Zeferino González, Adversarios de la Filosofía de Leibnitz (original) (raw)
La Filosofía del autor de la Monadología tuvo sus adversarios o impugnadores, no solamente en cuanto modificada por Wolff, sino considerada en sí misma y con abstracción de las ideas wolfianas. Bajo el primer concepto, la lucha se halla representada por Lange, pues, como dice Tennemann, «la envidia y el fanatismo suscitaron contra Wolff un enemigo peligroso en la persona de Juan Joaquín Lange». Este pietista, que enseñó teología en Halle desde 1709 hasta 1744, levantó una gran cruzada contra Wolff y su Filosofía, a la que acusaba de poner en peligro el orden social y el orden religioso, y hasta de conducir al ateísmo, según se desprende de su Causa Dei et religionis naturalis adversus atheismum. Lange comunicó su animosidad contra la Filosofía wolfiana a no pocos de sus compañeros de profesorado, entre ellos a Stralher, que escribió contra Wolff, y a Muller, logrando por fin que se prohibiera la enseñanza de la doctrina wolfiana en las facultades de Teología.
En el segundo concepto, y como adversarios directos de la Filosofía de Leibnitz o de alguna de sus partes, merecen especial mención los siguientes:
Entre los impugnadores extranjeros de Leibnitz, sin contar el P. Lami, que refutó la armonía preestablecida y algunos otros puntos de la doctrina leibnitziana en su tratado Del conocimiento de sí mismo, sobresalieron Bayle y Clarke. Ala sombra de su escepticismo, atacó [342] el primero algunos puntos importantes de la Filosofía de Leibnitz, y principalmente su teoría acerca del origen del mal, a la vez que su doctrina sobre la libertad humana.
El segundo, o sea Clarke, sostuvo una interesante polémica con Leibnitz, que sólo terminó con la muerte de éste, polémica en la cual el filósofo inglés impugnó las opiniones de su adversario en orden a los átomos, al vacío, a la naturaleza y condiciones de la libertad, a la noción del milagro y a la naturaleza o esencia del espacio, que fue lo que dio origen a la polémica, habiéndose empeñado Clarke en sostener la sentencia de su maestro Newton acerca del espacio como sensorium de Dios, combatida por Leibnitz.
Entre los compatriotas de Leibnitz que, afectando seguir un camino independiente de éste y de su discípulo Wolff, rechazaron a la vez algunos puntos de su doctrina filosófica, merecen citarse,
a) Buddeo (Juan Francisco, 1667-1729), quien fundó y propagó en su patria una especie de eclectismo independiente y hasta hostil en el fondo a la Filosofía leibnitziano-wolfiana a la sazón dominante en las escuelas. Su pensamiento encontró en éstas bastante eco, y debió hallar favorable acogida, a juzgar por las numerosas ediciones de sus obras filosóficas, entre las cuales se distinguen sus Elementa Philosophiae practicae, y sus Elementa Philosophiae instrumentalis, en las cuales refuta no pocas opiniones y teorías de Leibnitz. Buddeo escribió también algunos tratados referentes a la historia de la Filosofía que proyectaba escribir, pero no ejecutó este pensamiento, que legó, por decirlo así, y llevó a cabo su discípulo predilecto Brucker. [343]
b) Gundling (Nicolás Jerónimo, 1671-1729) siguió también una dirección o marcha independiente de Leibnitz, atacando con decisión algunas de las teorías de su compatriota en sus diferentes tratados y opúsculos filosóficos, pero principalmente en el que lleva por título: Camino para llegar a la verdad. En los cuales, así como en algunos otros de los contenidos en la colección que con el título de Gundlingiana vio la luz pública después de su muerte, se le ve apartarse de las ideas de Leibnitz para acercarse más y más a las de Locke. Gundling, que fue uno de los escritores más fecundos de su tiempo, estaba dominado por la manía de presentar a los filósofos antiguos como otros tantos ateos implícitos o explícitos, y esta manía es la que le impulsó a escribir el libro que lleva por epígrafe: Del ateísmo de Platón.
c) Rüdiger (1673-1731) fue discípulo de Thomasio; filosofó en sentido ecléctico y combatió varias teorías de Leibnitz, y con particularidad la armonía preestablecida. Rüdiger admite influjo físico entre el alma y el cuerpo; afirma que todas las ideas proceden de las sensaciones, y atribuye extensión al alma racional. Por aquí se ve que Rüdiger se acerca más a Locke que a Leibnitz, y que representa una especie de reacción del sensismo del filósofo inglés contra el espiritualismo del filósofo alemán.
d) Crusius, discípulo del anterior y profesor de Filosofía y Teología en Leipzig, donde murió en 1775, combatió varios puntos de la doctrina de Leibnitz, y principalmente la tesis o principio de la razón suficiente. Enseñó también que la libertad consiste en la indiferencia de equilibrio que rechazaba Leibnitz; que [344] el espacio y el tiempo son atributos de Dios; que el fundamento primitivo de la certeza es la veracidad de Dios (Descartes), y que el criterio o garantía inmediata de la certeza científica debe buscarse en cierta inclinación necesaria e instintiva (escuela escocesa) de la misma naturaleza. Crusius rechaza también el optimismo de Leibnitz.
Podría aumentarse este catálogo con los nombres de Darjes y de algunos otros, y principalmente con el de Crousaz (1673-1750), el cual, en su Tratado del entendimiento humano, impugnó vigorosamente la doctrina de Leibnitz en orden a la armonía preestablecida y a la libertad humana.