Jovellanos y el Dr. Johnson / 27 noviembre 2011 (original) (raw)

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Ignacio Gracia Noriega

Las similitudes entre los escritores más sobresalientes del siglo XVIII en España e Inglaterra

Fueron los escritores más sobresalientes de España e Inglaterra en el siglo XVIII. Samuel Johnson (1709-1784) no era doctor, ni siquiera licenciado, pero se le daba ese título en reconocimiento a su erudición casi universal, y Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811) era un magistrado con nostalgias nobiliarias. Haber sido hijo de un librero con pocos recursos había dado a Johnson un concepto realista del dinero: si se tienen cien libras y se gastan unos peniques, ya no se tienen cien libras, decía. Por su parte, Jovellanos afirmaba una idea muy inglesa: no corresponde al Gobierno enriquecer a los ciudadanos, sino garantizar las condiciones para que puedan enriquecerse (o no). Eran ideas de aquella época que están en el meollo de ésta y no han perdido vigencia alguna. La situación actual las confirma: el Estado fracasa cuando excede algunas funciones muy precisas y, desde luego, cuando gasta más de lo que ingresa. Nos estamos refiriendo, claro es, a unas ideas simples que calificamos como liberales. El siglo XVIII tuvo la virtud de dar forma política al liberalismo, y el siglo XIX la fatalidad de poner en marcha el socialismo: por eso, el siglo XVIII es individualista y el siglo XIX el preámbulo del terrible siglo XX.

Johnson es el autor más caracterizadamente inglés de su época y tal vez de toda época (a ello contribuyó el retrato que de él traza Boswell), y Jovellanos, uno de los escasos escritores y políticos pro-ingleses en un país que acabaría afrancesándose del todo, para su desgracia. Jovellanos admiraba las maneras políticas inglesas y rechazaba la Revolución francesa, por su violencia y afán destructivo; él no era partidario de «subvertir el orden establecido para sustituirlo por otro nuevo, sino de dar la mejor dirección posible al orden establecido», y, en consecuencia, afirma: «Desconfío mucho de las teorías políticas, y más de las abstractas».

Jovellanos y Johnson fueron escritores infatigables, que cultivaron diferentes géneros. Como poetas, es tan malo uno como otro. Johnson no tuvo derivación política práctica y Jovellanos no escribió novelas ni crítica literaria. En cambio, Johnson hizo en su «Diccionario» recuento de casi todo lo humano. Jovellanos se interesó por la política, por la economía, por el arte, mientras Johnson continúa siendo el mejor crítico de Shakespeare, según T. S. Eliot. Y los dos tuvieron sus respectivos biógrafos, que los conocieron personalmente, aunque la biografía de Ceán no alcanza la altura de la de Boswell.

Sobre todo, ambos recorrieron países húmedos, verdes y atrasados, y escribieron sobre ellos después de haberles dirigido sus miradas de ilustrados, Jovellanos en el «Diario» y en las cartas a Ponz, Johnson en el «Viaje a las islas occidentales de Escocia». La lectura simultánea de ambos viajes, el de Asturias y el de Escocia, revela sorprendentes coincidencias. Cambia el punto de vista: el de Johnson es el del viajero, el testigo; el de Jovellanos, el de alguien que siente como suya la tierra que pisa.

La Nueva España · 27 noviembre 2011