Roger Labrousse, Libre albedrío tomista y siervo albedrío luterano (original) (raw)
Libre albedrío tomista y siervo albedrío luterano
Actas del Primer Congreso Nacional de Filosofía (Mendoza 1949), Universidad Nacional de Cuyo, Buenos Aires 1950, tomo III, págs. 1968-1974.
(Sesiones: XII. Historia de la filosofía.)
Desde la Antigüedad hasta el siglo XVIII el problema de la libertad no se planteó generalmente en términos filosóficos sino más bien teológicos. La vida cristiana ofrecía entonces mayor interés que la vida «natural» y, por lo tanto, las doctrinas tenían que explicar cómo la libertad del hombre justificado puede cooperar con la gracia de Dios. Examinaremos brevemente dos soluciones típicas: la de Santo Tomás y la de ciertos teólogos protestantes.
a) La cooperación por medio del libre albedrío tomista A primera vista, los principios que fundamentan la teoría tomista de la gracia no parecen llevarnos a la idea de una cooperación del hombre con Dios en la obra de salvación. Pues toda la iniciativa debe corresponder a Dios, no al hombre y, por ser «eficaz», la gracia produce directamente en el alma todo el bien que quiere participarle. No hay gracia «suficiente» conforme al sentido molinista de la palabra, es decir, aquella que el libre albedrío es siempre dueño de aceptar o rechazar: la gracia tomista alcanza infaliblemente su meta, y la voluntad debe someterse a la moción divina. No obstante, dicha voluntad permanece libre y coopera: éste es el problema.
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