Donald Brinkmann, El hombre y la técnica (original) (raw)
El hombre y la técnica
Mensch und Technik
Actas del Primer Congreso Nacional de Filosofía (Mendoza 1949), Universidad Nacional de Cuyo, Buenos Aires 1950, tomo I, págs. 257-269.
(Segunda sesión plenaria, 2 de abril de 1949.)
Si con motivo de una amistosa invitación os hablo hoy sobre el tema El hombre y la técnica, tengo conciencia, desde un comienzo, de una dificultad fundamental: ¿qué puede decir un filósofo sobre este problema? ¿Es realmente competente para intervenir en la discusión? La filosofía y la técnica parecen ser dos mundos que se enfrentan como totalmente extraños uno a otro, que no poseen ningún punto de contacto, o que, si una vez se encontraran, sólo podrían hacerlo para oponerse mutuamente. En rigor, el estruendo y la laboriosidad de la industria, características de la técnica moderna ¿qué relación pueden tener con el recogimiento y el silencio que rigen en el gabinete de trabajo del filósofo? ¿No se abre aquí un abismo, infranqueable, prescindiendo de cómo se intente precisarlo literalmente? Aquí civilización, allí cultura; aquí el reino de la vita activa, allí el reino de la vita contemplativa; aquí praxis, allí theoria. ¿Qué es lo que vincula ambos mundos: la técnica y la filosofía? La imagen que se ofrece al primer golpe de vista, no parece darnos esperanza alguna; y así la elección del tema El hombre y la técnica es poco promisoria para una conferencia. Y sin embargo, al ahondar más en la cuestión, en seguida pueden establecerse rasgos comunes que, pese a toda diferencia de detalle, denotan una posible afinidad espiritual de índole general entre filosofía y técnica. En primer lugar tiene que llamar la atención la pretensión de universalidad con la que ambas disciplinas encaran el mundo. Siempre, de una manera renovada la filosofía, desde los tiempos de los filósofos jónicos de la naturaleza hasta los representantes del existencialismo actual, ha elegido como tema del conocimiento humano el Dasein en su plena extensión. Aun cuando se trata manifiestamente tan sólo del interrogante acerca del Dasein humano, de la existencia humana, el conocimiento filosófico tiene que mantener la visión del dominio extrahumano de la existencia para destacar y diferenciar frente a éste la peculiaridad del ser hombre.
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