Antonio de Guevara / Reloj de Príncipes (1529) / libro 3 (original) (raw)
Capítulo XXV
De una carta que escrivió el Emperador Marco Aurelio a un amigo suyo llamado Cincinato, el qual se tornó mercader en Capua, aviendo sido primero cavallero en Roma, y devídela el auctor en tres capítulos. Es letra muy notable para reprehender a los cavalleros que presumen de sangres delicadas y por otra parte sin empacho tratan en mercaderías.
Marco Aurelio, Emperador romano, juntamente con su hermano Annio Vero, colega en el Imperio por oficio, y dél censorino; a ti, Cincinato el capuano, salud a la persona y esfuerço contra la siniestra fortuna te dessea.
Desde la gran fiesta de la madre Verecinta ni criado de tu casa he visto, ni letra de tu mano he leýdo, la qual cosa me ha puesto sospecha que o tu salud ha corrido peligro, o a nuestra amistad tienes ya en menosprecio; porque la amistad muy estrecha requiere comunicación o visitación muy continua. No te descuydes de aquí adelante con tan gran descuydo, ni nos olvides con tran gran olvido, digo de nos venir a visitar, a lo menos de a menudo nos escrevir; porque las letras de los cordiales amigos, aunque del todo no nos quitan el desseo de la presencia, a lo menos susténtannos la esperança. Sé que a esto que te digo me has de replicar que tienes en la república de Capua tantas cosas que hazer, que es impossible tú poderme escrevir; pero a esto te respondo que en ningún negocio puedes estar tan ocupado, que sea legítimo impedimento de no comunicar o escrevir a tu amigo; porque sólo aquel tiempo podemos dezir que vivimos que en servicio de los dioses y en conversación de los amigos expendemos: todo el otro [764] tiempo que gastamos en hablar, en negociar, en trabajar, en dormir, en comer o descansar, no lo emos de assentar en el libro de la vida, sino en el registro de nuestra muerte; porque en las semejantes obras, aunque el cuerpo se recrea, el coraçón no descansa.
Pues yo te juro, amigo, que es impossible que el hombre de cosa tome contentamiento teniendo el coraçón desassossegado; porque no está nuestra consolación en los huessos o nervios del cuerpo, sino en las vivas potencias del ánima. Días ha que yo te conozco, días ha que tú me conosces; días ha que yo te amo, y días ha que tú me amas. Pues es verdad que somos amigos tan antiguos, justa cosa es con buenas obras nuestra amistad renovemos; porque falsamente usurpan el nombre de amigos los que entre sí no se comunican más que si fuessen estraños. El hombre que a mí no me habla o no me escrive; ni me vee, ni me visita; ni me da, ni le doy; no querría que fuesse mi enemigo, pero en lo demás poco se me da se pregone por mi amigo, porque no consiste en más la peculiar amicicia de que los amigos se abran las entrañas y se comuniquen las personas.
Por ventura dirásme tú Cincinato que la gran distancia que ay de Roma a essa tierra ha sido ocasión de resfriarse nuestra amicicia, porque los coraçones delicados con la presencia de lo que aman arden y con la absencia de lo que dessean penan. A esto te respondo que los vinos delicados, quanto más son desterrados de do nacen, tanto más fuerça toman. Quiero dezir que en esto se conocen los verdaderos amigos, en que quanto más están apartadas las personas, tienen más juntas las voluntades. Dime, yo te ruego, Cincinato: pues siempre me hallaste fiel amigo en tu servicio, ¿por qué estás sospechoso de mi fiel desseo? Las hojas verdes de fuera arguyen no estar seco el árbol de dentro. Quiero dezir que las buenas obras en público pregonan qué tales sean las entrañas en secreto. Si tú, Cincinato, presumes de ser verdadero amigo de tu amigo, quiero que sepas esta regla de amistad, y es que do no ay perfecto amor, siempre ay quiebra en el servicio; y por contrario, el que perfectamente ama, perfecta y perpetuamente sirve. Yo fuy, soy y seré tuyo; injusticia me harás si no eres tú todo mío. [765]
{Antonio de Guevara (1480-1545), Relox de Príncipes (1529). Versión de Emilio Blanco publicada por la Biblioteca Castro de la Fundación José Antonio de Castro: Obras Completas de Fray Antonio de Guevara, tomo II, páginas 1-943, Madrid 1994, ISBN 84-7506-415-9.}