Augusto Riera y Sol (original) (raw)

Augusto Riera y Sol 186≈-1935

Periodista, traductor, cronista de varias guerras, editor, analista político y comunista español, caído en el olvido a pesar de su laboriosidad y del interés de sus libros. En 1930 Ediciones Jasón publica su traducción (bajo el pseudónimo Asís de Rodas) de Materialismo y empiriocriticismo de Lenin. En 1931 firma, con su nombre, El comunismo en acción. Tras ser expulsado en 1933 de Andorra por comunista, en 1934 se imprime su versión española de varias biografías de filósofos según Diógenes Laercio. En junio de 1935 su amigo José Brissa firma su necrológica en El Diluvio.

1882 En La Vanguardia de Madrid· Centro Democrático Federalista· En La Vanguardia de Barcelona y sin familia· El Noticiero Universal· 1900 traduce para Maucci: Zola, Amicis, Tolstoy, d'Annunzio, Diderot· traduce para Tasso: Máximo Gorki· “Augusto Riera es un fiera traduciendo”· Pluma y Lápiz· 1904 cronista de la guerra ruso-japonesa· atento a la revolución en Rusia· 1909 cronista de la Semana trágica· cronista de la guerra de Marruecos· un lustro de entreguerras· cronista de la Gran Guerra· 1915-16 Hombres célebres· la Revolución de Octubre· Crónica de la Guerra de Marruecos· discreta actividad· 1927-29 en Ediciones Iberia· un heterónimo: I. Worsky· un pseudónimo: Asís de Rodas· El comunismo en acción· ¿Expulsado de Andorra?· Necrológica, por José Brissa (junio 1935)· Bibliografía· Textos

No sabemos ni dónde ni cuándo nació Agusto Riera (aunque en algún momento podrá conocerse o alguien lo encontrará, pues los españoles venimos quedando minuciosamente anotados en varios registros desde al menos el siglo XVI), pero como en 1882 se incorpora como redactor a La Vanguardia de Madrid, por muy precoz que fuese el joven, cabe suponer que habría nacido, como tarde, en el primer lustro de la década del sesenta.

Redactor de La Vanguardia de Madrid

En junio de 1882 se incorpora en Madrid a la redacción de La Vanguardia (sucesor de El Mundo Moderno, se publica desde el 12 de julio de 1881 hasta el 29 de junio de 1883) coincidiendo con la salida de Blas Cobeño de ese periódico, dirigido por Antonio Sánchez Pérez (1838-1912), afín a Pi Margall, gobernador durante la República y catedrático de matemáticas del Instituto de San Isidro:

1882 «Anuncia la Vanguardia: “Nuestro querido amigo y correligionario D. Blas Cobeño, ha dejado de formar parte de la redacción de la Vanguardia, por razones completamente ajenas a la política. El Sr. D. Augusto Riera ha entrado a formar parte de la redacción de la Vanguardia, y hace tres días que comparte con nosotros las tareas periodísticas.”» (La Correspondencia de España, Madrid, 17 junio 1882.)

Como es natural, dada la filiación del periódico para el que trabajaba, parece que mantuvo cierta confianza con Francisco Pi Margall, como se puede deducir de esta anécdota publicada treinta años después:

«El que escribe estas líneas estaba en Madrid hace años y era redactor de La Vanguardia, periódico dirigido por D. Antonio Sánchez Pérez y que no se parecía poco ni mucho, por sus ideas y por su redacción a su homónimo de Barcelona. Como el sueldo no era espléndido, pedí un día a D. Francisco que me recomendara a La Ilustración Española y Americana a fin de obtener algún dinerillo. D. Francisco leyó primeramente el artículo y después dio la tarjeta de recomendación pedida.
Horas después hablaba con D. Abelardo de Carlos, quien me preguntó:
—¿Ha leído el señor Pi y Margall este artículo?
—Sí, señor.
—Pues, si gusta, puede pasar a la caja.
Embolsé el dinero y cuando volví a ver a D. Francisco le dije:
—Debe tener gran confianza en usted el director de La Ilustración.
—No le conozco personalmente. ¿Por qué lo dice usted?
—Porque no leyó siquiera el artículo; me preguntó si usted lo había leído y al decirle que sí dijo que pasara a la caja a cobrarlo.
—Verá usted, me dijo D. Francisco. Hace algún tiempo –no recuerdo el que me dijo– que me dijeron que La Ilustración publicaba algunos artículos míos. Me extrañó la cosa porque ni se me había pedido ningún trabajo ni yo lo había entregado. Busqué un número de La Ilustración y vi que era cierto lo que se me dijo y me expliqué el caso. Aquellos artículos los escribí yo para El Museo Universal veinticinco años antes y La Ilustración los reproducía. Nada tenía que decir. Pocas semanas después recibí una carta de D. Abelardo de Carlos. Me decía que se tomó la libertad de reproducir mis artículos y que me enviaba cien pesetas por cada uno de ellos, es decir, lo que cobraban por los suyos D. José de Castro y Serrano y D. Emilio Castelar. En el sobre había los billetes de Banco correspondientes. Los metí en otro sobre junto con una carta, en la cual decía que habiendo ya cobrado los artículos no debía percibir de nuevo su importe, los devolví a su dueño. Desde entonces D. Abelardo de Carlos tiene la bondad de enviarme La Ilustración y a mi señora le remite La Moda Ilustrada.» (Augusto Riera, Francisco Pi y Margall, Ramón Costa (Hombres célebres, 6), Barcelona [1915], págs. 29-30.)

Colaborador del Centro Democrático Federalista

En enero de 1885 imparte Augusto Riera, en el Centro Democrático Federalista de Barcelona, la quinta conferencia de las celebradas ese curso. El Centro Democrático Federalista se había refundado el 10 de junio de 1881, en una solemne sesión política celebrada en el teatro Romea (→ “El programa del señor Pi”), donde los concurrentes “que llenaban por completo el coliseo” escucharon el discurso principal de Francisco Pí Margall: “hablaron también los señores Sacases y Vallés y Ribot, y terminó la reunión con un abrazo que dio el señor Almirall al señor Pí” (abrazo que no impidió que ese mismo mes el federal catalanista Valentín Almirall se apartara del Centro Democrático Federalista pimargallista: → “Documento importante”, “Los federales barceloneses”, “Los federales pintados por sí mismos”). José María Vallés Ribot (1849-1911), diputado a Cortes cuando la primera república por Villanueva y Geltrú, en las filas del Partido Republicano Democrático Federal, y presidente del Centro Democrático Federalista, ofreció la primera de las conferencias de aquel ciclo, el 13 de diciembre de 1884: “De la federación. Su objeto. Tendencia de las diferentes regiones de España a unirse por este lazo. Beneficios que se hubieran conseguido y males que se habrían evitado de haberse adoptado el sistema federativo en vez del unitario, para la realización de la unidad nacional.” La segunda conferencia, el 19 de diciembre, corrió a cargo de Antonio Macías: “Ineficacia de todo cambio político que no tenga por objeto sustituir el sistema unitario por el federativo. Razones del orden político, administrativo y económico en demostración de estas tesis.” La tercera conferencia, el sábado 27 de diciembre, fue dada por Alfredo Betancourt: “Derechos que la Federación garantiza. Derechos individuales, municipales y regionales. Exposición y crítica de los principios unitarios acerca de este punto.” En la cuarta conferencia, el sábado 10 de enero, Federico Castells habló “De los poderes federales en general. Atribuciones que los mismos deben tener para cumplir los objetos del federalismo. Comparación de dichos poderes con los del sistema unitario”. Una semana después, el 17 de enero, Augusto Riera desarrolló el tema “Del poder legislativo en la federación. Organización y funciones que al mismo corresponden. Males del parlamentarismo y manera de evitarlos.” El 31 de enero tuvo lugar la sexta conferencia, en la que Emilio Asencio Catalá disertó “Del poder ejecutivo en la federación. Sistema que debe seguirse para la elección de dicho poder. Sus atribuciones y modo de funcionar.” La séptima conferencia, el 7 de febrero, corrió a cargo de Maurio Fins: “Del poder judicial en el sistema unitario y en el federativo. Exposición y crítica de los diversos sistemas de organización de este poder dentro de la federación”, &c. Ese mismo año de 1885 el Centro Democrático Federalista puso en marcha El Federalista. Periódico político (que publica 129 números ese año), y en el que quizá podrían encontrarse colaboraciones de Augusto Riera. Frecuentaba entonces el Centro Democrático Federalista la joven Teresa Mañé (1865-1939) –la Soledad Gustavo madre en 1905 de Federica Montseny, hija de _Federico Urales_–.

1885 «El Centro Democrático Federalista de Barcelona celebrará esta noche, a las ocho y media, la quinta conferencia en la que el señor Augusto Riera desarrollará el siguiente tema: “Del poder legislativo en la federación. Organización y funciones que al mismo corresponden. Males del parlamentarismo y manera de evitarlos.”» (La Vanguardia, Barcelona, sábado 17 enero 1885.)

«En el Centro democrático federalista de Barcelona, debió darse el sábado, a las ocho y media de la noche, la quinta conferencia por el señor don Augusto Riera, sobre el siguiente tema: “Del poder legislativo en la federación. Organización y funciones que le corresponde. Males del parlamentarismo y manera de evitarlos.”» (La República, 21 enero 1885.)

En La Vanguardia de Barcelona y sin familia

Hacia 1888 se incorpora a La Vanguardia de Barcelona (periódico que en 1887 había pasado a pertenecer a Carlos Godó). El 21 de febrero de 1890 La Vanguardia de Barcelona se remodela completamente, recién comenzado su décimo año de existencia (refundiendo por ejemplo sus dos ediciones en una sola de ocho páginas, al desaparecer la que venían publicando por las tardes), contando entonces su redacción con diez personas y ocupando Augusto Riera el séptimo lugar por orden de antiguedad:

1890 «Redacción y colaboración de La Vanguardia. La redacción ha quedado constituida en esta forma por orden de antigüedad en el periódico: Modesto Sánchez Ortiz, Conrado Monner, Juan Puiggarí de Cerveró, Joaquín Bordas, Juan Bautista Torres, Julio Santón, Augusto Riera, Octavio de Carreras, Arístides Mestres, Bartolomé Amengual.» (La Vanguardia, Barcelona, 21 febrero 1890, año X, nº 1379.)

Augusto Riera, que estaba casado con Ramona Clemente, había de sufrir dos desgracias ese mismo año: en octubre la muerte de su pequeña hija Virginia, en diciembre la de su misma esposa:

«Nuestro querido compañero de redacción don Augusto Riera ha tenido la desgracia de perder a su tierna hija Virginia, que constituía su encanto y adoraba en ella. No sabemos encontrar palabras de consuelo que conforten el atribulado ánimo de nuestro amigo; pero si en su dolor puede serle de lenitivo la seguridad de que en La Vanguardia se participa hondamente de sus penas, no dudo de que el sentido pésame que le enviamos y que ofrecemos también a su afligida esposa, es espresión de nuestro dolor y de nuestro cariño.» (La Vanguardia, Barcelona, 13 octubre 1890.)

«Ha fallecido una hija de nuestro particular amigo, el redactor de La Vanguardia, don Augusto Riera, niña de corta edad que era el encanto de sus padres. Acompañamos a nuestro ilustrado compañero en la pena que en estos momentos le embarga.» (La Dinastía, Barcelona, 14 octubre 1890.)

«La desgracia no cesa de asestar golpes al corazón de nuestro pobre compañero de redacción, Augusto Riera. No hace todavía dos meses sufrió el dolor imponderable de perder a su hija, preciosa niña que era la alegría del hogar. Ayer tuvo la desgracia de perder a su esposa, la señora doña Ramona Clemente, la dulce compañera de su vida, que con sus virtudes fortalecía el espíritu de nuestro pobre amigo en la adversidad. Si estas penas tan hondas pueden mitigarse con el sentimiento ajeno reciba nuestro querido amigo el consuelo de nuestro sentimiento, tan sincero, tan cariñoso, tan hondo como sabe inspirarlo a todos sus compañeros de La Vanguardia.» (La Vanguardia, 20 diciembre 1890.)

«Nuestro particular amigo el ilustrado redactor de La Vanguardia, don Augusto Riera, ha tenido el pesar de ver morir a su señora esposa, doña Ramona Clemente. De todo corazón acompañamos al señor Riera en la pena que le aflige.» (La Dinastía, Barcelona, 21 diciembre 1890.)

El viudo redactor reúne condiciones para convertirse en enviado especial cuando La Vanguardia lo precisa: en febrero de 1891 sigue en Vich el escrutinio de unas reñidas elecciones; en agosto se desplaza a Tremp para cubrir las agrias discusiones que en la provincia de Lérida había desencadenado el trazado del ferrocarril Noguera-Pallaresa; en enero de 1892 asiste en Mora la Nueva a la inauguración del trozo de vía férrea de Mora a Favón (en la línea de Reus a Zaragoza); en julio de 1893 representa a su periódico en el jurado que ha de adjudicar el premio al mejor toro de una corrida dominical; y un mes después es enviado con urgencia hasta Castell de Fels, en tren, para ofrecer a los lectores detalles de un doble crimen escabroso, donde los muertos fueron el párroco, «sacerdote regordete y de complexión robusta y sanguínea», y su joven sobrina de 21 años, «bastante hermosa, por cierto», «esbelta y de formas mórbidas y perfectamente proporcionadas».

En 1893 traduce del francés la novelita «Una francesa en el Polo Norte», de Pedro Maël, que La Ilustración Artística, de Barcelona, publica en doce partes (números 608 a 619; el nombre del traductor en la última entrega).

1894 «Ha fallecido el niño José Mª Riera Pamies, hijo del inteligente corredor de Bolsa don Juan Riera, y sobrino de nuestro querido compañero de redacción don Augusto Riera. Ayer tarde se verificó el entierro, al que asistió numerosa y distinguida concurrencia. Tomamos parte activa en el dolor que embarga a nuestro querido compañero y demás familia, por la sensible pérdida que ha sufrido.» (La Vanguardia, Barcelona, 3 junio 1894.)

Tras haberse probado como traductor ensaya como cuentista (“La gran jornada”) y en el verano de 1895 decide abandonar La Vanguardia, que le dedica una cariñosa nota de despedida tras siete años de colaboración:

1895 «Por conveniencias particulares ha dejado de formar parte de la redacción de La Vanguardia, nuestro querido compañero don Augusto Riera y Sol, que tan excelentes servicios ha prestado a nuestro periódico. Las dotes de inteligencia, ilustración y celo, demostradas en secciones importantes, durante los siete años que ha compartido Augusto Riera con nosotros la tarea de redactar estas columnas, hace para nosotros doblemente sensible esa separación del compañero y del amigo querido. Hoy que nos separamos en estos trabajos diarios sin otro motivo que el que hemos indicado, nos complacemos en dar público testimonio de nuestro sentimiento por la separación, y de la gran estima en que tenemos las buenas cualidades de nuestro antiguo compañero y siempre amigo, deseándole sinceramente y con todo ahinco la mayor fortuna en sus propósitos.» (La Vanguardia, Barcelona, 6 agosto 1895.)

«Ha dejado de formar parte de la redacción de La Vanguardia el señor don Augusto Riera y Sol.» (La Dinastía, Barcelona 7 agosto 1895.)

Redactor de El Noticiero Universal desde 1895 hasta 1897

Se aparta de La Vanguardia pero no del periodismo, incorporándose al día siguiente a la redacción de El Noticiero Universal, el vespertino fundado en 1888 por Francisco Peris Mencheta, en el que trabaja dos años:

1895 «Ha entrado a formar parte de la redacción de El Noticiero Universal don Augusto Riera y Sol.» (La Dinastía, Barcelona 8 agosto 1895.)

1897 «Leemos en El Noticiero Universal: “Para dedicarse a sus asuntos particulares ha dejado de pertenecer a la redacción de El Noticiero Universal nuestro estimado amigo e ilustrado compañero don Augusto Riera, a quien deseamos todo género de prosperidades.”» (La Vanguardia, Barcelona, 2 octubre 1897.)

Traductor de Zola, Amicis, Tolstoy, d'Annunzio y Diderot, para Maucci

Augusto Riera ronda los cuarenta años de edad y parece haber encontrado en la traducción su actividad principal, al servicio de la Casa Maucci, fundada en 1892 en Barcelona (Mallorca 226-228) por su único propietario, el entonces ya experimentado italo-argentino Manuel Maucci (1850-1936) –cabeza de una red familiar librero editorial, en la que sus hermanos Carlos y Alejandro tienen sendas editoriales Maucci en Buenos Aires y Méjico, y sobrinos y primos agencias distribuidoras… (en 1906 su hijo Domingo Maucci se pone al frente de la sucursal madrileña, Espoz y Mina 15)–. Cabe suponer que Riera comenzó a colaborar con Maucci antes de que en 1900 su nombre comenzase a firmar versiones en español de Fecundidad de Emilio Zola, La Carrozza di tutti de Edmundo de Amicis, Resurrección de León Tolstoy, y El inocente de Gabriele d'Annunzio…

1900 «La Casa Editorial Maucci ha puesto a la venta la segunda edición de la preciosa novela de Emilio Zola, Fecundidad, nueva y expresamente traducida por nuestro compañero en la prensa don Augusto Riera.» (La Vanguardia, Barcelona, 28 enero 1900.)

«Hemos recibido, impresa en dos volúmenes, la versión española de La Carrozza di tutti (el coche de todos), una de las obras más justamente elogiadas del eminente escritor italiano, Edmundo De Amicis. En un estilo, de cuya elegancia y limpidez es ya conocido en España el encanto, el narrador amenísimo expone las observaciones e ideas que en el tranvía por espacio de un año va recogiendo, y consigue formar un todo interesante, en que hay novela, drama y sobre todo vida; vida humana y deducciones de un alto valor social. Traducido el libro fiel y correctamente por el distinguido escritor D. Augusto Riera, la casa editorial Maucci lo presenta con todos los atractivos tipográficos, mereciendo por este concepto bien del público. La obra se halla de venta en todas las librerías al precio de tres pesetas.» (El Liberal, 8 marzo 1900.)

«Una novela en tranvía, por Edmundo de Amicis. Con este título ha publicado el conocido editor barcelonés Sr. Maucci una traducción del hermoso libro de Amicis La carrozza di tutti. El éxito que ha tenido esta obra en Italia y el hecho de haber sido traducida a los principales idiomas hacen innecesario recomendar la edición española de esta colección de cuadros de la vida real pintados con toda la verdad, alteza de miras y sentimiento, que son la característica del ilustgre escritor italiano. La edición del Sr. Maucci, correctamente traducida por D. Augusto Riera, forma dos tomos ilustrados con láminas de José Passos.» (La Ilustración Artística, Barcelona, 26 marzo 1900, nº 952, pág. 215.)

«Resurrección, por León Tolstoi, traducción de Augusto Riera. La casa editorial Maucci, de Barcelona, acaba de publicar en tres tomos, presentados muy elegantemente, la famosa novela de ilustre escritor ruso conde León Tolstoi titulada Resurrección. La celebridad por el libro alcanzada desde su publicación en ruso, hace tres meses, los debates a que ha dado lugar y el unánime aplauso de la crítica del mundo entero nos ahorran el hacer de este bellísimo libro un juicio crítico, limitándonos a dar cuenta de su aparición y a felicitar al inteligente editor que ha dado en español una versión completísima de la obra, subsanando así las deficiencias de las ediciones francesas, que por conveniencias particulares han sido mutiladas en muchos y muy interesantes capítulos. Para la española de que nos ocupamos, el muy distinguido crítico D. Leopoldo Alas (Clarín) ha escrito un prólogo, que es tanto un estudio sobre el libro cuanto sobre el genial novelista ruso. El precio de la obra completa, 4 pesetas.» (La Ilustración Artística, Barcelona, 14 mayo 1900, nº 959, pág. 327.)

«Hemos recibido las tres últimas novedades de Gabriel d'Anunzio, que acaba de publicar la casa editorial Maucci, de Barcelona. El Inocente, traducción del distinguido periodista D. Augusto Riera, es una bellísima y dramática novela, en la que las dotes de profundo psicólogo del ilustre literato italiano quedan comprobadas una vez más.» (La Correspondencia de Alicante, 13 septiembre 1900.)

En 1901 aparece su versión de La Monja de Diderot, y como parece que los asuntos de religiosas tenían su audiencia, ha de novelar y arreglar “de un libro alemán” la historia de Bárbara Ubrik, La monja de Cracovia. No se dice cuál sea ese libro alemán, pero sin duda se trata del que M. Bitzius publicó en 1869, Barbara Ubryk, die eingemauerte Nonne in einundzwanzigjähriger schwerer Kerkerhaft, que ya en 1870 había servido para que en Milán se compusiese La Monaca di Cracovia, Barbara Ubrik, dramma in cinque atti e tre epoche…, por lo que el “arreglo” del libro alemán lo habría sido a través de la versión italiana (donde Ubryk ya se ha suavizado en Ubrik):

1901 «El editor Maucci ha publicado una traducción de la célebre novela de Diderot La Monja, correctamente hecha por don Augusto Riera.» (La Vanguardia, Barcelona, martes 27 agosto 1901.)

«La monja de Cracovia, por Augusto Riera. No hace muchos años que los periódicos de Polonia rusa y Alemania dedicaron largos artículos a un drama conmovedor ocurrido en Cracovia, y del que fue protagonista la hermosísima Bárbara Ubrik, hija del conde de este nombre y emparentada con muchas familias de la aristocracia polaca. Este suceso llamó la atención de los contemporáneos, y como ha ocurrido recientemente con el asunto Dreyfus y el secuestro de Blanca Monnier, algunos novelistas y dramaturgos aprovecharon la ocasión para llevar a la escena o publicar en libro los principales episodios de la vida de la joven. Hermosa y enamorada, Bárbara, a quien un padre orgulloso y cruel condenó a morir lentamente en una celda del convento de las Carmelitas de Cracovia, despierta prodigioso interés y mueve a lástima. Su amante Santiago, el abate Agustín, la abadesa Teresa de Wenzik, el conde y otros personajes aparecen también con mucho relieve en esta novela tomada de la realidad y arreglada de un libro alemán por el distinguido escritor D. Augusto Riera. ¡Veinte años de amor y tormento en un in pase! ¡Veinte años de esperanza, durante los cuales la infeliz enamorada vivió con el único deseo de ver de nuevo a Miguel! Tal es el argumento de la histórica narración titulada La Monja de Cracovia. Esta obra, editada con esmero por la Casa Maucci, se vende al precio de una peseta en todas las librerías.» (Diario del Comercio, 5 noviembre 1901; El Porvenir de León, Diario de Tenerife, 27 noviembre 1901; &c.)

Su firma, «A. Riera», aparece esporádicamente en el barcelonés “semanario hispano-americano de literatura y arte” Pluma y Lápiz, tanto bajo crónicas (“Expedición ártica del Duque de los Abruzzos”, nº 17, págs. 197-198) como bajo relatos literarios (“La locura”, nº 19, pág. 218).

Termina 1901 y distribuye Maucci la versión que Augusto Riera prepara de Placeres viciosos de Tolstoy, con una portada destinada a captar malpensantes y aplicarles convenientes dosis de la pintoresca moralina del ruso:

León Tolstoy, Placeres viciosos, Maucci, Barcelona 1901«Otro libro de Tolstoy, “Placeres viciosos”. Con citar el autor, Tolstoy, y agregar que este libro es un hermoso tratado de moral cristiana, repleto de saludables principios que se recomiendan en ameno estilo y se hallan impregnados de poesía delicada, que halaga y conmueve, está dicho todo. Las disquisiciones del maestro se encaminan a desterrar el hombre los hábitos malsanos del tabaco y las bebidas alcohólicas que embrutecen y acortan la vida. Con abundante copia de razones, demuestra Tolstoy las excelencias de una vida moderada y racional, base positiva de los estados de alma perfectos, que proporcionan las altas satisfacciones naturales, y se aumentan progresivamente por el conocimiento de sí mismo y uso que se hace de ese conocimiento. Placeres viciosos es un libro para todos, como lo es la moral universal. Recomendarle, es recomendar el bien y hacer una obra meritoria. Perfectamente traducido por Augusto Riera, lleva dicha obra un notable prefacio de Alejandro Dumas (hijo), el insigne autor de La Dama de las Camelias, y varias opiniones de escritores célebres. Dicho tomo, que luce una artística portada, está presentado con el buen gusto editorial que acostumbra la casa Maucci, y al precio de una peseta.» (La Opinión, Tarragona, viernes 3 enero 1902.)

«Placeres viciosos. Novela en un volumen del Conde León de Tolstoy, editada en las mismas condiciones que las demás que viene dando a la publicidad la laboriosa casa Maucci. Está acertadamente traducida por Augusto Riera.» (Pluma y Lápiz, Barcelona 26 enero 1902.)

«León Tolstoy, Placeres viciosos, colección de artículos del célebre escritor ruso, traducidos y anotados por Augusto Riera. 1 tomo en 8º, publicado por la Casa Maucci, Barcelona.» (Revista Comercial, 4 febrero 1902.)

«Placeres viciosos se titula un libro del Conde León de Tolstoy, traducción de Augusto Riera. Por su título podríamos creer que se dirigía, ya contra el juego, ya contra el onanismo, ya contra el libertinaje… Pues no, señor: va contra el lujo, el vino, el tabaco y el matrimonio; contra el matrimonio, porque en primer lugar (atención) el matrimonio no lo instituyó Cristo. “El ideal cristiano no es el matrimonio, sino el amor de Dios y del prójimo; para el verdadero cristiano (sic), no sólo las relaciones sexuales en el matrimonio no constituyen un estado lícito, dichoso y legal, sino que constituyen, por el contrario, en todas las ocasiones una caída, una debilidad, un pecado. No puede haber matrimonio cristiano; Jesucristo no se casó; sus discípulos no se casaron. […] Esto y otras muchas cosas absurdas y enormes –dice Tolstoy,– y de ellas no hemos visto que se ocupe ninguno de sus admiradores; vivimos en una época de rutina, que espanta; hoy un crítico cualquiera que se le ocurre decir… ¡Tolstoy, ¡oh! Tolstoy!… y el coro de ignorantes exclama: ¡oh Tolstoy! y nadie lo ha leído, ni lo ha estudiado, ni lo conoce… Todas esas tonterías sobre la castidad, la abstinencia del vino, &c., serán muy buenas para predicárselas a los atrasadísimos aldeanos rusos que se emborrachan como mosquitos y son capaces de observar “la costumbre admirable que tienen los hombres de la baja Rusia, los cuales pasan durante muchos años noches enteras a solas con sus novias sin tocarlas”; pero si esos aldeanos se dieran una vueltecita por las Baleares, las Canarias, Andalucía, Murcia y Cataluña misma, con el Conde de Tolstoy a la cabeza, cambiarían de modo de ser y habría que ponerles guardias de vista… ¡Qué fácil es ser filósofo entre las nieves de la Siberia!» (Manuel Valcárcel, “Bibliografía”, Gente Vieja, 20 junio 1902.)

Traductor de Máximo Gorki, para Luis Tasso Editor

En 1902 prepara varias traducciones de obras de Máximo Gorki, que publica Luis Tasso Editor y no Maucci, que también mantiene su propia edición de obras de Gorki con otros traductores (aunque Maucci, en la publicidad que hace de sus ediciones de Gorki en varios periódicos, le cita: «Gorki, como dice Augusto Riera, conoce la existencia, porque ha sido pobre y ha sido fuerte…», Diario del Comercio, 12 marzo 1902).

«Tomás Gordeieff. Traducida por D. Augusto Riera, ha publicado el editor Luis Tasso esta novela original del literato ruso Máximo Gorki, conocido con el nombre de “el poeta de los vagabundos”. La obra es el estudio de un desequilibrado que se mueve torpemente entre la rapacidad de los que le rodean. Barcelona, 1902. Precio del ejemplar: una peseta.» (La Ilustración Española y Americana, Madrid 15 marzo 1902.)

«Obras de Máximo Gorki. La Casa Tasso, de Barcelona, constante en su tarea de vulgarización literaria, ha publicado, traducidas por D. Augusto Riera, dos novelas muy interesantes, tituladas: Los vagabundos y En la estepa, ambas originales del celebrado escritor ruso Máximo Gorki.» (La Ilustración Española y Americana, Madrid 15 junio 1902.)

«En la estepa, por Máximo Gorki. Edición Tasso. Continúa la casa editorial barcelonesa de Luis Tasso publicando las obras del conocido escritor ruso Máximo Gorki, de las cuales está haciendo una edición tan notable como todas las suyas. Uno de sus libros recientemente publicado es el titulado En la estepa, colección de interesantes novelitas llenas de vigor, de colorido y de vida, en las cuales son actores principales los vagabundos popularizados por Gorki. Este libro es, sin disputa, uno de los más atractivos de Gorki. La fiebre del sentimiento vibra intensamente al leer sus páginas, muchas de ellas admirables por su ternura y su poesía. Precede al libro un articulo biográfico de Gorki, hecho por el traductor, D. Augusto Riera.» (La Época, Madrid, domingo 20 julio 1902.)

«Los tres, por Máximo Gorki. Edición Tasso. La acreditada casa editorial barcelonesa de Luis Tasso continúa publicando su notable edición económica de las obras del famoso escritor ruso Máximo Gorki. Ultimamente ha puesto a la venta, al precio de una peseta, como los volúmenes anteriores, la interesante novela Los tres, traducida cuidadosamente por D. Augusto Riera. Los tres es una de las novelas más elogiadas del célebre novelista autor de _Los vagabundos._» (La Época, 2 agosto 1902.)

«Augusto Riera es un fiera traduciendo…»

¿Qué lenguas conocía Augusto Riera? Parece que no debía tener dificultades con el francés y el italiano… pero, ¿conocía la lengua rusa? ¿Tradujo acaso a Tolstoy, Gorki o Dostoyewski directamente del ruso? Y si no los traducía del ruso, ¿a través de qué lengua los vertía al español? Más arriba ha quedado transcrita propaganda de la versión de Resurrección de Tolstoi, donde se asegura que Riera «ha dado en español una versión completísima de la obra, subsanando así las deficiencias de las ediciones francesas, que por conveniencias particulares han sido mutiladas en muchos y muy interesantes capítulos». Lo más probable es que fuera el italiano (y no el alemán, como en el ejemplo de La monja de Cracovia), su fuente complementaria del francés y luego del inglés.

Sea como fuere, parece que la feroz crítica anónima que le dedica Gedeón el 31 de julio de 1902, en su sección “¡El papel vale más! (notas bibliográficas)”, escrita probablemente por Francisco Navarro Ledesma (1869-1905), mantenedor de esa sección, determina que Augusto Riera se retraiga como traductor, o que al menos evite firmar tantas traducciones de pane lucrando, advirtiéndose una transformación desde entonces en su hacer, explorando más los territorios de la crónica de actualidad, la prosa política y la divulgación histórica.

«Hay en Barcelona un Sr. D. Augusto Riera, que es un fiera traduciendo. Lo mismo estropea al derramarlas al castellano de la calle de Escudillers, las obras de los vagabundos y mendigos, que las de las testas coronadas. Decimos esto, al tanto de que a dicho señor Riera se deben (y si no se le deben es lástima que se las hayan pagado) sendas traducciones de las novelas de Máximo Gorki y de los cuentos de Carmen Sylva, o sea, de S. M. la Reina Isabel de Rumanía. Tenemos a la vista en este momento, Los tres de Gorki y El haya roja de Carmen Sylva, y no sabemos cuál de ambos libros está peor traducido. Probablemente al Sr. Riera le pagarán muy poco esos editores de Barna, pero verdaderamente, ¿qué necesidad hay de dedicarse a traductor en segundas nupcias? Porque ni Riera, ni todos los editores de Barna nos convencerán de que esas traducciones son directas del ruso o del rumano. Además, los cuentos de S. M. la Reina de Rumanía, perdónenos S. M., pero salvo el respeto debido, nos parecen tan desagradables como los de D. Miguel Ramos Carrión, que no es rey ya ni de la taquilla, como antes lo fue. Claro que Riera no tiene la culpa: él traduce lo que le encargan, y en paz. Y ahora, pensándolo bien, caemos en la cuenta de que hay varios académicos de la Española cuyas obras parecen escritas por la reina de Rumanía… y traducidas por Riera.» (“¡El papel vale más! (notas bibliográficas)”, Gedeón. Semanario satírico, Madrid, 31 julio 1902, año VIII, nº 349, pág. 6.)

De hecho, durante las últimas diez semanas de 1902 sus esporádicas colaboraciones literarias en Pluma y Lápiz ya se han transformado en una sección semanal estable, “El mundo al día” (desde el nº 104), una suerte de sintética crónica internacional, no sólo política y militar, cuya realización determinará también, en buena medida, sus intereses ulteriores.

En 1903 de nuevo con Maucci, editor también de Pluma y Lápiz

Augusto Riera, La estafa mayor del mundo. Teresa Humbert, Maucci, Barcelona 1903Se da la circunstancia de que Pluma y Lápiz. Revista Literaria Hispano-Americana, al comenzar su cuarto año (nº 114, Barcelona 4 enero 1903), pasa a ser editada y controlada por la Casa Editorial Maucci: incluso la correspondencia se debe dirigir a D. Manuel Maucci (Mallorca, 226 y 228).

Mantiene Augusto Riera su sección “El mundo al día” en Pluma y Lápiz y vuelve a publicar en Maucci, traduciendo a Fedoro Dostoyewski (Los presidios de Siberia, Barcelona 1903, 280 págs.) y preparando una crónica de actualidad sobre la famosa estafadora francesa Teresa Humbert (1856-1918), presunta heredera de un supuesto millonario norteamericano que en 1881 le habría dejado una caja fuerte, llena de riquezas, que no debería abrirse hasta pasados veinte años, y que le permitió vivir lujosamente con los cien millones de francos que recaudó entre incautos inversores en futuros, que confiaban lucrarse a cuenta del contenido de la caja, depositada en un banco, pero que al ser abierta en 1901 sólo contenía un ladrillo y medio penique inglés… Los Humbert ya habían huído, pero fueron detenidos en Madrid el 19 de diciembre de 1902, donde vivían en el número 33 de la calle de Ferraz… Augusto Riera escribió La estafa mayor del mundo. Teresa Humbert –Su niñez, su juventud, sus cómplices y sus maquinaciones. Historia de sus estafas. El misterio de los Crawford. Fuga y dentención de los culpables. Vista del proceso. Sentencia y prisión– (Casa Editorial Maucci, Barcelona 1903, 336 págs.). De hecho, en el primer número de Pluma y Lápiz publicado por Maucci, ya se ofrecían dos páginas con dibujos del natural que ilustraban “El suceso de la familia Humbert”, con los detalles de su captura.

Mediado 1903 deja de aparecer la sección “El mundo al día”, aunque Augusto Riera mantiene sus entregas literarias: Pluma y Lápiz busca redefinirse, pero sólo lo conseguirá a principios de 1904, gracias a la guerra. Algún artículo de Pluma y Lápiz será reeditado, incluso en México: por ejemplo “El trébol de cuatro hojas” (de 1903, reproducido en julio de 1907 por Álbum de Damas.)

Cronista de la guerra ruso-japonesa de 1904-1905

La inevitable y esperada guerra ruso-japonesa se desencadena el 8 de febrero de 1904, al ocupar los japoneses el coreano puerto de Chemulpo, quedando declarada el día 10 de febrero tras ser derrotados los rusos en aquella batalla naval. Veinte días después Pluma y Lápiz dedica íntegro su número 174 (28 febrero 1904) a la nueva guerra, con quince páginas de fotos y textos que firma Augusto Riera:

«Crónica de la Guerra Ruso-Japonesa. La guerra ruso-japonesa, que bien puede ser el comienzo del conflicto magno internacional tantas veces anunciado como temido, reviste una importancia tan excepcional, que bien merece los honores de una crónica exacta, fiel y minuciosa desde sus comienzos y sus causas. Todos vemos cómo ha empezado: nadie puede predecir cómo concluirá, aun cuando sí puede asegurarse ha de ser fecunda en sorpresas y variada en acontecimientos. Pluma y Lápiz, consagrando desde este número atención preferente y detallada al curso y vicisitudes de las campañas, realizará la Crónica de la guerra ruso-japonesa más concienzuda, escrupulosa e imparcial que pueda desear tanto la Historia, como sus aficionados y devotos.» (Pluma y Lápiz, nº 174.)

La portada del nº 174 va dedicada a S. M. I. El Czar de Rusia, Nicolás II, y la del nº 175 a S. M. I. Mutzu-Hito, emperador del Japón (en ese número se dedican 12 de sus 16 páginas a la crónica que firma Augusto Riera). Pluma y Lápiz se transforma prácticamente, desde ese momento, en un revista ilustrada consagrada a la guerra ruso-japonesa, con Augusto Riera como cronista en segundo grado, de gabinete, equilibrado sintetizador de relatos y opiniones de corresponsales, enviados y periódicos extranjeros. La guerra mantiene a la revista y el editor sabe contentar a sus lectores: a finales de agosto (nº 200) anuncia a toda página: “Próximamente, la Casa Editorial Maucci, publicará NAMI-KO, popular novela japonesa que ha obtenido en el Japón 39 ediciones”, edición que se va jaleando cada número hasta que se pone a la venta el día 6 de octubre de 1904, por dos pesetas, presentándose esta obra de Kenjiro Tokutomi como la primera novela japonesa que se traduce al español y se publica en España (hija, sin lugar a dudas, aunque no se reconozca ni se mencione, de la traducción inglesa realizada por Sakae Shioya y E. F. Edgett, publicada en Boston en abril de 1904 como Nami-ko, nombre escogido por el autor para rebautizar precisamente la versión inglesa de esta novela realista que había publicado en 1900 en japones como Hototogisu). Ese mismo mes el editor anuncia el siguiente regalo a sus lectores:

«Gran regalo de la Casa Editorial Maucci. Deseosa la Casa Editorial Maucci de que el público en general y los favorecedores de Pluma y Lápiz en particular, posean una información completa y absolutamente fiel de la guerra entre japoneses y rusos, ha decidido publicar en breve un Magnífico plano de la guerra ruso-japonesa, que después de grandes trabajos para su perfecta confección y de no pequeños desembolsos, resultará el mayor, más detallado, minucioso y estudiado de cuantos han visto la luz en España y el Extranjero. Mide 74x94 centímetros; estará impreso a ocho colores sobre magnífico papel y completado con los retratos de los principales personajes de la guerra. No obstante el mucho gasto que supone la publicación de este grandioso mapa, digno de figurar en todas las casas particulares, despachos, escuelas y oficinas públicas, con objeto de que se halle al alcance de todas las fortunas y en calidad de Gran regalo de la Casa Editorial Maucci su precio, verdaderamente excepcional, será el de una peseta, cantidad ínfima, sobre todo si se tiene en cuenta el mérito extraordinario del trabajo, que de no querer ofrecerlo al público en calidad de prima, tendría que valer cuatro pesetas cada ejemplar.» (nº 209, 29 octubre 1904.)

Tras un año de crónicas semanales sobre la guerra ruso-japonesa, Augusto Riera ha de comenzar a prestar atención, necesariamente, a «El movimiento revolucionario en Rusia» (nº 222, 28 enero 1905: “El movimiento de opinión que se observa en Rusia nada tiene que ver con la agitación nihilista ni siquiera con el socialismo revolucionario que se ha confesado autor de los últimos atentados contra altos funcionarios…”) o «La guerra y la Revolución» (nº 223, 4 febrero 1905: “lo que ha ocurrido y ocurre en Rusia es algo más que un motín. Si no es todavía una revolución en regla es un movimiento revolucionario perfectamente caracterizado”), mientras que Maucci aprovecha para relanzar la treintena de obras que tiene publicadas de Tolstoi y Gorki:

«La Revolución en Rusia. Obras de extraordinaria actualidad de los dos literatos más grandes del imperio moscovita, Conde León Tolstoi y Máximo Gorki. Nadie ignora la enorme influencia que en los sucesos que se vienen desarrollando –trágica y sangrientamente– en Rusia, han tenido las obras literarias de los grandes pensadores y con especialidad las del Conde León Tolstoi y Máximo Gorki que tan importante papel ha desempeñado en la lucha feroz entre los huelguistas y el poder autocrático del Czar. La lectura de tales producciones resulta por tanto de una actualidad indiscutible, pues con ella se puede apreciar la génesis de ese profundo sentimiento de libertad, afán de revindicación y deseos de conquistas racionales, que han sido el fundamento de la revolución imponente que ha estallado en San Petersburgo primero y se ha extendido después por todo el imperio moscovita, amenazando con derruirle y aniquilarle. La Casa Editorial Maucci, entre su catálogo nutridísimo con las producciones de los escritores más famosos de Europa y América contemporáneas cuenta con las siguientes, que hoy, por azares de la suerte, resultan de una actualidad e interés imponderables. Obras del conde León Tolstoi […]. Obras de Máximo Gorki […]. Todas ellas de palpitante actualidad. Constan de un tomo cada una con magníficas cubiertas, y el precio, a pesar de los inmensos gastos que ha ocasionado su esmerada presentación, es el de una peseta cada tomo.» (nº 223, 4 febrero 1905.)

Entre crónica y crónica, además, tiene que sacar tiempo Riera para ir traduciendo la mayor parte de las obras de Guy de Maupassant que Maucci lanza en 1905: El buen mozo en dos tomos (que se anuncian en venta desde el nº 224 de Pluma y Lápiz, 11 febrero 1905), La criada de la granja, Berta, Bajo el sol de África, El Testamento, La Loca, El abandonado, Miss Harriet, Inútil belleza y El suicidio del cura.

«Vencen los japoneses en los campos de batalla conquistando tierras y vencen en el campo más fructífero de las ideas y de la literatura», se dice en el anuncio (nº 230, 25 marzo 1905) de la segunda edición, “notablemente corregida”, de Nami-Ko, donde se aprovecha para desvelar, ante una fotografía del mariscal Oyama, que «El general Kataoka, el padre de NAMI-KO, el jefe humano que condujo a sus soldados a la victoria cuando la guerra con China en 1894-95, es, según afirma el traductor norteamericano, el propio Oyama, el expugnador de Wei-hai-wei y de Port Arthur»: «Al interés evidentísimo que ha despertado la primera edición de NAMI-KO, se añade ahora el interés que no pueden por menos de sentir todos los lectores, americanos y españoles por los detalles íntimos que de la vida de Oyama da Kenjiro Tokulomi, pues hoy por hoy es el vencedor de Kuropatkin uno de los hombres más populares del mundo. Creemos deber esta aclaración de la personalidad del general Kataoka a los lectores del NAMI-KO, cuya segunda edición va notablemente corregida.»

Augusto Riera y Manuel Maucci deciden dar forma de libro a las crónicas guerreras: el nº 233 (15 abril 1905) ya anuncia “en preparación: _Del Yalú a Mukden_” (anuncio que dos números después especifica: “por Augusto Riera”). Riera se ha especializado tanto en ese enfrentamiento que incluso publica en Pluma y Lápiz un “Diccionario de la Guerra” (que culmina en el nº 234, 22 abril 1905). En julio aparece La guerra ruso-japonesa: Del Yalú a Mukden. En Las Provincias del día 8 se lee: «historia detallada y completa, escrita por uno de los pocos hombres que, antes de empezar la lucha, predijo el triunfo de los japoneses, lo cual prueba que conocía con bastante exactitud la situación y fuerza de los beligerantes, y que luego, en periódicos diarios y semanales, ha escrito artículos describiendo las peripecias de la larga campaña»; y Pluma y Lápiz anuncia:

«Del Yalú a Mukden. Los lectores de Pluma y Lápiz conocen ya al autor de la nueva obra. Pero así como en Pluma y Lápiz tuvo que ceñirse Riera a escribir unas crónicas semanales relatando los hechos ocurridos en tan breve espacio de tiempo, en Del Yalú a Mukden ha podido dar amplitud al asunto y abrazar el conjunto de la tremenda lucha, analizando sus causas, patentizando sus resultados y previendo sus futuras consecuencias. Del Yalú a Mukden es una historia completa de la guerra del Extremo Oriente, desde Febrero de 1904 hasta la batalla de Tsushima. Obra es hecha a conciencia y que recomendamos a nuestros lectores. Precio: 2 pesetas.» (nº 245, 8 julio 1905.)

La Vanguardia reivindica a su otrora redactor y reproduce un lúcido fragmento del prólogo de Riera a su libro:

«Tratándose de un libro que firma nuestro amigo Augusto Riera, tememos que parezcan a muchos poco sinceros los grandes elogios que sinceramente haríamos de su obra; por otra parte, no los necesita ante los lectores de La Vanguardia quien, como Riera, ha seguido, en sus artículos aquí publicados sobre la guerra ruso-japonesa, con tanta fidelidad la marcha de los cruentos sucesos desarrollados en la Manchuria y ha predecido con tan extraordinaria clarividencia futuros acontecimientos. Permítasenos, sin embargo, reproducir dos párrafos siquiera del Prólogo que ha puesto a su libro, en los cuales parécenos que se dicen cosas de muy transcendental interés. Son como sigue: “Contra lo que han dicho periódicos y revistas desde que los japoneses alcanzaron sus primeras victorias, todo induce a creer que el Japón, vencedor, no significa un riesgo para la raza blanca. En cambio, si una coalición de potencias trataba esta vez de revisar el tratado de paz que firme con Rusia, como sucedió en 1895 con el tratado de Simonoseki, es probable que los japoneses, despechados y furiosos, aun a riesgo de pagar ellos mismos las consecuencias de su acción, dedicaran toda su actividad y toda su energía a procurar que China se armara y arremetiera contra todos los blancos que han sentado el pie en su territorio con el solo derecho de la fuerza. Y la obra de los diplomáticos japoneses no sería muy ardua. China, después de ver asolada Manchuria y violada la neutralidad de Mongolia, debe estar ya convencida de que, para conservar su independencia, no le queda más remedio que crear un ejército y una marina capaces de hacer respetar los derechos de la nación. Entonces es cuando surgiría el peligro amarillo, cuando Asia despertaría de su milenario letargo. Y Europa debería prepararse a sostener el choque más formidable que ha amenazado nunca a la humanidad. De otro modo no hay que alarmarse de las victorias del Japón. Una vez hecha la paz quedará durante algún tiempo quebrantado por el esfuerzo cumplido y empleará todo su empuje en desarrollar sus industrias y su comercio, para competir con las demás naciones europeas y americanas. Dentro de pocos años Alemania, Inglaterra y los Estados Unidos, tendrán que sostener contra el Japón una guerra comercial tan formidable como la que ahora ha sostenido Rusia a cañonazos.”» (La Vanguardia, Barcelona, 12 julio 1905.)

Pluma y Lápiz dedica su portada del nº 248 (29 julio) a los incendios provocados un mes antes en Odesa por los dos obuses lanzados por la amotinada tripulación del acorazado Potemkin, y Augusto Riera no puede sino comenzar su semanal Crónica de la guerra ruso-japonesa escribiendo: «Mejor que “de la Guerra” podría titularse “de la Revolución”». Moderadamente filoniponeses, en Pluma y Lápiz dedican una portada (nº 250, 12 agosto) a un dibujo nada edificante de “La tripulación del Kniaz Potemkin bebiendo después de la sublevación”, y la siguiente (nº 251, 19 agosto) a una fotografía de “Los amotinados del Potemkin comiendo en una fonda de Rumanía”.

No todas las opiniones sobre el libro de Augusto Riera son tan entusiastas como la de La Vanguardia:

«El segundo tomo titúlase Del Yalu a Mukden, y su autor es D. Augusto Riera, a quien hasta ahora conocíamos como literato y traductor de novelas extranjeras, mas no como tratadista de asuntos militares. Algo prematuro nos parece escribir la historia de acontecimientos tan recientes y tan lejanos; máxime teniendo en cuenta la extremada reserva que en ellos ha caracterizado a una de las potencias beligerantes. Mas, como quiera que sea, el emitir juicio fundado sobre estos libros exige conocimientos especiales, o por lo menos gran detenimiento, por lo cual, no queriendo retrasar la noticia de su aparición, nos limitamos a darla sin más comentarios.» (Nuevo Mundo, Madrid, 17 agosto 1905.)

Parece que la guerra va terminando y Maucci no desaprovecha la oportunidad editorial:

«Aparecerá en breve, De Murkden a la paz, por Augusto Riera. Tan interesante como Port-Arthur y Del Yalú a Murden es el tomo que va a publicarse. He aquí su sumario: La toma de Tieling. Retirada de los rusos. Nuevos combates. Descontento general en Rusia. La revolución. La toma de Sakhalín. Intervención de Roosevelt. La Conferencia de la paz. En Portsmouth. Komura y Witte. La paz. Texto del Tratado. Efecto que produce en Rusia y en el Japón. Tratado anglo-japonés. Ilustrada con muchas láminas, retratos de generales y diplomáticos, vistas, &c. Precio: 2 pesetas.» (Pluma y Lápiz, nº 255, 16 septiembre 1905.)

Augusto Riera todavía mantiene en Pluma y Lápiz durante el mes de octubre de 1905 su «Crónica de la guerra ruso-japonesa», que sigue ocupando los números por entero: “En espera de la ratificación del tratado de paz, hase empezado ya en Manchuria los preparativos para la retirada de las tropas de ambas potencias” (nº 258, 7 octubre 1905), “Dentro de breves días se habrá ratificado el tratado de Portsmouth y la guerra ruso-japonesa pasará al dominio de la historia.” (nº 259, 14 octubre 1905), “El tratado anglo japonés parece haber tenido como consecuencia inmediata una aproximación entre Germania y Rusia. Se habla ya, no solamente de esto sino de una verdadera alianza entre Rusia, Alemania e Italia.” (nº 260, 21 octubre 1905). Tras 88 semanas de labor ininterrumpida, finaliza Riera su crónica de la guerra con estas frases (ese número ofrece en su portada un dibujo alegórico de pertrechado soldado japonés que estrecha la mano a pertrechado soldado ruso, «La Paz»):

«Se había dicho años atrás que en cuanto hubiese habido una guerra y una nación europea quedara escarmentada, llegaría la época, tan soñada como lejana, del desarme. Ahora se advierte claramente que esto eran puras y halagüeñas suposiciones. Del mismo modo que ha sido preciso renunciar a esta ilusión, es necesario no creer tampoco en las afirmaciones que hacen los gobiernos diciendo que esas alianzas que con tanta prisa pactan o procuran pactar son con el objeto exclusivo de llegar a una paz duradera. Ya hemos visto que Alemania no quiere en modo alguno perder el papel preponderante que durante muchos años ha desempeñado en Europa. Lo ocurrido con motivo de la cuestión de Marruecos lo indica claramente, y esto nos advierte que habrá sin cesar un riesgo o un peligro de guerra mientras Francia y Alemania no se decidan de una vez a olvidar sus agravios o sus culpas. La guerra ha terminado. Por desgracia es muy posible que sea el germen de nuevas desdichas futuras.» (Pluma y Lápiz, nº 261, 28 octubre 1905.)

Pluma y Lápiz anuncia a sus lectores que, tras veinte meses de crónicas de guerra, cambia de modo de ser y _de índole_… Su siguiente entrega (nº 262, 4 noviembre) anuncia ya publicado el libro De Mukden a la Paz:

«Publicaciones recibidas. “De Mukden a la Paz”, se titula la nueva crónica de la guerra ruso-japonesa que acaba de publicar la casa Maucci, y original de nuestro distinguido colaborador y amigo querido don Augusto Riera. A los elogios que tal obra merece, podría ponerse tilde de parcialidad, si desde estas columnas las detalláramos. Asi pues, sólo nos concretaremos a dar cuenta de la aparición de la interesante página que del libro de la historia, ha escrito aquél, nuestro buen amigo.» (La Vanguardia, Barcelona, 6 noviembre 1905.)

«Bibliografía, De Mukden a la Paz, la Guerra Ruso Japonesa, por Augusto Riera, publicada por la Casa Editorial Maucci; precio 2 pesetas. Libros como el que acabamos de recibir y leer son de utilidad verdadera al propio tiempo que interesantes en alto grado, puesto que son una página del gran libro de la Historia, parte integrante de la Historia misma, puesto que en sus capítulos, concisos y claros; narran el duelo formidable de dos naciones, que puede convertirse, si falta la clarividencia a las naciones occidentales de Eurasia en una pugna mucho más tremenda entre dos razas: la amarilla y la blanca. En Del Yalú a Mukden había explicado el señor Riera las causas que produjeron la guerra y los principales episodios de la lucha; en De Mukden a la Paz señala con gran claridad de juicio los motivos que indujeron al Japón a no extremar sus exigencias, las causas que permitieron que Witte obtuviera una victoria moral en Portsmouth, la única alcanzada por los rusos, y la situación en que han quedado Rusia y el Japón después de la guerra. Muy clara también es la exposición de los orígenes y desarrollo del movimiento revolucionario en Rusia. El señor Riera, antes de terminar su obra, predice los sucesos que luego se han desarrollado, es decir, el triunfo de la Revolución y el vencimiento definitivo de la autocracia.» (Heraldo de Zamora, 9 noviembre 1905.)

Atento a la revolución en Rusia

Augusto Riera, traductor de Tolstoi en 1900 y 1901, de Gorki en 1902, de Dostoyewski en 1903, minucioso cronista de la guerra ruso japonesa en 1904 y 1905, conserva en Pluma y Lápiz una sección rotulada «La revolución en Rusia»: una página en el número 262, las dos primeras del 263, página y media del 264, tres páginas del 265, dos del 266, las dos primeras del 267, portada y tres páginas del 268, dos del 269, dos y media del 270 (30 diciembre 1905), &c. Pero Maucci no puede sostener Pluma y Lápiz mucho tiempo, y la revista deja de aparecer en febrero de 1906, incapaz de mantener el interés postbélico de sus lectores.

Poco sabemos de la actividad de Augusto Riera entre 1906 y 1908, salvo que, a finales de 1907, aparece su versión del libro de Tolstoi, La revolución rusa. Su significación y alcance (que publica Antonio López Editor).

Cronista de la semana trágica de Barcelona

Augusto Riera, La semana trágica, Editorial Hispano-Americana, Barcelona 1909El 13 de octubre de 1909 es fusilado el anarquista librepensador y masón anticlerical Francisco Ferrer Guardia, tras ser juzgado y declarado instigador de las revueltas e incendios que hicieron de Barcelona la ciudad quemada durante la semana trágica (26 de julio al primero de agosto de 1909). Por esos días, sólo dos meses después de los hechos, publica Editorial Hispano-Americana el libro que Augusto Riera se había apresurado a componer:

«La semana trágica. Relato completo de la sedición e incendios en Barcelona y Cataluña, por Augusto Riera. Un volumen de 300 páginas ilustrado con 24 grabados. Se vende en las Librerías y kioscos. Precio 2 pesetas.» (La Vanguardia, Barcelona, 17 octubre 1909.)

«Novedad. La semana trágica. Relato de la sedición e incendios en Barcelona y Cataluña, por Augusto Riera. Un tomo en 8º con un sin número de fotografías. Ptas. 2.» (La Esquella de la Torratxa, Barcelona, 20 octubre 1909.)

«La semana trágica. Relato de la sedición e incendios en Barcelona y Cataluña. Barcelona, 1909. En un elegante y bien editado volumen, de 290 páginas, que hace honor a la Editorial Hispano-Americana, expone D. Augusto Riera los antecedentes de la revuelta, los elementos que en ella tomaron parte y los sucesos ocurridos en la antigua Ciudad Condal desde la mañana del 26 de julio en que se inició la huelga general, hasta que, después del 1.º de Agosto, se restableció la tranquilidad en Barcelona y se hizo la pacificación completa de los pueblos en que se produjo alguna perturbación. Tiene el libro una segunda parte en la que, con gran riqueza de detalles y según narraciones de testigos presenciales, se hace completa información respecto a los incendios de edificios durante los seis días que duró la sedición. En unas líneas preliminares dirigidas “al lector”, hace constar el señor Riera que se limita a “narrar los acontecimientos y las medidas de represión que decretó el Gobierno”. Suspensas todavía las garantías constitucionales en Barcelona y en Gerona, toda crítica se haría cohibida y resultaría muy ligera al pretender –pasado apenas dos meses desde los días trágicos– señalar las causas y apreciar las consecuencias de la sedición. Pero ha sabido el Sr. Riera dar tanta amenidad a su relato, tan imparcial y completo resulta éste, y tan brillantemente describe los incidentes todos de aquellos días sangrientos, que el libro se lee de un tirón, sirviendo a la vez de sedante para calmar la agitación de los espíritus. Ha realizado, pues, el autor de Semana trágica, una buena obra dando a la estampa su libro: por ella le felicitamos sinceramente, agradeciendo con el mayor encarecimiento las cariñosas frases de la dedicatoria que el editor, D. Juan de Solo, ha puesto en el ejemplar enviado a nuestro querido compañero el Director de esta Revista.» (Ilustración financiera, Madrid, octubre 1909, nº 19, pág. 207.)

Cronista de la guerra de Marruecos

El 27 de julio de 1909 (al día siguiente de haberse iniciado en Barcelona la sedición que había de conocerse como semana trágica) se produce en el Barranco del Lobo, cerca de Melilla, una trágica emboscada de los rebeldes rifeños en la que mueren más de cien soldados españoles, acción que determina enérgicas actuaciones hasta la pacificación del territorio a finales de 1909. Augusto Riera, de nuevo para la Casa Editorial Maucci, va publicando en fascículos la obra ilustrada España en Marruecos. Crónica de la campaña de 1909, luego varias veces reeditada.

«España en Marruecos, crónica de la guerra del Rif, por Augusto Riera, publicada por la Casa Editorial Maucci. Un tomo de 416 páginas, 3,50 pesetas. Es esta obra una relación completa y detallada de las operaciones militares realizadas por el ejército español en el Rif. Contiene datos exactos de las fuerzas que entraron en campaña; enumera y relata una por una las principales funciones de guerra; da las cifras de los combatientes muertos y heridos; describe la topografía de las comarcas donde operaron los soldados españoles, &c., y además, no solamente las figuras de los generales, jefes y oficiales, sino también las de los soldados y clases que más se distinguieron en el curso de la campaña. La ilustración abundante y precisa, pues la mayoría de los grabados son directos de fotografías tomadas en distintos puntos del Rif; el precioso mapa a cuatro tintas, de gran tamaño y que marca con trozos encarnados las posiciones conquistadas por nuestras tropas y la zona de influencia de España, contribuven a dar a la obra importancia y amenidad.» (El Motín, Madrid, 17 marzo 1910.)

Un lustro de entreguerras

Se eclipsa en 1910, y durante un lustro, la firma de Augusto Riera. Tras diez años de relaciones, con algunos altibajos, parece que la distancia con Manuel Maucci ya es definitiva, pues sus nombres ya no volverán a coincidir en nuevas ediciones. Aunque cabe suponer que Riera no se mantuvo estos años en contemplación inactiva.

«Hemos recibido: Vida argentina, por Cesarina Lupati Guelfi. Traducción de Augusto Riera. Barcelona.» (Caras y Caretas, Buenos Aires, 28 mayo 1910.)

«Concluiré esta reseña con la noticia de una obrita editada por Maucci, Vida argentina, escrita en italiano por Cesarina Lupati Guelfi, y traducida al español, bien traducida por D. Augusto Riera. La autora, en un estilo fácil, ameno y sencillo, no exento de espiritualidad, ingenio y sinceridad admirable, describe cuanto ha podido ver y estudiar en un viaje, bien aprovechado, por la Argentina. Su libro ni es un himno ni una acerba censura: es la verdad, como la autora la siente, y va expuesta con tal encanto, sin pretensiones ni vanidades literarias o filosóficas femeniles, que el libro se lee con gusto. Realmente, da una idea bastante exacta de lo que es el país que describe. El tomo está bien impreso y contiene muchos y buenos clichés, entre los que no figura el retrato de la autora; quizá esta omisión la retrata mejor que un dibujo.» (J. F., “Notas bibliográficas”, El País, Madrid, 22 junio 1910.)

Cronista de la Gran Guerra

Augusto Riera, La Guerra Ilustrada, número 2, Barcelona 1914En el verano de 1914 la paz armada que mantenían los Estados e Imperios de la biocenosis europea se transforma rápidamente en una gran guerra bien potente y eficaz, acorde a los sorprendentes progresos que habían alcanzado entonces las técnicas y las ciencias cuidadosamente impulsadas por las Naciones: el 28 de julio Austria-Hungría declara la guerra a Serbia, el 1 de agosto Alemania declara la guerra a Rusia, el 3 de agosto Rusia declara la guerra a Francia… Ese mismo mes de agosto Augusto Riera, recordando el éxito que había supuesto para Pluma y Lápiz, diez años antes, su transformación en una revista ilustrada especializada en la guerra ruso-japonesa, supo articular, junto con el editor Miguel Seguí, la rápida y oportuna puesta en marcha de La Guerra Ilustrada, cuyo primer número, con un retrato del presidente de la República Francesa, Raymond Poincaré, como portada, se puso a la venta a finales de agosto. Durante los 52 meses que duró la Gran Guerra se publicaron 166 entregas de esta revista, que mantuvo gran calidad artística y editorial, con gran copia de fotografías, planos y mapas, y fue redactada íntegramente por el experimentado cronista Augusto Riera, que supo mantener cierta distancia prudente, ecuánime e independiente, sin caer en el maniqueísmo militante propio de germanófilos (Renovación Española) y aliadófilos (Los Aliados) más o menos mercenarios o idealistas.

«La Guerra. Dirigida por D. Augusto Riera, ha comenzado a publicarse en Barcelona una notable revista titulada La Guerra, lujosamente editada por la casa Seguí. El número segundo que acabamos de recibir, publica en la portada un retrato en color del Kaiser, conteniendo, además, gran número de fotograbados, tres magníficos mapas y un plano de Amberes y sus murallas. Para los que siguen con interés el desarrollo de la actual contienda, no puede ser más curiosa la indicada revista, que se vende al precio de 40 céntimos ejemplar en las principales librerías y en Barcelona, calle de Buenavista, 30.» (Flores y Abejas, 7 septiembre 1914.)

Pero el cronista europeo no deja de denunciar en Madrid lo que por entonces sucede en Barcelona:

«¡Misericordia! Si no la tienen de nosotros los madrileños, o por decirlo mejor, los gobernantes de España, dentro de poco Barcelona sólo será un villorrio. Habrán muerto la inmensa mayoría de sus habitantes, habrán emigrado cuantos cuenten con medios de hacerlo y únicamente quedarán aquí unos cuantos miles de seres famélicos, embrutecidos, debilitados, enfermos y un número exiguo de canallas dedicados a rebañar el poco dinero que por azar conserven aún los últimos desdichados barceloneses. Los concejales y ex concejales habrán desaparecido todos. El propio Prat de la Riva estará mancomunado con los fugitivos de todas las mancomunidades que han contribuido al desastre ciudadano. Si un ministro no hace que el gobernador, que un gobernador gobierne, justificando su nombre; que un gobernador ponga coto a las demasías de las autoridades ¿autoridades?, locales, estamos perdidos sin remedio, no hay salvación para Barcelona, no es posible que se remedie el mal que padecemos. La auto y general adulteración acabará con nosotros. […] Tenemos en Barcelona, en la culta, en la bella, en la magnífica Barcelona, una epidemia de tifus. Una epidemia que tiene en cama a más de 20.000 (veinte mil) personas. Y diariamente hay cientos de invasiones y mueren de cincuenta a sesenta enfermos. Hace un mes que dura esa mortandad y nada se ha hecho para atajarla. Las inteligentes autoridades han dispuesto que desaparezcan las gallinas y los conejos que algunos vecinos criaban en balcones y galerías, que se limpie de cuando en cuando las calles –antes las limpiaba la lluvia– y ¡remedio heroico! que se limpie el suelo de los mercados. ¿Verdad que no se puede pedir más? Se dice que las carnes que se da al consumo son malas, que se sacrifica gallinas enfermas, que se expende libremente embutidos que contienen las cuatro pestes y las cuatro fantasmas, “manufactures expressely for Barcelona”, como los sombreros ingleses, por algunos industriales que acaparan todas las inmundicias para transformarlas, como en Porcópolis, en sabrosas y abominables butifarras, de que Alá salve a los madrileños. Y lo peor es que se dice la verdad, y aun solo una parte de la verdad. Porque en los mercados y en las tiendas de ultramarinos se continúa vendiendo toda suerte de comestibles adulterados y putrefactos, capaces de dar, no ya el tifus, sino la peste bubónica, al desdichado que los ingiere. En las tabernas se vende por vino algo que es peor que el agua tufarra. Lucrecia y su papá incestuoso no emplearan otro veneno de conocer este que se vende por vino. Es decir, quizá prefirieran, por su toxicidad, otro líquido blanquecino que se expende con el nombre de leche. Continuaré otro día si aún no he sido víctima del tifus. Augusto Riera. Barcelona, 21 Noviembre 1914.» (El País. Diario republicano, Madrid 27 noviembre 1914.)

Augusto Riera, Del Sena al Vístula, Barcelona 1914Y así como en 1905 había publicado Augusto Riera su libro Del Yalú a Mukden, diez años después compone Del Sena al Vístula, como inicio de una serie prometedora, La Gran Guerra, que parece no tuvo continuidad:

«Bibliografía. El editor C. Martínez Pérez acaba de publicar La Gran Guerra, que es la historia de la lucha formidable actualmente entablada en Europa. El autor de ella es Augusto Riera, autor de la Guerra Ruso-Japonesa, que alcanzó tan enorme tirada, y de otras obras de igual índole. Del Sena al Vístula es el título del primer tomo de esta obra. Su lectura es interesante e instructiva como pocas, porque además del relato de las batallas y combates que se han sostenido en Francia y en la Polonia y de las luchas navales, contiene todos los datos necesarios para formar juicio y todos los antecedentes precisos para comprender las causas que hacían inevitable esa guerra desastrosa y formidable. El estilo es claro y preciso y esto hace que el libro se lea sin cansancio y con provecho. Va el tomo profundamente ilustrado con grabados a la pluma y directos. Obra es de consulta y de lectura amena, por lo que no vacilamos en recomendarla a los lectores.» (Diario de Valencia, 5 diciembre 1914. El Imparcial, Madrid, 15 enero 1915. Algo resumido en La Correspondencia Militar, 15 enero 1915. El País, diario republicano, 19 enero 1915.)

«Bibliografía. «La Gran Guerra. Del Sena al Vístula». Interesantes relatos de la guerra actual, escritos por D. Augusto Riera, y en los que con gran copia de datos y de noticias se hace el resumen de los sucesos más culminantes ocurridos durante los tres primeros meses de la campaña. El libro va ilustrado con gran cantidad de mapas y de fotografías.» (ABC, Madrid, 23 enero 1915.)

La colección Hombres célebres (1915-1916)

Augusto Riera, Francisco Pi Margall, Hombres celebres 6Augusto Riera, José Canalejas, Hombres celebres 13Augusto Riera, Nicolás Salmerón, Hombres celebres 18Augusto Riera, Cánovas del Castillo, Hombres celebres 4

Seguramente como distración a la rutina que ya debía suponerle la preparación de las sucesivas entregas de La Guerra Ilustrada, y ante la abundancia de libros sobre la guerra (que aconsejó que Del Sena al Vístula no tuviera continuidad), impulsa Augusto Riera o acepta preparar una serie de biografías de hombres célebres, que formaron una serie de opúsculos de 32 páginas, todos firmados por Augusto Riera y publicados sin fecha en Barcelona por el editor Ramón Costa (Paseo de Gracia 125, Barcelona). Estos cuadernos suelen figurar en los catálogos muy mal datados de manera dispar: tanto se les supone de principios de siglo como de ya entrados los años treinta. Sin embargo, el siguiente anuncio permite deducir que, siendo su publicación semanal, habrían aparecido en noviembre de 1915 [1-6], decayendo el proyecto en abril de 1916:

«Hombres célebres. La Casa editorial de D. Ramón Costa, de Barcelona, ha empezado la publicación de la notable serie de “Hombes célebres”, verdadero compendio de Historia Universal contemporánea. Los publicados hasta el presente son: “Juan Prim”, “Simón Bolívar”, “Emilio Castelar”, “Cánovas del Castillo”, “Napoleón I”, “Pi y Margall”, “José de San Martín”, “Ricardo Wagner”, “Baldomero Espartero”, “José Zorrilla”, “José Garibaldi”, “Bismarck”, “José Canalejas”, “Juan A. Mendizábal” y “Gonzalo de Córdova”. El número suelto cuesta “veinte céntimos” y la suscripción: trimestre, 3 pesetas; semestre, 5,25, y año, 10. Los pedidos, al editor D. Ramón Costa, paseo de Gracia, 125, Barcelona.» (El día de Toledo, sábado, 4 de marzo de 1916.)

La circunstancia de que el editor tuviera prevista una suscripción anual a la serie, permite suponer que tanto él como el autor confiaban en su continuidad. Sin embargo parece que esta colección no pasó de la vigésimo primera entrega. La siguiente tabla, reordenable por columnas, facilita alcanzar el concepto que Augusto Riera / Ramón Costa pudieran tener de _hombres célebres_…

num nombre α ω nación
1 Juan Prim y Prats 1814 1870 España
2 Simón Bolívar 1783 1830 Venezuela
3 Emilio Castelar 1832 1899 España
4 Cánovas del Castillo 1828 1897 España
5 Napoleón 1769 1821 Francia
6 Francisco Pi y Margall 1824 1901 España
7 José de San Martín 1778 1850 Argentina
8 Ricardo Wagner 1813 1883 Alemania
9 Baldomero Espartero 1793 1879 España
10 José Zorrilla 1817 1893 España
11 José Garibaldi 1807 1882 Italia
12 Bismarck 1815 1898 Alemania
13 José Canalejas 1854 1912 España
14 Juan A. Mendizábal 1790 1853 España
15 Gonzalo de Córdoba 1453 1515 España
16 Leon Tolstoi 1828 1910 Rusia
17 Joaquín Costa 1846 1911 España
18 Nicolás Salmerón 1838 1908 España
19 Cristobal Colón 1451 1506 España
20 Práxedes M. Sagasta 1825 1903 España
21 Hernán Cortés 1485 1547 España

El cuaderno 21, Hernán Cortés, anuncia que el siguiente va dedicado a Víctor Hugo, pero parece que no se publicó, a pesar de lo prometido por el editor en la octavilla inserta en esa entrega 21 (un texto mal redactado, en abril de un año que se da por supuesto), en aparente optimismo previo en realidad al final efectivo:

«Aviso importante. Carísimo lector: nunca hubiéramos pensado el éxito creciente que han alcanzado las biografías históricas Hombres Célebres y hoy lo que nos significa un honor nos crea una dificultad, pues cada día mayores las ediciones, la necesidad de tener que efectuar reimpresiones de Biografías completas como las de Bolívar, Canalejas, Prim, Wagner, &c. para satisfacer las demandas de América el tener en publicación obras de tan buena acogida por parte del público, como los Cuentos del Conde Arutnev y El Arte en el Hierro Forjado y aun la necesidad de dejar espacio para la edición de la Geografía Gráfico-Descriptiva de España por Provincias, llega a privarnos de editar con la frecuencia que hasta ahora los Cuadernos de Hombres Célebres, más respondiendo al favorable éxito y a la instancia de muchísimos lectores, no queremos abandonar nuestra provechosa y educativa obra. No obstante en virtud de lo que antecede ponemos en su conocimiento que a fin de poder asegurar una regularidad en la aparición de los Cuadernos, estos verán la luz Mensualmente y cada día 25 con exactitud a partir del actual mes de Abril. Con gracias a su constante favor soy suyo affmo. s.s.q.e.s.m. Ramón Costa

Cuentos del Conde Arutnev, Por donde camina el tiempo, Barcelona 1916En efecto, ya desde el cuaderno 9 se venía anunciado en la contracubierta: “En publicación. El Arte en el Hierro Forjado. Obra de amplia consulta y estudio para los cerrajeros”, y desde el número 14: “En prensa. Cuentos del Conde Arutnev.” Con el número 18 parece que ya está a la venta el primero de esos cuentos: “En publicación. El arte […] y los Cuentos del Conde Arutnev, Educación de la juventud, cada cuento 10 cts.” No se encuentra ningún El Arte en el Hierro Forjado de esos años, por lo que, si comenzó a publicarse por entregas, fue obra inacabada y olvidada. Sí que se encuentran y están descritas dos entregas de los Cuentos del Conde Arutnev, la primera de 14 páginas, “Por donde camina el tiempo”, la segunda de 12 páginas, “La escopeta y la bala”. Ambas con ilustraciones de la burguesa señorita barcelonesa Lola Anglada (1892-1984), que ya con trece años había expuesto sus infantiles dibujos y del 1 al 15 de febrero de 1916 acababa de celebrar su primera exposición individual en el “Fayans Catalá”. Los eruditos en la obra de esta fecunda artista suelen datar estos cuentos de Arutnev hacia 1918, pero son obviamente anteriores a la que presentan como primera obra por ella ilustrada, Granadilla, que publicó la Colección Muntañola en octubre de 1916. Los eruditos suelen decir que el “Conde Arutnev” es un pseudónimo, pero no saben a quien encubre. Nosotros tampoco lo sabemos, pero la resonancias rusas del pseudónimo y que sus dos primeras letras sean la A y la R, permiten sospechar, al menos, que en ese restringido entorno editorial, más fácil es que estuviese detrás Augusto Riera que el editor Ramón Costa. De la actividad del tal Ramón Costa como editor no quedan, por otra parte, más vestigios que los mencionados.

Tras la Revolución de Octubre

Así como la revolución rusa de 1905 fue hijuela de la guerra ruso-japonesa, la revolución rusa de 1917 fue hijuela de la Gran Guerra, y así como Riera fue asistiendo como cronista semanal de la guerra ruso-japonesa al proceso que desencadenó la revolución rusa de entonces, como cronista de la “primera guerra mundial” fue siguiendo con interés lo que iba sucediendo en Rusia.

Publica sin fecha un opúsculo de 24 páginas con su nombre, Augusto Riera, El bolchevikismo: sus hechos y sus hombres, editado por la Casa Editorial Heras de Barcelona. El término bolchevikismo se utiliza en España a partir de febrero de 1918, alcanza su apogeo en 1919 y decae en 1920 (en la BVPH aparecen 369, 759 y 60 ocurrencias de esos años, en BNPH 216, 267 y 16). La Editorial Heras (Cortes 468, Barcelona) desarrolla su actividad durante 1918 y 1919, sobre todo en el sector de los folletines y tebeos (Historietas infantiles, Periquín). Como Augusto Riera nunca tarda en ocuparse de los asuntos de actualidad, no es demasiado aventurado suponer que ese opúsculo apareciera en 1918.

Crónica de la Guerra de Marruecos

Y como era de esperar, Augusto Riera, que ya había preparado para Maucci en 1909 una crónica en fascículos de la guerra del Rif, al desatarse la guerra de Marruecos en 1921, y en colaboración con la Editorial Sanxo (Rambla de las Flores, 30, 1º, Barcelona), repite el modelo iniciado en 1904 cuando la guerra ruso-japonesa y explotado de 1914 a 1918 cuando la Gran Guerra, y va redactando una serie de fascículos ilustrados con dibujos, fotos y mapas que aparecen todos los sábados, entre julio de 1921 y enero de 1922, bajo el rótulo Crónica de la Guerra de Marruecos. Esta patriótica obra alcanzó las 590 páginas y se siguió vendiendo encuadernada.

Discreta actividad entre 1922 y 1926

Ronda Augusto Riera los sesenta años de edad y su actividad no deja demasiados rastros estos años. En 1924 (Lenin muere el 21 de enero) firma un librito titulado Lenin, el fin de un mundo (Editorial Tabarín, Ferlandina 5, Barcelona 1924, 96 páginas).

Dmitry Merejkowsky, Tutankhamon en Creta, Tasso, Barcelona 1925“Traducida del ruso por Ivan Sakhalin y Augusto Riera” se publica en 1925 en español la novela del ideólogo del simbolismo ruso Dmitry Merejkowsky, Tutankhamon en Creta. El nacimiento de los dioses (Tasso, Barcelona 1925, 205 págs.), aparecida en ruso el año anterior (Рождение богов. Тутанкамон на Крите), y que inmediatamente se fue traduciendo al francés por entregas en el Mercure de France, y al inglés como The Birth of Gods. Tut-ank-Amon in Crete.

Suponemos (y no tendremos inconveniente en rectificar si se prueba que nos equivocamos) que “Ivan Sakhalin” no existe, y que fue un recurso del experimentado Riera para disimular que ofrecía versión por lengua interpuesta y de paso prestigiarla. Sucede que todas las referencias que en esos años se encuentran de Ivan Sakhalin dicen siempre de esta colaboración con Riera. Por otra parte “Shakhalín” es la transcripción con la que Augusto Riera nombra, en Pluma y Lápiz de 25 de febrero, 22 de julio, 29 de julio, 26 de agosto de 1905…, a la isla rusa de Sajalín, Сахалин, que tanto protagonismo tuvo en la guerra ruso-japonesa.

También pudiera suceder que Ivan Sakhalin no fuera heterónimo de Augusto Riera sino pseudónimo de alguien que supiera ruso, o que incluso fuera ruso pero quisiera velar su nombre (alguien como, por ejemplo, Nicolás Tasín, que cuatro años después, en un entorno cercano al de Riera, no tiene inconveniente en firmar su versión de Zinoviev…).

«La novela del famoso escritor ruso Merejkowsky, Tutankhamon en Creta, que acaba de poner a la venta la Casa Editorial Viuda de Tasso, es una admirable reconstitución histórica de la civilización egea que floreció en Creta siglos antes de la era Cristiana. Nada tan bello como la descripción del Laberinto y de las fiestas de toros en el circo de Cnossos, los bailes de las sacerdotisas y el aquelarre en los bosques que crecen en las laderas del monte Ida. Puede parangonarse la obra maestra del novelista ruso con Salambó, de Flaubert; Los últimos días de Pompeya, de Bülwer Lytton; Quo Vadis, de Sienkiewickz, y Bizancio, de J. Lombard.» (La Orientación, periódico semanal de instrucción pública, Guadalajara, 15 mayo 1925, pág. 6.)

«Tutankhamon en Creta. El famoso escritor ruso Merejkowslcy ha realizado en esta novela una interesantísima reconstrucción histórica, que si bien tiene mucho de puramente literario, abunda en documentaciones auténticas, elevadas siempre por la fantasía y el estilo del escritor al plano de la estética. Alguien ha recordado al hablar de esta novela, la Salambó de Flaubert. No es prudente hacer comparaciones, pero sí es justo reconocer que la pluma de Merejkowsky posee un gran vigor descriptivo y una maestría extraordinaria en armonizar los gustos realistas occidentales con las nebulosidades misteriosas de Oriente. Como en la mayoría de los escritores rusos, fluye entre las líneas de este libro un hondo sentimiento humano de la naturaleza y de la vida. […] La traducción de Ivan Sakhalin y Augusto Riera es muy esmerada. Es lastima que la portada no revista de mayor seriedad y gracia a esta novela, merecedora de una presentación de buen gusto.» (La Vanguardia, Barcelona, 4 junio 1925.)

En 1925 y 1926 traduce para la Editorial Guerri (Gran Vía 5, Valencia; con sucursal en Buenos Aires): Locuras burguesas de Clement Vautel, y Los gritos de la miseria humana de Marcel Allain (“autor de _Fantomas_”).

«La editorial Guerri, de Valencia, nos envía una novela de Clement Vautel, traducida por Augusto Riera. Se titula Locuras Burguesas, y puede clasificarse entre la literatura de boulevard, aunque tiene características propias. Inspira al autor un espíritu humorístico que le lleva a ciertos rasgos de fácil y divertida arbitrariedad. No se consume en análisis estéticos ni morales de la vida, ni en depuraciones de estilo, sino que le mueve la seguridad de que su narración ha de interesar al lector poco reconcentrado.» (La Vanguardia, Barcelona, 4 febrero 1926.)

«Obra nueva de la Editorial Guerri. “Los gritos de la miseria humana es una obra magnífica, de un interés que aumenta a cada página que se lee y que produce una emoción intensa, inolvidable, indeleble. […] Esto dice el autorizado escritor don Augusto Riera de la obra cumbre de M. Allain, autor de Fantomas. Se publica un cuaderno semanal.» (La correspondencia de Valencia, 16 julio 1926.)

Notable productividad al servicio de Ediciones Iberia entre 1927 y 1929

Pero si entre 1922 y 1926 la actividad de Augusto Riera parece discreta, a partir de 1927 su nombre reaparece en numerosas ediciones, y particularmente en una relación especialmente fructífera con Ediciones Iberia.

I. Worsky

Worsky-Riera, La Rusia tenebrosa. Rasputín, Ediciones Iberia, Barcelona 1928Worsky-Riera, La Rusia roja. Lenin, Ediciones Iberia, Barcelona 1928Worsky-Riera, La Rusia nueva. Trotsky, Ediciones Iberia, Barcelona 1928Worsky-Riera, El despertar de Asia, Publicaciones Mundial, Barcelona 1931

“I. Worsky” es nombre de un autor que firma varios libros entre 1928 y 1931, siempre en compañía de “A. Riera”, y que nosotros suponemos se trata de una personalidad supuesta, heterónimo en todo caso del mismo Augusto Riera. No encontramos ningún “I. Worsky” (puede advertirse cierto parecido con Trosky) al margen de Riera. Pudo ser que tal apellido ruso lo recordase Riera de sus crónicas de la guerra ruso-japonesa (como cuando formó el nombre Ivan Sakhalin, que utiliza en 1925, otro presunto heterónimo con el que ganar credibilidad ante el lector).

[El Día de Alicante publica, el 18 de julio de 1935, “Un episodio desconocido de la guerra ruso japonesa”, según el cual, cuando el cerco de Puerto Arturo, una dama habría negociado con los japoneses la rendición del sitio por doscientos millones de francos, contando con “sus cómplices los capitanes rusos Igor Tillinsky, Theodorroif y Worsky”. Se refiere a los tres oficiales Igor Zelinsky, Alexander Fedorov y Vladimir Vorsky (Игорь Зелинский, Александр Федоров и Владимир Ворский), acusados en efecto de haber entregado al mariscal Yamaguchi planos con las defensas de Puerto Arturo y Vladivostok. El traidor Vorsky fue asesinado a tiros al poco, luego murió Fedorov, y el conde Zelinsky intentó durante mucho tiempo cobrar los supuestos pagarés por 138 millones de yenes que habrían recibido…]

Asís de Rodas

Nombre de un traductor al español, activo entre 1929 y 1932, que nosotros suponemos es un pseudónimo y que se corresponde, además, con Augusto Riera (atribución que no hemos visto realizada, hasta hoy, en ningún otro sitio). El nombre Asís de Rodas aparece por vez primera en 1929, cuando traduce y firma la introducción de la autobiografía de Dostoievski que publica en Barcelona la editorial Jasón:

1929 Dostoievski, El jugador, novela autobiográfica, traducción y datos biobliográficos de Asís de Rodas, Editorial Jasón (Confesiones), Barcelona 1929, 240 págs.

«El jugador, por Fedor Dostoieuski. Para los enamorados de la literatura rusa y muy especialmente para los muchos entusiastas de las obras de Dostoieuski, es este un libro de un valor indiscutible. Asís de Rodas ha escrito para él una extensa biografía del maestro, que modestamente titula Datos biográficos, ya que realmente se concreta a estudiar en ella ciertos aspectos de la vida de Dostoieuski. A continuación se publica la novela autobiográfica El jugador. Todos saben que Dostoieuski fue durante mucho tiempo un jugador empedernido. Muchos se han detenido a estudiar esta pasión del gran escritor…» (Patria Nueva, Bogotá, Colombia, 24 mayo 1930, nº 4, pág. 6.)

A partir de ese momento Asís de Rodas despliega esta intensa actividad como traductor:

Lenin, Materialismo y Empiriocriticismo

1930 Andersen, El cuento de mi vida, traducción del inglés de Asís de Rodas, Publicaciones Mundial (Biblioteca Inquietud), Barcelona 1930, 278 págs. → Librería Editorial Argos (Colección Vita et Vitae), Barcelona 1942, 252 págs. Ediciones del Cotal, Barcelona 1978, 278 págs.

Charles Lancelin, La vida póstuma. Investigaciones experimentales según los más recientes descubrimientos de la física, de la psico-fisiología experimental, traducción de Asís de Rodas, Biblioteca Laboremus, Barcelona 1930, 336 págs.

«Henri Durville, La educación de sí mismo. Adaptación de las ideas iniciáticas a las necesidades de la vida moderna, Traducción de Asís de Rodas. Barcelona. Pesetas 12.» (La Gaceta Literaria, 1 octubre 1930.)

Henri Durville, Curso completo de magnetismo personal. Educación de la voluntad, traducción de Asís de Rodas, Publicaciones Mundial (Biblioteca Inquietud), Barcelona 1930, 401 págs.

W. I. Lenin, Materialismo y Empiriocriticismo. Notas críticas sobre una filosofía reaccionaria, traducción de Asís de Rodas, Ediciones Jasón (Colección Hombres e Ideas), Barcelona 1930, 462 págs. → Ed. El Quijote, Buenos Aires 1946.

1931 Henri Durville, Curso completo de magnetismo curativo. Hipnotismo, sugestión, terapéutica sugestiva, traducción de Asís de Rodas, Publicaciones Mundial (Biblioteca Inquietud), Barcelona 1931, 338 págs.

Lenin, Táctica y objetivos de la revolución, traducción de Asís de Rodas, Ediciones Jasón (Biblioteca Inquietud), Barcelona 1931, 76 págs.

1932 Máximo Gorki, Lenin: Lenin 1918 y Lenin 1922, traducción y prólogo de Asís de Rodas, Agencia Internacional de Librería (Biblioteca Inquietud 4), Barcelona 1932, 75 págs.

Eusébe Salverte, Las ciencias ocultas. La magia, los prodigios, los milagros, Publicaciones Mundial, Barcelona, 514 págs.

«Eusebe Salverte, Ciencias ocultas. La magia, los prodigios los milagros explicados clara y sencillamente a la luz de la ciencia y de la razón. Traducción de Asís de Rodas. Un grueso volumen, en cuarto, de más de 400 páginas. 10 pesetas.» (El Heraldo de Madrid, 21 enero 1935.)

1943 Gatien de Courtliz, Memorias de d’Artagnan, mosquetero y mariscal de Francia, traducción de Asís de Rodas, Talleres gráficos Agustín Núñez (Colección Historia), Barcelona 1943, 250 págs. → Mainar, Madrid 2000, 267 págs.

El comunismo en acción

Augusto Riera, El comunismo en acción (los cinco decretos fundamentales), Ediciones Jasón, Barcelona 1931A. R. (Asís de Rodas / Augusto Riera) fue colaborador importante de Ediciones Jasón, que inicia su actividad en 1929 dentro de un proyecto editorial articulado desde la Komintern, aunque luego incorpora otros intereses hasta ir languidenciendo por los meses en los que España se estrena como república burguesa. Traduce al menos diez obras del catálogo de Jasón, entre ellas Materialismo y empiriocriticismo de Lenin, todas como Asís de Rodas. Pero, ya cuando la editorial daba sus últimos pasos (con Edmundo González-Blanco jugando también en ella un importante papel), firma un opúsculo con su nombre: El comunismo en acción (los cinco decretos fundamentales). Augusto Riera ronda los setenta años y desde hacía un cuarto de siglo venía siguiendo con atención lo que sucedía en Rusia (“lo que ha ocurrido y ocurre en Rusia es algo más que un motín. Si no es todavía una revolución en regla es un movimiento revolucionario perfectamente caracterizado”, se lee en su crónica publicada por Pluma y Lápiz el 4 de febrero de 1905). En 1918 firma El bolchevikismo: sus hechos y sus hombres y en 1924 Lenin, el fin de un mundo; en 1928 su trilogía La Rusia tenebrosa. Rasputín, La Rusia roja. Lenin y La Rusia nueva. Trotsky; en 1930 traduce _Materialismo y empiriocriticismo_… Con ese opúsculo se inicia la etapa roja de la Biblioteca Inquietud, que debemos vincular a su impulso, y para la que Asís de Rodas traduce, como segunda entrega, Táctica y objetivos de la revolución, de Lenin. La Biblioteca Inquietud ofrece al menos otros tres libritos (que ya no publica Jasón). El tercero (firmado por El Hogar del Libro) es un texto de Trotski, La única salida de la situación alemana, se dice que en “traducción de la I.C.E.”. La I.C.E. es, obviamente, Izquierda Comunista de España, el partido en el que se transformó Oposición Comunista de España (O.C.E.) en marzo de 1932, con Andrés Nin como adalid. El cuarto y el quinto (publicados por la Agencia Internacional de Librería) son Lenin 1918 y Lenin 1922, de Gorki, con traducción y prólogo de Asís de Rodas; y Recuerdos personales de Karl Marx, con traducción y prólogo de José Viana. Los dos párrafos finales del opúsculo firmado por Augusto Riera no dejan lugar a dudas sobre sus posiciones:

«Pasarán años y siglos, podrán de nuevo verse esclavizados los hombres, es posible que la mala semilla arraigue y medre en Rusia; pero no podrá borrarse de la memoria de los hombres la fuerza arrolladora de la revolución que fue capaz de producir tales leyes, de cambiar de un modo tan radical el destino de millones de hombres. Y en el corazón de la humanidad futura persistirá el recuerdo de los seres generosos y escogidos que consiguieron vencer a una oligarquía que sólo servía para despojar, matar y pervertir.
Concisos son los decretos que causaron tal trastorno; pero del mismo modo que un puñado de explosivo pulveriza un peñasco, de igual modo tuvieron esos cortos mandatos empuje bastante y sobrado para descuajar y triturar el alcázar de la autocracia, y tan grande fue su estrago que será imposible que se borren por completo sus huellas. Y el ejemplo de Rusia y de sus grandes revolucionarios alentará a los hombres que padecen hambre e injusticia. Todo esto y mucho más dicen esos decretos.» (Augusto Riera, El comunismo en acción, Biblioteca Inquietud, Ediciones Jasón, Barcelona 1931, págs. 91-92.)

¿Expulsado de Andorra?

Esa reliquia política del antiguo régimen que es el Principado de Andorra, regido por un copríncipe español y otro francés, sufrió un desajuste cuando la revolución francesa (pues tras cercenar la cabeza del Borbón aquellos primeros republicanos renunciaron, como era de esperar, a los privilegios de tal coprincipado, aunque luego Napoleón Bonaparte, emperador, los reclamó aunque fueran minucia, y desde entonces los franceses tienen presidente republicano copríncipe andorrano) y otro en el verano de 1933, consolidada la anticlerical república burguesa española, cuando su gobierno no dio apoyo al otro copríncipe andorrano, el clérigo que desempeña la dignidad episcopal urgelitana, al constatar que poco tenía que hacer allí cuando se animó la cosa… Parece que el Consejo del Valle andorrano había aceptado la propuesta de unos capitalistas de instalar un casino con ruletas y loterías, proyecto que fue rechazado por los delegados de los copríncipes, que destituyeron al corrompido Consejo. Hubo entonces atisbos “revolucionarios” para transformar el Principado en República dotada de liberal constitución, pero como a la vez estaban en huelga unos novecientos obreros, en su mayor parte españoles, contratados por la empresa Fuerzas Hidroeléctricas de Andorra SA, de capital mayoritario francés, cien gendarmes entran en Andorra el 19 de agosto y la Francia alerta a sus tropas alpinas y senegalesas por si acaso. Asume el poder el subveguer francés (“¡Porque Monsieur l'evêque no tiene gendarmes!”) y ordena el destierro de uno de los agitadores, Juan Buenaventura Riera, el único español del Consejo de los Valles, andorrano “por estar casado con una _pubilla_”, que el día 22 ya está con sus familiares en la Seo de Urgel, exigiendo los alcaldes de Andorra al día siguiente la inmediata retirada de las fuerzas invasoras y el retorno a territorio andorrano, antes de veinticuatro horas, “del expulsado Buenaventura Riera”.

1933 «La situación de Andorra mejora. Noticias procedentes de París afirman que en Andorra mejora la situación. El veguer español y el veguer francés han llegado a un acuerdo. El comunista español Augusto Riera será expulsado del país.» (Gaceta de Tenerife, 27 de agosto de 1933, pág. 8.)

El día 29 de agosto más de cuatrocientos obreros de FHASA reciben sus jornales y quedan despedidos. Es curioso que la noticia de que el “comunista español Augusto Riera” va a ser expulsado de Andorra sólo la encontremos en un periódico de Tenerife, y no en la prensa más cercana, que tiende a minimizar los hechos. Al expulsado una semana antes, Juan Buenaventura Riera, en ningún momento la prensa le dice comunista, por lo que no es fácil un mero error de nombre, pues tampoco las fechas encajan. ¿Anduvo por Andorra, de cronista o de agitador, “el comunista español Augusto Riera”?

Necrológica, por José Brissa (junio 1935)

1935 «Augusto Riera. Sin enterarse nadie, sin que supiesen sus amigos que estaba gravemente enfermo, en el mayor silencio de la altivez, que era un signo más característico, ha muerto Augusto Riera, el viejo escritor y buen periodista. Riera, a los quince años, militaba en las filas carlistas, disparaba su fusil contra los liberales y escribía noticias de la guerra en la Prensa carca. ¿Era Riera entonces partidario del rey absolutista? No. Riera era entonces y ha sido hasta su muerte una reencarnación de don Quijote de la Mancha. ¡Y ha muerto sin enterarse! Augusto Riera, terminada la guerra, renunció al grado que el ejército liberal le hubiera reconocido, y se pasó de corazón a las filas liberalísimas de su entendimiento. Fue siempre más avanzado cada día. Su cuerpo envejecía, su corazón se renovaba a cada momento, porque llevaba en sí la simiente de la rebeldía contra las injusticias del hombre. Odiaba al hombre, a la Humanidad, porque no eran buenos como él. Parecía un ogro hablando y era una cándida paloma por dentro. No transigía con la hipócrita trayectoria de sus semejantes, que para conseguir un fin van cobardemente envenenando la atmósfera con sus gases corrosivos. Odiaba la política. No militó en ningún partido. Cuando surgía un político nuevo, cuanto más le oía perorar y más le aclamaba el pueblo (¡pobre pueblo!) Riera le calificaba en seguida diciendo: “–¡Es un burro ladrón! ¡Ese hombre, si llega al Poder, nos comerá vivos!” Y lo terrible era que no se equivocaba. Esta independencia de juicio del periodista le valió que no encajase en ningún periódico mucho tiempo. Estuvo en La Vanguardia algún tiempo, cuando la mandaba Modesto Ortiz. Y el primero con quien se peleó fue con el director, al que no reconocía ni sentido común. Del dueño, Godó, no digamos. Era sabroso oír las historias de Riera referentes a sus contemporáneos. Sólo Valle Inclán podía competir con él. Es más, creo que Valle, que trató a Riera bastante, adquirió de éste algo de su lenguaje desenfadado. Augusto Riera, para ganarse el sustento, hubo de escribir de todo. Traductor de buena clase, hacía también traducciones terribles. ¡Las que le pagaban mal! Escribió de todo: de ciencia, de arte, de lo humano y de lo divino, incesantemente, día y noche, un trabajo abrumador que ha contribuido al enriquecimiento de algunos editores. ¡Por eso él ha muerto pobre! Descansa en paz, querido Riera. Sabes que te ha quedado un amigo que te recuerda. ¡Un amigo!» (José Brissa, “Augusto Riera”, El Diluvio, Barcelona, miércoles 12 de junio de 1935, pág. 8.)


Bibliografía cronológica de Augusto Riera

1893 Traducción de Pedro Maël [pseudónimo de Charles Causse y Charles Vincent], «Una francesa en el Polo Norte», en La Ilustración Artística, Barcelona, números 608 a 619 (21 de agosto a 6 de noviembre de 1893), páginas 547-549, 563-565, 579-581, 595-597, 611-613, 627-629, 643-645, 659-661, 675-677, 691-693, 707-709 y 723-726.

1900 Emilio Zola, Fecundidad. Los cuatro evangelios, segunda edición [Maucci había publicado la primera edición en español de esa obra en 1899, traducido el tomo 1 por Agustín de Carreau, 352 páginas, y el tomo 2 por Emilio Reverter, 383 páginas], “traducción castellana de Augusto Riera”, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1900, 2 tomos, 288+333 páginas. → Taifa, Barcelona 1985, 515+529 págs.

Edmundo de Amicis, La Carrozza di tutti (Una novela en tranvía), traducción de Augusto Riera, láminas de José Passos, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1900, dos tomos, 239+240 págs. → 3ª edición, Maucci, Barcelona-Buenos Aires 1910.

León Tolstoy, Resurrección, traducción de Augusto Riera, prólogo de Leopoldo Alas (Clarín), Casa Editorial Maucci, Barcelona 1900, dos tomos, 283+254 págs. → 2ª edición: Maucci, Barcelona 1901, 2 tomos. 4ª edición: Maucci, Barcelona, 2 tomos. [Obra traducida décadas después por Felipe Cabañas Ventura, Andrés Azardun, Fernando Gutiérrez y Diego Navarro, José Vidal, Víctor Andresco, José Laín Entralgo, Costa Clavell, Irene y Laura Andresco, &c.]

León Tolstoy, ¿Qué es el arte?, traducción de Augusto Riera, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1900, 240 págs.

Gabriele d'Annunzio, El inocente, traducción de Augusto Riera, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1900, 287 págs. → Aguilar, Madrid 1948, 496 págs. 3ª ed.: Aguilar (Crisol 227), Madrid 1962, 538 págs.

1901 Diderot, La Monja, traducción de Augusto Riera, Editorial Maucci, Barcelona (Buenos Aires & México) 1901, 224 págs.

La monja de Cracovia (Bárbara Ubrik), novela histórica arreglada a la edición de Breslau por Augusto Riera, Maucci, Barcelona 1901, 220 págs.

León Tolstoy, Amor y libertad (palabras de un hombre libre), traducción de Ramón Sempau y Augusto Riera, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1901, 253 págs. 4ª edición, 216 págs.

León Tolstoy, Placeres viciosos, traducción de Augusto Riera, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1901, 253 págs.

León Tolstoy, La esclavitud moderna, traducción de Augusto Riera, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1901, 206 págs.

Gustavo Flaubert, Salammbo, traducción de Augusto Riera, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1901, 316 págs.

Enrique Sienkiewicz, En busca de la felicidad (por el pan), traducción de Augusto Riera, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1901, 204 págs.

Enrique Sienkiewicz, Los cruzados, traducción de Augusto Riera, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1901, dos tomos, 286+249 págs.

1902 Máximo Gorki, Tomás Gordeieff, traducción de Augusto Riera, Luis Tasso Editor, Barcelona 1902, 327 págs.

León Tolstoy, Placeres crueles, traducción de Augusto Riera, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1902, 235 págs.

Gorki, Los vagabundos, traducción de Augusto Riera, Luis Tasso Editor, Barcelona 1902, 226 págs.

Gorki, En la estepa, traducción de Augusto Riera, Luis Tasso Editor, Barcelona 1902, 253 págs.

Gorki, Los tres, traducción de Augusto Riera, Luis Tasso Editor, Barcelona 1902, 250 págs.

Gorki, La angustia, traducción de Augusto Riera, Luis Tasso Editor, Barcelona 1902, 221 págs.

Gorki, Caín y Artemio, traducción de Augusto Riera, Luis Tasso Editor, Barcelona 1902, 254 págs. → Tor, Buenos Aires 1944, 190 págs.

Gorki, Los caídos, traducción de Augusto Riera, Luis Tasso Editor, Barcelona 1902, 259 págs.

Carmen Sylva [S. M. Paulina Isabel Otilia Luisa, reina de Rumanía], El haya roja, traducción de Augusto Riera, ilustraciones de Mariano Foix, Librería Ronquillo, Barcelona 1902, 138 págs.

1903 Augusto Riera, «El manicomio», Album salón, Barcelona, 1 enero 1903.

Fedoro Dostoyewski, La casa de los muertos. Los presidios de Siberia, traducción de Augusto Riera, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1903, 280 págs.

La estafa mayor del mundo. Teresa Humbert (Su niñez, su juventud, sus cómplices y sus maquinaciones. Historia de sus estafas. El misterio de los Crawford. Fuga y dentención de los culpables. Vista del proceso. Sentencia y prisión), Casa Editorial Maucci, Barcelona 1903, 336 págs.

1904 Eça de Queiroz, Los Maias. Episodios de la vida romántica, traducción de Augusto Riera, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1904, 3 tomos, 223+224+213 págs.

1905 Augusto Riera, «La codicia», Album salón, Barcelona, 1 enero 1905.

Guy de Maupassant, El buen mozo (Bel-Ami), traducción de Augusto Riera, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1905, 2 tomos, 221+256 págs.

Maupassant, La criada de la granja, traducción de Augusto Riera, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1905, 219 págs.

Maupassant, Berta, traducción de Augusto Riera, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1905, 206 págs.

Maupassant, Bajo el sol de África, traducción de Augusto Riera, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1905, 191 págs.

Maupassant, El testamento, traducción de Augusto Riera, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1905, 222 págs.

Maupassant, La loca, traducción de Augusto Riera, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1905, 212 págs.

Maupassant, El abandonado, traducción de Augusto Riera, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1905, 185 págs.

Maupassant, Miss Harriet, traducción de Augusto Riera, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1905, 221 págs.

Maupassant, Inútil belleza, traducción de Augusto Riera, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1905, 220 págs. → Maucci, Barcelona 1925, 224 págs.

Maupassant, El suicidio del cura, traducción de Augusto Riera, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1905, 222 págs. → Maucci, Barcelona 1925, 224 págs.

La guerra ruso-japonesa. Del Yalú a Mukden, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1905, 279 págs.

La guerra ruso-japonesa. De Mukden a la paz, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1905, 256 págs.

1907 León Tolstoi, La revolución rusa. Su significación y alcance, versión castellana de Augusto Riera, Antonio López Editor, Barcelona 1907, 209 págs.

1909 La semana trágica. Reseña de las causas que originaron los sucesos ocurridos en Barcelona en los últimos días del mes de Julio del corriente año, E. Albacar, Barcelona 1909, 15 págs.

La semana trágica. Relato de la sedición e incendios en Barcelona y Cataluña, Editorial Hispano-Americana, Barcelona 1909, 290 págs.

España en Marruecos. Crónica de la campaña de 1909, con magníficas ilustraciones de corresponsales y dibujantes particulares, Tipografía de la Casa Editorial Maucci, Barcelona 1909, 416 páginas en 26 fascículos. 2ª ed., Maucci, Barcelona 1910, 416 págs. 3ª ed., Maucci, Barcelona 1910, 416 págs. 8ª ed. aumentada, Maucci, Barcelona 1913, 431 págs.

1910 Cesarina Lupati Guelfi, Vida argentina (52 ilustraciones), versión española de Augusto Riera, Casa Editorial Maucci, Barcelona 1910, 265 págs.

1914 La Guerra ilustrada [revista publicada desde agosto de 1914, en entregas de 16 páginas], Director: Augusto Riera, Centro Editorial Artístico de Miguel Seguí, Barcelona 1914-1918, 166 números [comercializados también formando tomos encuadernados en diferentes composiciones].

La Gran Guerra. Del Sena al Vístula, Librería Artística de C. Martínez Pérez, Barcelona 1914, 222 págs.

1915 En torno a la guerra. Lo que España le debe a Alemania, Francia, Inglaterra, Austria e Italia, E. Heras, Barcelona 1915, 95 págs.

Don Juan Prim y Prats (Hombres célebres 1), Ramón Costa, Barcelona [1915], 32 págs.

Simón Bolívar (Hombres célebres 2), Ramón Costa, Barcelona [1915], 32 págs.

Emilio Castelar (Hombres célebres 3), Ramón Costa, Barcelona [1915], 32 págs.

Cánovas del Castillo (Hombres célebres 4), Ramón Costa, Barcelona [1915], 32 págs.

Napoleón (Hombres célebres 5), Ramón Costa, Barcelona [1915], 32 págs.

Francisco Pi y Margall (Hombres célebres 6), Ramón Costa, Barcelona [1915], 32 págs.

1916 José de San Martín (Hombres célebres 7), Ramón Costa, Barcelona [1916], 32 págs.

Ricardo Wagner (Hombres célebres 8), Ramón Costa, Barcelona [1916], 32 págs.

Baldomero Espartero (Hombres célebres 9), Ramón Costa, Barcelona [1916], 32 págs.

José Zorrilla (Hombres célebres 10), Ramón Costa, Barcelona [1916], 32 págs.

José Garibaldi (Hombres célebres 11), Ramón Costa, Barcelona [1916], 32 págs.

Bismarck. Otón, Príncipe de Bismarck (Hombres célebres 12), Ramón Costa, Barcelona [1916], 32 págs.

José Canalejas (Hombres célebres 13), Ramón Costa, Barcelona [1916], 32 págs.

Juan A. Mendizábal (Hombres célebres 14), Ramón Costa, Barcelona [1916], 32 págs.

Gonzalo de Córdoba “el Gran Capitlan” (Hombres célebres 15), Ramón Costa, Barcelona [1916], 32 págs.

Leon Tolstoi (Hombres célebres 16), Ramón Costa, Barcelona [1916], 28 págs.

Joaquín Costa (Hombres célebres 17), Ramón Costa, Barcelona [1916], 28 págs.

Nicolás Salmerón (Hombres célebres 18), Ramón Costa, Barcelona [1916], 32 págs.

Cristobal Colón (Hombres célebres 19), Ramón Costa, Barcelona [1916], 32 págs.

Práxedes M. Sagasta (Hombres célebres 20), Ramón Costa, Barcelona [1916], 32 págs.

Hernán Cortés (Hombres célebres 21), Ramón Costa, Barcelona [1916], 32 págs.

1918 El bolchevikismo: sus hechos y sus hombres, Casa Editorial Heras, Barcelona [1918], 24 págs.

1921 Crónica de la Guerra de Marruecos (fascículos publicados los sábados entre julio 1921 y enero 1922), J. Sanxo, Barcelona 1922, 590 págs.

1923 Don Juan Prim y Prats, Siluetas, Revista Política, Literaria y de Actualidad, año I, nº 12, Madrid 1923, 6 h.

1924 Lenin, el fin de un mundo, Editorial Tabarin, Barcelona 1924, 96 págs.

1925 Dmitry Merejkowsky, Tutankhamon en Creta. El nacimiento de los Dioses, Traducida del ruso por Ivan Sakhalin y Augusto Riera, Edición Tasso, Imprenta de la Viuda de Luis Tasso, Barcelona 1925, 205 págs.

Clement Vautel, Locuras burguesas. Novela, Editorial Guerri, Valencia 1925, 261 págs.

1926 León Daudet, El estúpido siglo XIX, traducción del francés por A. Riera, Editorial Guerri, Valencia 1926, 223 págs.

1927 Los guerrilleros de 1808, Ediciones Iberia (La novela histórica 1), Barcelona 1927, 139 págs.

Don Álvaro de Luna, Ediciones Iberia (La novela histórica 2), Barcelona 1927, 128 págs.

Prim (primera guerra civil), Ediciones Iberia (La novela histórica 3), Barcelona 1927, 132 págs.

1928 Castillejos, Ediciones Iberia (La novela histórica 4), Barcelona 1928, 134 págs.

Alcolea, Ediciones Iberia (La novela histórica 5), Barcelona 1928, 128 págs.

El tanque nº 13, Ediciones Iberia (La novela histórica 6), Barcelona 1928, 141 págs.

Anthony Hope, El prisionero de Zenda, traducción de Augusto Riera, Ediciones Iberia (Colección Joya, 3), Barcelona 1928, 173 págs. Editorial Acme, Buenos Aires 1957, 219 págs. La Gaya Ciencia, Barcelona 1981, 219 págs.

Anthony Hope, Ruperto de Hentzau, traducción de Augusto Riera, Ediciones Iberia (Colección Joya, 4), Barcelona 1928, 180 págs. Editorial Acme, Buenos Aires 1952, 300 págs.

J. H. Rosny, La calle, traducción de Augusto Riera, Ediciones Iberia (Colección Joya, 5), Barcelona 1928, 168 págs.

Henri Magog, El gorila humano, traducción de Augusto Riera, Ediciones Iberia, Barcelona 1928, 270 págs.

C. Marriot, La isla de la muerte, traducción de Augusto Riera, Ediciones Iberia, Barcelona 1928, 254 págs.

I. Worsky & A. Riera, La Rusia tenebrosa. Rasputín, Ediciones Iberia, Barcelona 1928, 229 págs. Ediciones y Publicaciones Iberia, Barcelona 1930, 229 págs.

I. Worsky & A. Riera, La Rusia roja. Lenin, 2ª edición, Ediciones Iberia, Barcelona 1928, 236 págs.

I. Worsky & A. Riera, Rusia nueva. Trotsky, Ediciones Iberia, Barcelona 1928, 236 págs. 2ª edición, Iberia (Libros de Actualidad), Barcelona 1928, 236 págs.

China en llamas. Historia de China desde 1859 a 1920, Editorial Iberia, Barcelona 1928, 224 págs.

1929 J. H. Rosny, El fruto prohibido, traducción de Augusto Riera, Ediciones Iberia (Colección Joya 7), Barcelona 1929, 172 págs.

Federico Soulié, El bastardo, traducción de Augusto Riera, Ediciones Iberia (Colección Joya 8), Barcelona 1929, 171 págs.

J. H. Rosny, La muchacha moderna, traducción de Augusto Riera, Ediciones Iberia (Colección Joya 13), Barcelona 1929, 204 págs.

Alfonso Daudet, Safo, traducción de Augusto Riera, Ediciones y Publicaciones Iberia (Colección Joya 16), Barcelona 1929, 198 págs.

George Sand, Francisco el exposito, traducción de Augusto Riera, Ediciones Iberia (Colección Joya 22), Barcelona 1929, 172 págs.

Valentín Speranski, La noche roja. El trágico fin de Nicolás II y su familia, traducción de Augusto Riera, Joaquín Gil Editor-Ediciones y Publicaciones Iberia, Barcelona 1929, 293 págs. 2ª edición, Barcelona mayo 1929. 4ª edición: Joaquín Gil, Barcelona 1930, 296 págs. + XXXIV láminas. Iberia, Barcelona 1932.

Guy de Teramond, La timba. Novela del juego, traducción de Augusto Riera, Ediciones Iberia (Colección El Hampa Moderna 3), Barcelona 1929, 254 págs.

Guy de Teramond, El dancing fatal. Novela de los danzarines mundanos, traducción de Augusto Riera, Ediciones Iberia (Colección El Hampa Moderna 4), Barcelona 1929, 251 págs.

A. Riera, Bebidas exóticas para bares y cafés. Bebidas heladas y frías, cocktails, sangarees, ponches, bebidas calientes, bebidas diversas, Ediciones Iberia, Barcelona 192, 59 págs.

Félix Conde de Luckener, El último corsario, traducción de Augusto Riera, Ediciones Iberia, Barcelona 1929, 371 págs. → Iberia-Joaquín Gil, Barcelona 1939, 298 págs.

I. Worsky & A. Riera, Las tres revoluciones rusas. Historia completa y documental de los movimientos revolucionarios, Publicaciones Mundial, Barcelona 1929, 2 vols.

1930 I. Worsky & A. Riera, El reinado de Rasputín. Rasputín y sus mujeres, Lux, Barcelona 1930, 204 págs.

I. Worsky & A. Riera, La emperatriz sangrienta. El reinado de Alejandra Federovna, Obra basada en documentos auténtico, Lux, Barcelona 1930, 201 págs. 2ª ed. Lux, Barcelona 1930, 210 págs. Traducido al portugués: I. Worsky (versão brasileira de S.S. Camargo), A Russia tragica. A imperatriz sangrenta o reinado de Alexandra Fedorovna a ultima czarina russa. Obra baseada em documentos authenticos, Edições America Latina, Buenos Aires 1932, 199 págs.

I. Worsky & A. Riera, Los archivos rojos. Papeles del Estado Ruso y otros documentos relacionados con los años 1915-1918, Publicaciones Mundial, Barcelona 1930, 338 págs.

Historia ilustrada de la Revolución Rusa, Editorial Vecchi, Barcelona 1930, 204 págs.

1931 Nicolás II. Cómo viven y mueren los tiranos, Publicaciones Mundial, Barcelona 1931, 431 págs., 10 pesetas.

I. Worsky & A. Riera, El despertar de Asia: Japón, China, India, Persia, Turquía, Afghanistán, Publicaciones Mundial, Barcelona 1931, 382 págs. Traducido al portugués: Worski-Riera, O despertar da Asia: Japão e India, Editora Pax, São Paulo 1932, 2 vols

El comunismo en acción. Los cinco decretos fundamentales, Ediciones Jasón (Biblioteca Inquietud), Barcelona 1931, 95 págs.

1932 La revolución futura. La última convulsión del capitalismo, Ediciones Modernas, Barcelona 1932.

1933 Resumen gráfico de la historia del mundo, José Montesó, Barcelona 1933, VIII+448 págs.

1934 Diógenes Laercio, Biografías de Sócrates, Solón, Anaxágoras, Antístenes, Diógenes y Aristóteles, versión española de Augusto Riera, Biblioteca Séneca (Colección Grandes Filósofos Griegos), Barcelona 1934, 93 págs.

Textos de Augusto Riera en el proyecto Filosofía en español

1895 La gran jornada

1903 El trébol de cuatro hojas

GBS