Comentarios críticos al Diccionario soviético de filosofía (original) (raw)

Comentarios críticos al Diccionario soviético de filosofía

Logos


Logos · Carmen Baños Pino · 24 de junio de 2019

En el Diccionario soviético de filosofía, la voz “logos” aparece en las versiones de 1946, 1959, 1965 y 1984, sin que entre ellas figuren variaciones significativas.

Remitiéndose a la etimología griega, los significados que el Diccionario nos da de “logos” son: pensamiento, discurso, razón, concepto, palabra, intelección, ley. A continuación, hace un breve resumen de las diversas maneras en que se ha entendido este término dentro de la Historia de la Filosofía: Heráclito, el primero en utilizarlo, lo concibe como ley eterna, universal y necesaria que ordena el cosmos; Platón y Aristóteles lo entienden como ley del ser y principio lógico; los estoicos lo identifican con el destino; Filón, como representante de la escuela judaico-alejandrina, desarrolló la doctrina del “logos” como fuerza divina o razón creadora, intermediaria entre Dios, el hombre y el mundo; en el neoplatonismo y los gnósticos tiene el carácter de una esencia espiritual; el cristianismo lo identifica con Cristo; en el sistema hegeliano es el concepto, la razón, el “espíritu absoluto”; autores idealistas como Windelband y Trubetskói han vuelto sobre la idea de un logos divino; en la filosofía oriental, encontramos conceptos análogos al “logos” en los de “tao” (flujo constante en el universo) y “dharma” (ley universal de la naturaleza). Por último, señalan que en la filosofía marxista, el término “logos” no se emplea.

Sobre esta entrada cabe comentar lo siguiente:

En primer lugar, observamos cómo la filosofía marxista ha eliminado de su vocabulario el término “logos” al haberlo asimilado a una razón espiritualista que el materialismo rechaza. La pequeña glosa que se hace en el Diccionario sobre los diferentes modos en los que se ha interpretado el “logos”, están todos ellos descritos como si se tratase de episodios de una misma corriente en la que el “logos” tendría el sentido personal de una mente planificadora (M2). Sin embargo, conviene tener en cuenta que si bien la tradición cristiana elaboró, a partir del prólogo del Evangelio de San Juan un “logos” espiritual identificado con la Segunda Persona (“El Logos se hizo carne y habitó entre nosotros”, San Juan I, 14), el “logos” de la filosofía griega no tiene ese carácter de razón personal, sino que tiene más bien el sentido de una relación en sentido de “ratio”, de medida, según la cual se siguen los cambios, tal y como nos sugieren los fragmentos de Heráclito que hacen referencia a una “armonía invisible” (fragmento 50, 54, 84, 94) que preside el Cosmos. El “logos” de Heráclito, incluso el de los estoicos, estaría en la línea de un racionalismo terciogenérico (M3) en tanto principio de una legalidad rigurosa que rechaza la arbitrariedad y el irracionalismo de la naturaleza.

En segundo lugar, en el Diccionario no se menciona el sentido primero que tiene “logos” (λέγειν)como “recoger”, “reunir”, con el significado de recoger o unir las palabras, como se hace al leer (legere, lesen), de dónde se infiere “logos” como “razón”, “significación”, “discurso”. El “logos” vendría a ser así resultado de un λέγειν , una “cosecha” que ha resultado de una selección, de una clasificación. De esta manera, “logos” es la característica de todo aquello que ha sido construido operatoriamente mediante composiciones y separaciones de partes que conducen a una estructura identificable, como ocurre con un cesto de mimbres entretejidos o con un discurso de palabras.

A diferencia del materialismo dialéctico, que evita el término “logos”, el materialismo filosófico lo recupera utilizándolo en el contexto de la concepción operatoria (constructivista) del conocimiento humano, como “logos” manual, tecnológico que compone y organiza objetos físicos de una manera parecida a cuando se entrelazan los hilos que componen un tejido. El “logos” como racionalidad no está en ningún espíritu incorpóreo, sino en un sujeto corpóreo dotado de manos y de lenguaje.

A partir del “logos”, como “racionalidad quirúrgica”, el materialismo filosófico resuelve la vieja cuestión sobre las notas diferenciales entre lo humano y lo meramente zoológico, que fue también motivo de polémica entre el idealismo y el materialismo histórico, distinguiendo entre un “logos normalizado” y un “logos espontáneo”. Mientras que las operaciones de los animales (las arañas tejiendo telas o las abejas construyendo colmenas) obedecen a un “logos espontáneo” (ligado a contenidos culturales intrasomáticos e intersomáticos) que consiste en la repetición y transmisión de conductas por observación e imitación de rutinas, las operaciones humanas incluyen unos contenidos extrasomáticos que incorporan las normas, como reglas generales que permiten la transmisión y repetición de pautas operatorias a través de la instrucción formal. Así, lo característico de las sociedades humanas frente a los animales es la presencia de un “logos normalizado”, es decir, de unas normas según las cuales se reproducen los objetos culturales a través de los cuales se ha pasado del medio natural al mundo.

Carmen Baños Pino

→ Edición conjunta del Diccionario soviético de filosofía · índice de artículos del DSF
Las cuatro versiones soviéticas del Diccionario filosófico de Rosental e Iudin
Diccionario filosófico marxista · Rosental & Iudin · Montevideo 1946
Diccionario de filosofía y sociología marxista · Iudin & Rosental · Buenos Aires 1959
Diccionario filosófico abreviado · Rosental & Iudin · Montevideo 1959
Diccionario filosófico · Rosental & Iudin · Montevideo 1965
Diccionario marxista de filosofía · Blauberg · México 1971
Diccionario de comunismo científico · Rumiántsev · Moscú 1981
Diccionario de filosofía · Frolov · Moscú 1984