Identidad sintética esquemática / sistemática / Verdad científica (original) (raw)

Teoría filosófica (gnoseológica) de la ciencia

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Definir la Idea de Verdad [684] por medio de la identidad sintética –una vez que damos por supuesta la definición de la verdad por la identidad, podrá parecer redundante (si es que toda identidad es sintética) [210]. Sin embargo, no lo es; porque aun cuando la idea de verdad envuelva a la idea de identidad sintética, la recíproca no puede mantenerse: no puede decirse que toda identidad sintética constituya una verdad, en sentido gnoseológico. Esto es debido a que hay diversos tipos de identidades sintéticas; nos bastará aquí referirnos a los tipos más generales, que denominamos identidades (sintéticas) esquemáticas [215] (o “esquemas de identidad”) e identidades (sintéticas) sistemáticas [216-217]. Las identidades esquemáticas pueden también llamarse “configuraciones” o identidades configuracionales, y en realidad son resultados de operaciones [192]; las identidades sistemáticas son relaciones [195], y podrían llamarse “identidades proposicionales”, atendiendo a su modo ordinario de expresión. La verdad científica [217] la asociamos a las identidades sustanciales, y no a las identidades esquemáticas (aunque no por ello puede considerarse independiente de ellas).

En ambos casos, la identidad sintética implica operaciones que tienen lugar entre términos diversos compuestos “sintéticamente”. Con esto se excluye, desde luego, toda posibilidad de reducir la identidad sintética a un caso de reflexividad simple. La misma idea clásica de adecuación, tan oscura cuando se establece, según la definición de Israeli, entre términos como intellectus (pensamiento) y res (cosa, objeto), se hace clara cuando se reinterpreta como relación entre “cosas” y “cosas”, por ejemplo, entre una “cosa percibida” (esta moneda, aparentemente de oro) y otras “cosas” tomadas como referencia (las monedas de oro auténticas, los elementos efectivos de la clase “monedas de oro”). Según esto, “esta moneda es de oro” será una proposición verdadera cuando esta moneda (no mi pensamiento, pero sí la moneda percibida por mí) sea de oro; será falsa cuando esta moneda sea una “falsa moneda de oro”; por lo que la verdad de la proposición es indisociable de la “verdad de la cosa” [680], pero siempre que ésta sea entendida, no como “identidad de la cosa consigo misma”, como “reflexividad”, sino como una relación de identidad sintética de éste fenómeno con otros fenómenos de una clase de objetos que comporta, no sólo una figura, un color, un peso, sino también una estructura química. Es muy probable que la claridad que acompaña al “concepto lapidario” de verdad como “adecuación del pensamiento con la realidad” se deba a que, en la definición, “pensamiento” se sobreentiende como “objeto percibido” (el contenido de mi creencia, en el ejemplo, que esta moneda dorada es de oro); entonces es claro que la verdad es la adecuación de éste “contenido objetivo-pensado (percibido, creído)” con los contenidos objetivos reales (arquetípicos, estructurales) tomados como referencia, y sin que su condición arquetípica excluya la intervención de complejas operaciones sintéticas.

{TCC 160-161 / → TCC 148-180 / → BS25a}

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