Contraste entre el trabajo manual y el trabajo intelectual (original) (raw)
Contraste entre el trabajo manual y el trabajo intelectual
El contraste entre el trabajo manual y el trabajo intelectual nació con la aparición de la propiedad privada sobre los medios de producción, con el desarrollo de la división social del trabajo y con la división de la sociedad en clases. El contraste entre el trabajo intelectual y el trabajo manual es propio de toda sociedad dividida en clases: la sociedad esclavista, la sociedad feudal y la sociedad capitalista. En las condiciones de la opresión de clase, los trabajadores –los esclavos, los siervos de la gleba y los obreros asalariados– están condenados al pesado trabajo manual, y la ciencia y la cultura acumuladas por la humanidad durante siglos son patrimonio de las clases dominantes y de los intelectuales que les sirven, es decir, de los hombres dedicados al trabajo intelectual. Bajo el capitalismo, que sobre la base del desarrollo de la gran industria, hizo avanzar rápidamente la técnica, la ciencia y la cultura, el contraste entre el trabajo intelectual y el trabajo manual ha alcanzado su expresión más acentuada. La dedicación a la ciencia, a la técnica, a la literatura, al arte, &c., es un trabajo especial que requiere una preparación y condiciones de vida particulares, de las que carecen los trabajadores bajo el capitalismo. El destino de los obreros bajo el capitalismo es el extenuador trabajo manual. La máquina, poderosa creación del trabajo y de la ciencia humanas, en las condiciones del capitalismo, no sirve para aliviar el trabajo del obrero, sino para esclavizarlo aún más, para convertir a un enorme número de obreros en apéndices de la máquina. Marx, Engels, Lenin y Stalin enseñan que el contraste que existe entre el trabajo intelectual y el trabajo manual desaparecerá solamente bajo el comunismo. Uno de los objetivos más importantes de la construcción de la sociedad comunista es la liquidación de la diferencia existente entre los que realizan trabajo manual y trabajo intelectual. Las condiciones sociales y políticas básicas para superar esta diferencia se van creando con el triunfo de la revolución proletaria (ver). Estas condiciones son: 1) la supresión de la explotación del hombre por el hombre, la edificación de una economía socialista y la liquidación de las clases explotadoras; 2) el jamás visto ascenso de la actividad política de las masas y su amplia incorporación al trabajo de dirección del Estado; 3) las gigantescas posibilidades del contacto de las masas populares con la instrucción, con la cultura, la ciencia y la técnica. La construcción del socialismo en la U.R.S.S., el crecimiento de la nueva técnica, de fábricas, de usinas; la abundancia de máquinas agrícolas, el aumento del bienestar de los trabajadores, el insospechado aumento de su instrucción y cultura; todo ello ha servido de base para la creación del movimiento stajanovista que señala el camino “por el cual se pueden obtener los índices superiores de productividad del trabajo, necesarios para pasar del socialismo al comunismo y para suprimir el contraste entre el trabajo intelectual y el trabajo manual” (Stalin). La U.R.S.S. ha entrado en la etapa culminante de la construcción socialista y de la transición gradual hacia el comunismo. Uno de los objetivos más importantes de este período es el de elevar el nivel técnico-cultural de la clase obrera hasta alcanzar el de los ingenieros y técnicos. En la primera fase de la sociedad comunista (bajo el socialismo), “el contraste entre el trabajo intelectual y el trabajo manual continúa existiendo” (Stalin). Sólo en la segunda fase, la fase superior (bajo el comunismo), el nivel técnico-cultural de la clase obrera será suficiente para que “el contraste entre el trabajo intelectual y el trabajo manual desaparezca” (Stalin). “Para la realización de esta gigantesca tarea, la de la supresión del contraste existente entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, no basta, claro está, con uno o dos planes quinquenales. El total cumplimiento de este objetivo requiere varias décadas, pero nosotros avanzamos con éxito por este camino. El tercer plan quinquenal nos eleva un peldaño más en la realización de esta grandiosa tarea” (Molotov).
Diccionario filosófico marxista · 1946:52-53
Oposición entre el trabajo intelectual y el físico
Surge con la aparición de la propiedad privada sobre los medios de producción, con el desarrollo de la división social del trabajo y con la división de la sociedad en clases. Es propia de todas las sociedades de clase: esclavista, feudal y capitalista. Bajo las condiciones de la opresión de clase, los trabajadores –esclavos, siervos, obreros–, estaban condenados al pesado trabajo físico, mientras que la ciencia y la cultura, acumuladas, durante siglos, por la humanidad, eran patrimonio de las clases dominantes y de los intelectuales –los hombres de trabajo intelectual– que les servían. Bajo el capitalismo –que sobre la base del desarrollo de la gran industria, impulsó rápidamente la técnica, la ciencia y la cultura– la oposición entre el trabajo intelectual y el físico alcanzó su más aguda expresión.
El perfeccionamiento de la técnica, el estudio de ciencias, la literatura, el arte, &c., es un trabajo especial que exige una especial preparación y condiciones de vida que no tienen los trabajadores, destinados al agobiante trabajo físico. La máquina, poderosa creación del trabajo humano y de la ciencia, bajo las condiciones del capitalismo sirve no para aliviar el trabajo del obrero, sino para su esclavización ulterior y la conversión de un inmenso número de obreros, en un complemento de la máquina misma.
Marx, Engels, Lenin y Stalin enseñan que la oposición entre el trabajo intelectual y el físico solo desaparecerá bajo el comunismo. Uno de los principales problemas de la construcción de la sociedad comunista, es la eliminación de las diferencias entre los hombres de trabajo físico y los de trabajo intelectual. Las principales condiciones sociales y políticas para la superación de estas diferencias, se crean en el triunfo de la revolución proletaria. Estas condiciones son: 1) supresión de la explotación del hombre por el hombre; construcción de la economía socialista; liquidación de las clases explotadoras; 2) elevación extraordinaria de la actividad política de las masas, su amplia intervención en materia de dirección del Estado; 3) gigantescas posibilidades para la incorporación de las masas populares a la instrucción, la cultura, la ciencia, la técnica.
Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:86-87
Oposición entre el trabajo intelectual y el trabajo manual
Esta oposición surge con el desarrollo de la división social del trabajo y la aparición de la propiedad privada de los medios de producción, con la división de la sociedad en clases. La oposición entre el trabajo intelectual y el trabajo manual es característica de las sociedades de clases antagónicas, esclavista, feudal y capitalista, y tiene por base económica la explotación de los trabajadores manuales por los trabajadores intelectuales, es decir, por los representantes de las clases explotadoras. Mientras exista opresión de clases, los trabajadores –esclavos, siervos y obreros asalariados– se ven condenados a un trabajo manual agotador, mientras la ciencia y la cultura, adquirida por la humanidad a través de siglos, se mantienen como un privilegio de las clases dominantes y de los intelectuales a su servicio. Bajo el capitalismo, que gracias al desarrollo de la industria pesada ha hecho progresar rápidamente la técnica, la ciencia y la cultura, la oposición entre el trabajo intelectual y el trabajo manual ha adquirido su expresión más señalada. Las ciencias, la técnica, la literatura, las artes, exigen una formación especial y condiciones de existencia que no están al alcance de los trabajadores bajo el régimen capitalista. Un trabajo físico agotador, tal es la suerte del obrero, puesto que la máquina –producto del trabajo y de la ciencia– lejos de aliviar las fatigas del obrero, lo esclaviza todavía más, transformando a una multitud de obreros en apéndices de la máquina.
La ruptura entre trabajadores manuales e intelectuales ha engendrado y desarrollado entre los obreros una actitud hostil hacia los representantes del trabajo intelectual que los explotan. La oposición entre el trabajo manual y el trabajo intelectual es una oposición de clase. Las condiciones necesarias para suprimirla no pueden ser realizadas más que por la victoria de la revolución proletaria. Estas son: 1) supresión de la explotación del hombre por el hombre, edificación de una economía socialista, liquidación de las clases explotadoras; 2) aumento sin precedente de la actividad política de las masas y su amplia participación en la administración del Estado; 3) vastas posibilidades para las masas de asimilar la cultura, las ciencias y la técnica. Estas condiciones existen en la U.R.S.S. La supresión de las clases explotadoras y la edificación del socialismo han terminado con la oposición entre el trabajo manual y el trabajo intelectual. En la actualidad, en la U.R.S.S., los trabajadores manuales e intelectuales no son más enemigos, sino camaradas, amigos, miembros de una colectividad de producción única, todos igualmente interesados en los éxitos de la producción socialista. Los intelectuales soviéticos han surgido, en su gran mayoría, del ambiente obrero y campesino. La antigua hostilidad entre los trabajadores manuales e intelectuales ha desaparecido totalmente con el cambio radical de las condiciones de trabajo de los obreros y campesinos. El trabajo del obrero y del campesino soviéticos no tiene nada de común con el trabajo del obrero y del campesino anterior a la Revolución, cuando trabajaban no para sí, sino para los explotadores. El trabajo se ha hecho creador. Esto se manifiesta de una manera notable en el movimiento de los innovadores de la producción, movimiento que contiene los gérmenes de un poderoso auge cultural y técnico de la clase obrera, indispensable para la eliminación de la diferencia esencial entre el trabajo manual e intelectual. En el trabajo que realizan en nuestros días millones de soviéticos, el esfuerzo manual se asocia al esfuerzo técnico y reclama un nivel cultural elevado por parte del obrero avanzado, que abre una vía nueva al progreso de la producción, que echa por tierra las antiguas normas técnicas ya superadas, que es un revolucionario en su trabajo. Los innovadores hacen progresar la producción, pero también hacen lo mismo con la ciencia. Los koljoses han visto nacer y formarse un campesino de tipo nuevo cuyo trabajo reclama conocimientos agronómicos, que lucha por cosechas abundantes aplicando las más recientes realizaciones de la ciencia y de la técnica.
Sin embargo, la supresión de la oposición entre el trabajo manual y el trabajo intelectual no significa la desaparición de toda diferencia entre ellos. La diferencia esencial subsiste todavía, y no podrá ser eliminada sino en el curso del pasaje gradual del socialismo al comunismo.
Diccionario filosófico abreviado · 1959:389-390
Contradicción entre el trabajo físico y el intelectual
Relaciones históricamente establecidas entre las personas, consistentes en el hecho de que el trabajo intelectual se separa del físico, y los hombres dedicados al trabajo físico, es decir, los productores, se convierten en objeto de explotación por parte de las clases dominantes. Dicha contradicción surge en el período inicial de la sociedad esclavista. La división del trabajo y, en particular, la separación del trabajo intelectual respecto al trabajo físico, constituía en aquel entonces un fenómeno progresivo, ya que el dejar libres del penoso trabajo físico a una parte de los individuos, permitía que éstos se ocupasen del cultivo de la ciencia, del desarrollo de la cultura, &c. En las formaciones económico-sociales de carácter antagónico, la separación indicada adquiere la forma de antagonismo social, de clase: ocuparse del trabajo intelectual se convierte en privilegio de las clases dominantes, mientras que el trabajo físico queda como destino de las clases explotadas. Tal contradicción alcanza singular gravedad en la sociedad burguesa. Bajo el capitalismo, las clases explotadoras ejercen su dominio sobre las personas dedicadas al trabajo físico valiéndose de la intelectualidad y no directamente. La intelectualidad se encuentra enfrentada al proletariado y a la vez unida al mismo por intereses comunes de lucha contra el yugo de los monopolios y el peligro de la guerra. Aunque el avance de la técnica y de la ciencia, bajo el capitalismo, hacen posible reducir la jornada de trabajo y aumentar el tiempo dedicado al desarrollo espiritual de las masas trabajadoras, tal posibilidad no puede convertirse en realidad. Al contrario, bajo el capitalismo, el progreso de la técnica y del rendimiento del trabajo no hacen sino ahondar las contradicciones entre el trabajo intelectual y el trabajo físico. En el régimen socialista, esta contradicción desaparece. El haber acabado con la explotación del hombre por el hombre, el haber incorporado las amplias masas a la dirección del Estado y a la vida cultural, el proceso que convierte cada vez más el trabajo en una obra creadora en la cual se aproximan el hacer físico y el hacer intelectual, todo ello, junto con las otras condiciones de la vida humana bajo el socialismo, supera la vieja oposición entre el trabajo físico y el trabajo intelectual. Desaparece asimismo la hostilidad entre las personas dedicadas al trabajo físico y los intelectuales; la intelectualidad misma, surgida de las capas trabajadoras, cambia su esencia social. No obstante, en el régimen socialista persiste todavía una diferencia esencial entre los dos tipos de trabajo indicados, que se traduce en cierta discordancia entre el nivel cultural y técnico de la intelectualidad por una parte y el de la clase obrera y del campesinado por otra, en el distinto carácter de su trabajo. Esta diferencia no presupone el antagonismo de intereses y no posee el anterior contenido social. En el proceso de la edificación del comunismo, se van borrando gradualmente las diferencias entre el trabajo intelectual y el físico. La condición decisiva de que así sea radica en la creación de la base material y técnica del comunismo, en la transformación del carácter mismo del trabajo, con lo cual desaparecen las labores físicas pesadas, que son ejecutadas por máquinas, y la producción requiere trabajadores que posean una formación técnica al nivel de los ingenieros y elevados conocimientos culturales y especiales. La reducción de la jornada de trabajo deja tiempo libre para el desarrollo nolifacético, físico e intelectual, del hombre. Desaparecerá la vieja división del trabajo que encadenaba a los hombres a una rigurosa especialidad; habiendo recibido una elevada preparación, el hombre elegirá libremente su trabajo y podrá pasar de una profesión a otra. La intelectualidad, en tanto que capa de la población, especializada en el trabajo intelectual, desaparererá. Todo ello significará que el trabajo físico y el trabaio intelectual se habrán fusionado por completo.
Diccionario filosófico · 1965:84-85
Trabajo intelectual y manual
Dos aspectos interconectados de la actividad humana. A diferencia de los animales que se guían en su actividad por el instinto, el hombre obra conscientemente, anticipando la actividad práctica con un plan ideal que es la finalidad de ésta. En la sociedad primitiva, el trabajo intelectual y manual constituían una unidad directa. Dado el bajo nivel de las fuerzas productivas, su desarrollo sólo podía efectuarse sobre la base de la división del trabajo, comprendida la separación entre el trabajo intelectual y el trabajo manual. Al surgir la propiedad privada, las clases y el Estado, el trabajo intelectual se convierte en privilegio de la clase dominante, debido a lo cual se establece la contrariedad entre el trabajo intelectual y el trabajo manual. Esta contrariedad tiene carácter distinto en las diferentes formaciones socio-económicas. En la sociedad esclavista, donde todo trabajo se consideraba destino de los esclavos, los explotadores trataban de cargarlos incluso con una parte de funciones del trabajo intelectual, preparando de ellos a gerentes, médicos, artistas. En la sociedad feudal, la contrariedad entre el trabajo intelectual y el trabajo manual coincide en lo fundamental con la existente entre las clases y se disimula con la división estamental. El campesinado, como estamento inferior, está condenado al trabajo manual, mientras que el trabajo intelectual es patrimonio de los “estamentos nobles” la aristocracia y el clero. En la formación capitalista, el trabajo intelectual se convierte en sustancial medida en variedad profesional de las ocupaciones de un grupo social específico –la _intelectualidad_–, utilizado por el capital como medio de dominación sobre el trabajo manual. La división de los miembros de la sociedad burguesa en trabajadores intelectuales y trabajadores manuales no coincide con la principal división de ella en clases pues una parte considerable de la intelectualidad vive de su propio trabajo y por su situación se aproxima a la clase obrera y al campesinado. En el contexto de la revolución científico-técnica son cada vez más nutridos los sectores de la intelectualidad que empiezan a participar en el proceso directo de producción, desempeñando de hecho las funciones de obreros “de cuello blanco”. Al mismo tiempo, la aparición de nuevas tecnologías complejas requiere que se forme un obrero nuevo, que conjugue en su actividad el trabajo intelectual y manual. Sin embargo, bajo el capitalismo no puede ser superada la contrariedad entre el trabajo intelectual y el trabajo manual. Esta contrariedad se elimina sobre la base de la supresión de la propiedad privada y de las clases explotadoras y la formación de una intelectualidad nueva, aunque en la sociedad socialista siguen existiendo todavía diferencias sustanciales entre los trabajadores en cuanto al carácter del trabajo y el nivel de desarrollo técnico y cultural. Únicamente después del triunfo completo del comunismo se podrán superar definitivamente estas diferencias. Esto no significa que se liquide el carácter específico de los distintos tipos de actividad, sino el hecho de que distintos individuos no quedarán adscritos por toda su vida a una sola profesión. Los dos tipos de trabajo serán socialmente homogéneos, y cada uno de ellos constituirá un elemento de la actividad integral del hombre plenamente desarrollado, que considera su primera necesidad vital participar en la solución de los asuntos prácticos y teóricos de la sociedad.
Diccionario de filosofía · 1984:428-429