CULPABILIZACIÓN DE LAS VÍCTIMAS Y RECONOCIMIENTO: LÍMITES DEL DISCURSO MEDIÁTICO SOBRE LA VIOLENCIA DE GÉNERO (original) (raw)

EL ESTUDIO DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN LOS MEDIOS: UNA HERRAMIENTA TEÓRICA Y POLÍTICA

El estudio de la representación mediática de la violencia de género se justifica porque se trata de una aguda problemática social que ha perdido su carácter marginal ¿Con qué rigurosidad registran los medios esta problemática? ¿Tienen una preocupación constante por el tema o sólo editan informes ante determinados hechos o para ciertas fechas o recordatorios? ¿Desde qué géneros informativos la abordan: editoriales y columnas de opinión, producciones especiales, entrevistas, o sólo desde las noticias policiales? Y, en definitiva, ¿cómo explican/interpretan este fenómeno social? Lo consumidores de medios perciben a la violencia de género tal como los medios informan sobre ella. Si esto es así, los medios son parte del problema si no informan adecuadamente al respecto, porque la definición de políticas públicas para solucionarlo parte de la percepción social que de él se tiene. En este sentido, la perspectiva de género es un desafío político, pero también una herramienta teórica válida que abre un nuevo enfoque epistemológico en el campo de los estudios sobre medios.

REACCIÓN: INVISIBILIZAR LA VIOLENCIA DE GÉNERO

Agenda Pública, 2019

Vox ha condicionado su apoyo a un Gobierno de Partido Popular y Ciudadanos en Andalucía a que se desmonte el sistema de lucha contra la violencia de género. La respuesta del PP para desbloquear esta situación se conoció el pasado viernes, cuando el diario El Mundo llevó a portada la decisión de ofertar ayudas económicas a «hombres [víctimas] por violencia doméstica«. Un día antes, Pablo Casado había afirmado que el caso del primer asesinato por violencia de género en 2019 era un caso de «violencia doméstica». Celia Amorós nos enseñó que «conceptualizar es politizar«. Por eso, no es casual que hayan vuelto a poner de relieve este término cuya utilización no identifica la ideología (machismo) o el sistema (patriarcal) que origina la violencia y, por tanto, impide intervenir desde las estrategias necesarias para erradicarla, desdibujando quién es la víctima y quién el victimario. A su vez, nombrar la violencia por uno de los contextos donde se produce (el ámbito doméstico) invita a identificar el problema como un asunto tal (doméstico o privado), en vez de conceptualizarlo como un problema público. Partido Popular y Vox (como ya hiciera Ciudadanos en su programa electoral de 2015) juegan a la ambigüedad, a hacer creer a la ciudadanía que violencia de género y doméstica son conceptos sinónimos. Desde una tremenda irresponsabilidad social establecen una equivalencia entre los homicidios de hombres perpetrados por mujeres en el ámbito doméstico y la violencia machista que no es tal, ni en el fondo ni en las cifras. [Recibe diariamente los análisis de más actualidad en tu correo electrónico o en tu teléfono a través de nuestro canal de Telegram] No lo es en el fondo porque la primera es, según la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, aquélla que se ejerce «sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión«, siendo la "manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres»; mientras que la violencia doméstica es la «ejercida en el terreno de la convivencia familiar o asimilada, por parte de uno de los miembros contra otro que se produce en el seno del hogar«. Aunque, como el CGPJ señala, «la dinámica cuando una mujer mata a su pareja o expareja masculina difiere de la violencia cuando la ejerce un varón hacia su mujer o exmujer; vemos que, independientemente del sexo de la víctima, es, en un alto porcentaje de casos, una respuesta a años de violencia hacia la mujer. Entre otras motivaciones se encuentran los celos-en ambos casos-, las discusiones por motivos económicos y las alteraciones psíquicas». Tampoco lo es en las cifras, porque según datos del Consejo General del Poder Judicial, desde 2008 y hasta 2016 (último dato conjunto dado a conocer por este organismo) hubo 554 asesinadas (un 88%, por hombres) frente a 67 hombres (un 12%, de los que no se especifica si por mujeres u otros hombres). Desde que hay estadísticas oficiales (2003) hasta hoy, 976 mujeres han sido asesinadas, y el 99% de los agresores sexuales son varones. Por no olvidar el otro gran caballo de batalla, el de las denuncias falsas que, según datos de la Fiscalía General del Estado, desde 2009 han supuesto el 0,0075%. Con esto no se afirma que sea peor asesinar a una mujer que a un hombre, un niño o un abuelo. No, simplemente que tienen bases distintas y que confrontarlas requiere de tácticas diferentes. La violencia doméstica debe ser penada por el Código Penal y así lo hace en los artículos 153 y 173, pero su magnitud no supone un problema público. La violencia de género, por su carácter estructural y por sus dimensiones, sí es un problema público que necesita de una especial prevención, investigación, sanción y reparación. Dar un paso atrás en los compromisos internacionales, como se está planteando estos días, es algo que una sociedad democrática no puede permitirse. Por cierto, y en relación a la propuesta dada a conocer por el diario El Mundo, las víctimas de violencia de género no son las únicas que reciben ayudas. Tanto la Ley 35/1995 de ayudas y asistencia a las víctimas de delitos violentos y contra la libertad sexual, casi una década anterior a la Ley Orgánica 1/2004, como el Estatuto de la Víctima, aprobado en 2015, ya establecen ayudas a las víctimas de cualquier delito (incluidas las de terrorismo). De nuevo, vuelven a jugar a la confusión. ! " AGENDA POLÍTICA

PERIODISMO Y VIOLENCIA DE GÉNERO: LA NECESIDAD DE UN COMPROMISO

"Convencidos de su relevancia como actores sociales y de cambio, el pasado 23 de noviembre, periodistas y medios de comunicación de la Comunidad Autónoma de Extremadura firmaron un acuerdo- marco por el que regular su actuación en noticias referidas a violencia de género. Sin embargo, el principal problema a la hora de investigar en esta materia es el propio concepto ‘violencia de género’ ya que existe una gran variedad terminológica al respecto en la prensa española. El punto de partida del análisis que se propone es que esta diversidad conceptual puede estar provocada por una falta de consenso que puede devenir en una distorsión del propio concepto entre los receptores. Esto conlleva una necesaria reflexión sobre el papel ético de los informadores para con esta lacra. A fin de vislumbrar el estado de la cuestión en los diarios españoles se han analizado documentos hemerográficos de diferentes adscripciones ideológicas y periodos temporales y se han comparado con los principales documentos normativo- deontológicos en la materia. Las principales conclusiones permiten arrojar cierta luz sobre este objeto de estudio –se han producido cuantiosos y positivos cambios- pero también descubren nuevas sombras, como la simplificación periodística del propio concepto ‘violencia de género’."

LA VIOLENCIA DE GÉNERO DESDE UNA PERSPECTIVA SISTÉMICA Y SU PROYECCIÓN EN LA CULTURA JURÍDICA

El sistema judicial al servicio de la ciudadanía, 2019

I. INTRODUCCIÓN Los conceptos verdaderos no existen y, por tanto, tampoco existe un concepto verdadero de violencia de género. Lo que sí existe es un concepto de violencia de género inserto en la teoría y praxis feminista del último medio siglo. Se trata, pues, de un concepto de origen político, en tanto es formulado en el seno de un movimiento que quiere cambiar las relaciones de poder entre hombres y mujeres. Será luego cuando el feminismo intenta hacer un hueco para ese concepto en el Derecho y en la cultura jurídica, aunque, como se verá, con un éxito parcial. El concepto de violencia de género ha sido designado con diferentes expresiones (violencia sexista, violencia machista, violencia patriarcal y violencia contra las mujeres) destinadas cada una de ellas a enfatizar un aspecto u otro de su significado, pero creo que se puede afirmar sin faltar a la verdad que detrás de todas esas denominaciones hay un núcleo conceptual común: la violencia de género no es un fenómeno social aislado, sino que forma parte de un sistema de poder a resultas del cual las mujeres ocupan un estatus inferior o subordinado al de los hombres. Ese sistema ha recibido diversos nombres (patriarcado, sistema sexo-género o, en ocasiones, simplemente género) y ha sido teorizado con diferentes perspectivas explicativas, tanto sobre el fundamento estructurador del poder como sobre el tipo de relaciones y posiciones derivadas 1. Que la violencia de género se presente como un fenómeno sistémico implica que, si se le quiere hacer frente, habrá que tratarlo como tal. Uno de los instrumentos sociales para combatir la violencia de género es el Derecho. Sin embargo, el Derecho es reacio al reconocimiento de los sistemas de poder. El Derecho descansa en los derechos, y estos se reconocen individualizadamente y se ejercen, asimismo, individualizadamente. El feminismo se encuentra, por tanto, con un gran hándicap cuando quiere servirse del Derecho (que canaliza los derechos individualizadamente) para abordar la violencia de género (un fenómeno sistémico). Por ello se necesitan estrategias, entre las que cabe inscribir la que se presenta en este trabajo. Esta consiste, por un lado, en revisar el tratamiento legislativo diferenciado entre violencia y discriminación, tanto a nivel internacional como estatal y, por otro, en cuestionar la regulación de los delitos contra la libertad sexual y la jurisprudencia asociada, lo que se hará al hilo de la Sentencia del caso conocido como "La Manada". 1 Según Izquierdo es posible distinguir tres perspectivas y tres tipos de relaciones patriarcales (IZQUIERDO, Mª JESÚS. El malestar en la desigualdad, Cátedra/Feminismos. Madrid, 1998, pág. 223). En cuanto a las primeras, estarían: la perspectiva "materialista", para la que "en última instancia son las condiciones materiales las que determinan las posiciones y situaciones sociales en las que se encuentran los sujetos"; la perspectiva "culturalista", para la que "la situación de las personas depende de las ideas que tienen, las aspiraciones, el sistema de creencias"; y una tercera perspectiva que otorgaría "el mismo peso a los niveles infraestructurales que a los superestructurales". En cuanto a la-digamos-morfología de las relaciones en términos de poder, éstas podrían ser: "De explotación, que puede tener carácter económico material o económico libidinal, donde unos se quedan con lo que otros producen, donde cuanto más produce uno más se enriquece el otro. De dominación, donde unos se someten a la voluntad de otros, y actúan conforme a sus intereses, aceptando sus imposiciones", y donde "las relaciones son de violencia, emocional o psíquica"; y, por último, simplemente, "De poder, donde unos imponen a otros, contra la voluntad de estos últimos, conductas que responden a la realización de los objetivos de los primeros" y donde "las relaciones son de violencia física".

ANÁLISIS BIBLIOMÉTRICO SOBRE LA INVESTIGACIÓN EN VIOLENCIA DE GÉNERO. FUNDAMENTOS Y NUEVAS TENDENCIAS

Intimate partner violence is a major social issue widely spread in our society that comprises the death of a substantial number of women. The aim of research on IPV has significantly changed over time. Social and political factors have outlined different perspectives and approaches in research, from prevention to detection, including typologies and intervention, regarding both victims and batterers. These studies have had a great impact and dissemination in the scientific community. In recent years due to the widespread use of technology, new kind of violence as that occurring among young couples and based on stereotypes, myths and biased ideas have raised. This has led to the normalization of violence and its acceptance. Although remarkable advances in intimate partner violence have been reached, these new forms of violence require redefining the aims of research on this matter. This may allow researchers to recognize these new forms of violence and its risk factors, so it can be early stopped. This study aims to analyse scientific literature regarding IPV to characterise main research lines, most interesting topics and new trends of research.

CONSTRUCCIÓN SOCIOCULTURAL DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO

Construcción sociocultural de la violencia de género: Masculinidades indígenas y mestizas, 2020

Definir la masculinidad no es tarea fácil, pues más que un concepto semántico es un proceso vivencial influenciado por varios factores. Todos los aspectos que constituyen la masculinidad son merecedores de investigar pues a través de estos podemos comprender los procesos individuales y sociales del ser humano. Dentro del presente estudio se abordan diferentes intervenciones en la construcción socio cultural de las masculinidades indígenas y mestizas entorno a la violencia de género.

INTERVENCIÓN CON AGRESORES EN VIOLENCIA DE GÉNERO: UNA REVISIÓN TEÓRICA

La violencia de género supone un grave problema de salud pública y un problema considerado socialmente perjudicial para todos y todas, desde las víctimas hasta el resto de la sociedad, pasando por los maltratadores, quienes son los máximos responsables de esta lacra. Bajo la percepción de intervenir con éstos para una futura reeducación o rehabilitación y, de forma indirecta, poder proteger a las víctimas, surge esta revisión teórica que analizará distintos programas de intervención que se han llevado a cabo en España, tras promoverse como uno de los preceptos de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Paralelamente, se revisará literatura y el marco legal que cubra esta problemática, sin olvidarnos de la importancia de la figura del trabajador/a social. Palabras clave: Violencia de género, maltratadores, programas de intervención, trabajo social.

NEOSEXISMO, PERCEPCIÓN DE DESIGUALDAD Y CREENCIAS Y ACTITUDES HACIA LA VIOLENCIA DE GÉNERO

2019

Gender inequality and violence are two of the main social problems of our time, and their persistence is probably related to discriminatory beliefs and attitudes towards women and, specifically, to new forms of sexism. In this study, using a sample of 338 university students, the relationship between perception of inequality, evaluation of gender violence and Neosexism is analyzed. The results show the presence of low levels of neosexist attitudes among university students, but moderate tolerance to some forms of gender violence, especially in males. According to the initial approaches, the data obtained indicate that both the perception of similarity in the situation of men and women, as well as the acceptance of gender-based violence behaviors and beliefs about aggressors and victims, contribute to explain Neosexismo in both sexes.