Discípulos y melómanos despiden a Celia Álvarez Blanco: "Dará su mejor concierto en el cielo" (original) (raw)
Discípulos y admiradores, profesionales de la música y el canto, antiguos compañeros y melómanos arroparon ayer a la familia de Celia Álvarez Blanco, fallecida el pasado sábado a los 91 años, en el concurrido y cálido funeral con el que la despidieron en la basílica de San Juan el Real. Celia Álvarez Blanco, soprano que hizo carrera entre España e Italia, la primera asturiana que actuó en una ópera en el teatro Campoamor y catedrática de Canto del Conservatorio de Oviedo, se fue envuelta en agradecimiento y buenos recuerdos. Dos de sus antiguas alumnas, Yolanda Montussé y Belén Genicio, la acompañaron con sus voces, por última vez, y con Saúl Hernández Álamo al órgano.
El párroco de San Juan el Real, Francisco Javier Suárez, ofició, junto a otros dos sacerdotes, el funeral por Celia Álvarez Blanco. "Hoy dará su mejor concierto en el cielo", predijo, después de haber alabado su faceta profesional y su fe cristiana. "Era una gran profesional del canto", declaró, rememorando cómo, con su gran conocimiento de la voz, ayudó a un sacerdote de la diócesis, el ya fallecido Ezequiel Fernández, tras un grave accidente de tráfico. Era, añadió, además, "una mujer ejemplar, creyente, amiga, compañera, que había conquistado nuestro aprecio" y luego dedicó palabras de ánimo a la "familia que tanto la llora y tanto la echará de menos". Celia Álvarez Blanco no tenía hijos, pero sí varios sobrinos –María Elvira, María Jesús, María Celia, Verónica, Belén, Begoña, Paloma, Arancha y Pelayo–, que, con parientes y allegados, ocuparon las primeras filas durante la celebración religiosa. "Su vida no cabe en el agujero del nicho, ahora tiene un final feliz al lado de Dios", los alentó el párroco de San Juan, refiriéndose a sus cualidades y su contribución a la sociedad.
Entre las muchas personas que acudieron a despedirla estuvieron el presidente de la Ópera de Oviedo, Juan Carlos Rodríguez-Ovejero, y su director artístico, Celestino Varela; la presidenta de la Fundación Musical Ciudad de Oviedo, Pilar Rubiera; profesores del Conservatorio y de la Universidad, algunos antiguos discípulos y compañeros, compositores y músicos como Ana Cristina Tolivar, Ramón Sobrino, María Ablanedo, Fernando Agüeria, Manuel Fernández Avello –que fue director del Conservatorio–, Santiago Ruiz de la Peña –actual director–, Daniel Tarrio –que es además concejal del PP del Ayuntamiento de Oviedo–, Emilio Cuesta, Covadonga de la Riva y Amador Fernández.
Durante la ceremonia religiosa Montussé y Genicio se turnaron para interpretar el "Pie Jesu", del "Requiem" de Fauré, y el "Ave María" de Gounod.
Las cenizas de Celia Álvarez Blanco reposan en el columbario familiar en la iglesia de San Melchor de Quirós y, como es costumbre, la parroquia de San Juan le dedicará la misa del próximo domingo, al mediodía, y el rezo del rosario durante la semana que viene.
Celia Álvarez Blanco había nacido en 1933 en Blimea, en el concejo de San Martín del Rey Aurelio, y fue la menor de tres hermanos. Cuando tenía 3 años su familia se trasladó a Gijón. Emprendió su educación musical de la mano de José Antuña, director de la Banda de Música de Candás, y la continuó con el barítono ovetense Vicente Galindo y con su alumno, y también cantante y profesor, Manuel Santullano. Se matriculó en el Conservatorio de Oviedo, hizo sus exámenes en el Conservatorio de Madrid y los revalidó en 1955, obteniendo el premio fin de carrera.
En 1953, con 20 años, se presentó ante el público ovetense, en un recital en el paraninfo de la Universidad y acompañada al piano por el entonces director del Conservatorio, Mario Nuevo, y por la Sinfónica de Asturias, con Ángel Muñiz Toca a la batuta.
Continuó luego su formación en Italia, en la Accademia Chigiana de Siena primero y más tarde en el Conservatorio de Milán. Desde mediados de los años 50 y hasta bien entrados los 60 alternó recitales, concursos y formaciones en Italia y España.
En la XIV Temporada de Ópera de Oviedo, en 1961, interpretó el papel de Musseta en "La Bohème", de Puccini, y se convirtió en la primera soprano asturiana en cantar en el teatro Campoamor. Actuó en conciertos emitidos por Televisión Española y Radio Nacional y en 1965 viajó a Puerto Rico, a dar recitales en varias ciudades y en la televisión de aquel país. En 1980 cantó en el concierto que, con motivo de la constitución de la Fundación Príncipe de Asturias y coincidiendo con la visita de los entonces reyes, Juan Carlos y Sofía, y su hijo, se organizó en el hotel de la Reconquista.
En 1968, Celia Álvarez Blanco ingresó como profesora interina de Canto en el Conservatorio Provincial de Música de Oviedo y al año siguiente obtuvo la cátedra de Canto.
Suscríbete para seguir leyendo