Leopoldo Palacios Morini 1876-1952 (original) (raw)
Doctor en derecho, académico de la de Ciencias Morales y Políticas, uno de los impulsores de las reformas educativas y sociales proyectadas durante el primer tercio del siglo XX en España y autor del libro Las universidades populares (Valencia 1908). Nace en Oviedo el 29 de diciembre de 1876 y estudia en el Instituto de segunda enseñanza y en la Universidad de su ciudad natal hasta alcanzar la licenciatura en Derecho. En el ambiente favorable al «institucionismo» que reinaba por entonces entre varios profesores de aquella Facultad, tuvo ocasión desde muy pronto de conocer a los herederos del krausismo. Cuando en 1893 comienza a estudiar el primer curso de Derecho, Leopoldo Alas encargaba estudiar a sus alumnos los Principios de Derecho Natural publicados por Francisco Giner y Alfredo Calderón. Escribiría más tarde Palacios, reconstruyendo los recuerdos de entonces: «el Giner venía a ser una anticipación luminosa de la cátedra de Madrid con la que soñábamos los entusiastas». En esos años coincidieron como profesores en la Universidad de Oviedo: Adolfo Alvarez Buylla, Leopoldo Alas “Clarín”, Adolfo González Posada, Aniceto Sela, Rafael Altamira (desde 1897), &c.
«En esa atmósfera universitaria de Vetusta preparáronse para la vida, entre otros, Leopoldo Palacios, Jesús Arias de Velasco, Alvaro de Albornoz, Antonio Flores de Lemus, Ramón Pérez de Ayala, Leopoldo Alas y G. Argüelles, José Mª Sempere, Ramón Prieto Bances, Juan Díaz Caneja, M. Rico...» (Adolfo Posada, Breve historia del krausismo español [obra escrita hacia 1936], Oviedo 1981, pág. 91.)
«La doctrina de Loria oscila entre el marxismo moderno y el clasicismo de la Economía. Un escritor francés llama a su socialismo asociación mixta de capitalistas y trabajadores, y añade que parece el economista de las sutilezas y de las antítesis.» (Leopoldo Palacios, «Problèmes Sociaux contemporains, par Achille Loria», La España Moderna, Madrid, febrero 1898, 110:202.)
Se traslada a Madrid en 1898, para cursar el Doctorado en Derecho, teniendo así ocasión de ser directamente alumno de Francisco Giner (al que ya había tenido ocasión de conocer, pues Palacios se había desplazado hasta Galicia para visitarle durante sus vacaciones en San Victorio de Betanzos). En 1899 alcanza el grado de Doctor, con la tesis titulada La progresión científica del derecho penal (197 hojas, conservada entre las tesis doctorales inéditas de la antigua Universidad Central con el número T2958). Ese mismo año publica sus primeros artículos en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza: «Toynbee-Hall» (BILE, tomo XXIII, 1899, 3-10) y «La extensión universitaria en España» (BILE, tomo XXIII, 1899, 110-119). A partir de entonces colabora con la Institución Libre de Enseñanza, en la que ocupa desde 1917 el cargo de Secretario. (En 1925 intervino en la edición de las Obras de Giner –se le debe la nota preliminar al tomo XII, Educación y enseñanza– y en 1926 publica en el BILE el artículo «La cátedra de Giner».)
El 8 de noviembre de 1901 la Universidad de Oviedo le concede una pensión para ampliar sus estudios en Europa. Leopoldo Palacios fue el primer pensionado de esa universidad en el extranjero. Visita Francia, Bélgica, Italia, Suiza y Alemania; y su actividad está recogida en la Memoria publicada de forma incompleta en el tomo II de los Anales de la Universidad (Oviedo 1904, págs. 186-203 y 258-275). Adolfo Alvarez Buylla publicó en el mismo volumen, como apéndice IX, el favorable Dictamen de la Facultad de Derecho sobre esa memoria (págs. 353-361). Ese mismo año de 1901 el «grupo de Oviedo» se estaba disgregando: Buylla y Posada fueron nombrados jefes de sección del recién creado Instituto de Trabajo, en Madrid; el 13 de junio había fallecido Clarín, &c. A partir de 1904, al crearse en Madrid el Instituto de Reformas Sociales, al que estará vinculado Adolfo Posada hasta su desaparición en 1924, trabajarán allí Leopoldo Palacios, Francisco Rivera Pastor y Tomás Elorrieta, entre otros.
En 1903 publica el artículo «Las universidades populares» (La España Moderna, tomo 173, mayo 1903), y a finales de 1908 (o principios de 1909) el libro Las universidades populares (Sempere, Valencia; desde junio de 2002 disponible en versión digital en filosofia.org), en el que refunde y actualiza algunos de los textos que había publicado en los diez años anteriores.
En 1907 algunos reformistas en el Gobierno de España, más o menos influidos por «la Institución», impulsan la creación de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, como el organismo cultural más alto de España. En su Patronato figuraban Marcelino Menéndez Pelayo y Rafael Altamira, y sería presidida por Santiago Ramón y Cajal.
En 1908 Leopoldo Palacios recibe una pensión de la Junta para completar en Alemania sus conocimientos sobre las diversas aplicaciones de los seguros. Entre las varias instituciones promovidas desde la Junta nace en 1910 la elitista Residencia de Estudiantes. Dirigida por Alberto Jiménez Fraud, contaba con un Patronato, presidido por Ramón Menéndez Pidal, del que eran vocales Nicolás Achúcarro, Gabriel Gancedo, Juan Antonio Güell, José Ortega y Gasset, Leopoldo Palacios, el Marqués de Palomares de Duero, Pedro Sangro Ros de Olano y Juan Uña Sathou.
Casado con la Catalina Rodríguez, en 1912 nace su hijo Leopoldo Palacios Rodríguez.
En 1914 es nombrado Palacios vocal del Comité directivo de la Residencia de Estudiantes. Mantiene sus vínculos regionales, como director de estudios del Centro Asturiano de Madrid.
«Aquí hemos de señalar que la fecha dada usualmente para la iniciación de la mencionada Liga [de Educación Política Española] –primavera de 1914, tras el famoso discurso de Ortega en el Teatro de la Comedia– no es exacta: el manifiesto de la Liga, que se encuentra como apéndice en el folleto del discurso de Ortega, fue publicado anteriormente, en octubre de 1913, suscrito por los siguientes españoles: José Ortega y Gasset, Manuel Azaña, Gabriel Gancedo, Fernando de los Ríos, el marqués de Palomares del Duero, Leopoldo Palacios, Manuel García Morente, C. Bernaldo de Quirós y Agustín Viñuales.» (Juan Marichal, Prólogo al tomo I de las Obras completas de Manuel Azaña, Oasis, Méjico 1966.)
Participa activamente en el Partido Reformista del que fue adalid su paisano Melquiades Álvarez («representamos el tránsito de la democracia burguesa actual a la democracia socialista de mañana»): presenta una ponencia en la Asamblea Nacional del reformismo celebrada a finales de 1918; fue uno de los cinco oradores del mitin que el Partido Reformista celebró en el cine Odeón el 4 de mayo de 1919 (Pablo de Azcárate, Manuel Azaña, Leopoldo Palacios, Luis de Zulueta y Melquiades Alvarez); y asiste al banquete celebrado el 5 de julio de 1919 en el Ritz para celebrar las actas de diputados obtenidas por Luis de Zulueta, Fernando de los Ríos y Gabriel de Alomar. Nombrado subsecretario de Hacienda por el ministro Manuel Pedregal Fernández, también asturiano, cesa cuando Pedregal dimite en abril de 1923.
«Azcárate era un hombre del 68, y Melquiades Álvarez, del 98. Pero las gentes a su alrededor representaban a la nueva generación. José Ortega y Gasset, Teófilo Hernando, Gustavo Pittaluga, Manuel García Morente, Adolfo González Posada, Manuel Azaña, Augusto Barcia, Miguel Moya Gastón, Jacinto Octavio Picón, Luis de Zulueta, Simarro, Leopoldo Palacios Morini, Práxedes Zancada, componían la Junta nacional del reformismo.» (Maximiano García Venero, Torcuato Luca de Tena, una vida al servicio de España, Prensa Española, Madrid 1961, págs. 215-216.)
Desaparecido el Instituto de Reformas Sociales, Leopoldo Palacios se mantiene como funcionario público en tareas similares. En la Guía Oficial de España de 1925 (pág. 870) aparece como Jefe de la Sección de Cultura Social (Jefe de Administración de tercera clase) del Departamento Ministerial de Trabajo, Comercio e Industria, del Ministerio de Fomento. En la Guía Oficial de España de 1927 su nombre es mencionado cuatro veces: Jefe de la Sección de Cultura Social del Ministerio de Trabajo, Comercio e Industria –como Jefe de Administración de tercera clase– (pág. 860), Vocal del Consejo de Cultura Social (creado por Real Decreto de 17 de agosto de 1925), presidido por el Ministro de Trabajo, Eduardo Aunós Pérez (pág. 862), Director de la Escuela Social del Ministerio de Trabajo, Comercio e Industria, y profesor de «Nociones de Economía y Política Social» –el Curso Social contaba con otros seis profesores, entre ellos Eugenio D'Ors, profesor de «Historia de la Cultura»– (pág. 863); y Académico de Número (electo), de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas –figura incluso su domicilio particular: «Carretera del Hipódromo, 'Arbol del Paraíso', Chamartín de la Rosa»– (pág. 811).
El 16 de octubre de 1927 lee su discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas: Los mandatos internacionales de la Sociedad de Naciones (Madrid 1927, 313 págs.)
Leopoldo Palacios (¿Morini o Rodríguez?) estuvo presente en el famoso discurso pronunciado por Ortega el 6 de diciembre de 1931 en el cine de la Ópera, y también en el discurso que, un mes después y en el mismo cine, pronunció Miguel Maura el domingo 10 de enero de 1932.
A lo largo de la República las dedicaciones profesionales de Leopoldo Palacios Morini se mantienen prácticamente inalteradas, como recoge la Guía Oficial de España de 1935: Jefe del Servicio de Cultura Social del Ministerio de Trabajo, Sanidad y Previsión (como Segundo jefe figura Constancio Bernaldo de Quirós) –siendo ministro José Oriol y Anguera de Sojo– (pág. 652); Director de la Escuela Social de Madrid, y presidente de su Junta de Profesores, en la que es profesor de las asignaturas «Elementos de Economía» (curso preparatorio), «Economía política» y «Política social» (primer curso) –en el tercer curso mantiene su asignatura «Historia de la Cultura» Eugenio d'Ors Rovira– (págs. 662-663); y Académico de Número de la Academia de Ciencias Morales y Políticas –ese año figuran como académicos electos: Melquiades Alvarez y González Posada, Julián Besteiro Fernández, Leopoldo Eijo Garay, Felipe Sánchez Román y Gallifa, Eloy Bullón Fernández y Antonio Zozaya– (pág. 594).
Salvador de Madariaga sobre Leopoldo Palacios Morini
«En Azaña, no obstante, se daban aspectos del carácter que restaban eficacia a sus grandes virtudes de hombre de gobierno. La más grave de sus deficiencias políticas fue su profundo aislamiento. (...) Por eso fue uno de sus peores defectos escoger mal los hombres en quienes depositaba su confianza. Lo puedo afirmar sin temor a equivocarme, no sólo porque hizo nombramientos escandalosos por lo ineptos, sino porque quiso que yo fuera su ministro de Hacienda, que es el colmo de la ineptitud. (1. Parece ser que se lo aconsejó Leopoldo Palacios, por el mero hecho de ser yo amigo de Thomas Lamont, que era el hombre fuerte de la casa Morgan de Nueva York. Si llego a ser amigo de Stokowski, me ofrecen la dirección de la Orquesta Sinfónica.»
«Ortega no se contentaba con hablar y luego dormir sobre sus laureles: la voluntad le impelía a la acción, Entonces fue cuando fundó la Liga de Educación Política. Eramos unos cien mal contados y cuando nos reuníamos rara vez pasábamos de sesenta. Éramos hombres de la calle. Burgueses (como hoy se dice). Profesiones liberales. (...) [Ortega] había traído un proyecto de manifiesto al país. Con decir que era de Ortega, dicho está que bien escrito, demasiado bien escrito, y hasta demasiado intelectual. Morente, tan fiel siempre a Ortega, llevaba, sin embargo, la voz cantante de la oposición. 'Demasiado wagneriano', decía. Ortega aceptó la crítica con ecuanimidad que me pareció muy de admirar; y la asamblea confió la redacción de otro manifiesto a un trío compuesto de Leopoldo Palacios, Enrique de Mesa y el que ahora lo recuerda en estas líneas. Tengo para mí que quien me embarcó en este trirreme fue el propio Ortega, inspirado en una visión teórica de una acción que imaginaba práctica: un sociólogo, un poeta y un ingeniero; y que este error fue quizá germen de futuras desavenencias. Palacios quedó eliminado por la tremenda crisis que padeció entonces al caer su hija enferma de meningitis; y Mesa y yo nos encontramos con aquella responsabilidad. Trabajamos ambos y no poco. Pero sobrevino la guerra y todo se lo llevó el vendaval.»
«Cuando Azaña, dos meses apenas después, en diciembre del 31, organizó su Ministerio, me despertó a la una de la mañana para ofrecerme la cartera de Hacienda: de seguro, de todas las existentes e imaginables, aquella para la que sería menos apto. (...) ¿Como ocurrió aquella oferta? (...) El informante fue Leopoldo Palacios, excelente persona y de la mejor voluntad. Sabía mi buena relación con Tom Lamont, uno de los pilares de la casa Morgan; y yo mismo le había contado cómo cuando Lamont supo la caída de la monarquía y mi nombramiento de embajador en Washington, 'ni eso –me escribía– me consoló de ver caer un régimen al que acabábamos de prestar 60 millones de dólares'» (Salvador de Madariaga, Españoles de mi tiempo, Planeta (Espejo de España 9), Barcelona 1974, págs. 297, 339-340 y 421).
Tras la guerra civil pudo mantener el domicilio que figuraba en la Guía de 1927, pues el Anuario Español del Gran Mundo de 1942, que informa como actividad principal de Leopoldo Palacios sólo su condición de Académico de Ciencias Morales y Políticas, ofrece como su dirección: «Romero Girón 19, hotel “Arbol del Paraíso”, Chamartín, teléfono 33696.» Muere en Madrid el 23 de diciembre de 1952. Su legado bibliográfico está incorporado a la Biblioteca de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
Textos de Leopoldo Palacios Morini en el proyecto Filosofía en español
1908 Las universidades populares • http://filosofia.org/aut/lpm/index.htm