Ley económica del desarrollo armónico (proporcional) de la economía nacional (original) (raw)

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Diccionario filosófico marxista · 1946

Ley económica del desarrollo armónico (proporcional) de la economía nacional

Ley económica objetiva del modo socialista de producción, que regula la distribución del trabajo y los medios de producción en la economía nacional.

Surge en las condiciones del socialismo en sustitución de la ley de la competencia y la anarquía de la producción vigentes bajo el capitalismo.

La necesidad objetiva de la ley de desarrollo armónico de la economía nacional, única que permite asegurar la gestión de la economía socialista, está condicionada por la propiedad colectiva de los medios de producción.

La coordinación de las diferentes ramas de la producción social, el mantenimiento sistemático de las proporciones de desarrollo entre esas ramas, constituyen una de las exigencias esenciales de la ley de desarrollo armónico de la economía nacional. Si en la economía capitalista la proporcionalidad no se establece más que a través de desproporciones, y se halla constantemente infringida, en la producción socialista, la proporcionalidad entre los diferentes elementos de la producción social (entre la producción de los medios de producción y la de los medios de consumo, entre las diferentes ramas de la economía nacional, entre la acumulación y el consumo, &c.), es establecida de manera consciente, conforme a las disposiciones de la ley del desarrollo armónico de la economía nacional.

En la economía capitalista, fundada en la propiedad privada de los medios de producción, la repartición del trabajo y de los medios de producción entre las ramas de la economía se hace de manera espontánea; la ley del valor, que actúa como una fuerza ciega, sirve de regulador de la producción. Con el socialismo, gracias a la propiedad social de los medios de producción, gracias a la acción de la ley del desarrollo armónico de la economía nacional y a toda la política económica del Estado Soviético que se apoya sobre esta ley, la ley del valor deja de desempeñar el papel de regulador de la producción y su esfera de acción queda limitada. En el régimen socialista, la ley del desarrollo armónico de la economía nacional regula la repartición del trabajo y de los medios de producción. Los planes económicos deben responder plenamente a esas disposiciones y reflejarlas; de otro modo, aparecen desproporciones que, por otra parte, terminan por ser reveladas gracias a la acción de la ley de desarrollo armónico de la economía nacional. Para suprimir las desproporciones, esta ley exige la constitución de reservas en material y en mano de obra. Las proporciones así fijadas no son inmutables; ellas son determinadas por las tareas que plantea la reproducción socialista ampliada, vale decir, el auge permanente de la industria, de los transportes, de la agricultura, &c. El establecimiento de justas proporciones entre la producción de los medios de producción y la de los artículos de consumo, tiene una importancia primordial para la reproducción ampliada. Esta no puede ser asegurada sin el desarrollo prioritario de la producción de los medios de producción, base de toda la economía nacional. El crecimiento ininterrumpido de toda la producción social, que implica la primacía de la producción de medios de producción, es una condición esencial del pasaje gradual del socialismo al comunismo. Conforme a esas exigencias objetivas de las leyes económicas, el Partido Comunista ha sostenido siempre una lucha política con el propósito de asegurar el progreso continuo de la producción de medios de producción. Al mismo tiempo, apoyándose en los éxitos obtenidos en ese dominio y en la ley del desarrollo armónico (proporcional) de la economía nacional, el Partido realiza hoy un programa tendiente a asegurar un poderoso auge de la agricultura y el desarrollo de la producción de objetos de gran consumo. La ley del desarrollo armónico de la economía nacional exige una repartición y una utilización racionales de las fuerzas productivas, una estricta economía del trabajo y de los recursos materiales.

La acción de la ley del desarrollo armónico de la economía nacional implica la necesidad de planificar en escala nacional. Los planes establecidos por el Estado Socialista reflejan más o menos fielmente las exigencias de esta ley. No se debe confundir los planes anuales y quinquenales soviéticos con la ley económica objetiva del desarrollo armónico, proporcional, de la economía nacional. Esta ley determina la necesidad de planificar acertadamente la producción social y ofrece la posibilidad de esa producción a los servicios de planificación. Para transformar esta posibilidad en realidad, es preciso estudiar esa ley económica, llegar a dominarla, aprender a aplicarla convenientemente, y establecer planes que respondan enteramente a sus enunciados. Los errores en la planificación pueden causar y causan efectivamente un gran perjuicio a la economía nacional. La planificación sólo puede dar resultado si se apoya en la ley del desarrollo armónico.

Los planes económicos traducen las necesidades imperiosas del desarrollo de la vida material de la sociedad, reposan sobre las leyes económicas del socialismo, generalizan la experiencia innovadora de millones de trabajadores. Son planes-directivas que determinan y orientan la vida económica del país, abren perspectivas, organizan y movilizan a las masas trabajadoras. Lo que constituye la fuerza de esos planes, es el hecho de que extraen su realidad de la actividad viva de millones de trabajadores que construyen una vida nueva.

La planificación socialista basada en la ley del desarrollo armónico de la economía nacional, constituye uno de los rasgos distintivos y una de las ventajas esenciales del sistema económico socialista con relación al sistema capitalista. Es la que garantiza una forma superior de rentabilidad, duradera y estable, hace imposible las crisis en la economía socialista y asegura ritmos acelerados a su crecimiento ininterrumpido.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:290-292

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Diccionario filosófico · 1965

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Diccionario de filosofía · 1984