estas ideas, que han tenido un enorme impacto en todos los estudios de la Tierra, han hecho que Wegener sea reconocido hoy, final y merecidamente, como el autor de una de las mayores revoluciones de la ciencia contempor�nea.
(*) RAFAEL BACHILLER es astr�nomo, Director del Observatorio Astron�mico Nacional-IGN y miembro de la Real Academia de Doctores de Espa�a. Art�culo publicado en el n�mero 196 de La Aventura de la Historia.