Zeferino González, Spinoza (original) (raw)

Baruch o Benito Spinoza o de Spinoza,{1} nació en ímsterdam, en 1632, de padres judíos, y originarios o procedentes de Portugal. Recibió su primera educación literaria bajo la dirección del talmudista Levi Morteira, y aprendió el latín con el médico Van der Ende, a la vez que estudiaba con detención las obras de los principales filósofos y sabios judíos de la Edad Media, y con particularidad las del autor del Fons vitae y las de Maimónides, a quienes tenía en grande estima. La cábala, y sobre todo la Filosofía de Descartes, formaron también parte y objeto preferente de sus estudios. Así es que el primer ensayo de sus fuerzas y fatigas como publicista, fue una obra encaminada a exponer la Filosofía de Descartes, según se ve por su contenido y hasta [262] se desprende de su mismo título: Renati des Cartes principiorum Philosophiae pars I et II, more geométrico demonstratae per Benedictum de Spinoza Amstelodamensem; accesserunt ejusdem COGITATA metaphysica, in quibus difficiliores quae tam in parte Metaphysices generali quam speciali occurrunt, quaestiones breviter explicantur.

Cuando salió a luz este escrito (1663), Spinoza ya había sido excomulgado y lanzado de la Sinagoga por sus correligionarios, a causa de sus doctrinas. Perseguido y desterrado de su patria por este motivo, Spinoza vivió sucesivamente en las cercanías de ímsterdam, en Rhynsburg, en Voorburg, y finalmente en el Haya, donde falleció cuando contaba cuarenta y cinco años escasos de edad. Fue de complexión delicada, de carácter tranquilo y pacífico, pero a la vez muy independiente y entero. Para conservar esta independencia rechazó ofertas de cátedras y pensiones, atendiendo a las necesidades de su vida con lo que ganaba con el trabajo de sus manos pulimentando vidrios.

Las obras principales de Spinoza, además de la citada, son las siguientes: Tractatus theologico-politicus, obra que puede considerarse como la base y el punto de partida del racionalismo filosófico de los tiempos modernos, pero con especialidad del racionalismo exegético y religioso, puesto que en ella, además de proclamarse de una manera explícita, y, por decirlo así, definitiva, la independencia autonómica de la razón humana, se afirma y se enseña que también las cuestiones propiamente teológicas y religiosas, como son las profecías, los milagros, la inspiración divina, etc., deben ser discutidas y juzgadas con criterio puramente [263] racionalista. En conformidad con esta doctrina, Spinoza enseña que la Sagrada Escritura debe interpretarse con entera sujeción a las leyes o ideas generales de la razón humana; que en la religión o teología sólo debe buscarse la obediencia piadosa y no la verdad (ratio obtinet regnum veritatis et sapientiae; theologia autem pietatis et obedientiae) o el conocimiento de la realidad. En otros términos: para Spinoza, el Cristianismo, como religión y como derivación de la Sagrada Escritura, no es más que un elemento para constituir la moral racional o puramente natural. En este punto, como en otros varios, el filósofo de ímsterdam se presenta como el precursor del filósofo de Königsberg.

Publicó también un Tractatus de intellectus emendatione, en el cual expone su doctrina acerca del método científico, y afirma que el mayor bien del hombre es el conocimiento de la verdad. Tanto este tratado, como el que escribió De Deo et homine, ejusque perfectione, son como una especie de ensayos o bosquejos de la doctrina que sistematizó y desarrolló en su obra capital, que lleva por título: Ethica, ordine geométrico demonstrata, et in quinque partes distincta, in quibus agitur: 1.º de Deo; 2. º de natura et origine mentis; 3. º de origine et natura affectuum; 4. º de servitute humana seu de affectuum viribus; 5.º de potentia intellectus seu de libertate humana.

En nuestros días se han hecho algunas ediciones de las obras de Spinoza, y principalmente de la Ethica, con modificaciones y referencias al texto primitivo, como es la publicada por Cinsberg con el título Die Ethik der Spinoza im Urtexte. [264]

El mismo Cinsberg publicó también en 1876 la Correspondencia de Spinoza en su texto primitivo.

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{1} Pocos nombres o apellidos habrá sujetos a tantas variaciones como el de este filósofo. Además de la que aquí adoptamos, eucuéntranse las siguientes formas o variantes de su apellido–de Spinosa–Despinosa–de Spinoza–Espinoza–Despinoza.