Ley de correspondencia necesaria entre las relaciones de producción y el carácter de las fuerzas productivas (original) (raw)
no figura
Diccionario filosófico marxista · 1946
Ley de correspondencia necesaria entre las relaciones de producción y el carácter de las fuerzas productivas
Ley económica objetiva propia de todas las formaciones sociales, descubierta por Marx. El análisis del capitalismo actual y la práctica de la edificación del socialismo en la U.R.S.S., permitieron dar un nuevo desarrollo a las tesis de Marx relativas a la acción recíproca entre las fuerzas productivas (ver) y las relaciones de producción (ver), así como al carácter de esta interacción en las diferentes fases del desarrollo de la sociedad.
El marxismo-leninismo considera la producción social como un todo en el cual los dos aspectos –fuerzas productivas y relaciones de producción– se hallan indisolublemente vinculados. Debido a que constituyen dos aspectos diferentes de la producción social, pueden ejercer y ejercen efectivamente una acción recíproca. Las fuerzas productivas son el elemento determinante del desarrollo de la sociedad. Eso significa que en un estadio determinado, a cierto nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, penden necesariamente relaciones de producción determinadas: a tales fuerzas productivas, tales relaciones de producción. Las fuerzas productivas no sólo son el elemento determinante, sino también el elemento más modificable, más revolucionario de la producción, el que siempre se halla en estado de cambio y de devenir. Primeramente se modifican y se desarrollan las fuerzas productivas y luego, en función de esas modificaciones, cambian en consecuencia las relaciones de producción, las relaciones económicas de los hombres.
Pero el papel de las relaciones de producción está lejos de ser pasivo. Surgidas sobre la base de determinadas fuerzas productivas, actúan a su vez sobre esas fuerzas acelerando o disminuyendo su ritmo. Las nuevas relaciones de producción, que corresponden al carácter de las fuerzas productivas, se convierten en el factor principal, decisivo de un nuevo y poderoso auge de la producción, mientras que las antiguas relaciones, que han dejado de corresponder al carácter de las fuerzas productivas, traban su progreso. Las relaciones de producción no pueden retrasarse durante mucho tiempo con relación al crecimiento de las fuerzas productivas y hallarse en contradicción con ellas. Cualquiera que sea el retraso de las relaciones de producción respecto al progreso de las fuerzas productivas, aquéllas deben, tarde o temprano, terminar por corresponder al nivel, al carácter de las fuerzas productivas, y, como lo prueba la historia de la humanidad, así sucede efectivamente. En caso contrario, la unidad de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción se encuentra gravemente comprometida, lo que conduce a la desorganización de toda la producción, a una crisis.
En la sociedad dividida en clases antagónicas, la contradicción entre las fuerzas de producción acrecentadas y las antiguas relaciones de producción, desemboca siempre en un conflicto que es resuelto por la revolución social. No podría ser de otra manera puesto que las clases decadentes de la sociedad, vitalmente interesadas en conservar las antiguas relaciones de producción, se alzan para defenderlas. Es siempre la clase más avanzada la que restablece la ley de correspondencia necesaria entre las relaciones de producción y el carácter de las fuerzas productivas, puesto que la destrucción de las antiguas relaciones de producción y la instauración de nuevas relaciones responden a sus intereses vitales. La burguesía utilizó en su tiempo la ley de correspondencia necesaria entre las relaciones de producción y el carácter de las fuerzas productivas, destruyendo las relaciones de producción feudales, instaurando relaciones nuevas, capitalistas, y estableciendo así, por un tiempo, la correspondencia entre las relaciones de producción y el carácter de las fuerzas productivas. No obstante, a consecuencia del auge de las fuerzas productivas y de la gigantesca socialización del trabajo sobre la base de la producción capitalista, las relaciones de producción burguesas cesaron de corresponder al carácter de las fuerzas productivas. De un factor de desarrollo de esas fuerzas que fueron, se han transformado en una traba. La propiedad capitalista privada de los medios de producción entra en contradicción flagrante con el carácter social del proceso de producción, con el carácter de las fuerzas productivas. Las fuerzas productivas que han crecido, exigen imperiosamente la abolición de las relaciones de producción burguesas que las frenan. Las crisis económicas destructivas son la consecuencia de ese conflicto entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, que es particularmente agudo en la fase suprema del capitalismo, en la fase del imperialismo. Si las relaciones de producción capitalistas se conservan todavía en muchos países, si la ley de correspondencia necesaria entre las relaciones de producción y el carácter de las fuerzas productivas no se ha abierto camino aún, es porque choca con la resistencia más enérgica de parte de las fuerzas decadentes de la sociedad que detentan el poder del Estado.
Apoyándose en la ley de correspondencia necesaria entre las relaciones de producción y el carácter de las fuerzas productivas, la clase obrera de la U.R.S.S. en alianza con el campesinado, destruyó por medio de la acción revolucionaria las relaciones de producción burguesas, instauró relaciones nuevas, socialistas, y las hizo concordar con el carácter de las fuerzas productivas. Bajo el socialismo, las relaciones de producción están en perfecta conformidad con el estado de las fuerzas productivas, pues el carácter social de la producción reposa aquí sobre la propiedad social de los medios de producción. De ese modo, la producción socialista de la U.R.S.S. es ajena a las crisis de superproducción; las fuerzas productivas se desarrollan a un ritmo acelerado, pues las relaciones de producción que concuerdan con ellas, dan libre curso a ese impulso.
Sin embargo, la correspondencia perfecta entre las relaciones de producción y el carácter de las fuerzas productivas en la sociedad socialista, no puede ser considerada como algo absoluto, dado una vez por todas. Las fuerzas productivas, como elemento más movedizo y revolucionario de la producción, se adelantan a las relaciones de producción bajo el socialismo también. Pero en el régimen socialista, las contradicciones entre esos dos aspectos de la producción no conducen a una oposición, a un conflicto, puesto que no hay en la U.R.S.S. clases interesadas en mantener las relaciones de producción que han caducado: la sociedad tiene la oportunidad de superar a tiempo esas contradicciones. Guiándose por las exigencias de la ley económica de correspondencia necesaria entre las relaciones de producción y el carácter de las fuerzas productivas, el Partido Comunista y el Estado Soviético perciben oportunamente las contradicciones crecientes y toman en seguida las medidas para superarlas adaptando las relaciones de producción al ascenso de las fuerzas productivas. Así, en la etapa actual de la construcción del comunismo en la U.R.S.S., la propiedad cooperativo-koljosiana y la circulación mercantil contribuyen al auge de la economía nacional, y proporcionarán servicios importantes igualmente en el porvenir próximo. Pero luego, en el curso del pasaje gradual del socialismo al comunismo, esos fenómenos económicos entrarán en contradicción con el progreso de las fuerzas productivas y comenzarán a trabarlo. Para eliminar esta contradicción, será preciso elevar progresivamente la propiedad koljosiana al nivel de la propiedad nacional y substituir la circulación de mercancías por el intercambio de productos. Tal es una de las condiciones previas del pasaje del socialismo al comunismo en la U.R.S.S.
La ley de correspondencia necesaria entre las relaciones de producción y el carácter de las fuerzas productivas permite comprender la sucesión necesaria de las formaciones sociales en el curso de la historia. Ella explica la inevitabilidad de la victoria del comunismo.
Diccionario filosófico abreviado · 1959:288-290
Ley de correspondencia entre las relaciones de producción y el carácter de las fuerzas productivas
Ley económica objetiva descubierta por Marx. Esta ley determina la interacción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción en todas las formaciones económico-sociales. Las fuerzas productivas son el elemento determinante de la producción, el más revolucionario y móvil. Se desarrollan sin cesar, mientras que las relaciones de producción constituyen un elemento más estable. Ello explica que, en cierto grado del desenvolvimiento de la sociedad, surja una contradicción entre las nuevas fuerzas productivas y las relaciones de producción caducadas. De todos modos, por más que estas relaciones queden a la zaga del desenvolvimiento de las fuerzas productivas, tarde o temprano han de ponerse en concordancia con el nivel de desarrollo de dichas fuerzas y su carácter, y así ocurre según pone de manifiesto la historia del desarrollo de la sociedad. En la sociedad dividida en clases antagónicas, la contradicción entre las fuerzas productivas acrecentadas y las viejas relaciones de producción llega siempre hasta el conflicto, que se resuelve por medio de la revolución social. Bajo el socialismo, gracias al carácter social de la propiedad, las relaciones de producción se encuentran en consonancia con el estado de las fuerzas productivas, a las que proporcionan ancho campo para su desenvolvimiento acelerado y sin crisis. No obstante, también bajo el socialismo surgen contradicciones entre las fuerzas productivas y algunos aspectos de las relaciones de producción. Pero en estos casos, las contradicciones aludidas no llegan al conflicto, dado que domina la propiedad social y no hay clases interesadas en conservar relaciones de producción caducadas. El Partido Comunista y el Estado señalan oportunamente las contradicciones en ascenso y toman medidas para superarlas perfeccionando las relaciones de producción. La ley de correspondencia entre las relaciones de producción y el carácter de las fuerzas productivas proporciona la clave para comprender las leyes a que obedece el cambio de unas formaciones económico-sociales por otras. Pone en evidencia que la futura victoria del comunismo es inevitable.
Diccionario filosófico · 1965:270
Ley de la correspondencia de las relaciones de producción al carácter y al nivel de desarrollo de las fuerzas productivas
Ley económica objetiva que determina la interacción de las fuerzas productivas y las relaciones de producción en todas las formaciones socio-económicas. En esta interacción, las fuerzas productivas constituyen el elemento determinante, más móvil y revolucionario de la producción, mientras que las relaciones de producción son el elemento más estable. Por eso, a medida que se desarrolla la sociedad, las relaciones de producción empiezan a contradecir cada vez más el carácter (aspecto cualitativo) y el nivel (aspecto cuantitativo) del desarrollo de las fuerzas productivas, frenar el avance de estas últimas e incluso llevar a la destrucción de las mismas. La necesidad de conservar y desarrollar las fuerzas productivas, conduce tarde o temprano a la eliminación del atraso de las relaciones de producción y al establecimiento de su correspondencia con el carácter y nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. Tanto la correspondencia como la falta de correspondencia de las relaciones de producción con el carácter y nivel de desarrollo de las fuerzas productivas nunca ha sido ni puede ser absoluta, pues en caso contrario sería imposible su interacción. La ley de la correspondencia sólo significa que las relaciones de producción son idénticas al carácter y nivel de desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas. Ahora bien, esta unidad (identidad) incluye elementos de desacuerdo que, con el desarrollo de las fuerzas productivas, van creciendo y empiezan a prevalecer sobre los elementos de correspondencia, surgiendo una contradicción que se resuelve mediante la supresión de las viejas relaciones de producción y el establecimiento de las nuevas, correspondientes a las fuerzas productivas más desarrolladas. En la sociedad dividida en clases antagónicas, la contradicción entre las viejas relaciones de producción y las fuerzas productivas desarrolladas siempre conlleva el conflicto, el cual se resuelve por medio de la revolución social. En el contexto del socialismo, la propiedad social de los medios de producción proporciona un vasto campo para el desarrollo acelerado de las fuerzas productivas. Los elementos de falta de correspondencia de las relaciones de producción con las fuerzas productivas no desembocan en conflicto, pues no existen las clases interesadas en conservar dichos elementos. Por eso es posible advertir y eliminar a tiempo las contradicciones surgidas y perfeccionar las relaciones de producción. Dicha ley es determinante en el proceso de sustitución de las formaciones socio-económicas.
Diccionario de filosofía · 1984:90-91