Nimio de Anquín, Filosofía y Religión (original) (raw)
Filosofía y Religión
Actas del Primer Congreso Nacional de Filosofía (Mendoza 1949), Universidad Nacional de Cuyo, Buenos Aires 1950, tomo I, págs. 197-211.
(Primera sesión plenaria, 1º de abril de 1949.)
1. Para determinar las relaciones –si las hubiere– entre religión y filosofía, comenzaremos preguntándonos qué es religión. En términos latos es la relación del hombre a Dios. No es relación con sino relación a, porque si fuese con diría una religación, es decir, implicaría anticipar la posibilidad de una unión, lo cual por ahora no afirmamos. Queremos solamente situar al hombre dirigido hacia la Divinidad, pero sin haberse comprometido con ella. Por cierto que nos referimos a la religión en un sentido subjetivo o personal y no a la religión en sentido objetivo (complexus veritatem et praecepta). Tampoco nos referimos a la religión revelada. La religión presupone un acto interior de conocimiento, mas, si este conocimiento fuese absolutamente racional, la religión sería una forma de la vida de la razón. Claro es que hay elementos racionales en el acto religioso, pero no son ellos los que predominan: el homo religiosus no es necesariamente el homo rationalis. Cuando, por ejemplo, el hombre religioso ora, no razona, sin que digamos que la oración esté en contra de la razón; simplemente prescinde de ella. Por ello preferimos decir que la religión presupone un acto interior de "aceptación". El sujeto religioso acepta, sin razonar necesariamente, la existencia de algo y se dirige a él. Este acto de aceptación es fundamental y sin él no hay religión. Pero la aceptación supone un aceptado, algo que es presentado al aceptante. ¿Quién es este aceptado, este presentado? Es un ser que decide mi aceptación. En el acto religioso el ser es la Divinidad. Luego la Divinidad está antes que el acto religioso de aceptación. Y la Divinidad ¿de dónde procede? ¿Acaso de un acto de inteligencia? Tal vez así sea, pero conformémonos con decir que está puesta ante el hombre religioso, que la acepta por un acto de voluntad. (Et ideo religio, quae est in voluntate, ordinat actus aliarum potentiarum ad Dei reverentiam). El acto religioso presupone, entonces, la Divinidad como puesta ante y antes pero sin que esta Divinidad sea necesariamente racionalizada, aunque puede estarlo. En este trasfondo del acto religioso puede darse una Divinidad deducida, pero también puede acaecer que la Divinidad esté simplemente puesta, sin proceso, sin discurso.
Facsímil del original impreso de esta parte en formato pdf