Materialismo histórico o interpretación materialista de la historia en el Diccionario soviético de filosofía (original) (raw)
Materialismo histórico · comentarios críticos
Materialismo histórico o interpretación materialista de la historia
El materialismo histórico es la doctrina del marxismo-leninismo sobre las leyes que rigen la evolución de la Sociedad humana. El materialismo histórico es la aplicación consecuente de los principios del materialismo dialéctico al estudio de los fenómenos sociales. Antes de Marx imperaba en la ciencia la interpretación idealista de la historia. La creación de la teoría del materialismo histórico está vinculada al descubrimiento más grande hecho por Marx en cuanto a la interpretación de la historia y de los sucesos históricos. “Así como Darwin descubrió la ley de la evolución del mundo orgánico, Marx descubrió la ley de la evolución de la historia humana; el hecho tan sencillo, pero oculto hasta entonces bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, &c.; que por tanto la producción de los medios materiales inmediatos de vida y, por consiguiente, la correspondiente fase de la evolución económica de un pueblo o de una época son la base sobre la que se han desarrollado las instituciones estatales, las concepciones jurídicas, el arte y también las ideas religiosas de los hombres, con arreglo a la que por tanto deben explicarse y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo” (Engels). El materialismo histórico ve en el desarrollo de los modos de producción de los bienes materiales necesarios para la existencia de los hombres, la fuerza principal que determina toda su vida social, condicionando también la transición de un régimen social a otro. Sin producir bienes materiales no puede existir ninguna Sociedad. El hombre, con la ayuda de los instrumentos de trabajo, de la técnica, en el proceso de producción influye sobre la Naturaleza, obteniendo lo necesario para subsistir. El progreso de la Sociedad depende del perfeccionamiento del proceso de evolución de la producción material. La historia de la Sociedad humana comienza desde el momento en que el hombre se eleva hasta el empleo de implementos, convirtiéndose en “un animal que produce instrumentos”. El aumento del dominio que el hombre ejerce sobre la Naturaleza halla su expresión en la evolución de las fuerzas productivas de la Sociedad. Y con la evolución de éstas, cambia también el otro aspecto necesario de la producción material: las relaciones de los hombres en el proceso de la producción, las relaciones de producción; cambia el régimen económico-social. El cambio de las formaciones económico-sociales (ver) en la historia (el régimen de comunismo primitivo, el régimen esclavista, el feudal, el burgués, el socialista) es, ante todo, la substitución de unas relaciones de producción por otras más progresistas. Este cambio es siempre la consecuencia, necesaria y sujeta a leyes, de la evolución de las fuerzas productivas de la Sociedad. El afianzamiento de las nuevas relaciones de producción suele tener lugar con el derrocamiento revolucionario de las viejas relaciones de producción. Los méritos más grandes de la teoría del materialismo histórico de Marx radican, por consiguiente, en haber puesto ante todo, su atención en las condiciones objetivas de la producción material, en las leyes económicas que rigen la vida de la Sociedad y que son el fundamento de toda la actividad histórica de los hombres. Gracias a la teoría de Marx, “el caos y la arbitrariedad que imperaban en las opiniones sobre la historia y sobre la política dejaron el puesto a una teoría científica asombrosamente compleja y armónica, que revela cómo de un sistema de vida social, al crecer las fuerzas productivas, se desarrolla otro más alto, cómo de la servidumbre de la gleba, por ejemplo, nace el capitalismo” (Lenin). Descubrir en la producción material el verdadero fundamento de toda la vida y de la evolución de la Sociedad, permitió comprender por vez primera el gran papel creador que las masas populares y trabajadoras desempeñan en la historia. La historia de la evolución social fue comprendida por primera vez como “la historia de los propios productores de bienes materiales, la historia de las masas trabajadoras, que son el factor fundamental del proceso de producción y las que llevan a cabo la producción de los bienes materiales necesarios para la existencia de la sociedad. Esto quiere decir que la ciencia histórica, si pretende ser una verdadera ciencia, no debe seguir reduciendo la historia del desarrollo social a los actos de los reyes y de los caudillos militares, a los actos de los “conquistadores” y “avasalladores” de Estados, sino que debe ocuparse, ante todo, de la historia de los productores de los bienes materiales, de la historia de las masas trabajadoras, de la historia de los pueblos” (Stalin). En dependencia del modo de producción existente, de la existencia material de la Sociedad, se estructura también un determinado carácter histórico de todo el régimen social, de las instituciones políticas, la manera de pensar de los hombres, sus concepciones, ideas y teorías. La existencia social determina la conciencia social. No es posible comprender correctamente la esencia de las instituciones políticas, de las ideas y teorías, si se pierde de vista la base material de su origen: la estructura económica de la vida de la Sociedad. No se puede comprender por qué en una época determinada nacen unas instituciones e ideas, y otras en distinta época, si se toman como punto de partida las propias instituciones e ideas y no el modo de producción. Por ejemplo, las formas del Estado explotador (el Estado esclavista, feudal y capitalista) siempre dependieron de la división de la sociedad en clases: esclavistas y esclavos, feudales y siervos, burgueses y proletarios. También las formas de la conciencia social (las concepciones políticas, la filosofía, la ciencia, la religión, &c.), dependen siempre, en última instancia, de las relaciones de producción imperantes entre los hombres, formas que cambian radicalmente al cambiar el modo de producción, al cambiar el régimen económico. Al explicar el origen y la dependencia de las instituciones políticas, ideas y teorías respecto del modo de producción, la teoría del materialismo histórico no niega, ni mucho menos, la importancia de las primeras en la vida de la Sociedad. Al contrario, el materialismo histórico subraya su enorme papel social. Y con ello, difiere de raíz del materialismo económico) (ver). Una vez surgidas, las instituciones e ideas políticas y sociales se convierten en una fuerza que influye sobre las propias condiciones que las habían engendrado. Actúan como fuerzas reaccionarias al servicio de los sectores y clases atrasados de la Sociedad, frenan el desarrollo social; o bien, sirviendo a las clases avanzadas y revolucionarias, impulsan ese desarrollo. El materialismo y el historicismo consecuentes están íntima e indisolublemente unidos en la teoría del materialismo histórico. Por eso, precisamente, con el descubrimiento de la teoría del materialismo histórico, la ciencia social se ha convertido por vez primera en la auténtica ciencia sobre las leyes que rigen la evolución de la Sociedad humana.
Diccionario filosófico marxista · 1946:205-207
Materialismo histórico, o concepción materialista de la historia
Doctrina del marxismo-leninismo sobre las leyes del desarrollo de la sociedad humana. El materialismo histórico es una consecuente extensión de las afirmaciones del materialismo dialéctico al estudio de los fenómenos sociales. Hasta Marx, en la ciencia dominaba una concepción idealista de la historia. La formación de la teoría del materialismo histórico está relacionada con el gran descubrimiento hecho por Marx en la interpretación de la historia y de los acontecimientos históricos.
“A semejanza de cómo Darwin descubrió la ley del desarrollo del mundo orgánico, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana, aquel simple hecho, oculto hasta los últimos tiempos por las acumulaciones ideológicas, de que los hombres deben comer, beber, tener vivienda y vestirse, antes de estar en condiciones de ocuparse de política, ciencia, arte, religión, &c.; de que, por consiguiente, la producción de los medios materiales inmediatos de la existencia y, con eso mismo, cada etapa dada del desarrollo económico de un pueblo o de una época, forman la base sobre la cual se desarrollan las instituciones estatales, los conceptos jurídicos, el arte y hasta las representaciones religiosas de determinados hombres, por medio de cuya base debe ser todo ello explicado, y no al revés, cual se hacía hasta el presente” (Engels).
El materialismo histórico ve en el desarrollo de la producción de los bienes materiales necesarios para la existencia del hombre, la fuerza principal que determina toda la vida social de los hombres y condiciona la transición de un régimen social a otro. Ninguna sociedad puede existir sin producir bienes materiales. Con la ayuda de los instrumentos de trabajo, de la técnica, el hombre, en el proceso de la producción, actúa sobre la naturaleza y obtiene los objetos necesarios para la vida. De la perfección y desarrollo de la producción material, depende el progreso de la sociedad. Desde el tiempo en que el hombre se elevó hasta el uso de los instrumentos y se convirtió en “animal que hace instrumentos”, comienza la historia de la sociedad humana.
En el desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad, encuentra su expresión el aumento del dominio del hombre sobre la naturaleza. Con el desarrollo de las fuerzas productivas cambia, también, la segunda parte necesaria de la producción material: las relaciones en que entran los hombres en la producción, las relaciones de producción; así mismo cambia el régimen económico social. El cambio de las formaciones económico-sociales en la historia –el régimen comunista primitivo, el esclavista, el burgués, el socialista– es, ante todo, el cambio de unas relaciones de producción por otras, más progresistas. Este cambio es siempre un efecto necesario sujeto a leyes, del desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad. El afianzamiento de las nuevas relaciones de producción y de los regímenes económicos que, necesariamente aparecen con el desarrollo de las fuerzas productivas, se origina ordinariamente, por vía de un derrocamiento revolucionario de las viejas relaciones de producción.
El extraordinario mérito de la teoría del materialismo histórico de Marx, consiste, por consiguiente, en que esta teoría, ante todo, fijó su atención sobre las condiciones objetivas de la producción material, las leyes económicas de la vida de la sociedad, que son la base de toda la actividad histórica de los hombres. Gracias a la teoría de Marx, “el caos y la arbitrariedad imperantes hasta entonces, en los conceptos sobre la historia y la política, fueron sustituidos por una teoría asombrosamente sólida, armónica y científica que demuestra cómo de un sistema de vida social, a consecuencia del aumento de las fuerzas productivas, se desarrolla otro, más elevado: de la servidumbre de la gleba, por ejemplo, surge el capitalismo” (Lenin).
El descubrimiento, en la producción material, de la verdadera base de toda la vida y desarrollo de la sociedad, permitió comprender en la historia por vez primera el gran papel creador de las masas populares, de los trabajadores. La historia del desarrollo social se entendió, por primera vez como “historia de los propios productores de bienes materiales; historia de las masas trabajadoras, que son las fuerzas fundamentales del proceso de la producción y realizan la producción de los bienes materiales, necesarios para la existencia de la sociedad. Eso quiere decir, que la ciencia histórica, si pretende ser una verdadera ciencia, no puede seguir reduciendo más la historia del desarrollo social, a los actos de los reyes y de los jefes militares, a los actos de los conquistadores y avasalladores de Estados, sino que debe ocuparse, ante todo, de la historia de los productores de los bienes materiales, de la historia de las masas trabajadoras, de la historia de los pueblos” (Curso de historia).
Dependiendo del modo de producción existente, de la vida material de la sociedad, se forma un determinado carácter histórico de todo régimen social, de las instituciones políticas, de la forma del pensamiento de los hombres, sus conceptos, ideas y teorías. La existencia social determina la conciencia social. No se puede comprender justamente la esencia de las instituciones políticas, de las ideas y de las teorías, si se olvida la base material de su origen: el ordenamiento económico de la vida de la sociedad.
No se puede comprender por qué en una época nacen unas instituciones e ideas y, en otra, otras, si se parte de ellas mismas y no de los modos de producción. Las formas, por ejemplo, del estado explotador (esclavista, feudal, capitalista), han dependido, siempre, de la división de la sociedad en clases: amos y esclavos, señores y siervos, burguesía y proletariado. Las formas de la conciencia social (los conceptos políticos, la ciencia, la religión, &c.), también dependen siempre, en definitiva, de las relaciones de producción dominante entre los hombres, y cambian, de modo radical, con las transformaciones en el modo de producción y en los regímenes económicos.
Explicando el origen y la dependencia de las instituciones políticas, ideas y teorías, del modo de producción, la teoría del materialismo histórico de ninguna manera niega su importancia en la vida de la sociedad. Con esto, el materialismo histórico difiere, de raíz del materialismo económico (ver). Una vez surgidas, las instituciones e ideas políticas y sociales se convierten, ellas mismas, en una fuerza que actúa sobre las condiciones que las han engendrado. Ellas, o detienen el desarrollo social, como fuerzas reaccionarias que sirven a las capas y clases atrasadas de la sociedad, o impulsan ese desarrollo adelante, sirviendo a las clases revolucionarias avanzadas. El materialismo y el historicismo consecuentes están unidos, estrecha e indisolublemente, en la teoría del materialismo histórico. Precisamente por eso, con el descubrimiento de la teoría del materialismo histórico, la ciencia social, por vez primera, se convirtió en una auténtica ciencia de las leyes del desarrollo de la sociedad humana.
Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:71-73
Materialismo histórico o concepción materialista de la historia
Extensión de los principios del materialismo dialéctico al estudio de la vida social; aplicación de esos principios a los fenómenos sociales; ciencia de las leyes generales de la evolución social.
Antes de Marx, dominaba en la ciencia la concepción idealista de la historia. La teoría del materialismo histórico es el fruto del gran descubrimiento que hizo Marx en la interpretación de la historia. “Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho tan sencillo, pero oculto hasta él bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, &c.; que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos, materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o de una época es la base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los hombres y con arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse; y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo” (Engels, “Discurso ante la tumba de Marx”, en Marx/Engels, Obras escogidas, t. II, p. 155, Ed. esp., Moscú, 1952).
El desarrollo de los modos de producción de los bienes materiales (ver), necesarios a la existencia del hombre, tal es la fuerza esencial que determina toda la vida social y condiciona el pasaje de un régimen social a otro. Ninguna sociedad puede existir sin producir bienes materiales. Con ayuda de los instrumentos de trabajo, el hombre obra sobre la naturaleza y se procura lo que le hace falta. De la evolución de la producción material depende el progreso de la sociedad. La historia de la sociedad comienza a partir del instante en que el hombre llegó a fabricar y utilizar instrumentos de producción. Cuanto mayor es el nivel de las fuerzas productivas (ver), mayor es el dominio del hombre sobre la naturaleza. Conjuntamente con el progreso de las fuerzas productivas, cambia el segundo aspecto de la producción material: las relaciones de producción (ver), y se transforma el régimen económico y social. Las nuevas relaciones de producción que surgen sobre la base de las fuerzas productivas y que les corresponden plenamente, constituyen la condición principal y decisiva que determina el auge continuo e impetuoso de las fuerzas productivas. La sucesión de formaciones económicas y sociales en la historia (la comuna primitiva, la esclavitud, el feudalismo, el capitalismo, el socialismo) significa la substitución de relaciones de producción dadas por relaciones de producción más progresivas. Esta sucesión es siempre la consecuencia necesaria de la ley del desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad. El establecimiento de nuevas relaciones de producción se efectúa generalmente por medio del derrocamiento revolucionario de las viejas relaciones.
El mérito de Marx y de Engels, por consiguiente, consiste en haber fijado la atención, ante todo, en las leyes económicas de la vida social, en las condiciones objetivas de la producción material, base de toda la actividad histórica de los hombres. Con el materialismo histórico, “…el caos y la arbitrariedad que imperaban en las opiniones sobre la historia y sobre la política, cedieron su puesto a una teoría científica asombrosamente completa y armónica, que revela cómo de una forma de vida social se desarrolla, al crecer las fuerzas productivas, otra más alta, cómo de la servidumbre de la gleba, por ejemplo, nace el capitalismo” (Lenin, “Tres fuentes…”, en Obras escogidas, t. I, p. 67, Ed. esp., Moscú, 1948).
El materialismo histórico terminó de una vez por todas con las teorías idealistas para las cuales la historia de la sociedad era el resultado de la actividad desordenada y arbitraria de los individuos, la resultante de las voluntades y de los deseos de los hombres. La evolución de la sociedad, como la de la naturaleza, no está determinada por deseos subjetivos, sino por leyes objetivas que no dependen ni de la voluntad ni de la conciencia de los hombres. Éstos pueden descubrir las leyes objetivas, estudiarlas, conocerlas, tenerlas en cuenta en sus actos, utilizarlas en su interés, limitar la acción de algunas y dar libre curso a otras, pero no pueden modificarlas o abolirlas. Y menos aun, crear nuevas. El inmenso significado del materialismo histórico, reside en que ha descubierto y explicado las leyes del desarrollo social y que ha pertrechado así al proletariado y a su partido con el conocimiento de las vías que conducen a la transformación revolucionaria de la sociedad. Como lo señala Lenin, la concepción materialista de la historia ha reducido las acciones de los individuos a las acciones de las clases, cuya lucha determina el desarrollo de la sociedad.
La producción material es, pues, el fundamento de la vida y del devenir de la sociedad. Este descubrimiento revela el gran papel creador de las masas trabajadoras en la historia, y así quedó demostrado que la historia del desarrollo social es la historia de los productores inmediatos, de las masas trabajadoras, fuerzas esenciales en la producción de bienes materiales, indispensable a la existencia de la sociedad.
El modo de producción, la vida material de la sociedad condiciona el carácter de un régimen social, de las instituciones políticas, la mentalidad de los hombres, sus opiniones, sus ideas, sus teorías. La existencia social determina la conciencia social. Imposible comprender la esencia de las instituciones políticas, de las ideas, de las teorías, si se olvida su origen material: el régimen económico de la sociedad. Imposible comprender por qué en tal época aparecen tales instituciones políticas e ideas, por qué en otra época aparecen otras, si se parte de las propias instituciones políticas e ideas, y no de la base económica (Ver Base y superestructura). La conciencia social –opiniones políticas, concepciones del derecho y del arte, filosofía, religión y otras formas de ideología– está en función de las relaciones de producción dominantes, y cambia radicalmente con la transformación de la base, del régimen económico. Aunque mostrando que las instituciones políticas, las ideas, las teorías, extraen su origen y dependen de la base, la teoría del materialismo histórico no niega en absoluto la importancia considerable de aquéllas en la vida social. En oposición al materialismo económico que reduce a nada el papel de las ideas, el materialismo histórico subraya su papel inmenso. Una vez surgidas, las instituciones sociales y políticas así como las ideas, se convierten ellas mismas en una fuerza que actúa sobre las condiciones que las han engendrado. O bien frenan el desarrollo social desempeñando el papel de fuerzas reaccionarias que sirven a las capas y clases retardatarias de la sociedad, o bien contribuyen al progreso sirviendo a las clases avanzadas, revolucionarias.
Gracias al materialismo histórico, la ciencia de la sociedad se ha convertido en una ciencia exacta comparable a la biología. El materialismo histórico tiene una gran importancia para la actividad práctica del partido comunista. Para no equivocarse en política, el partido del proletariado debe fundar su acción no en principios abstractos, los “principios de la razón humana”, sino en las condiciones concretas de la vida material, en las necesidades reales de la sociedad.
En el prólogo de su obra Contribución a la crítica de la Economía Política, Marx formuló la esencia del materialismo histórico: “…en la producción de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción, que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus formas productivas. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social lo que determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es sino la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica, se revoluciona, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas revoluciones, hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra, las formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de revolución por su conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, pues, bien miradas las cosas, vemos siempre que estos objetivos sólo brotan cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización” (Marx, Op. cit., en Marx/Engels, Obras escogidas, t. I, p. 332, Ed. esp., Moscú, 1951).
La teoría del materialismo histórico, creada por Marx y Engels, fue desarrollada y enriquecida por Lenin y Stalin, gracias al análisis de las nuevas condiciones históricas en la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias, en la época de la edificación del socialismo.
Diccionario filosófico abreviado · 1959:337-339
Materialismo histórico
Parte componente de la filosofía marxista-leninista; ciencia que investiga las leyes generales del desarrollo de la sociedad humana y las formas de su realización en la actividad histórica de los hombres. El materialismo histórico es la sociología científica, proporciona la base teórica y metodológica de las investigaciones sociológicas concretas y de todas las ciencias sociales. Los filósofos premarxistas, sin excepción, incluidos los materialistas, eran idealistas en la concepción de la vida social, pues no pasaban de observar el hecho de que, a diferencia de lo que sucede en la naturaleza, donde actúan fuerzas ciegas, en la sociedad actúa el hombre, ser consciente que se rige en su hacer por estímulos ideales. Acerca de este particular indicaba Lenin que la idea misma del materialismo en sociología había sido una idea genial (véase t. I, pág. 121). La creación del materialismo histórico significó un cambio radical en el desarrollo del pensamiento social. Permitió, por una parte, aplicar consecuentemente la concepción materialista al mundo en su conjunto, no sólo a la naturaleza, sino, también, a la sociedad. Por otra parte permitió descubrir la base de la vida social y las leyes que determinan su desarrollo lo mismo que, por consiguiente, el desarrollo de todas las demás facetas de la vida social, determinadas por la base material indicada. Subrayaba Lenin (t. 1, pág. 120) que Marx había elaborado su idea fundamental sobre el proceso histórico-natural del desarrollo de la sociedad destacando de las distintas esferas de la vida social la económica; de todas las relaciones sociales, las relaciones de producción como fundamentales y determinantes de todas las demás relaciones. Después de tomar como punto de partida el hecho fundamental de toda sociedad humana: el modo de obtener los medios de vida, el marxismo puso en conexión con él aquellas relaciones en las que los hombres entran en el proceso de producción de su vida, y en el sistema de estas relaciones de producción vio el fundamento –la base real de cada sociedad determinada– el que se reviste de superestructuras político-jurídicas y de diversas corrientes del pensamiento social. Cada sistema de relaciones de producción, surgido en un determinado estadio del desarrollo de las fuerzas productivas, está subordinado a las leyes que rigen la aparición, el funcionamiento y el paso a la forma superior, tanto a leyes que son generales para todas las formaciones, como a las que son especiales, propias sólo de una formación dada. Las acciones humanas en los límites de cada formación económico-social –infinitamente diversas, individualizadas, no susceptibles, al parecer, de cálculo ni sistematización alguna– fueron generalizadas y reducidas a las acciones de las grandes masas, a las acciones de las clases sociales en la sociedad dividida en clases; masas y clases que, con sus actos, realizan las necesidades que han madurado del desarrollo social. El descubrimiento del materialismo histórico acabó con dos insuficiencias capitales de todas las teorías sociológicas premarxistas, las cuales, en primer lugar, eran idealistas, dado que se limitaban al estudio de los motivos ideológicos de la actividad humana sin investigar a qué se debían tales motivos, qué causas materiales los engendraban; en segundo lugar, tomaban en consideración únicamente el papel de las personalidades históricas descollantes sin abarcar la acción de las masas populares, auténticas creadoras de la historia. El materialismo histórico ha descubierto el carácter materialmente condicionado del proceso histórico-social, y en contraposición a las teorías del materialismo vulgar –que niegan el papel de las ideas, de las instituciones y organizaciones políticas y de otras clases–, subraya su activa influencia inversa sobre la base material que las ha engendrado. El materialismo histórico constituye el fundamento histórico-científico del marxismo, que arma a los partidos marxistas-leninistas, a la clase obrera y a los trabajadores todos con el conocimiento de las leyes objetivas del desarrollo de la sociedad, les permite comprender la importancia del factor subjetivo –la conciencia y organización de las masas, sin lo cual es imposible la realización de las leyes de la historia. Los rasgos fundamentales del materialismo histórico fueron expuestos por primera vez por Marx y Engels en su trabajo La ideología alemana. Se da una formulación genial de la esencia de esa parte del marxismo en el prefacio de la Contribución a la crítica de la economía política (1859). Pero el materialismo histórico se convirtió en “sinónimo de ciencia social” sólo cuando El Capital vio la luz (véase Lenin, t. 1. pág. 125). A medida que la historia avanza y se va acumulando nueva experiencia del desarrollo histórico, también se desarrolla y enriquece, necesariamente, el materialismo histórico, así como el marxismo en su conjunto. Lenin dio un magnífico ejemplo de este desarrollo en la época del imperialismo, de las revoluciones proletarias. En la época actual, época del tránsito del capitalismo al socialismo, cuando en la U.R.S.S. se ha planteado ya prácticamente el problema de la edificación de la sociedad comunista en todo el frente, la generalización de la nueva experiencia del movimiento comunista mundial y, en particular, de la experiencia de la lucha por el comunismo en la U.R.S.S., se da en el nuevo Programa del Partido, adoptado en el XXII Congreso del P.C.U.S. En el programa se encuentra desarrollada la teoría de la formación económico-social, después de haber formulado la caracterización concreta de la formación comunista, las leyes a que obedecen su formación y desarrollo; también se profundiza la teoría sobre el Estado, sobre el Partido y muchas otras cuestiones. El Programa del P.C.U.S. proporciona al pueblo soviético el plan claramente delineado de la edificación de la sociedad comunista, plan que comprende una triple tarea: crear la base material y técnica del comunismo, formar relaciones sociales comunistas y educar al hombre de la sociedad comunista.
Diccionario filosófico · 1965:302-304
Materialismo histórico
Parte integrante de la filosofía marxista-leninista y ciencia filosófica sobre la sociedad, que resuelve de modo materialista el problema fundamental de la filosofía aplicado a la historia y que investiga sobre esta base las leyes sociológicas generales del desarrollo histórico y las formas de su realización en la actividad de los hombres. El materialismo histórico constituye la base teórica y metodológica de la sociología y demás ciencias sociales. Todos los filósofos premarxistas, comprendidos los materialistas, eran idealistas en la intelección de la vida social, pues se limitaban a constatar el hecho de que, a diferencia de la naturaleza, donde actúan fuerzas ciegas, en la sociedad actúan los hombres, seres conscientes, que se guían en su proceder por motivos ideales. El surgimiento del materialismo histórico constituyó una revolución radical en el desarrollo del pensamiento social. Por una parte, permitió enfocar de modo consecuentemente materialista el mundo en su conjunto, no sólo la naturaleza, sino también la sociedad, y por la otra, descubrir la base material de la vida social y las leyes que determinan su desarrollo. Marx formuló su idea principal sobre el proceso histórico-natural del desarrollo de la sociedad, destacando la esfera económica de las diversas esferas de la vida social, y de todas las relaciones sociales, las relaciones de producción, como principales y determinantes entre las demás relaciones. Tomando como punto de partida el hecho principal para toda sociedad humana –la obtención de los medios de vida–, el marxismo vinculó con este hecho las relaciones que los individuos contraen en el proceso de inducción de su vida, y advirtió en el sistema de estas relaciones de producción la base real de cada sociedad determinada, la cual se reviste de superestructuras jurídico-políticas y diversas formas del pensamiento social. Cada sistema de relaciones de producción, que surge en determinado grado de desarrollo de las fuerzas productivas, se subordina tanto a las leyes del surgimiento, funcionamiento y tránsito a una forma superior, comunes a todas las formaciones sociales, como a las específicas, inherentes sólo a una de ellas. Las acciones de los individuos en el marco de cada formación socio-económica –infinitamente diversas, individualizadas y, al parecer, no sujetas a registro alguno ni a sistematización– fueron sintetizadas y reducidas a las acciones de las grandes masas; en la sociedad dividida en clases, a las acciones de las clases que realizan en ellas las necesidades maduras del desarrollo social. El descubrimiento del materialismo histórico eliminó los dos defectos principales de todas las teorías sociológicas premarxistas, que, en primer lugar, eran idealistas, pues se limitaban al examen de los motivos ideológicos de la actividad humana y no investigaban las causas materiales que los engendraban y, en segundo lugar, estudiaban en lo fundamental tan sólo el papel de las personalidades destacadas en la historia, sin prestar atención a las acciones de las masas populares, verdaderos artífices de la historia. Al poner de relieve el condicionamiento material del proceso socio-histórico, el materialismo histórico, en contraposición a las teorías materialistas vulgares, que niegan el papel de las ideas, las instituciones y organizaciones políticas y otras, subraya la influencia inversa y activa de éstas sobre la base que las ha engendrado y revela el inmenso papel del factor subjetivo: las acciones de los hombres, clases y partidos y el grado de conciencia y de organización de las masas. El materialismo histórico repugna tanto el fatalismo como el voluntarismo. Los hombres mismos hacen su historia, pero no la pueden hacer a su libre albedrío, pues cada nueva generación actúa en determinadas condiciones objetivas, creadas antes de su aparición. Estas condiciones y las leyes que actúan sobre su base brindan las diversas posibilidades para la actividad de los hombres. La realización de estas posibilidades y, por tanto, el curso real de la historia depende de los hombres, de su actividad e iniciativa y del grado de organización y cohesión de las fuerzas progresistas. Marx y Engels expusieron por vez primera los rasgos fundamentales del materialismo histórico en la obra La Ideología Alemana. A la par que se acumulan nuevas experiencias del desarrollo histórico, se desarrolla y enriquece necesariamente el materialismo histórico, al igual que el marxismo en su conjunto. Lenin ofreció un magnífico ejemplo de tal desarrollo. El materialismo histórico está estrechamente ligado a las tareas de la lucha revolucionaria de clase del proletariado, a las necesidades de la edificación del socialismo y del comunismo y al desarrollo de las ciencias. En las condiciones actuales, el materialismo histórico se enriquece gracias a los esfuerzos colectivos del PCUS, de los partidos comunistas y obreros de otros países y de los científicos marxistas del mundo entero.
Diccionario de filosofía · 1984:278-279