Luis Pareyson, La filosofía italiana contemporánea (original) (raw)
La filosofía italiana contemporánea
Actas del Primer Congreso Nacional de Filosofía (Mendoza 1949), Universidad Nacional de Cuyo, Buenos Aires 1950, tomo I, págs. 480-492.
(Cuarta sesión plenaria, 5 de abril de 1949.)
No es fácil trazar brevemente un cuadro completo de la filosofía italiana contemporánea. Las corrientes son tan numerosas y las individualidades tan definidas que todo lineamiento asumiría forzosamente el aspecto de una esquematización artificial, destinada a deformar o cercenar alguna de las partes vivas de este conjunto tan diverso y complejo. Podría decirse, por ejemplo, que las corrientes de la filosofía italiana contemporánea son cuatro: espiritualismo, existencialismo, problematicismo y tomismo. Pero, presentado de esta manera, el cuadro sería fundamentalmente falso, ya sea porque cada una de estas corrientes se resuelve a su vez en una gama de matices que se perderían en la denominación común, ya porque ellas interesan especialmente en cuanto se las considera como puntos de llegada formados a expensas de partes extremadamente diversas y a través de caminos claramente diferenciados, sea, en fin, porque una vez puestos en actitud de recurrir a simplificaciones se podría presentarlas como líneas de fuerzas opuestas, lo cual si bien caracteriza la situación general de la cultura de hoy, especialmente en los países europeos, llevaría el discurso demasiado lejos, envolviéndolo además en complicaciones extrafilosóficas. También podría buscarse el significado general de la situación actual de la filosofía italiana y afirmar que éste consiste en la crisis del idealismo, pero semejante esquema no obstante ser parcialmente exacto es demasiado simple para ser verdadero. En efecto, por una parte, el idealismo, a pesar de haber sido durante mucho tiempo la filosofía dominante, no puede decirse que haya sido la única, porque, sordamente y en tono menor, éste se vio acompañado de un aflorar de corrientes que se iban vigorizando a medida que aquél declinaba, y por la otra, los aires antiidealistas a los que se asiste hoy, nunca han llegado al grado de negar algunos de los resultados del idealismo, sino que más bien en gran parte los aceptan, consciente o inconscientemente, dándoles cabida en nuevas formas de pensamiento.
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