José Canalejas Méndez 1854-1912 (original) (raw)

José Canalejas Méndez

Político español nacido en el Ferrol el 31 de julio de 1854, asesinado el 12 de noviembre de 1912, siendo presidente del Consejo de Ministros, por el anarquista Manuel Pardiñas Serrano [nacido en El Grado, Huesca, el 1º de enero de 1886, se suicidó al poco de cometer su acción], mientras miraba el escaparate de la librería San Martín, en la madrileña Puerta del Sol. Hijo del ingeniero José Canalejas Casas, sobrino de Francisco de Paula Canalejas y primo de Mario Méndez Bejarano.

Desde que tenía un año vivió en Madrid, donde recibió la primera enseñanza en el colegio de Pantoja y la segunda en el Instituto de San Isidro. Muy precoz, tenía doce años cuando publicó una traducción del francés: Luis o el joven emigrado. Historieta aprobada por el Arzobispo de París, traducida del francés por D. José Canalejas y Méndez (Biblioteca de la Juventud, F. Fortanet, Madrid 1866, 126 págs.) Pasó a estudiar en la Universidad Central, donde se licenció en Filosofía y Letras en 1871, y en Derecho en 1872.

Fue José Canalejas Méndez uno de los 500 suscriptores a las Obras completas de Platón, puestas en español por Patricio de Azcárate, y publicadas en 1871-1872 (suscriptor número 352; su tío Francisco de Paula fue el suscriptor 233).

«Simultanendo el estudio del Derecho y el de Filosofía y Letras tuvo como profesores a su tío Francisco de Paula Canalejas, a Fernando de Castro y a Emilio Castelar, entre otros. En casa de su tío asiste a la tertulia concurrida por los primates de la intelectualidad y la política izquierdista. La influencia de su tío en Canalejas es extraordinaria. Krausista, adscrito al grupo democrático extremo de Morayta, es catedrático prestigioso y diputado del grupo Ruiz Zorrilla que apoyó a Castelar. En diario coloquio con su sobrino, le educa en sus ideas krausistas y las pedagógicas de Sanz del Río, aunque según dictamen de Menéndez Pelayo, fue Francisco de Paula Canalejas el más preocupado por temas religiosos de todos los krausistas. [...] La influencia de su tío, le lleva a estudiar filosofía y letras y secundariamente Derecho. Se siente a gusto, regentando, apenas doctorado, la Cátedra de su pariente a título de auxiliar, conquistando en seguida fama de elocuencia en sus doctas disertaciones.» (Conde de los Andes [Francisco Moreno Herrera (†1978), Marqués de la Eliseda], Canalejas: evolución política de un hombre de Estado, Anales de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, nº 50, Madrid 1974, págs. 8-9.)

Recién licenciado comenzó a explicar en la universidad, como catedrático auxiliar y durante tres años, «Principios generales de Literatura» y «Literatura española» (su tío acababa de pasar a encargarse de las asignaturas de Filosofía). En 1873 publicó su Programa de un curso de Principios Generales de Literatura... para el curso 1872 a 1873 (Imprenta de don Juan Aguado, Madrid 1873, 36 págs.). En 1874 publicó unos Apuntes para un curso de literatura latina (M. Martínez, Madrid 1874, 2 vols.). Pronto se dio a conocer en el Ateneo de Madrid.

«El Sr. D. José Canalejas, sobrino del eminente académico de igual nombre, combatió las afirmaciones del Sr. Moreno Nieto, con una energía y un calor, que en más de una ocasión pasaron de excesivos. Con sólidas razones expuso y defendió la doctrina del arte por el arte, tan combatida en estos momentos, rayando a grande altura en esta parte de su discurso; afirmó que la libertad y el sentido humanitario de nuestra época eran elementos suficientes para alimentar el estro poético, y sostuvo, con vehemencia extraordinaria, la verdad, la legitimidad y el valor del racionalismo. El señor Canalejas ha demostrado notabilísimas condiciones de orador impetuoso y enérgico; y sólo pecó por un exceso de entusiasmo y cierta violencia en el decir, que se explican cumplidamente por la fuerza de su convicción y por el fuego propio de la juventud.» (Manuel de la Revilla, «Revista crítica», Revista Contemporánea, nº 31, 15 marzo 1877, pág. 127.)

«Era a la sazón su padre Director de la Compañía de los ferrocarriles de Madrid a Ciudad Real y Badajoz, y el Consejo de ésta, apreciando las especiales aptitudes del hijo, le confirió la secretaría general, en la que prestó excelentes servicios, sobre todo con ocasión de la porfiada contienda que dicha Compañía tuvo que sostener con las del Norte y de Madrid a Zaragoza y Alicante, cuando éstas pusieron en juego toda su influencia para impedir que se aprobara la concesión de la línea directa de Madrid a Ciudad Real.» (DEHA 4:398, 1888.)

A principios de 1878 falleció José Amador de los Ríos, quedando vacante la cátedra de Literatura de la Universidad Central, puesto bien apetecido que había de cubrirse por oposición. Por ley se acababa de limitar la edad mínima para poder opositar, y Marcelino Menéndez Pelayo (dos años más joven que Canalejas) protestó como perjudicado. Gracias a los cabildeos de Alejandro Pidal y de Cánovas, Congreso y Senado cambiaron la ley, que el 1º de mayo fijó los veintiún años para poder tomar parte en oposiciones a cátedras universitarias, por lo que convocada precisamente dos días después esa cátedra, pudo ya presentarse, frente a un Canalejas también precoz, que contaba ya con años de experiencia docente universitaria en esas materias a pesar de su juventud. Como cabe imaginar, ninguna ingenuidad rodeaba cuanto concernía a esa oposición, bien ideologizada y politizada, por lo que sus pormenores tuvieron notable eco y escándalo en la prensa.

«En la sección de Ciencias morales y políticas debemos citar un elocuente discurso del Sr. Rodríguez en pro de las doctrinas individualistas; otro muy notable del Sr. D. José Canalejas a favor de lo que pudiera llamarse socialismo armónico, sustentado por la escuela de Krause, y una brillante improvisación del Sr. Moreno Nieto en contra de ciertas afirmaciones autoritarias del Sr. Canalejas. También ha terciado en el debate un eclesiástico, cuyo nombre ignoramos, que defendió la solución cristiana del problema social en un discurso tan vacío de razones como lleno de imágenes y rasgos declamatorios, que más parecía sermón de Cuaresma que discurso de Ateneo.» (Manuel de la Revilla, «Revista crítica», Revista Contemporánea, nº 61, 15 junio 1878, págs. 383-384.)

«Ya está nombrado el tribunal de oposiciones. Compónenle Valera, Milá, Aureliano Fernández-Guerra, Cañete, Rubí, Campoamor, Fernández González. Campoamor renunció alegando que tenía íntima amistad conmigo. En su lugar nombraron a Borao. Valera también ha renunciado, aunque Alejandro y yo le suplicábamos que no lo hiciese. Las razones que da no dejan de hacerme alguna fuerza. Dice que habiendo manifestado él en todas partes, que yo debo llevarme la cátedra, si se procede en justicia, y siendo público y notorio este su modo de pensar, atribuirán a compadrazgo su nombramiento, &c. Siento mucho que se le haya metido esta idea en la cabeza. No sé qué otro consejero de Instrucción Pública nombrarán para presidente. D. Aureliano aceptó ya, según carta suya que hoy he tenido. Suponiendo que Borao (como progresista que es, a lo cual se agrega el no conocerme) se arrime a Fernández y González, suponiendo (cuanto se puede suponer) que el consejero nombrado en sustitución de Valera sea también adverso, siempre quedarían a mi favor Milá, Fernández Guerra y Cañete: agregándoseles Rubí, tendríamos mayoría. Yo no le conozco, y quizá sería conveniente prevenirle, para que no le ladease Canalejas a favor de su sobrino que es uno de los opositores. ¿Tratas á Rubí?» (Carta de Marcelino Menéndez Pelayo a Gumersindo Laverde, 14 julio 1878, MPEP 3:113.)

«Me parece que el sobrino de Canalejas, aunque joven de provecho, no ha de ser para tí adversario temible. Creo que el más valioso de tus coopositores, si se presenta, será Costa.» (Gumersindo Laverde a Marcelino Menéndez Pelayo, 18 julio 1878, MPEP 3:115.)

«De cualquier modo que sea, debe V. venir a las oposiciones con valor y confianza. Figúrese V. que sus peores pronósticos se realizen, que Sánchez Moguel o Canalejas, sobrino, se lleva la cátedra: todavía saldrá V. ganando, porque todo el mundo dirá que ha hecho V. brillantísimas oposiciones, como las hará sin duda. Además que en esta ocasión de tanto empeño y ruido, no hallo fácil que el Tribunal, sea cual sea, se atreva a ser parcial. Y como Sánchez Moguel y Canalejas sobrino valen mucho menos que V., V. se llevará la cátedra.» (Juan Valera a Marcelino Menéndez Pelayo, 18 julio 1878, MPEP 3:120.)

«Mi querido amigo: Ya empiezo a sentir los inconvenientes de haber aceptado la presidencia del Tribunal de oposiciones. Llueven sobre mí los empeños, y los mismos interesados, Canalejas y Sánchez Moguel, han venido a visitarme y a recomendarse ellos mismos. Esto, sin embargo, aceptada ya la cosa, no me perturba en lo más mínimo. Yo estoy seguro de mí en cuanto a la buena y recta voluntad. Daré mi voto a quien me parezca que más lo merece. De modo que si peco, será por error de entendimiento. Me siento con bríos hasta para dejar a Vd. en segundo o tercer lugar, si llego a creer que lo exige así la justicia. Hasta ahora no lo creo. A Sánchez Moguel ya le conocía, y en cuanto al Sr. Canalejas me ha parecido presumidísimo, cosa que en mi sentir desgracia mucho cualquiera prenda que pueda tener.» (Juan Valera a Marcelino Menéndez Pelayo, 18 julio 1878, MPEP 3:139.)

«No he escrito a Vd. en tanto tiempo por ignorar su paradero, por estar ocupadísimo con los preparativos de oposición y con alguna otra tarea, y aun por haber tenido hace poco, una desgracia de familia con la muerte de mi abuela (ya muy anciana en Asturias). Ya vería Vd. en los papeles nombrado el tribunal de oposiciones. Tenemos de presidente a Valera. Los ejercicios serán en Octubre, según parece. Creo que mis contrincantes son Sánchez Moguel, un sobrino de Canalejas, y otro cuyo nombre ignoro.» (Marcelino Menéndez Pelayo a Damián Menéndez Rayón, Santander 31 agosto 1878, MPEP 22:782.)

Fue José Canalejas Méndez uno de los 201 suscriptores a las Obras de Leibniz, puestas en español por Patricio de Azcárate, y publicadas en 1878 (en nuestra relación figura con el ordinal 127). [Marcelino Menéndez Pelayo, por ejemplo, no figura como suscriptor de esa obra.] Ese mismo año de 1878 se casó en primeras nupcias con doña María Saint Aubin, «cuya familia de noble linaje francés, era profundamente católica», fallecida en 1897.

El 21 de octubre de 1878 se sortearon las trincas entre los cuatro opositores que se habían presentado para optar a la Cátedra de Literatura de la Universidad Central: José Canalejas Méndez (1854), Antonio Sánchez Moguel (1838), Saturnino Milego Inglada (1850) y Marcelino Menéndez Pelayo (1856). El día 29 fue la trinca entre Canalejas y Sánchez Moguel, al día siguiente la trinca entre Milego y Menéndez Pelayo. A medida que se fueron sucediendo los ejercicios aumentó el interés del público; la oposición duró todo el mes de noviembre y el tribunal acabó proponiendo en primer lugar de la terna a Menéndez Pelayo (seis votos contra uno), en segundo lugar a Canalejas, y en tercero a Sánchez Moguel. Francisco Fernández González fue quien voto en contra de que Marcelino Menéndez Pelayo ocupase aquella catedra, vacante precisamente por fallecimiento de su suegro.

«Mi querido Gumersindo: Según cartas de Valera y Fernández-Guerra, nuestros ejercicios empezarán el 21 del corriente. El 15 estaré en Madrid, Dios mediante. Te avisaré en cuanto llegue. Los opositores son tres (además de mi persona): Canalejas, Sánchez Moguel y otro cuyo nombre ignoro. Ayer acabé el capítulo de mahometizantes y judaizantes, con el cual cierro de una vez el segundo tomo de mi _Historia._» (MMP a Laverde, Santander 6 octubre 1878, MPEP 3:170)

«Aunque Sánchez Moguel y el sobrino de Canalejas son jóvenes aprovechados, como no calze más puntos el otro coopositor cuyo nombre ignoras, ya puedes entrar en la lid con plena confianza de buen éxito. Solo las obras que tienes escritas te dan ya una ventaja enorme sobre ellos.» (Gumersindo Laverde a MMP, Santiago 9 octubre 1878, MPEP 3:173)

«Hasta ahora no he visto a más jueces que a Valera, A. Fdz.-Guerra y Rosell. Milá todavía no ha llegado, pero le esperamos hoy o mañana. De las explicaciones de los tres ante-dichos infiero que mi negocio está en buenos puntos. A Valera le ha parecido muy bien mi programa. Los otros tres opositores son Canalejas, Moguel y un catedrático de Retórica de Toledo, Milego, mediano o malo según mis noticias. Creo que Canalejas sea el que más valga de los tres. Allá veremos que programas han hecho. [...] P. D. Te diré acá inter nos que Aureliano Fdz-Guerra me ha encargado de hacer sus propias preguntas y las de Cañete, para el primer ejercicio. Han de ser de materias peregrinas.» (MMP a Laverde, Madrid 18 octubre 1878, MPEP 3:176)

«El martes hace la primera pareja el ejercicio de preguntas. El miércoles entramos en fuego nosotros. A. Fernández-Guerra pondrá las preguntas de literatura hispano-latina, Milá y Rosell las de Edad-Media, Cañete las del siglo XVI, Valera las del XVII, el yerno de Amador las del XVIII, y Rubí las del XIX. Veremos lo que sale.» (MMP a José María de Pereda, 25 octubre 1878, MPEP 3:178)

«Anteayer tuvieron el primer ejercicio Canalejas y Moguél. Ayer me tocó a mí. Creo que lo hice bastante bien, a pesar de mi poca disposición para ejercicios orales. Asistió un gentío inmenso. Los jueces (fuera de Fernández-González, que desde el principio me hace la guerra) quedaron muy contentos y hasta entusiasmados, según hoy me dijo Aureliano. Creo por todo lo dicho que el negocio va bien. La semana que viene (si Dios quiere) tendremos las lecciones. Mis contrincantes han andado flojillos, refugiándose en síntesis y lugares comunes, sobre todo Milego y Canalejas. Moguel lo ha hecho mejor.» (MMP a Laverde, 31 octubre 1878, MPEP 3:179)

«Mi carísimo Gumersindo: Te supongo enterado de la caída de Aureliano y de la suspensión de los ejercicios. Al fin se han reanudado (con asistencia del mismo Sr. que está ya bien) y esta tarde explica su lección Canalejas. No puedes imaginarte cosa más pedantesca y soporífera que su programa. Dice p. e. al tratar de Calderón: Análisis de la vida es Sueño.
"—Concepto místico de la vida como un momento fugaz y transitorio que sirve de preparación a un ideal más alto. —Cómo se muestran en las obras de Calderón todos los grados de belleza, desde lo sublime en que la idea desborda (sic) de la forma, hasta la gracia en que el accidente externo llega a enseñorearse de la idea, vistiéndola sobria y delicadamente." Todo lo demás es por este estilo.
A pesar de tanto como dicen y trabajan contra mí, la diferencia hasta ahora es tan grande, que no dudo que tendré en mi favor a todos los del Tribunal, excepto Fernández-González que (como casi todos los de esta Facultad de Letras) es enemigo acérrimo de mi candidatura. Esta animadversión llega á un punto ridículo. Al hijo de Rubió le mandaron tachar en el discurso de Doctorado todos los párrafos en que se refería á mí (por noticias que yo le había dado) so pena de no admitírsele. En el Tribunal estaban Revilla, Morayta, Camus y otros ejusdem furfuris.» (MMP a Laverde, 11 noviembre 1878, MPEP 3:185)

«V. no tiene necesidad de manifestar erudición, pues de esto nadie duda. Lo que debe V. hacer en el día de mañana es acreditar que sabe dar una lección. Limítese, pues, a esto, y no se meta en disgresiones a menos que le faltase materia por la rapidez con que habla. Para evitarlo debe V. seguir en esta parte el ejemplo que le dio ayer su contrincante Milego, hablando lo más despacio posible. Por lo que se ha oido a Canalejas y a Milego debe V. haber adivinado el plan de ataque contra el cual debe V. prevenirse. Calificarle a V. de erudito a la violeta, y que desconoce la alta crítica; es decir que no comprende la índole y el verdadero objeto de la asignatura. Suponen que, según V. consiste solo en citr muchos nombres y fechas; pero que según ellos esto no es la alta crítica (perdone el galicismo) que poseen ellos. [...] Y esto es lo que sería el curso si se siguiera el sistema de los adversarios... sistema que en ocasiones no es otra cosa que un recurso para cubrir o disimular la ignorancia como acreditó Canalejas el día de su lección. [...] Huya V. del insolente lenguaje de que otros han dado tan triste ejemplo estos días pasados.» (Manuel Milá y Fontanals a MMP, s.f. mediados noviembre 1878, MPEP 3:186)

«Mi carísimo Gumersindo: No te extrañe mi largo silencio. Para contestar a tu última he esperado que las oposiciones acabasen del todo. Te doy, pues, la buena noticia de que he sido propuesto en primer lugar de la terna por seis votos contra uno. No necesito decirte que este uno es Fernández González, representante aquí de las iras universitarias. Para el segundo lugar salieron empatados Canalejas y S. Moguél, resolviéndose el empate a favor de Canalejas que lo merecía mucho menos que el otro. Para el tercer lugar tuvo Sánchez Moguel seis votos contra uno, el de Fernández González. La conducta de éste ha indignado mucho a tirios y troyanos. Revilla dijo a Valera que a haber sido él juez, me hubiera dado su voto. Mi lección versó sobre literatura hispano-latina del Renacimiento, y dije en ella muchas cosas peregrinas. También creo que anduve feliz en la defensa del programa. De los otros ninguno merecía ir en terna más que S. Moguel, que a lo menos sabía algunas cosas bien, y sabía como se estudia. Los otros, ni eso. Canalejas es un pedantón, y Milego una vulgaridad krausista, del peor género. Sospecho que dentro de 15 o 20 días despacharán mi expediente. Pienso tomar posesión antes de ir a Santander a pasar las vacaciones. Canalejas intriga y toca el cielo con las manos para que le nombre, a pesar de la terna, pero creo que serán vanos sus esfuerzos, y esta es la opinión general. [...] Para la primera vacante de número que haya en la Acad. Española, presentarán D. Aureliano y demás amigos mi candidatura.» (MMP a Laverde, 28 noviembre 1878, MPEP 3:191)

«Por fin el cartero ha traido tu ansiada epístola. Aunque lo esperaba, no por eso me regocijo menos con la noticia de haber sido tu propuesto en primer lugar. Espero que al fin serás catedrático, por más que Canalejas mueva. Conviene, sin embargo, estar alerta contra sus maquinaciones. He leido los párrafos entusiastas que te dedican La Fe y El Siglo futuro: me parece más discreto el primero.» (Laverde a MMP, Santiago 30 noviembre 1878, MPEP 3:193)

«Hice las oposiciones, y he sido propuesto en primer lugar para la cátedra del difunto Amador de los Ríos, a pesar de la guerra que me han hecho los sabios profesores de esta Universidad, enemigos declarados (con algunas excepciones) de todo lo que huela a erudición y método histórico. Su candidato era un sobrino de Canalejas, tan indigesto y pedante como su tío. Todavía no me ha dado el Ministro el nombramiento, pero creo que lo hará antes de 15 días.» (Carta de Marcelino Menéndez Pelayo a Alfred Morel-Fatio, Madrid 30 noviembre 1878, MPEP 3:194.)

«No necesito advertirte que en mi toma de posesión (que, entre paréntesis, me dio un Rector montañés, D. Manuel Rióz) brillaron por su ausencia Canalejas, Revilla, Morayta, Camus y Bardon. Fernández González fue, pero ni siquiera me saludó. Los demás estuvieron muy finos. Me tienes, pues, en quieta y pacífica posesión de la cátedra de _Josephus Amator Fluminum._» (Carta de Marcelino Menéndez Pelayo a Gumersindo Laverde, 25 diciembre 1878, MPEP 3:215.)

El revés en alcanzar esta cátedra en la universidad, y sin duda también la enfermedad que contrajo en 1879 su tío y mentor académico, Francisco de Paula Canalejas, que le inhabilitó a partir de 1880, le fueron acercando a la política activa.

«La carrera universitaria se truncó cuando perdió las primeras oposiciones a Cátedra, la de Historia Crítica de la Literatura Española. Le derrotó Menéndez Pelayo, seguramente con razón. En todo caso, la nobleza de alma de Canalejas rindió justicia a don Marcelino durante toda la vida y le ofreció una senaduría vitalicia al mismo tiempo que a Cajal, siendo Jefe del Gobierno. Un segundo intento de Canalejas opositor a Cátedra en 1881, tres años más tarde, para cubrir la de Literatura General, también en la Universidad Central, depara a nuestro protagonista un segundo fracaso. Esta vez no reconoció el derrotado, ni muchos de sus corifeos, la superioridad del triunfador.» (Conde de los Andes [Francisco Moreno Herrera (†1978), Marqués de la Eliseda], Canalejas: evolución política de un hombre de Estado, Anales de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, nº 50, Madrid 1974, pág. 9.)

«En los centros literarios y científicos mencionados, significó sus ideas políticas, favorables a la democracia. En 1880 acentuó más sus aficiones a la política activa, colaborando en El Demócrata y otras publicaciones de ideas avanzadas. Simpatizaba con los republicanos, en principio, mas no con los procedimientos a que se inclinaba la mayoría del partido; así es que pronto se separó de él y adoptó los temperamentos que prefería uno de los jefes, D. Cristino Martos. Por primera vez representó á la nación como diputado por Soria, en las Cortes de 1881, y en ellas, aunque figuraba en la oposición, logró merecidos triunfos y se ganó renombre y prestigio políticos. En segunda legislatura representó al distrito de Agreda, en la misma provincia; era entonces gobierno el partido liberal, al cual se afilió Canalejas, siguiendo el ejemplo de Martos, y aspirando, como éste, a armonizar los ideales de la democracia con el principio monárquico.» (DEHA 4:398, 1888.)

«[Aspira a la Dignidad de Maestrescuela de la Catedral de Mallorca, ya que es mallorquín, el clima de Granada le perjudica, y su madre anciana le necesita; ruega le apoye ante el Sr. Canalejas.]» (Carta de José Taronjí a Marcelino Menéndez Pelayo, Sacro Monte de Granada, 30 septiembre 1889, MPEP 10:151.)

«Grande ha sido mi disgusto no pudiéndole servir en la pretensión que me indicaba, pero Vd. comprenderá que mis relaciones con el Sr. Canalejas tienen que ser muy poco íntimas y afectuosas, por la circunstancia de haber sido compañeros de oposiciones y de haber quedado muy ofendido conmigo dicho Sr. Canalejas por no haber obtenido la cátedra, hasta el punto de pasar años enteros sin saludarme. Ahora ya lo hace, pero ni tengo confianza para solicitar de él cosa alguna, ni creo que mi recomendación favorecería a Vd. en nada. Por eso, después de pensarlo maduramente, desistí de hacerlo, y crea Vd. que con verdadera pena, porque reconozco las altas cualidades y los singulares merecimientos que abonan a Vd. para el puesto que solicita.» (Carta de Marcelino Menéndez Pelayo a José Taronjí, Madrid, 6 noviembre 1889, MPEP 10:219.)

«Después de haber representado a la extrema izquierda del partido liberal monárquico, se alejó de los fusionistas por no estar conforme con su política en Cuba. A principios de 1898 regresó de su viaje a esta isla, hecho para estudiar en ella sus verdaderas necesidades y las aspiraciones de sus habitantes, y en el Congreso, después del desastre de Cavite (1º de mayo de 1898), pronunció varios discursos de dura oposición al gobierno. Hoy parece dispuesto a secundar la política del general Polavieja.» (DEHA 24:405, 1898.)

«Lo que pasó en el corazón de aquel gran hombre cuando perdió a su mujer, en 1897, no es difícil de presumir. Con su inmenso dolor le llegó la convicción religiosa, y así pudo decir, en el Congreso de los diputados estas palabras suficientemente expresivas en dos discursos pronunciados en 1900 y 1901 donde habló de esta suerte: "Yo no concibo Estado sin religión, y creo que en España no hay que pensar en otra influencia que en la católica, y creo que para la escuela, para el taller, para el presidio, para todas estas formas de educación, de castigo, o de reintegración social, es necesaria la Iglesia." "¡Cuánto es menester la cura de almas en nuestro siglo, desenfrenada la razón, abierto el pensamiento a la crítica de todas las ideas: justificada está una dirección espiritual que refrene y domine nuestro albedríoa!". La cita es larga, pero era necesaria para disipar en seguida la falsa imagen de un Canalejas ateo y antireligioso. [...] El monstruo antireligioso que imaginaba la opinión pública, perversamente desorientada, defendió la Celebración del Congreso Eucarístico que los republicanos querían impedir. Sagasta y Moret fueron masones; Canalejas, no. Anuncia, en la redacción de su testamento, que en sus memorias hará las declaraciones de fe religiosa, que juzga impropias en una ordenación de distribución de bienes.» (Conde de los Andes [Francisco Moreno Herrera (†1978), Marqués de la Eliseda], Canalejas: evolución política de un hombre de Estado, Anales de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, nº 50, Madrid 1974, págs. 11 y 13.)

«Después de haber regresado de Cuba, continuó figurando en el partido político que acaudillaba el señor Sagasta; representaba en él a los elementos más avanzados dentro de la monarquía, y en varios elocuentes discursos que pronunció en el Congreso de los Diputados señaló clara y terminantemente sus aspiraciones democráticas y anticlericales y alzó bandera en favor de reformas que consideraba indispensables para ir preparando la solución del problema social. En 1902 formó parte del gabinete Sagasta, como ministro de Agricultura, Industria y Comercio; dimitió a los pocos meses, porque hallaba insuperables dificultades en sus compañeros para resolver, tal como él se proponía, determinadas cuestiones políticas, y en especial la de relaciones entre la Iglesia y el Estado o, mejor dicho, entre este y las órdenes religiosas. Muerto Sagasta, Canalejas mantúvose con cierta independencia dentro del partido liberal, tendiendo a crear un núcleo francamente democrático. Hoy es presidente de la Cámara de los Diputados (enero de 1907), decano del Colegio de Abogados de Madrid y presidente de la Real Academia de Jurisprudencia. En 13 de marzo de 1900 fue elegido académico de Ciencias Morales y Políticas, y en 15 de diciembre de 1904 académico de la Española.» (DEHA 26:381-382, 1907.)

«Mi ilustre y querido amigo: Conociendo sus bondades, me atrevo á recordarle mis ruegos relacionados con un trabajo histórico que emborrono estos dias. Deseo una nota acerca de los datos que en la Biblioteca Nacional y a ser posible en el Archivo histórico existen acerca de sucesos politicos desarrollados en Madrid y principalmente en el Palacio Real desde fines de 1840 a fines de 1842. Todo cuanto afecta a la vida intima de Palacio, a las relaciones entre los Poderes públicos, el Regente y el Tutor de la Reina y su Hermana ofrece para mi especialisimo interes. Perdone el recuerdo y ya sabe cuanto le estima su antiguo amigo y admirador. J. Canalejas.» (Carta de José Canalejas Méndez, Presidente del Consejo de los Diputados, a Marcelino Menéndez Pelayo, 24 abril 1906, MPEP 18:792.)

«El extraño cambio político, que ha traído al poder a Pepe Canalejas, y el viaje del Rey a Andalucía, han demorado sin duda la concesión de la audiencia que yo tenía solicitada, pero supongo que le veré a su vuelta. Canalejas me ha ofrecido una senaduría vitalicia en los mismos términos que se la ha dado a Cajal, y sin compromiso político alguno. Desde luego he aceptado, con tanta más satisfacción cuanto que así me libro de tener que entenderme con los de la Academia Española. Supongo que el nombramiento no ha de demorarse mucho, pero no será el primero que se haga, porque Canalejas tiene otros compromisos pendientes, entre ellos el del Obispo de Madrid.» (Marcelino Menéndez Pelayo a Enrique Menéndez Pelayo, 28 febrero 1910, MPEP 20:727.)

José Canalejas Méndez fue diputado desde 1881 por Soria, desde 1886 por Algeciras (Cádiz), desde 1891 por Alcoy (Alicante), desde 1905 por Ciudad Real, desde 1907 por Alcoy y desde 1910 por su ciudad natal, el Ferrol (La Coruña). Ministro de Fomento del 14 de junio de 1888 al 11 de diciembre de 1888; Ministro de Gracia y Justicia del 11 de diciembre de 1888 al 21 de enero de 1890; Ministro de Hacienda del 17 de diciembre de 1894 al 23 de marzo de 1895; Ministro de Agricultura, Comercio y Obras Públicas del 19 de marzo de 1902 al 31 de mayo de 1902. Presidente del Congreso de los Diputados desde el 19 de enero de 1906 hasta el 30 de marzo de 1907. Presidente del Consejo de Ministros desde el 9 de febrero de 1910 hasta su asesinato, el 12 de noviembre de 1912.

★ Sobre José Canalejas Méndez en el proyecto Filosofía en español

1888 José Canalejas Méndez en el DEHA

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