Zeferino González, Discípulos de Leibnitz (original) (raw)

El principal representante del movimiento llevado a cabo por Leibnitz fue su compatriota Wolff, que nació en Breslau en 1679, y murió en Halle año de 1754. Wolff sistematizó y reunió la Filosofía de Leibnitz, diseminada en varios escritos referentes a cuestiones y tratados especiales de Filosofía.

Aunque, por punto general, Wolff adopta y sigue la doctrina de Leibnitz, se aparta de él en algunas cuestiones. Así, por ejemplo, no admite que en las mónadas inferiores a las almas haya percepción o [338] representación del universo, como pretendía su maestro, y considera la armonía preestablecida como una hipótesis poco aceptable. Pero en lo que más se apartó del espíritu de Leibnitz fue en lo que se refiere a la tradición filosófico-cristiana y al valor científico de la escolástica, atacadas y menospreciadas por Wolff con exageración e injusticia. Por esta razón, y por haber obscurecido y desfigurado gran parte de las ideas de Leibnitz, a fuerza de amalgamarlas con otras extrañas, y sobre todo a fuerza de diluirlas, por decirlo así, en un cúmulo inmenso de palabras y de tratados excesivamente prolijos,{1} Wolff es, en realidad, un filósofo ecléctico más bien que un discípulo de Leibnitz.

Las escuelas públicas, especialmente en Alemania, adoptaron y siguieron por bastante tiempo la clasificación de las partes de la Filosofía hecha por Wolff. Esto, unido a que la enseñanza se hacía por los escritos de Wolff o por manuales y extractos calcados sobre aquéllos, hizo que la Filosofía wolfiana anulara y obscureciera en cierto modo el nombre y la Filosofía de Leibnitz, llegando a predominar en las escuelas.

A pesar de esto, y tal vez por esto mismo, la [339] Filosofía wolfiana tuvo sus enemigos e impugnadores, como tuvo partidarios y defensores.

Entre los partidarios de Wolff pueden citarse los siguientes, los cuales, en su mayor parte, siguieron los principios filosóficos de Leibnitz de una manera más o menos pura y completa:

a) Bülfinger, profesor de Filosofía en Tubinga, autor de las siguientes obras, entre otras, que revelan su dirección leibnitziana:Commentationes philosophicae de origine et permissione mali, praecipue, moralis.–Commentatio hypothetica de harmonia animi et corporis humani, maxime praestabilita ex mente Leibnitii.

b) Hansch (1683 1752), que escribió Selecta moralia y un Ars inveniendi, merece contarse entre los discípulos más fieles de Leibnitz y más independientes de la influencia wolfiana, influencia que se deja sentir más, aunque siempre unida a la dirección leibnitziana, en los siguientes:

c) Thümming, autor de unas Institutiones philosophiae wolfianae, y de algunas otras obras escritas enel mismo sentido.

d) Canz, que nació en Tubinga (1690-1753) y escribió una obra que lleva por título Philosophiae leibnitzianae et wolfiane usus in Theologia, sin contar su Ontologia y algunas otras propiamente filosóficas.

e) Knutzen, que escribió sobre la inmortalidad del alma, además de algunas obras elementales de Filosofía.

f) Baumgarten, que nació en Berlín (1714-1762), y que merece particular mención, por haber sido el primero que escribió un tratado especial sobre estética, [340] considerándola como una rama o parte de la Filosofía. Su discípulo Meier, que escribió la vida de su maestro, desarrolló también su doctrina.

g) Reimarus, profesor en Hamburgo, su patria (1694-1765), autor de una Teoría de la razón, o método para hacer buen uso de la razón en el estudio de la verdad, y de otros tratados especiales acerca del instinto de los animales y de las verdades más importantes de la religión natural,{2} obra esta última en la que deja entrever sus ideas contra la divinidad del Cristianismo.

h) Baumeister (1708-1785), el cual, además de algunos tratados elementales de Filosofía wolfiana, escribió una Historia doctrinae de mundo optimo.

i) Ploucquet (1716-1790), profesor de Tubinga, autor de muchas obras filosóficas, entre las cuales merece citarse como más original su Principia de substantiis et phoenomenis: accedit methodus calculandi in logicis ab ipso inventa, cui praemittitur comentatio de arte characteristica universali.

——

{1} Su curso elemental de Filosofía, que comprende lógica, metafísica y moral, consta de catorce grandes volúmenes. A pesar de sus frecuentes invectivas contra los escolásticos, su estilo no tiene nada de claro, y es duro o incorrecto hasta rayar en bárbaro. Además de los catorce volúmenes citados, escribió otros no menos extensos, sobre física, sobre derecho, sobre matemáticas y sobre algunas otras materias, entre los cuales se encuentra hasta un tratado que lleva por epígrafe De officio et praxi exonerandi ventrem. Sus escritos o extractos de ellos sirvieron de texto por mucho tiempo en las escuelas públicas, y en este concepto ejerció bastante influencia en la enseñanza escolar.

{2} Más que como filósofo, Reimarus es hoy conocido y celebrado entre los hombres de letras, como autor de los famosos Fragmentos de Wolfenbüttel, publicados por Lessing en el último tercio del siglo pasado. La publicación de estos Fragmentos representa un manifiesto o declaración de guerra contra la revelación de los libros bíblicos, a la vez que el punto de partida de la exegesis teológico-racionalista y puramente naturalista que domina en Alemania. En este concepto, Reimarus merece el dictado de padre de la guerra hecha al Cristianismo y a su divino Fundador, desde Lessing hasta llenan; pues es sabido que los famosos Fragmentos de Wolfenbüttel eran parte o extractos tomados de una obra que Reimarus dejó manuscrita con el título significativo de Schutschrift für die vernünftigen Verehrer Gottes.