On the Possibilities for Future Communisms: Rethinking Communism as Biocommunism (original) (raw)

Call For Abstracts - Bio-communism -Reconceptualizing Communism in the Age of Biopolitics

2019

What could Bio-communism be? Perhaps it is a form of communism where the workers freed from the tyranny of capitalism has reconnected with their species-being (Gattungswesen)? Or rather a form of communism which aims to emancipate not only human but also non-human workers from their bonds? Maybe it is neither, and instead, it is a form of communism which stresses the need for creating new relationships with the environment by abolishing private property?

On Species-Being: The Place of Man's Fulfillment and Self-Actualization in Marxism

2021

Karl Marx and his complex socio-political and economic theory has been one of the most reference theory in the contemporary capitalist society of the 21st century but is also often a victim of biased reading because of the widely shared misinterpretations about his work, especially on his unique concept of man as "species-being." In response, this paper will tackle the Marxist version of man's essence (as well as the inherent inadequacies of both idealist philosophical systems and economic rationality theories with their formulations of absolute specificities of man) and a well lived communal life, to be able to accurately ground his criticisms towards capitalist system and analyze the reasons why he posited the communist society as the best alternative offering the conditions for man to acquire true fulfillment.

Nature & Other Dangerous Words: Marx, Method & the Proletarian Standpoint in the Web of Life

Capitalism in the Web of Life (new ed.), 2025

Capitalism in the Web of Life – and the wider world-ecology conversation in which it’s embedded – is a relentless effort to make world-historical sense of capitalism through such a method. Its ontology is the labor process as the active and metabolic relation that makes human sociality, and that it is refashioned and redirected under the bourgeoisie’s class rule. It was first articulated by Marx and Engels in 1840s. Marx amplified those arguments throughout his life, especially in Capital. Their arguments refused Green Arithmetic – adding up Man, Society and Nature – because that method, and reinforces, the real relations of primitive accumulation and capitalism managerialism. It separates in thought the historical separation of the direct producers from the means of livelihood and reproduction. The question of method is for this reason not a trivial matter. The dialectical method is fundamental to the class struggle and the philosophy of praxis on the “real ground of history.”

Karl Marx & the Species Being

'A spider conducts operations that resemble those of a weaver, and a bee puts to shame many an architect in the construction of her cells. But what distinguishes the worst architect from the best of bees is this, that the architect raises his structure in imagination before he erects it in reality.' -Karl Marx 1 An indispensable category, perhaps most overwhelming too, of Marx´s edifice is his fight for human emancipation. Karl Marx's philosophy preaches the unity of humans with nature; humans with work; humans with other humans; and, humans with themselves. The amalgamation of all four facets of human involvement is what he calls the ‗species-being.' 2 So what precisely does species-being mean?

From Selfhood to Social Solidarity; From a Mind towards the Collective Thinking and Working Bodies: A Marxist Approach

Scientia - The International Journal on the Liberal Arts

What our minds and conceive, our bodies can achieve. I will argue that “the mind is not then an autonomous substance, capable of forming its own states without recourse to what lies beyond it: it states arrive by courtesy of a specific external environment.” It means that, our minds appropriates the contents of the material world and this act in turn forms the other contents of our minds and its various categories. Hence, it is not a “surprising thesis that the very constitution of mind is logically bound up with environment. The geography of the mind depends upon actual geography. Undeniably the content of our minds is influenced by society and the world in general, for the former arises because of the existence of the latter. This conscious mind, Selfhood must lead to a collective thinking or collective minds that is utterly necessary for the development of the body and this development from further extend to the development of the body politic (Social Solidarity). References ...

Communism, Political Power and Personal Freedom in Marx Beyond the Dualism of Realms-Palgrave Macmillan

Communism, Political Power and Personal Freedom in Marx Beyond the Dualism of Realms-Palgrave Macmillan, 2022

La alternativa radical a nuestro actual modo de convivencia es el comunismo. En términos contemporáneos, toca ser pensado como una forma de gestión de la vida en común, como una forma de autoorganización de la vida social donde los productores de la riqueza concierten voluntaria y conscientemente la regulación de su actividad, así como la apropiación de su producto. En tanto forma moderna de organización social, el comunismo no puede sino ser una apuesta por la libertad personal. El principio de la individualidad es el legado que el capitalismo ha establecido para la sociedad comunista. Pero el capitalismo solo conoce, o es capaz de producir, una individualidad enajenada; i.e., la individualidad sometida al mercado capitalista, una individualidad que encuentra en el otro a su amenaza y que se relaciona con las formas sociales y políticas de la vida en común —y con sus respectivos poderes materiales— como su negación. El horizonte comunista habría de elevar dicha individualidad hacia su comprensión como libre personalidad. De este modo, el autodesarrollo de la personalidad habría de asumir sus condiciones materiales y sociales de existencia. Por un lado, le toca asumir la finitud de posibilidades de nuestra especie en tanto especie natural. Por el otro, debe asumir el antagonismo propio de individualidades que ya no pertenecen a ninguna tradición sustantiva sino que, más bien, ahora se perfilan como personas cuya libertad supone asumir sus diferencias recíprocas. Tras más de 150 años del inicio de sus reflexiones sobre la emancipación humana, Karl Marx sigue siendo el referente fundamental de crítica radical para hacer frente a las miserias del capitalismo y la vida enajenada que ofrece a cambio de su progreso material unilateral y opresivo. Marx es también el pensador que ha avizorado el horizonte de superación del capitalismo, no solo en términos de una perspectiva crítica, sino también de acuerdo con un sentido positivo de lo que vendría a ser una sociedad humanamente emancipada. Así, el comunismo de Marx no es una variedad progresista de los horizontes liberales de convivencia tan dominantes en nuestro tiempo. No propone tampoco algún discurso de inclusión que hace posible que la exclusión inherente a la sociedad capitalista se reproduzca sin cesar cual karma insuperable. Afronta con radicalidad la cuestión. No promueve libertades naïve para individuos reproductores de su propia autonegación. No se encandila con los afanes igualitarios del derecho burgués pues los trata como mistificaciones al servicio de la acumulación capitalista, como un discurso ajeno a una lectura histórico-materialista que se sitúe en “el punto de vista de lo concreto” (Grundrisse) donde reside la particularidad de cada persona. Hace, en cambio, del horizonte comunista una sociedad de “individuos libres y diferentes” (Crítica del Programa de Gotha). Se trata del pensamiento de una comunidad que, una vez superada la propiedad privada de los medios de producción y las taras que le son inherentes, pueda por fin hacer de la libertad una “individualidad social real” (Grundrisse) que se haga cargo de la finitud de sus realizaciones posibles y de los antagonismos de variada índole que habrá de conocer en el proceso. Este comunismo marxiano, como sociedad cuyo único presupuesto es “superarse a sí misma” (Grundrisse), adolece, sin embargo, de una seria dificultad que compromete el proyecto entero de la emancipación humana. En la representación de Marx, el comunismo resulta una sociedad donde se produce la superación (Aufhebung) de algunos productos sociales (tales como el régimen de propiedad de los medios de producción que se transformaría en propiedad colectiva), pero que también propone la abolición (Abschaffung) de otras dimensiones tales como la política. Debido a esta disposición antipolítica derivada de un cierto reduccionismo que comprende la política como mero resultado de la estructura clasista de la sociedad, así como de una cierta antropología filosófica, el proyecto comunista marxiano mutila de su propia organicidad una fuerza decisiva para su viabilidad. No solo para la viabilidad de la empresa comunista como fuerza revolucionaria, sino para la reproducción de una hipotética sociedad comunista. Las demandas ontológicas y antropológicas de la finitud y la diferencia no pueden ser debidamente atendidas sin esa dimensión que lidia con la gestión de lo común en la medida en que atañe a absolutamente todos los productores de la riqueza y los miembros de la comunidad. Esto es, no pueden ser debidamente atendidas sin la dimensión política de la praxis. Así, pensar el comunismo exige enriquecer la apuesta marxiana incorporando una politicidad comunista que bien puede encontrar arraigo en la lógica dialéctica del razonamiento marxiano, la que, sin embargo, no estuvo entre las posibilidades contempladas por Marx al formular sus representaciones sobre el comunismo. De este modo, nos toca pensar el comunismo desde Marx contra esta suerte de rezago liberal de su pensamiento, donde la libertad personal aparece en su rostro negativo por el cual los seres humanos solo somos libres en tanto somos libres de las dimensiones totalizadoras de la praxis que conciernen a lo común. Una peculiar convergencia tiene aquí lugar entre liberales, anarquistas y marxistas, a la que Marx lamentablemente no escapa. Sin embargo, su obra ofrece vastos recursos para superar esta restricción y permite formular positivamente el comunismo desde un sentido político propio que ya no responda a su caracterización clasista en la forma de Estado burgués, ámbito público, o cualquier otro resultado histórico que haga de lo común algún tipo de “comunidad general ilusoria” (La ideología alemana). Por el contrario, mantenernos radicales en la apuesta comunista exige dotarla de los mejores recursos para hacerla realidad como una forma de vida en común voluntaria y conscientemente asumida que no se discapacite a sí misma en el intento por viabilizarse. Sería, por ello, una apuesta que produzca un tipo de politicidad (medium de la praxis social totalizadora) que haga realidad la fuerza de lo común para afrontar las tareas de la autorealización personal y colectiva. La gestión de lo común, pues no podrá ser jamás un asunto meramente técnico, según pregona la cultura del mercado capitalista y su vasta enajenación. Habrá de responder, en cambio, a un horizonte político que encamine dicha gestión. En el comunismo, habría de ser una vida política sujeta al poder de los productores asociados.