Animales soñados": Quevedo y el ave fénix (original) (raw)

Los animales en la poesía de Quevedo

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Quevedo y las travesuras del mito

Lectura y Signo, 2010

La parodia de los diversos cauces de la lírica clásica y renacentista figura entre los procedimientos que produjeron los más granados frutos de la poesía burlesca. La coexistencia de las versiones graves y de sus contrafacta burlescos es ya de por sí significativa de la eficacia poética que se reconocía a unos grandes mitos cuyo sentido moral o alegórico se había procurado explicar. En el presente trabajo se estudia cómo el locutor burlesco quevediano se mofa de tales explicaciones y les sustituye una interpretación traviesa del mito

Divertimento y enseñanza en los" Sueños" de Quevedo

Hernández Guerrero, JA y otros (eds.), Humor y …, 2002

Sueños y discursos de verdades descubridoras de abusos, vicios y engaños, en todos los oficios y estados del mundo es el título que daba nombre a esta obra de Francisco de Quevedo y Villegas la primera vez que se editó, en 1627 (Barcelona) 1. Por sí mismo revela bien a las claras el contenido del libro. Por si no bastara, el mismo autor en el Prólogo dirigido «al ilustre y deseoso lector» lo repite y anuncia su intención 2. Quevedo recurre a la traza de fantasear un sueño para dar rienda suelta a su vena mordaz por el campo de la sátira de costumbres (Cejador, 1916: VII). Bebe de la tradición clásica, medieval y humanista; conocidas son las fuentes 3 : Marcial, Juvenal, Luciano de Samosata, Virgilio, Cicerón, las danzas de la muerte medievales, Dante, Erasmo, etc. En el marco de los sueños, «burla de la fantasía y ocio del alma» (A, 171-172), el autor nos pinta un cuadro de costumbres a través del cual satiriza la sociedad de su tiempo, 1 Quedan fuera de nuestro interés los problemas textuales, tanto los relativos a la tradición manuscrita como a la impresa. Sobre esta cuestión, aceptada la imposibilidad de fijar un texto definitivo de la obra, remitimos, para una aproximación superficial, a las introducciones de las respectivas ediciones de Maldonado (1984, 2ª ed.: 37-52), Ettinghausen (1984: XXIV) y Arellano (1991: 11-13, 46-55), y, para un estudio más especializado, a los trabajos de Tamayo (1945), Haley (1969-70) y a las ediciones críticas de Mas (1955: 9-ss.) y de Crosby (1993: 27-106), obra esta última capital en este sentido y que refleja la transmisión manuscrita. Con respecto al texto literario, nosotros hemos consultado ésta y las ediciones modernas de Cejador, Maldonado y Arellano. Los dos últimos se basan en la edición príncipe (1627). Arellano, cuyo texto seguimos (citando abreviadamente con A), incluye además la de Madrid (1631), titulada Juguetes de la niñez y travesuras del ingenio, que es la que reproduce Cejador, y las variantes de la "versión intermedia" de Zaragoza (1627), que tiene por nombre Desvelos soñolientos y verdades soñadas; y es, comparada con las otras dos, edición mucho más completa y valiosa en su aparato crítico. También Maldonado añade un registro de las variantes de otras ediciones antiguas y modernas y, como Arellano, aporta una bibliografía selecta sobre los Sueños. Por cuestiones de espacio, pocas veces incluimos la cita literaria, pero siempre la indicamos con la referencia oportuna. Las ediciones de los Sueños que he consultado y que se citan son:

Figuras del Orco y el infierno interior en Quevedo

Oro, VI, 1987, p. 92. R. Tuve hizo resaltar las relaciones entre estas ~ .s disciplinas renacentistas en su conocido estudio sobre el conceptismo isabelino: Elizabethan and Metaphysical Imagery, Chicago, 1972. pp. 248 y ss. y ella se hace evidente en el tratado de Ia Agudeza y arte de ingenio de B. Gracian. 2 Recuerdense, por ejemplo, de Ravisius Textor, su Epithetorum opus absolutissimum, Basilea, 1588 o su Officina, polianteas espaiiolas como Ia Silva de varia leccion de Pero Mexfa o los Poetices libri Homm11gt d Robert Jammu (Anejos de Critic6n, 1). Toulouse. PUM. 1994. pp. 1079·1088.

Quevedo y la tupida selva europea del Anacreón castellano

Quevedo en su contexto poético: la silva, Alfonso Rey y María José Alonso Veloso (eds.)., 2022

Tras un repaso de la fortuna literaria del Anacreón castellano de Quevedo, y partiendo de la escasa presencia de lo español en estudios y colecciones críticas sobre el anacreontismo en los siglos XVI y XVII, este trabajo propone un acercamiento a la paráfrasis poética del Anacreón castellano en relación con las creaciones de otros traductores e imitadores del género, como los ingleses Abraham Cowley y Thomas Stanley, y el francés Pierre de Ronsard. Este análisis comparativo, que inserta la versión de Quevedo en la tradición anacreóntica europea y su recepción, estudia sus similitudes con la obra de estos autores en cuanto a procedimientos, temas y experimentación, y destaca, en el caso del español, la importante presencia de la silva métrica en la paráfrasis a la altura de 1609.

El ave fénix en la poesía de Francisco de Quevedo: “Aminta, para mí cualquier día” y “Ave del yermo que sola”

«Spero lucem». Actas del XI Congreso Internacional Jóvenes Investigadores Siglo de Oro (JISO 2021), 2022

El motivo del ave fénix ha sido recurrente a lo largo de la historia literaria. Francisco de Quevedo, uno de los escritores más prolíficos del Siglo de Oro español, también evocó este animal mitológico. Sin embargo, lejos de limitarse simplemente a imitar las fuentes de las que bebe, en muchas composiciones el poeta áureo renueva, e incluso cuestiona, las convenciones de la tradición. El presente estudio se centrará en dos poemas: “Aminta, para mí cualquier día” y “Ave del yermo que sola”. El primero de ellos pertenece a la poesía amorosa del autor, en la que el poeta-amante es identificado con el ave fénix en distintas ocasiones. Por el contrario, el segundo forma parte de un conjunto de cuatro romances en los que el tono serio de la poesía amorosa deja paso a la burla sistemática del motivo del animal mitológico. De esta forma, este análisis puede mostrar cómo conviven tradición e innovación en el ingente corpus poético quevedesco.

Médicos y viajeros a propósito de Quevedo y el unicornio

2015

Fénix, pelícano, basilisco y unicornio se mencionan en obras quevedianas de diferentes épocas y géneros constituyendo un grupo aparte, reconocido como tal por los autores sucesivos. En el tratamiento quevediano de este tema se advierten constantes y variaciones que indican la influencia de distintas tradiciones culturales, desde la más tradicional, la interpretación alegórica del mito por los padres de la Iglesia, a la racionalista, que niega la existencia de estos animales. Esta última se difunde especialmente a partir del siglo xvi —pero con significativos ejemplos también en siglos anteriores— cuando científicos y viajeros ponen en duda la realidad de estos seres, que los autores antiguos localizan en países exóticos. Los cuatro animales míticos se convierten en un conjunto con el «minibestiario poético» de Quevedo1, cuatro romances publicados en la «Musa Talía» del Parnaso español. Sin embargo, algunas de estas criaturas fabulosas vuelven a aparecer en sus últimas obras en prosa...

Quevedo y los santos

Criticón, 2004

Habiendo ofrecido, diez años después de la muerte de Don Francisco, abrir la bóveda para otro entierro, quisieron algunos caballeros curiosos mirar su cuerpo; y abriendo el ataúd, le hallaron entero, y sin lesión, ni corrupción alguna, con grande admiración de todos. Y si bien esto no es señal cierta de santidad ... empero el cadáver, que se conserva entero, sin haber precedido diligencia humana, ni concurrido alguna causa natural a que se pueda atribuir, merece alguna atención.l Estas palabras de Tarsia, dedicadas al propio Quevedo, así como algunos hechos cuasi prodigiosos relacionados directamente con el escritor y narrados en la misma biografía, dibujan una imagen beatífica del poeta: un Quevedo santo; un Quevedo santificado en la medida en la que santificó él mismo a otros autores o personajes ejemplares. Se trata de un proceso común en la cultura del xvn del que participa Quevedo en la doble dirección: el escritor que narra para santificar y ser él protagonista último de dicha santificación. Ya se ha señalado la técnica de escritura hagiográfica empleada por Tarsia para relatar la vida del poeta, la misma que el propio Quevedo empleará para la santificación de sus biografiados 2 . Los que la han juzgado excesiva para Quevedo 3 , no han tenido en cuenta la técnica biográfica sino las verdades de una 1 Vida de don Francisco de Quevedo y Villegas ... escrita por el Abad don Pablo de Tarsia, pp. 158-159. 2 «Perfectamente consciente de que no posee la misma abundancia de datos para cada etapa de la vida de su biografiado, rechaza un criterio rigurosamente cronológico en la disposición del material, prefiriendo una estructura de tipo temático según el modelo de las biografías grecorromanas de varones ilustres o de los relatos hagiográficos, en donde los sucesos, en su tensión por convertirse en "ejemplos", se ordenan sistemáticamente alrededor de ejes ideológicos predeterminados» (Martinengo, 1982, p. 61).

Quevedo y el grande Osuna

Era, además, el gran duque de Osuna personaje de ingeniosas justi-cias, de salidas tempestuosas y de quijotescos ademanes. Castro r ecuerda