Primer Congreso Nacional de Filosofía | Clausura 2 (original) (raw)

Palabras del Señor Rector de la Universidad Nacional de Cuyo y Presidente del Comité ejecutivo del Congreso Dr. I. Fernando Cruz

Excmo. Señor Presidente de la Nación; Ilma. Señora Esposa del Presidente; Excmo. Señor Vicepresidente de la Nación; S. E. los Señores Ministros; S. E. los Señores Gobernadores; Señoras y Señores.

Después de haberos informado sucintamente sobre las ponencias ya aprobadas en este Primer Congreso Nacional de Filosofía, me honro en anunciar que ocupará la cátedra Su Excelencia el señor Presidente de la Nación Argentina, General Don Juan Perón, con cuya exposición quedan clausuradas las deliberaciones de este Congreso.

Comprendemos el gesto extraordinario de S. E. y de su dignísima esposa que han querido llegar a nosotros para manifestar el testimonio elocuente de su comprensión y aliento. Por ello, recibid, Excelentísimo señor y dignísima señora, el agradecimiento que por mi intermedio os hacen llegar los señores Congresales.

Sin precedencia histórica, según mi entender, un mandatario que sabe salir al encuentro de los humildes, sabe también ascender –como hoy lo hace– al alto estrado de la cátedra filosófica para debatir en ella su pensamiento y expresar los fundamentos de su doctrina. Gracias a su fe en la cultura, a la que considera simiente fundamental de la felicidad de los pueblos, nuestro Presidente ha calado con profundidad la significación espiritual decisiva que este Congreso tiene para el destino de la cultura argentina, puesto que sólo haciendo balance de sí misma en la reflexión filosófica, sólo desde ahí, puede emprender su gran avenida de perfección sin atajos erróneos, abierta hacia la autenticidad de su perfil nacional.

Si el filósofo antaño fue en vano a golpear a las puertas de los estrados poderosos de su tiempo para llevarles los frutos de su meditación recogida, hoy tenemos la certidumbre, desde esta hospitalidad [130] que habéis brindado a la filosofía y que vuestra presencia atestigua nítidamente, que ella jamás llamará en vano a vuestra reflexión y vigilia de estadista.

Ilustre Doctor Honoris Causa de la Universidad Argentina: os invito a exponer vuestro pensamiento.

Estas últimas palabras son envueltas en una gran ovación por la concurrencia que llenaba la sala del Teatro.