Filosofía japonesa en el Diccionario soviético de filosofía (original) (raw)
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Diccionario filosófico marxista · 1946
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Diccionario filosófico abreviado · 1959
Filosofía japonesa
Las primeras doctrinas filosóficas del Japón se constituyeron en la época del feudalismo. La filosofía japonesa se desarrolló bajo la influencia de la antigua filosofía china de la naturaleza, de la doctrina ético-política del confucianismo, del budismo y, luego, del neoconfucianismo. Los fundadores del idealismo neoconfuciano japonés fueron Fudziwara Seika (1561-1619) y Hayasi Radzan (1583-1657). Su escuela («Siusi gakuja») propagaba la doctrina del filósofo chino Chu Si. Los neoconfucianos japoneses enseñaban que sobre el universo impera el «taikioku» o «mukioku» –el «gran límite» o «lo ilimitado»–, fuerza universal y sobrenatural, privada de cualidades y de formas, inaccesible a la percepción humana; el absoluto místico «taikioku» constituye la base del principio ideal «ri» (li), enlazado con el principio material «ki» (tsi) y capaz de crear la naturaleza física de las cosas y del hombre. Los neoconfucianos procuraban fundamentar los dogmas del confucianismo clásico acerca de las eternas relaciones de subordinación (del hijo al padre, del súbdito al emperador, de la esposa al marido, &c.). En ese período, actuaban también escuelas del confucianismo clásico con Yamaga Soko (1622-85) y Butsu (Oguiyu) Sorai (1666-1728) al frente, así como de los partidarios del idealismo subjetivo del filósofo chino Wan Chou-Jen (Wan Yan-Min), la escuela «Oiomeigakuja» dirigida por Nakae Todzio, (1608-48). Frente a las corrientes idealistas dominantes en la filosofía japonesa, se formaron concepciones materialistas. Para el desenvolvimiento de la filosofía materialista en el Japón y para socavar el dominio del idealismo confuciano y neoconfuciano, así como de la mística budista, fue de extraordinaria importancia el que los filósofos japoneses entraran en conocimiento de las teorías expuestas por los pensadores de Europa occidental (Francis Bacon, Gassendi, Hobbes, Copérnico, Galileo, y otros). Contribuyeron en gran manera a desarrollar la ideología social contra el feudalismo de las ideas materialistas y ateas las obras de Kaibara (Ekiken) Ekken (1630-1714), de Muro Kiusa (1658-1734), de Ito Dzinsai (1627-1705), de Yamagata Siunan (1687-1752). A la época feudal (fines del s. XVII-comienzos del XVIII) corresponde la actividad del filósofo materialista y ateo Ando Sioeki. Rechazando la idea neoconfuciana de un principio ideal «ilimitado» Ando Sioeki defendía la tesis de que la verdadera ley de la naturaleza estriba en «un proceso incesante de formación». En sus ideas acerca de la naturaleza y sus leyes, hay elementos de dialéctica. El universo, según afirmación de Ando Sioeki, se compone de cinco elementos materiales infinitos, que actúan espontáneamente. Ando Sioeki era un decidido enemigo del régimen feudal, un propagandista de concepciones ilustradas de vanguardia. Negaba la idea de la desigualdad innata de los seres humanos y consideraba que la fuente del mal social se encontraba en la propiedad privada, pero las reivindicaciones sociales del pensador eran utópicas. Para establecer la igualdad, los hombres han de pasar al laboreo colectivo de la tierra, cosa que conducirá a la igualdad social, al florecimiento de los oficios y de las artes. Atestiguaron una firme renuncia al escolasticismo confuciano los brillantes elementos materialistas contenidos en las obras del filósofo de la naturaleza Miura Baien (1723-89). Actuaron como paladines del pensamiento materialista y ateo en la filosofía japonesa, Minagava Vakien (1716 - 1804), Jiraga Guensai (1726-79), Yamagata Banto, (1761-1801) y Kamada Riukiu (1754-1821). En la segunda mitad del siglo XIX, un elemento esencial influyó sobre el desenvolvimiento de la filosofía japonesa, a saber: la inacabada revolución burguesa de 1867-68. Las ideas filosóficas, en dicho período, se fueron desarrollando en el proceso de la lucha entre los filósofos «kanrió gakusia» («doctos de la burocracia») y «minkan gakusia» («doctos, del pueblo»). Fueron representantes de los «kanrió gakusia» (se consideraban llamados a «desarrollar la cultura según los planes, gustos y esfuerzos de las alturas») Nisi Amane (1826-94) y Kato Jiroiuki (1836-1916). Los mismos procuraban coordinar elementos del confucianismo con las ideas de la filosofía idealista de Europa occidental (de Mill, Bentham, Comte y Spencer, entre otros). Nisi fue el primero en introducir el término «tetsugaku», «filosofía». Fue un ilustre representante de los «minkan gakusia». Fukudzawa Yukiti (1834-1901). Rechazaba las ideas darvinistas sociales de Kato Jiroiuki y abogaba en favor de la igualdad social. El ideólogo del régimen monárquico japonés fue el idealista y ecléctico Inoue Tetudziro (1855-1944). Se manifestaba contra el empirismo inglés, intentaba sintetizar las ideas del confucianismo, del neoconfucianismo, del sintoísmo, y del budismo con las ideas de la filosofía clásica alemana (especialmente de Hegel y de Eduard Hartmann) y del empiriocriticismo. Su doctrina ecléctica se convirtió en la base filosófica de la ideología del «Japonismo». La filosofía de Inoue tuvo un enemigo –que lo era, en principio, de todo idealismo– en el filósofo materialista y ateo Nakae Tiomin (1847-1901), quien ejerció una gran influencia sobre el avance de la ideología progresiva, científica y social, del Japón. Al entrar este país en la fase imperialista, las escuelas filosóficas idealistas recibieron un apoyo cada vez más activo. Se crearon en las universidades cátedras especiales para difundir las ideas de la filosofía clásica alemana y del idealismo más reciente (fenomenología, filosofía de la vida, pragmatismo y existencialismo). La filosofía que alcanza mayor difusión es la de Nisida Kitaro (1870-1945), quien intentaba expresar las ideas del budismo-zen con los conceptos y principios de la filosofía idealista de Europa occidental. En la doctrina de Nisida, se combinaban eclécticamente las ideas de la filosofía clásica alemana, del neokantismo, del intuitivismo, del pragmatismo y del existencialismo. La Gran Revolución Socialista de Octubre, la crisis general del capitalismo, los éxitos del movimiento obrero japonés han contribuido a que en el Japón penetrara y se difundiera la filosofía marxista. Las ideas marxistas-leninistas, a despecho de la persecución a que las someten los reaccionarios japoneses, han hallado cada vez más partidarios entre los filósofos profesionales. En el Japón, han sido activos propagandistas de una concepción del mundo, científica, marxista, Tosaka Dziun (1900-45); Kavakami Jadzime (1879-1946), traductor de «El Capital», de Marx; Kagata Jirosi (1904-47), autor de una nueva traducción, mejorada, del libro de Lenin «Materialismo y empiriocriticismo». Ha hecho suyas, después de madurada reflexión, las ideas del marxismo, Yanaguida Kendziuro (nacido en 1893), hombre público progresivo, enemigo del militarismo y de la reacción.
Diccionario filosófico · 1965:183-185
Filosofía japonesa
En Japón, las primeras doctrinas filosóficas aparecieron en la época del feudalismo. La filosofía japonesa se desarrolló bajo la influencia de las representaciones de la filosofía natural antigua china, de la doctrina ético-política del confucianismo, el budismo y, más tarde, también del neoconfucianismo. Los fundadores del idealismo neoconfuciano en Japón fueron Fujiwara Seika (1561-1619) y Hayashi Razan (1583-1657). Su escuela –“Shushi Gakuha”– propagaba la doctrina del filósofo chino Zhu Xi. Los neoconfucianistas japoneses enseñaban que en el Universo domina el “gran límite” o lo “ilimitado” que es una fuerza sobrenatural universal, desprovista de cualidades y formas e inaccesible a la percepción humana; lo absoluto místico de lo “ilimitado” constituye la base del principio ideal “ri” (li), asociado al principio material “ki” (tsi) y capaz de crear la naturaleza física de las cosas y del hombre. Los neoconfucianistas fundamentaban los dogmas del confucianismo clásico sobre las relaciones eternas de sometimiento (del hijo al padre, del súbdito al emperador, de la esposa al esposo, &c.). En aquel período funcionaban también escuelas del confucianismo clásico y de los adeptos del idealismo subjetivo del filósofo chino Wang Shouren (Wang Yangming). En oposición a las corrientes idealistas, dominantes en la filosofía japonesa, se formaron las concepciones materialistas de Muro Kyuso (1658-1734), Yamagata Shunan (1687-1752) y otros. En la época del feudalismo desarrolló su actividad el filósofo materialista y ateo Ando Shoeki (fines del siglo 17 y comienzos del 18). Al rechazar la idea neoconfuciana del principio ideal “ilimitado”, Ando Shoeki defendía la tesis de que la ley auténtica de la naturaleza era el “devenir ininterrumpido”. Afirmaba que el Universo está compuesto por cinco elementos materiales infinitos. Ando Shoeki era adversario resuelto del régimen feudal y propagandista de la ilustración. Impugnando la idea de la desigualdad innata de los hombres, consideraba que la fuente del mal social era la propiedad privada. Sin embargo, sus exigencias sociales eran utópicas. La revolución burguesa inacabada de 1867-68 constituyó un momento sustancial que ejerció influencia sobre la evolución de la filosofía japonesa en la segunda mitad del siglo 19. En aquel período, las ideas filosóficas se desarrollaban en la lucha entre los filósofos “kanryo gakusha” (“científicos de la burocracia”) y “minkan gakusha” (“científicos del pueblo”). Los representantes de “kanryo gakusha” –Nishi Amane (1826-94) y Kato Hiroyuki (1836-1916)–, que consideraban como su vocación “el desarrollo de la cultura con arreglo a los planes, gustos y esfuerzos de los de arriba”, procuraban combinar los elementos del confucianismo con las ideas de la filosofía idealista euroccidental (Mill, Bentham, Comte, Spencer y otros). Nishi fue el primero en introducir el término “tetsugaku” (“filosofía”). Fukuzawa Yukichi (1834-1901) rechazaba las ideas socialdarwinistas de Kato Hiroyuki y predicaba la igualdad social. El idealista y ecléctico Inoue Tetsujiro (1855-1944) fue ideólogo del régimen monárquico japonés. Al impugnar el empirismo inglés, intentaba sintetizar las ideas del confucianismo, el neoconfucianismo, el sintoísmo y el budismo con las de la filosofía clásica alemana (principalmente las de Hegel), de E. Hartmann, y del empiriocriticismo. La doctrina ecléctica de Inoue Tetsujiro pasó a ser la base filosófica de la ideología del “japonismo”. Un adversario de la filosofía de Inoue y, en principio, de todo el idealismo fue el filósofo materialista y ateo Nakae Chomin (1847-1901), que ejerció una gran influencia sobre el desarrollo del pensamiento científico y social progresista japonés. Al entrar Japón en la fase del imperialismo, las escuelas filosóficas idealistas recibieron un apoyo cada vez más activo. En las universidades se organizan cátedras especiales, que divulgan las ideas de la filosofía clásica alemana y del idealismo novísimo (fenomenología, filosofía de la vida, pragmatismo y existencialismo). Se propagó más que otras la filosofía de Nishida Kitaro (1870-1945), que trataba de expresar las ideas de budismo zen en los conceptos de la filosofía, idealista euroccidental. La Gran Revolución Socialista de Octubre (1917) en Rusia, la crisis general del capitalismo y los éxitos del movimiento obrero japonés contribuyeron al surgimiento y extensión en Japón de la filosofía marxista, asociada al nombre de Sen Katayama (1859-1933), sus seguidores y los propagandistas activos de esta filosofía.
Diccionario de filosofía · 1984:177-178