Gustavo Bueno, La filosofía en el conjunto de la República de las Ciencias, El papel de la filosofía en el conjunto del saber (original) (raw)
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El papel de la filosofía en el conjunto del saber
Ciencia Nueva, Madrid 1970, págs. 207-242.
II. La filosofía en el conjunto de la «República de las Ciencias»
A. La Ciencia como trabajo social
La teoría de la ciencia –tanto de corte husserliano, como de corte «formalista-sintáctico»– nos ha acostumbrado a considerar a las ciencias como ejemplares de una estructura general (la idea de ciencia, el sistema formal) definida en el plano eidético o en el plano lingüístico: una ciencia es, o un conjunto de juicios conectados por relaciones de fundamentación, o un sistema de signos (functores, relatores, &c.) construidos a partir de ciertas fórmulas primitivas y reglas de deducción.
Esta perspectiva es abstracta: su eficacia está limitada al área de su abstracción. Pero es insuficiente para rendir cuenta de lo que una ciencia es como institución cultural. Desde esta perspectiva, las ciencias incluyen una riqueza mucho mayor de componentes y relaciones, internamente ligadas a los sistemas científicos.
Una ciencia, desde una perspectiva filosófica, se nos aparece como una institucionalización de un tipo de trabajo social, un trabajo sobre un material dado, consistente en construir un cierto tipo de composiciones idénticas que llamamos verdades. Una ciencia, como institución, es una actividad que trabaja sobre un material recurrente y, por tanto, no es un sistema acabado, cerrado: es un método de explotación de un material. Como todo trabajo, el trabajo científico es un proceso social: por consiguiente, cada ciencia hay que verla, ante todo, como la constitución de un «gremio» de artesanos que colaboran metódicamente en un trabajo específico. Este trabajo no consiste, originariamente, por ejemplo, en escribir libros.
Índice de esta parte
II. La filosofía en el conjunto de la «República de las Ciencias»
A. La Ciencia como trabajo social, 207
B. La «República de las Ciencias», 212
C. Argumentos contra la Filosofía como Ciencia, 215
D. Respuesta al argumento de la «insustancialidad» gnoseológica del campo filosófico, 218
E. Respuesta al argumento de la inconsistencia del campo filosófico, 221
F. El puesto de la Filosofía en la «República de las Ciencias», 238