Luis Vidart Schuch 1833-1897 (original) (raw)

Luis Vidart SchuchMilitar, escritor e historiador de la filosofía española, nacido en Madrid el 27 de agosto de 1833, hijo del médico Bruno Vidart y de Isabel Tomasa Schuch. Después de haber estudiado latín y ciencias físico-matemáticas ingresó en el Colegio de Artillería de Segovia (1847). En diciembre de 1853 era ya teniente de artillería, y como tal intervino en la represión de las jornadas revolucionarias de julio de 1854 y de julio de 1856, siendo premiado su ardor con el grado de capitán y la cruz de primera clase de San Fernando. Desde muy joven colaboró en las principales revistas de Madrid, especialmente en La Semana y el Semanario Pintoresco. A comienzos de 1861 fue destinado a Tetuán, donde permaneció hasta el abandono de la plaza por las tropas españolas (2 de mayo de 1862). Sirvió unos años en el servicio de guarnición de Sevilla, donde contrajo matrimonio con Josefa María de Vargas Machuca y Gironda de Haro, hija de los barones de Tormoye. En el ambiente propicio de Sevilla se despertaron sus preocupaciones filosóficas; allí fue elegido miembro de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. Trasladado a Madrid se implicó en las actividades del Ateneo (en 1866 era secretario de la Sección de Ciencias Morales y Políticas) sin olvidar sus obligaciones militares: se distinguió en la represión de los sublevados el 22 de junio de 1866, logrando ese día la cruz de primera clase del Mérito Militar.

Por esos días del verano de 1866 publicó el libro titulado La filosofía española, indicaciones bibliográficas (Imprenta Europea, Madrid 1866, 406 págs.), que puede considerarse como la «primera historia de la filosofía española escrita en español» (pero no la «primera historia de la filosofía española», calificativo que correspondería a la Historia Philosophiae Hispanae, publicada en 1858 en latín por el jesuita José Fernández Cuevas, nacido en Oviedo). Marcelino Menéndez Pelayo asegura que el libro de Vidart es «apreciable como ensayo, no bibliográfico, según impropiamente se intitula, sino expositivo, y más aún que expositivo, _crítico._» LCE (edic. nac., tomo I, pág. 127.) Desde junio de 2000 La filosofía española de Vidart puede leerse libremente por internet, gracias a la edición dispuesta por la Biblioteca Filosofía en español: http://filosofia.org/aut/vid/1866fe.htm

«En la noche del lunes asistimos al Ateneo Militar y unimos nuestros aplausos a los del público, al ver el espíritu verdaderamente reformista y democrático que allí domina. El Sr. Vidart pronunció una elocuente improvisación acerca del reemplazo del ejército, que fue muy aplaudida por la concurrencia, compuesta por militates en su mayoría. Las ideas del Sr. Vidart, verdaderamente revolucionarias, sus elevadas consideraciones y la severa crítica que hizo de ciertos libros y de ciertos generales, le valieron grandes muestras de aprobación.
Sostuvo que el soldado voluntario es superior al quinto, cuya dignidad de hombre no se reconoce; abogó por el armamento nacional; demostró que el ejército permanente ha sido insuficiente, así en las guerras civiles como internacionales, declarando que el ejército se halla en decadencia y necesita subsistir con lo que viene, dando mayor instrucción al soldado y al oficial, y aboliendo antiguos privilegios e inveterados abusos, y terminó diciendo que el egoismo de la clase media ha producido las justas protestas de La Internacional: felicitamos a tan distinguido oficial por su brillantísimo discurso.» (Enrique Rodríguez Solís, «Revista general», en La Ilustración Republicana Federal, Madrid, 30 de julio de 1871, año I, número 7, página 112.)

Ascendió Vidart a comandante de artillería por antigüedad, y en 1871 fue enviado a Francia, en comisión de servicios, para estudiar la guerra francoprusiana. En 1872 fue elegido, por el partido democrático, diputado a Cortes por dos distritos diferentes, optando por el de Albocácer, participando en las actividades del Parlamento. En 1873 pidió el retiro, ascendió a teniente coronel en premio a sus escritos militares, dejó la política activa y se dedicó de lleno a sus aficiones literarias (cultivó la novela, la poesía, la crítica y el periodismo), colaborando habitualmente en Revista de España, La Ilustración Española y Americana, La España Moderna, Revista Contemporánea, Blanco y Negro, &c. Elegido miembro de la Academia de la Historia, leyó su discurso de ingreso el 10 de junio de 1894, acerca de la Utilidad de las monografías para el cabal conocimiento de la Historia de España. Falleció en Madrid el 9 de septiembre de 1897.

Según Gumersindo Laverde y Marcelino Menéndez Pelayo, las preferencias ideológicas y filosóficas de Luis Vidart habrían evolucionado de un catolicismo liberal a otro impío, transitado por el krausismo, atravesado el pesimismo como discípulo de Hartmann y Schopenhauer, para acabar rondando el budismo.

Tres menciones a Vidart del epistolario de Juan Valera a Gumersindo Laverde

«También me alegraría yo de prologar la obra de Vidart, mas para esto necesitaría leerla y mi prólogo no merece el extravío de enviarme aquí la obra toda en prueba y el retardo que se seguiría en la publicación. En fin, sobre todo esto Vd. hará lo que guste, seguro de que la voluntad es lo que menos me falta. Debo advertirle, sin embargo, que la voluntad mía vale poco, tiene poquísima fuerza. Así pues, si Vd. quiere que yo prologue o prologuice, fije un plazo y si dentro de él no he mandado los prólogos, no cuente con ellos.» Francfort 3 de abril de 1866 (nº 60 edición María Brey)

«Vengan, con todo, esos artículos de Vd. y los fragmentos de la obra de Vidart y yo procuraré escribir ambos prólogos con los cuales me honraré muchísimo.» Francfort 26 de abril de 1866 (nº 61 edición María Brey)

«He tenido el propósito de escribir y publicar en La Época una serie de artículos sobre la Filosofía en España, donde hablaría extensamente de nuestras ideas, del libro de Vidart y del plan de Azcárate. Esto no puede decirse que ha quedado solo en proyecto, pero ha sido más vergonzoso. He escrito dos cuartillas y se acabó.» Madrid, 18 de junio de 1867 (nº 83 edición María Brey)

Cuatro menciones a Vidart escogidas de las obras de Marcelino Menéndez Pelayo

«Esta carta de mi amigo Laverde puede servir de cumplida respuesta, no sólo a la del Sr. Azcárate (que tuvo buen cuidado de no mentarme en la suya, él sabrá por qué: sin duda por desprecio de sectario), sino a lo que apunta D. Luis Vidart en unos artículos sobre la Historia literaria de España, insertos en la Revista Contemporánea. El Sr. Vidart, que ha escrito un libro sobre la filosofía española, no incurre ni podía incurrir en tan enormes yerros como otros racionalistas, llamando, v. gr., como el Sr. Azcárate, siglo de absoluta nulidad científica al siglo en que un español, Jesuíta por añadidura, creó la Filología comparada. Tales cosas se quedan para los krausistas, y el Sr. Vidart a estas fechas ya no lo es. Pero, con todo eso, tiene por irrefutable el argumento del Sr. Azcárate de «que sin duda debió interrumpirse el movimiento a fines del siglo XVI, porque si así no fuese, ahora no ignoraríamos nuestro pasado científico». A lo cual responderé con dos o tres proposiciones, para no repetir cosas ya dichas (...)» LCE (edic. nac., tomo I, pág. 265.)

«Con el título de La Filosofía española; indicaciones bibliográficas, publicó D. Luis Vidart en 1866 una colección de apuntamientos acerca de nuestros filósofos, apreciable como ensayo, no bibliográfico, según impropiamente se intitula, sino expositivo, y más aún que expositivo, _crítico._» LCE (edic. nac., tomo I, pág. 127.)

«D. Luis Vidart, católico entonces, aunque con puntas de católico liberal, y luego decididamente impío (El panteísmo germano-francés).» HHE (edic. nac., tomo VI, pág. 414, nota 1.)

«Del artillero Vidart, que antes fue católico y luego krausista, dicen ahora que se inclina al pesimismo de Hartmann y Schopenhauer.» HHE (edic. nac., tomo VI, pág. 478, nota 1.)

Diez y seis menciones a Vidart del epistolario de Marcelino Menéndez Pelayo

«No sé si habrá visto vd. en la Revista Contemporánea un artículo de Vidart, que toma cartas en la consabida polémica. Nos trata con gran consideración y miramientos, y dice que Valera está á nuestro lado en este debate. En cuanto á él, viene á darnos la razón, haciendo sólo las salvedades que hizo Azcárate en la carta á vd. El único argumento que nos opone es facilísimo de destruir. Se refiere á la tradición científica que él supone cortada en el siglo XVII. Probando que no se cortó hasta el presente, estamos al cabo de la calle. Clama Vidart porque se añadan á la Biblioteca de Rivadeneyra unos cuantos tomos de filósofos &. Tiene razón, y ojalá que le hagan caso. Lo más curioso que tiene el artículo es una nota en que dice del artículo de Perojo (publicado en el número anterior de la misma Revista ) que no habla de él por razones fáciles de comprender. Vd. me dirá cómo se ha de proceder con Vidart, que viene en son de paz y como aliado. Lo mejor será escribir un artículo, agradeciéndole lo que concede, y contestándole en lo que niega.» (De MMP a Laverde, París 30 mayo 1877, Epistolario, vol. 2, nº 177.)

«Lo más gracioso es que en el último número de la Contemporánea viene un artículo de Vidart el artillero, en que se habla del sesudo juicio del Sr. Laverde y de la sólida erudición del Sr. Menéndez Pelayo, y se encomia mucho á la filosofía española, y casi se nos da la razón, añadiendo en una nota que del artículo del señor Perojo no quiere hablar por razones fáciles de comprender. ¡Si será bruto Perojo que ha admitido este artículo en su Revista!» (De MMP a Pereda, París 30 mayo 1877, Epistolario, vol. 2, nº 178.)

«Muy singular me parece la tardanza de Pidal en responder a mis cartas. Tampoco Perojo ha dicho palabra en los dos últimos números de su Revista. Quisiera desocuparme un poco, para dar unos cuantos alfilerazos á Vidart, Concepción Arenal &. así como á los Bibliófilos Españoles, que en vez de imprimir libros útiles á la ciencia española, acaban de espetarnos un libraco intitulado Pintura del Potro, ejercicios de la gineta y descendencia de los caballos guzmanes.» (De MMP a Laverde, Santander, 8 julio 1877, Epistolario, vol. 2, nº 200.)

«Vidart pasa por pesimista y discípulo de Schopenhauer.» (De MMP a Laverde, Santander, 17 julio 1877, Epistolario, vol. 2, nº 203.)

«Vidart evoluciona admirablemente. Empezó impugnando á Renan, se hizo Krausista luego, y ahora por lo visto, está afiliado entre los sacerdotes de Bhuda.» (De Laverde a MMP, Otero de Rey, 20 julio 1877, Epistolario, vol. 2, nº 206 bis.)

«Mi querido amigo: adjunto llevo á V. un ejemplar del libro La pluma y la espada, pues siendo tan completísimas las noticias bibliográficas que concurren en obra sobre la crítica española, solo en bibliografía militar es donde, según mi parecer, aun puede V. añadir algo importante á lo que ya escribió en la primera edición. En la carta con que se termina el libro La pluma y la espada he hecho ya á modo de una reseña de los trabajos que tengo ya publicados y que pueden servir de materiales para escribir una historia de la literatura militar española. Mucho me alegraría que estuviese V. de acuerdo con lo que yo digo en esa carta é incluyese. V. la ciencia militar en el grupo de las ciencias morales y políticas. Voy á verle á V. personalmente, pero le llevo esta carta por si no le encuentro en su casa.» (De Luis Vidart a MMP, Madrid, 30 junio 1879, Epistolario, vol. 3, nº 332)

«Tal anda la Dirección de Instrucción Pública que nada me han asombrado los nombramientos de Vidart, Revilla y Aguilera.» (De MMP a Joaquín Rubió y Ors, Madrid, 17 octubre 1879, Epistolario, vol. 22, nº 1051.)

«Antonio queridísimo: Ayer me dijo Valera que se os convocaría para el 20 de Noviembre. Procura venir seis ó siete días antes. Hablaremos de todo. El tribunal no puede estar más absurdamente constituido. Vidart es un estrafalario, artillero de profesión, filósofo pesimista, y autor de obras de omni re scibili. Ha tratado de la organización de los ejércitos permanentes, del armamento nacional, de los militares escritores, de la filosofía española (muy pobre y malamente). Ha escrito versos malos y dos dramas no representados ni representables, y artículos de crítica sobre cuanto Dios crió. Perora mucho en el Ateneo. Á pesar de todo, no está en malas relaciones conmigo. Le hablaré de ti, y veremos si se puede sacar algún partido de él.» (De MMP a Joaquín Rubió y Ors, Madrid, 1º noviembre 1879, Epistolario, vol. 22, nº 1052.)

«Para los años anteriores al 1865 encontrará Vd. bastantes indicaciones en La Filosofía Española de Dn. Luis Vidart (puede Vd. escribir directamente a este Sr. que es amigo mío: vive en Madrid y es comandante de artillería retirado: sus ideas no son muy ortodoxas, pero es persona bondadosa y atenta, que mandará a Vd. de fijo su libro y le comunicará otros datos). El libro de Vidart es bastante incompleto, por lo cual conviene tener muy presente los Estudios Críticos sobre Filosofía, etc. de Dn. Gumersindo Laverde y Ruiz (Lugo 1867). Este Sr. que era grande amigo mío murió el año pasado. Su libro escasea ya mucho en el comercio y sólo por casualidad se encuentra. Supongo que conoce V. el cuarto tomo de la 2.ª ed. de la Historia de la Filosofía de Fr. Zeferino González, donde también hay sobre España algunas indicaciones rápidas. Yo también digo algunas cosas de esta materia en el tomo 3.º de mi Historia de los Heterodoxos Españoles, obra que no sé si Vd. conocerá, y de la que en el momento no puedo ofrecer a Vd. ejemplar alguno, pero le buscaré para remitírsele si Vd. no le posee. Sus datos alcanzan hasta 1879 pero sólo se habla de las producciones filosóficas en su relación con la ortodoxia que era el propósito de aquél libro.» (De MMP a Pierre Henry Cazac, Santander, 24 septiembre 1891, Epistolario, vol. 11, nº 317)

«Yo soy el único que he tenido la culpa de que el Sr. Vidart, que es muy cortés y muy exacto en sus relaciones sociales y literarias, no haya contestado todavía á la carta que Vd. le dirigió por conducto mío. Esta carta, no sé cómo, quedó extraviada entre el fárrago de mis papeles, y hasta ayer no he dado con ella. Reparada ya la falta, creo que no tardará Vd. en tener contestación.» (De MMP a Pierre Henry Cazac, Madrid, 24 enero 1892, Epistolario, vol. 11, nº 483)

«Mi querido amigo: recordando lo que me dijo V. el domingo 3 de Abril, y que al siguiente domingo ha sido enterrado el académico de la de la Historia Sr. Oliver (q.s.g.h.) me permito rogar á V. que si en ello no tiene inconveniente hablase de este asunto con el presidente de la Academia D. Antonio Cánovas del Castillo, para saber si tiene algún compromiso previo, porque yo no pienso hacer nada en el asunto sin contar en primer término con la aquiescencia del Sr. Cánovas del Castillo. ¿Podrá V. hacerme el favor que le pido? Si así fuese se lo agradecerá muy de veras su afmo. amigo y correligionario en muchas cosas, aunque no en todo.» (De Luis Vidart a MMP, Madrid, 12 abril 1892, Epistolario, vol. 11, nº 576)

«Aquí tengo, como antes, un asomo de tertulia los sábados. En el último vinieron y estuvieron hasta la una y media Miguel de los Santos Alvarez, Vidart, Pepe Alcalá Galiano, mi otro sobrino Fernando Valera, el Duque de Almenara y el diplomático D. Luis del Arco.» (De Juan Valera a MMP, Madrid, 29 agosto 1892, Epistolario, vol. 12, nº 52)

«Mi querido amigo: ayer recibí una carta del Sr. D. Antonio Cánovas del Castillo en que me dice que esta noche se tratará en la Academia de la Historia de mi elección para la vacante que ahora existe, en la cual no cree se presente ninguna dificultad y que desde luego puedo contar con su voto como ya me tenía dicho. Le ruego no falte hoy á la Academia para apoyar los deseos del Sr. Cánovas del Castillo, caso de que se presentara alguna inesperada dificultad. ¿Ha visto V. los tres artículos que he publicado en la Revista Contemporánea (nº del 15 Febrero, 28 idem y 15 Marzo) donde repetidamente le he citado con todo el elogio que merece? En estos artículos he procurado dar una paliza literaria á Harrisse y defender á la Academia á que aspiro á pertenecer de las... extravagancias agresivas del crítico norteamericano. Se me ha olvidado decir que hable á los Académicos á quienes yo no conozca pidiéndoles el voto á mi favor, en este caso se hallan los Sres. Cárdenas, Danvila, Oliver, Pujol, Vega Armijo, Catalina García y no se si algún otro.» (De Luis Vidart a MMP, Madrid, 17 marzo 1893, Epistolario, vol. 12, nº 255)

«Querido amigo: Mis gestiones van dando resultado. Cuento ya con Saavedra, Riaño, Codera y Fernández Duro, como seguros, á más de V. Creo que obtendré igual contestación de Rodríguez Villa, Maldonado, Vidart y Catalina. D. Juan Valera me ha prometido recomendarme á Vega Armijo y Fabie, y yo ruego á V. que si lo ve se lo recuerde. Pedrell lo ha hecho con Balaguer y Torres Campos con Coello y Arteche. Yo, además, veré á Cánovas. Ya pues que se presenta la cosa bien hay que animarse y lanzar resueltamente la candidatura. Excuso repetir cuanto agradeceré á V. esto y cualquier otra gestión que en favor mío pueda hacer.» (De Rafael Altamira a MMP, Daoiz, 3 junio 1896, Epistolario, vol. 13, nº 750)

«También he sentido la muerte del buen Vidart, mejor amigo que escritor, pero hombre muy simpático por su entusiasmo científico. Le vamos a echar muy de menos en nuestras tertulias.» (De MMP a Juan Valera, Santander, 13 septiembre 1897, Epistolario, vol. 14, nº 342)

«Habíamos visto en los periódicos la muerte del pobre Sr. Vidart; pero no que hubiera abjurado sus sandeces, y se hubiera confesado, de lo que me alegro mucho; pues aunque no le conocía yo personalmente, me daba mucha pena, que el infeliz se condenara, por sandio, siendo tan excelente persona por lo demás como todos dicen; y Pedro a quien se lo dije se alegró también.» (De Joaquina de la Pezuela a MMP, San Pantaleón de Aras, 14 septiembre 1897, Epistolario, vol. 14, nº 345)

Algunas menciones a Luis Vidart en la prensa

«Don Luis Vidart. Madrid, 10, a las 10'15 mañana. Los periódicos consagran sentidas necrológicas a la memoria del distinguido militar y académico don Luis Vidart, recordando los hechos más salientes de su vida.» (La Dinastía. Diario político, literario, mercantil y de avisos, Barcelona, sábado 11 de septiembre de 1897, año XV, nº 6.297, página 3, columna 1.)

«Kasabal: Los que se van para siempre. [...] D. Luis Vidart. Era una figura conocidísima y apreciada en el Madrid culto. No se concebía sin él recepción académica, solemnidad literaria ni discusión importante en el Ateneo, a cuya cátedra subió muchas veces demostrando en ella su erudición, su buen juicio y su claro talento. Conservaba, bajo el aspecto de sabio que le daban su blanca barba y su despejada frente, la marcialidad de sus juveniles años, cuando vistió con honra el uniforme de oficial de artillería, al que más de una vez llegaron las balas en la campaña memorable de Africa. Después de haber dado su sangre a la patria, cuando ya había llegado a teniente coronel y había ganado las cruces de San Hermenegildo y San Fernando, se retiró del ejército para defender sus ideas eminentemente democráticas en el Parlamento. Pero la política le tuvo mucho menos tiempo en sus filas que la milicia, y armas y tribuna, todo lo dejó por consagrarse a sus aficiones favoritas en la historia y las letras. Sus trabajos literarios y principalmente los históricos son notables, sobresaliendo los que ha dedicado a las grandes figuras del ejército español, a los que cultivaron las letras al mismo tiempo que manejaron las armas, y los relativos al descubrimiento de América y de la India. La Real Academia de la Historia le llamó a su seno, para recompensar sus trabajos, y pocos han ostentado la aurea medalla con más merecimiento. De posición independiente, de fino trato, de carácter amabilísimo y cortés, frecuentaba mucho los salones en los que era muy apreciado, pero le gustaban sobre todo las tertulias literarias y las tuvo notabilísimas en su casa, y era concurrente asiduo a las de la señora Pardo Bazán y a las de D. Juan Valera. Por todo lo español sentía un gran entusiasmo, y profesaba culto a cuanto se relacionaba con las armas, la pasión de su juventud, y las letras, en el canto de sus últimos años. Era uno de los españoles más conocidos en Portugal, con cuyos hombres notables sostenía frecuente correspondencia, y todo literato tenía en él un amigo que se convertía fácilmente en admirador, porque era un hombre buenísimo, fácil para el entusiasmo y benévolo en sumo grado. A su viuda, una distinguida dama de la noble familia de los Vargas Machuca y a su hijo, un bizarro oficial de Estado Mayor que lleva dignamente el nombre que hereda, enviamos la expresión de nuestro sincero pésame que no será el único, porque D. Luis Vidart era generalmente muy querido, perteneciendo a esa clase de varones buenos y prudentes que no dejan detrás de sí ni un solo odio.» (Nuevo Mundo, Madrid, 15 de septiembre de 1897, año IV, nº 193, página 5.)

«Alfonso Pérez Nieva: Revista de Madrid. [...] Don Luis Vidart ha muerto y ha muerto como el inolvidable Bofill, de una caída cuyas consecuencias no podían calcularse que le llevaran al sepulcro. Su fallecimiento ha sorprendido a todos dolorosamente. Perteneció en un tiempo al cuerpo de artillería en el que llegó a la graduación de comandante, pero concluyó por retirarse, cambiando la batalladora espada por la más tranquila pluma. Y su tarea fue continua y copiosa hasta el punto de llevarle a un sillón de la Academia de la Historia. Las glorias nacionales, singularmente las del ejército, constituyeron siempre su gran amor. Suyas son multitud de monografías y disertaciones llenas de condiciones, y expuestas en un estilo suave, quizás algo arcaico, que los hace aparecer escritas por un Hurtado de Mendoza por ejemplo, pero de correcta construcción y síntesis. Don Antonio Cánovas teníale en mucha estima y alababa cuanto producía en el terreno de la averiguación histórica. El centenario del marqués de Marcenado tuvo en Vidart su piedra militar y a él se debió la exaltación de tan hermosa figura patriótica, hasta entonces punto menos que desconocida. Hace algunos años perdió Vidart una hija suya, preciosísima e inteligente criatura en la flor de su juventud. Desde entonces la energía que constituye el fondo del carácter en el pobre escritor sufrió un rudo golpe, vivía por la obligación de vivir.» (La Dinastía. Diario político, literario, mercantil y de avisos, Barcelona, martes 21 de septiembre de 1897, año XV, nº 6.306, página 2, columna 1.)

Bibliografía cronológica de Luis Vidart Schuch

1864 El panteísmo germano-francés, apuntes críticos sobre las doctrinas filosóficas de Ernesto Renan, Establecimiento tipográfico de T. Fortanet, Madrid 1864, 43 págs.

1866 La filosofía española, indicaciones bibliográficas, por don Luis Vidart, capitán de Artillería, individuo electo de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, secretario de la Sección de Ciencias Morales y Políticas del Ateneo de Madrid, &c. &c., Imprenta Europea, Madrid 1866, 406 págs. Edición en microficha por Pentalfa Ediciones [L-6], Oviedo 1983. Edición digital por la Biblioteca Filosofía en español, disponible en internet desde junio de 2000: http://filosofia.org/aut/vid/1866fe.htm

1867 Del predominio de la idea política en el siglo XIX, Discursos leídos ante la Real Academia Sevillana de Buenas Letras por... Luis Vidart y Schuch... y D. Fernando de Gabriel y Ruiz de Apodaca... en la recepción pública del primero, el 22 de Diciembre de 1867, Establecimiento tipográfico de D. José María Geofrin, Sevilla 1867, 28 págs.

Letras y armas, breves noticias de algunos literatos y poetas militares de la edad presente, Imprenta y Litografía de El Independiente, Sevilla 1867, 186 págs.

1871 Ejército permanente y armamento nacional, Imprenta de El Correo Militar, Madrid 1871, 146 págs.

Discurso pronunciado en la inauguración del Ateneo del ejército y de la Armada el 16 de julio de 1871, Imprenta y Litografía del depósito de la guerra, Madrid 1871, 18 págs.

1873 La instrucción militar obligatoria: estudios sobre organización de la fuerza armada, 2ª edición corregida y considerablemente aumentada, Imprenta de Pedro Abienzo, Madrid 1873, 79 págs.

Versos, Imprenta de El Correo Militar, Madrid 1873, 112 págs.

1874 Pena sin culpa, drama en tres actos, Imprenta de J. Noguera, Madrid 1874, 46 págs.

1876 Cuestión de amores, drama en tres actos, Est. tip. de José Cayetano Conde, Madrid 1876, 53 págs.

La fuerza armada, Imprenta de José Nogiera, Madrid 1876, 63 págs.

1877 Cervantes, poeta épico: apuntes críticos, Imprenta de Aribau, Madrid 1877, 16 págs.

La historia literaria de España (artículos referentes a lo que debe ser la Biblioteca de autores españoles publicados en la Revista Contemporánea), Tipografía de la Imprenta Contemporánea, Madrid 1877, 86 págs.

Noticias biográficas del Comandante Villamartín, Imprenta Central, Madrid 1877, 84 págs.

1880 Camoens, apuntamientos biográficos, Imprenta de Aribau, Madrid 1880, 12 págs.

1884 El «Quijote» y el «Telémaco», apuntes críticos, Est. tipográfico Sucesores de Rivadeneyra, Madrid 1884, 22 págs.

1887 Las corridas de toros y otras diversiones populares, Librería de Antonio San Martín, Madrid 1887, 35 págs.

1888 Don Alvaro de Bazán y el almirante Jurien de la Graviere: apuntes para la historia de la marina militar de España, Imprenta de Enrique Rubiños, Madrid 1888, 54 págs.

1889 Los biógrafos de Cervantes en el siglo XIX: apuntes críticos, Est. tipográfico Sucesores de Rivadeneyra, Madrid 1889, 44 págs.

Vida y escritos de Vicente de los Ríos, Imprenta del Cuerpo de Artillería, Madrid 1889, 184 págs.

1891 Un historiador francés de la vida de Cervantes, apuntes críticos, Est. tipográfico Sucesores de Rivadeneyra, Madrid 1891, 21 págs.

1892 Colón y Bobadilla, conferencia dada en el Ateneo de Madrid el 14 de diciembre de 1891, Est. tipográfico Sucesores de Rivadeneyra, Madrid 1892, 43 págs.

Colón y la ingratitud de España, conferencia dada en el Ateneo de Madrid el 21 de enero de 1892, Est. tipográfico Sucesores de Rivadeneyra, Madrid 1892, 35 págs.

Colón y Bobadilla, una polémica y un boceto dramático, Tipografía de Manuel Ginés Hernández, Madrid 1892, 30 págs.

1893 Descubrimiento del Nuevo Mundo: crónica dialogada de la conmemoración secular de este grandioso descubrimiento, Imprenta de Enrique Rubiños, Madrid 1893, 101 págs.

Los aciertos del señor Pinheiro Chagas y los errores del señor Harrisse, apuntes críticos, Imprenta de los hijos de M.G. Hernández, Madrid 1893, 62 págs.

1894 Utilidad de las monografías para el cabal conocimiento de la Historia de España, discurso leído ante la Real Academia de la Historia en la recepción pública de Luis Vidart el día 10 de junio de 1894, Real Academia de la Historia, Madrid 1894, 62 págs.

1895 Vasco de Gama y el descubrimiento de Oceanía, apuntes histórico-geográficos, Imprenta de los hijos de M.G. Hernández, Madrid 1895, 42 págs.

1896 La partida de Vasco de Gama para el descubrimiento de la India: carta dirigida al Sr. Luciano Cordeiro, Imprenta del Cuerpo de Artillería, Madrid 1896, 16 págs.

El descubrimiento de Oceanía por los portugueses: apuntes históricos, Imprenta del Cuerpo de Artillería, Madrid 1896, 64 págs.

1897 Dos nuevos historiadores de la vida de Cervantes, carta dirigida al Sr. D. Leopoldo Rius y Llosellas ilustre cervantista, Est. tip. Sucesores de Rivadeneyra, Madrid 1897, 14 págs.

Sobre Luis Vidart Schuch

1892 Miguel Carrasco Labadia, Noticias bibliográficas de Don Luis Vidart, Tip. de Manuel Ginés Hernández, Madrid 1892, 36 págs.

Sobre Luis Vidart Schuch en el Proyecto Filosofía en español

1877 Armando Palacio Valdés, Don Luis Vidart, Revista Europea, 171:702-704.

1897 Luis Vidart en el Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano

1929 Luis Vidart en la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana

1992 Gustavo Bueno Sánchez, «Historia de la historia de la filosofía española»

Textos de Luis Vidart Schuch en el Proyecto Filosofía en español

1866 La filosofía española, indicaciones bibliográficas

1875 El último libro del conde de Moltke · De la constitución de la familia

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