Nimio de Anquín, Derelicti sumus in mundo (original) (raw)

Nimio de Anquín, Derelicti sumus in mundo | Mendoza 1949

Derelicti sumus in mundo

Actas del Primer Congreso Nacional de Filosofía (Mendoza 1949), Universidad Nacional de Cuyo, Buenos Aires 1950, tomo II, págs. 959-967.
(Sesiones: III. Filosofía de la existencia.)

1. Lo más corriente es que el hombre no mire nada: ve todas las cosas y no mira nada. Porque ve las cosas sin reparar en ellas, sin parar mientes en ellas. Y sin embargo no cesa de verlas. Ve las cosas externas y acaso alguna vez interiormente, pero rara vez mira. Este es el sentido del "¿Teniendo ojos no veis?". Aquí "ojos" está puesto por "ver" y "veis" por "mirar". Y ello es más patente en la curación del ciego de Betsaida. Primeramente Jesús lo escupió en los ojos y le impuso las manos y entonces el ciego vio a los hombres como árboles, andando. Es decir, veía, pero no miraba. Luego le impuso nuevamente las manos en los ojos y vio ya distintamente, "veía (miraba) de lejos distintamente todas las cosas" (sensu scilicet et intellectu perfecte curatus). Logró por la doble imposición la doble facultad de ver y mirar y por esto ya no podía entrar en la aldea, es decir en el mundo de la ilusión, ni decir nada a nadie o sea no decir nada al vulgo, que es nadie.

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