Elena Ronzón, La revista Theoria y los orígenes de la filosofía de la ciencia en España, El Basilisco 1983 (original) (raw)

El Basilisco

El Basilisco, revista de filosofía fundada en 1978 por Gustavo Bueno


El Basilisco, número 14, julio 1982-febrero 1983, página 9

La revista Theoria y los orígenes de la filosofía de la ciencia en España

El Basilisco, número 14, julio 1982-febrero 1983, páginas 9-40.

En 1952 comenzó a publicarse en Madrid Theoria, primeramente como Cuaderno, y más tarde como Revista trimestral de Teoría, Historia y Fundamentos de la Ciencia. Esta publicación fue fruto, en buena parte, del entusiasmo e impulso de su primer y único director: Miguel Sánchez-Mazas. La empresa, sin embargo, habría de ser breve: apenas cuatro años durante los cuales salieron a la luz nueve números en seis volúmenes. En 1955, se publicaba el último número, y, con la salida de España de Sánchez-Mazas, la posibilidad de su reanudación quedaba, al menos de momento, truncada.
Treinta años después vamos a volver sobre Theoria. No para «_rescatar_-la», porque no es necesario recobrar lo que nunca cayó en poder ajeno; ni tampoco para «_recuperar_-la» (volver a adquirir lo que antes se tenía), porque a Theoria siempre (y no sólo antes) la han tenido (algunos, al menos) presente; sino que se trata más bien de «reconocerla». Lo que significa, entre otras cosas: «Examinar con cuidado a una persona o cosa para enterarse de su identidad, naturaleza y circunstancias»; «registrar, mirar por todos sus lados o aspectos una cosa para acabarla de comprender o para rectificar el juicio antes formado sobre ella»; y también, «confesar con cierta publicidad la dependencia, subordinación o vasallaje en que se está respecto de otro o la legitimidad de la jurisdicción que ejerce»; «confesar la certeza de lo que otro dice o la obligación de gratitud que se le debe por sus beneficios»; y, como, además, reconocer es «distinguir de los demás a una persona cuya fisonomía por larga ausencia o por otras causas se tenía ya dudosa o confundida», y también «considerar, advertir o contemplar», nada, pues, más ajustado a nuestro propósito: examinar los contenidos de Theoria para apreciar su identidad, su naturaleza y las circunstancias de su desarrollo, así como otras que contribuyeron a su aparición; y también lo que a este respecto otros, al ocuparse de ella, han señalado. Ya hemos dicho que, a pesar de su corta existencia, Theoria siempre, de un modo u otro, ha estado presente: no ya sólo desde la historia, incorporada de hecho en bibliografías o referencias generales, sino también, para nosotros, a través de la información directa de los que la conocieron y, también, de quienes la hicieron: muchos de éstos (Sánchez-Mazas, Carlos París, Gustavo Bueno, Drudis Baldrich...) tratan antes y después temas análogos, y se han movido en un campo de intereses similares a los que inspiraron Theoria; lo cual, dicho sea de paso, nos confirma también que Theoria no surge de la nada, sino que se sitúa en una cierta tradición, aunque sea pequeña; una situación anterior, que, si no explica, al menos justifica, la existencia posterior, en España, de algo en esa línea.

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