La Hora / Madrid 1948-1950 (original) (raw)
Periódico oficial de los estudiantes españoles, publicado por la Jefatura Nacional del Sindicato Español Universitario, que conoció tres épocas entre 1945 y 1960. La inicial, entre 1945 y 1947, hubo de ser cancelada pues sus gestores no supieron adaptarse a los obligados reajustes doctrinales necesarios tras el desenlace de la guerra mundial, ni tampoco lograron incorporar a la nueva generación de estudiantes que ya no habían participado por edad en la guerra.
El descontento ante aquella primera versión de La Hora facilitó en buena medida la cristalización de Alférez (publicación «privada», que no dependía directamente del Estado, pero que sí contaba con una no disimulada presencia clerical). Alférez demostró que era posible y necesario un periódico riguroso escrito por los universitarios jóvenes y dirigido a ellos, y de hecho se disolvió al poco de renacer La Hora en su segunda época, reorganizada por varios de los colaboradores más significativos de Alférez: Carlos Alonso del Real, Rodrigo Fernández Carvajal, Miguel Sánchez-Mazas Ferlosio, Juan Velarde, José M. de Labra, Manuel Mampaso...
Pero mientras en Alférez había una voluntad de mirar sobre todo a Hispanoamérica, en La Hora había una voluntad de mirar sobre todo a Europa. En Alférez no aparece ni mencionado una sola vez el nombre de Ramiro Ledesma Ramos, en el número 2 de La Hora se le dedican ya dos artículos y se reproducen los símbolos de La Conquista del Estado.
La segunda época de La Hora, semanario de los estudiantes españoles, comienza con el curso académico 1948-1949, y dura poco más de dos cursos académicos (73 números entre noviembre de 1948 y diciembre de 1950). El primer número de la segunda época de La Hora tuvo necesariamente que causar gran impacto: se abre con una afirmación rotunda de Carlos Alonso del Real, “Nosotros, europeos”; en el editorial se aborda de frente la realidad de la renovación generacional que se está produciendo, en la página 4 la fotografía de un autor soviético, Ilya Ehrenburg (bien conocido entre nosotros desde los años de la república por su libro España, república de trabajadores, Editorial Cenit, Madrid 1932), del que se ofrece un texto sobre “Los racistas norteamericanos”; en la página 6 la fotografía de Carlos Marx, junto a una explicación de su teoría del valor; un informe sobre las decisiones del Polit-Buró soviético sobre la genética, el padre Llanos ofreciendo el poco edificante mapa espiritual de la juventud universitaria madrileña, un informe sobre la crisis de la universidad inglesa, otro sobre la situación colonial de Puerto Rico, arte (Picasso), cine, teatro, y una burla irónica del aislamiento de España: “¿El señor Alcalde de Madrid Presidente de la ONU?” La voluntad de distancia ante los dos «bloques» queda bien reflejada en las páginas 4 y 5 del primer número, que enfrenta el artículo sobre el racismo en Estados Unidos al que informa sobre la condena de la genética en la Unión Soviética, y ofrece como corolario el comentario: “Dos materialismos frente a frente”.
Durante el curso 1948-1949 aparece La Hora cada semana, desde el número 1 (15 noviembre 1948) hasta el número 31, aunque fue perdiendo páginas (y bajando su precio): los números 1 al 5 (3 diciembre 1948) ofrecían 24 páginas por dos pesetas, los números 6 al 16 (18 febrero 1949) están formados por 16 páginas marcadas a 1'50 pesetas, del 17 al 31 (3 junio 1949) tuvieron 12 páginas al precio de una peseta. Durante julio, agosto y septiembre el periódico publica un número al mes, de 8 páginas (los números 33 y 34 al precio de cincuenta céntimos), aunque ofreciendo la primera y la última página un segundo color. El número 34 (5 septiembre 1949) advierte que es el último de los dedicados durante el verano a los albergues y campamentos, aunque el número 35 (5 octubre 1949), que ya ofrece 12 páginas, todavía dice que pertenece a la serie de números de verano y el nuevo curso se reanudará de hecho para el semanario con el número 36. Formato 325×440 mm, bien ilustrada con fotografías y dibujos (en la línea de Alférez: Manuel Mampaso, F. Carvajosa, José M. de Labra, Celedonio Perellón, José L. G. Perales, María Droz, Julio Castro, &c.), el texto repartido a tres, cuatro, cinco e incluso seis columnas; impreso a un color (excepto los tres números de verano de 1949).
Hubo que esperar hasta el número 21 (25 marzo 1949) para conocer la relación de los responsables del semanario: «La Hora. Semanario de los Estudiantes españoles. Editor: Jefatura Nacional del Sindicato Español Universitario. Director: Jaime Suárez. Subdirector: José Bugeda. Redactores: José Manuel García Roca, Juan Ramírez de Lucas, Manuel Mampaso. Consejo de Redacción: Carlos Alonso del Real, Marcelo Arroita-Jáuregui, María Joséfa Benítez, Carlos Castro, Antonio Castro Villacañas, Ramiro Campos Nordmann, Francisco Carbajosa, Pablo Antonio Cuadra, Gabriel Cuevas, Tomás Ducay, Medardo Fraile, Renán Flores Jaramillo, Rodrigo Fernández Carvajal, José Luis Fernández del Amo, Salvador Gay, Pilar García Noreña, Rodolfo Gil Benumeya, Julio Ycaza Tijerino, Manuel Lizcano, P. Llanos S. J. [desde el número 28 figura como P. José María de Llanos, S. J.], Angel Antonio Lago Carvallo, Ceferino Maeztu, Victorino Martín Mendicute, Eugenio Martín Rubio, Jorge Mencías, Carlos París, María de las Nieves Pinillos, Carlos Robles Piquer, José Luis Rubio, Miguel Sánchez Mazas, Alfonso Sastre, Jorge Siles, Jorge Uscatescu, José María Valverde y Juan Velarde. Corresponsales: Antonio Alonso Cortés (Barcelona), Joaquín Carrasco (Granada), Carlos Talamás (Murcia), Virgilio Bejarano (Salamanca), Miguel Angel Castiella (Zaragoza), Manuel Martínez Alfonso (Valencia), Emilio Martín Villa (León), Carlos García Mauriño (Oviedo), Fabio Cortés (Tanger), Michel Mangenot (París), Germo Luigi Fierovanti (Roma), Pietro Ennio (Udine), Adolfo Lizón (Lisboa), Wilfred B.L. Gordon (Bristol), Peter Seeberg (Copenhague), José Luis Navarro (Franfort), Gerhard Lepiorz (Stuttgart), Jaime Alfonso Dousdubés (Quito), Salvador Vallina y Pedro García Suárez (México), Rodrigo Royo (Nueva York), Enrique Kleiner (Buenos Aires), José María Sanz (Zurich).»
En el número 26 (29 abril 1949) se incorporan al Consejo de Redacción: Antonio Alonso Cortés, José Manuel Fontes de Albornoz, Rodrigo Huidobro Tech, Juan Francisco Marsal, José María Picó Junqueras, Pilar Santander, Ramón Suñol Molina y Santiago Suñol Molina. En el número 27 (6 mayo 1949) se incorporan Alfonso Albalá y Juan Julio Baena. Pero en el número 28 (13 mayo 1949) ya no figuran en ese Consejo: Pablo Antonio Cuadra, Gabriel Cuevas, Medardo Fraile, Rodolfo Gil Benumeya, Julio Ycaza Tijerino y Jorge Uscatescu. En el número 26 la estructura del semanario había incorporado una «Secretaría de Estudios. Director: José Ricardo Fernández de Velasco, Secretario: Pablo Ortega. Secciones: De la Universidad: Manuel Alonso García, De la Ciudad: Francisco Carbajosa, Del Campo: Eduardo Riaza, y Textos y documentaciones: Luis del Río Muñoz», y desde el número 28 la sección de Transportes: Victorino Martín Mendicute.
Estas relaciones onomásticas no se hacen figurar en los números «de verano» (a partir del 32), y desde el número 36 (6 noviembre 1949), con el que se inicia el nuevo curso, ya no vuelven a figurar los nombres de quienes forman el Consejo de Redacción o la Secretaría de Estudios (que siguen funcionando). Se hacen figurar los nombres del director, subdirector y redactores, que pasan a ser cuatro: «Ha ingresado en nuestra redacción como camarada de trabajo Manuel Calvo Hernando» (para potenciar la información cultural española y completar así la información extranjera que venía ya preparando José Manuel García Roca). Los números siguen costando una peseta y tienen doce páginas (que, a partir del número 36, ya no van numeradas).
El número 36 se abre con un artículo de Ortega, «Discurso a los universitarios de Berlín». El número 37 contrarresta con «¿Qué nos dice la Biblia de los orígenes del hombre?» de José María González Ruiz. El número 38, de 20 noviembre 1949, dedica obviamente su portada a José Antonio, y ofrece dos artículos bien significativos: «Las huellas en él de Ramiro Ledesma», por Carlos Alonso del Real; y «José Antonio y Ortega y Gasset», por Eugenio Frutos. El número 39 ofrece en primera página la primera parte de una conferencia del Jefe Nacional del SEU, José María del Moral: «Política de acción y política de pensamiento», que no se completa en el número 40 (en el que se promete el final para el siguiente número, donde tampoco aparece). Y el número 41 (11 diciembre 1949); en el que por primera vez Aranguren merece ocupar la primera página («Juan Wolfgang Goethe y Martín Lutero, acabando un centenario y empezando una Teología»), y se dedica la contraportada a «Ortega, a través de Julián Marías», por Eugenio Frutos; una pequeña nota que no tiene desperdicio da cuenta del resultado de las tensiones existentes: «A punto de entrar este número en máquinas, se nos comunica que el Jefe Nacional del Sindicato Español Universitario, camarada José María del Moral, ha dispuesto que cese, a partir de primero de año, el camarada Jaime Suárez como Director de este Semanario. La publicación de La Hora se reanudará el 15 de enero próximo, Dios mediante, sin pérdida de su actual rigor intelectual, pero insistiendo en el tono polémico y combativo de su primera época, alegre y ligero, con un contenido preferentemente político y escolar. El camarada Jaime Suárez nos ruega hagamos llegar a todos nuestros lectores y colaboradores, especialmente a los miembros que componían el Consejo de Redacción y la Secretaría de Estudios, el testimonio de su agradecimiento por la ayuda prestada al Sindicato, en su revista nacional, durante la etapa de su dirección.» Ese número que cierra una etapa y el año 1949 contiene también un artículo de Fernando Lázaro: «Crisis de la Facultad de Filosofía y Letras.»
El primer número del año 1950, el 42 de la segunda época de La Hora (12 enero 1950), ataca en su portada con un artículo político: «Naturaleza y sentido del proletariado» (por Alberto Pedemonte). El nuevo director del semanario es Miguel Angel Castiella (y se mantienen subdirector y redactores). La publicación conserva sus doce páginas, por una peseta, y en junio aparece el número extraordinario que venía anunciado las semanas precedentes, dedicado al siglo XX. Son 64 páginas (12 pesetas) con cubiertas de cartulina impresas a dos colores. Ese número extraordinario dedicado al medio siglo que representa 1950 ofrece una nómina de colaboradores bien significativa: Raimundo Fernández Cuesta, Miguel Angel Castiella, Julián Marías, Eugenio d'Ors, José María del Moral, José Manuel de Córdoba, José María Cordero Torres, Vicente Palacio Atard, José Luis Aranguren, Manuel Fraga Iribarne, José María de Llanos S.J., Manuel García Pelayo, Eugenio Frutos, Jorge Jordana Fuentes, Fray Albino G. Menéndez Raigada, José Mario Páez, Roman Perpiña, Carlos Alonso del Real, V. Martín Mendicute, Jaime Suárez, Eugenio Pérez Botija, Carlos Talamás Lope, José María García Escudero, Eugenio Martín Rubio, Jesús Alvarez Fernández-Cañedo, Antonio Castro Villacañas, Francisco Javier Sánchez Cantón, José Camón Aznar, Demetrio Castro Villacañas, Rafael Castejón Calderón, Emilio Martín Villa, José María Valverde, Pablo Corbalán, Ignacio Aldecoa, José María Sánchez-Silva, Federico B. Torralba, Luis Bescansa Aler, Antonio Tovar, Eduardo Aunós, Luys Santa Marina, Jorge Uscatescu, José Bugeda, Ernesto Giménez Caballero, Pedro Bravo, César Armando Gómez, Ramón Suñol Molina, Santiago Suñol Molina, Ernesto F. Jareño, Camilo José Cela, Marcelo Arroita-Jáuregui, Carlos José Costas, Alfonso Albalá, Francisco Carbajosa, Ramiro Campos Nordman, Gaspar Gómez de la Serna, Carlos Fernández cuenca, Alfonso Sastre, José Gordón y Carmen Alonso Blanco. Además reproducen poemas de Miguel de Unamuno, Manuel Machado, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Pedro Salinas, Vicente Aleixandre, Antonio Machado, Luis Cernuda, Rafael Alberti y Miguel Hernández.
Tras la consabida canicula (un sólo número cada mes de verano, y de ocho páginas) reanuda La Hora su ritmo semanal de doce páginas por una peseta. El número 71 (26 noviembre 1950) contiene una curiosa advertencia tecnológica: «Se pone en conocimiento de todos nuestros colaboradores que para evitar confusiones, que somos los primeros en lamentar, de ahora en adelante no se publicará ningún trabajo cuyo original no venga escrito a máquina, y a dos espacios.» El 10 de diciembre de 1950 aparece el número 73, sin que se anunciase que iba a ser el último publicado, pues La Hora, en su segunda época, también sufrió una muerte súbita.
La Hora cerró su segunda época porque ya no era conveniente dejar asunto tan importante como el periódico nacional dirigido a los estudiantes en manos de estos y de su sindicato. Se elevó a los estudiantes a la categoría de universitarios, y la función que había cumplido La Hora pasaría a desempeñarla Alcalá, órgano oficial de los universitarios (no sólo de los estudiantes) españoles, donde los ímpetus de la «nueva generación» podían ya ser refrenados por la prudencia de la anterior, la que ocupaba los rectorados de las Universidades.
Cuando Alcalá muera a su vez en 1955, año de grandes cambios políticos e ideológicos en la España del franquismo, los dirigentes de un SEU ya en decadencia, el «núcleo duro» conservador de un falangismo incapaz de entender y adaptarse a las nuevas tendencias resultantes de los equilibrios de poderes realmente existentes, deciden resucitar La Hora, en una tercera época que se inicia en mayo de 1956, ahora con el subtítulo de Arte, Letras y Política, y bajo la dirección de que había sido su director en 1950, Miguel Angel Castiella. Al iniciarse el nuevo curso, en octubre de 1956, es nombrado Gabriel Elorriaga como director de La Hora. El año 1957 (con cincuenta números publicados, del 27 al 77) fue el de mayor esplendor de la tercera época de un periódico que fue languideciendo, porque aunque incorporó a representantes de las nuevas promociones entre sus colaboradores (José Luis Abellán, Daniel Sueiro, Felipe Mellizo, &c.) ni el SEU ni la Falange volverían ya a disponer del espacio político que habían tenido. En 1958 La Hora publicó 20 números (del 78 al 98), en 1959 aparecieron 10 números (del 99 al 108) y se esfumó a principios de 1960 (quizá con el número 110).
En esta hemeroteca digital nos vamos a interesar, por ahora, en la segunda época de La Hora (1948-1950) y no sólo porque nos parezca la más interesante: sucede que es la única de la que disponemos de una colección completa (ni que decir tiene que aceptaremos gustosos la donación de colecciones o ejemplares sueltos de la primera y de la tercera épocas de este periódico, puesto que la memoria histórica determina que, hoy por hoy, las instituciones que se entretienen en digitalizar prensa histórica prefieren ignorar estas publicaciones).
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