Borges y la Biblia, un juego de espejos - Sobre Borges and The Bible Richard Walsh y Jay Twomey (eds.) Sheffield: Sheffield Phoenix Press, 2016. (original) (raw)
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Tras una definición de lo que se ha de entender por "Biblia" en la obra de J. L. Borges, y una revisión de lo que la crítica ha dicho sobre dicho tema, se describen los usos que se hacen de la Biblia en la obra de Borges, a saber: la Biblia en los escritos de juventud, la Biblia como fuente de la noción de "texto absoluto" y de "lectura infinita", la Biblia como noción de "libro" y en cierto modo también de la noción de "anti-libro" (una lectura de "El sur" y de "El libro de Arena", y en fin, la Biblia como fuente de algunas figuras y episodios frecuentes en la obra de Borges.
David Hume a través del espejo de Borges
ENDOXA
Jorge Luis Borges se sintió fascinado, desde los mismos inicios de su carrera literaria, por el idealismo. Fue la influencia del amigo de la familia Macedonio Fernández, así como las lecturas de Schopenhauer y Berkeley, las que propiciaron esta adhesión. Sin embargo, será la impronta del pensamiento de David Hume la que de forma decisiva definirá la coherencia teórica de las tesis borgianas, y la que establecerá un punto de unión entre la postura de Berkeley y la de Schopenhauer. Además, le permitirá llevar a cabo diferentes reflexiones en torno al problema del tiempo. David Hume está presente en lo que se ha considerado por la crítica como principales piezas literarias de Borges.
La Biblia constituye unos de los textos más citados a lo largo de la obra de Borges (cfr. Salvador Vélez 12, Attala). Es, por lo tanto, una referencia frecuente en los estudios dedicados al autor, especialmente en aquéllos sobre relatos o poemas que constituyen hipertextos bíblicos ("Tres versiones de Judas", "Juan 1, 14", "El evangelio según Marcos", entre otros). Ahora bien, en la mayoría de los casos, estos trabajos críticos utilizan aleatoriamente y sin justificaciones metodológicas diversas ediciones de la Biblia, dejando sin plantear una cuestión de singular relevancia: ¿cuáles fueron las versiones manejadas por Borges al momento de escribir su obra?
BORGES Jorge Luis y Adolfo Bioy Casares [1983] LIBRO DEL CIELO Y DEL INFIERNO [SUR]
Este libro es la reencarnación de otro más extenso,, más lento y acaso menos exigente que hace años compilamos: algo de resignada biblioteca o de archivo impersonal había en él: cada uno de los diversos libros sagrados que la humanidad ha compuesto nos, había legado una considerable cuota de páginas; felizmente aquella obra nunca se publicó. El criterio que hoy nos guía es distinto. Hemos buscado lo esencial, sin descuidar lo vivido, lo onírico y lo paradójico. Tal vez nuestro volumen deje entrever la milenaria evolución de los conceptos de cielo y de infierno; a partir de Swedenborg se piensa en estados del alma y no en un. establecimiento de premios y otro de penas.-Una antología coma ésta es, necesariamente, inconclusa; el azar de las lecturas, el tiempo y tu notoria erudición, oh, lector, nos revelarán, lo sabemos, cielos aún más generosos e infiernos aún más justos y crueles.
Borges y las Escrituras del Yo
Vanderbilt E Journal of Luso Hispanic Studies, 2007
Una máscara no será nunca un objeto entre otros. Mijaíl Bajtín. La cultura de la Edad Media y el Renacimiento Confesar un hecho es dejar de ser el actor para ser un testigo, para ser alguien que lo mira y lo narra y que ya no lo ejecutó. Jorge Luis Borges. "Guayaquil" Introducción Como mi propósito en este trabajo consiste en describir un estudio tropológico de las escrituras del yo en Borges, y dirigir esa descripción hacia su posible sentido ético, no será completamente arbitrario que comience relatando una anécdota personal. Ocurrió hace unos años, durante una clase de literatura. El que por entonces era mi profesor hablaba de la constitución de sujetos históricos por medio del lenguaje, y para ello citó una frase del ensayo "El falso problema de Ugolino," de Borges; concretamente, el tópico de que un personaje literario no es sino una "sarta de palabras." Casualmente había leído días atrás ese ensayo, así que al oír aquello reaccioné diciendo que la frase no era de Borges, pese a aparecer en el ensayo, sino de Stevenson, y que en realidad el ensayo de Borges no proponía eso, sino más bien lo contrario: que el personaje de Ugolino era ambiguo porque Dante así lo había querido, al escribir el excelente verso "El hambre pudo más que el dolor." Quizá hoy, a principios del siglo XXI, sí sea momento de replantearnos qué puede hacer un crítico cuando, invocando falacias autoriales o intencionales, o imposibilidades lingüísticas, se le proscribe toda alusión a la maestría de un autor que no tenga un cariz meramente apologético. Mi tarea aquí es ésa precisamente: intentar revelar someramente algunas de esas argucias de Borges, con respecto a las escrituras del yo. 1 Por razones de espacio, me limitaré a un esbozo de los problemas teóricos mayores que esta tarea implicaría. Primero, analizaré a modo de ejemplo dos de los marcos teóricos postestructurales que más afianzados han estado en el pensamiento crítico actual; dos marcos que, pese a sus diferencias radicales, subrayan de un modo similar las imposibilidades o la inconveniencia de mantener un sujeto centrado, y terminan por aconsejar una prudente suspensión de la agencia, para centrarse en las figuras retóricas que constituye la escritura del yo: la prosopopeya, tomada en su sentido negativo. Me refiero en concreto al de-facement demaniano y al concepto de Ideology de Althusser. Ambos paradigmas, como digo, sustituyen al sujeto consciente para llegar a un método tropológico, y yo espero proceder aquí al revés: vislumbrar a un sujeto consciente plausible, a través de una disposición tropológica específica. Para ello someteré a estos dos marcos a un contraste con el texto "Borges y yo,"
La puerta y el espejo: el doble en Escher y Borges
El símbolo del laberinto minoico -Labris, el hacha de dos cabezas-representa la bifurcación, la ambigüedad: la confusión. El encuentro con el Otro, el monstruo, es consecuencia de este trastorno. El dispositivo arquitectónico del doble pasillo en arquitectura tiene su contraparte, en el psicoanálisis, en el desdoblamiento. El espejo y la puerta constituyen elementos esenciales en la construcción de un laberinto. Al separarlo del exterior, la puerta crea el espacio interior, oculto. Un espejo frente a otro es la causa de un espacio infinito. Estos símbolos, presentes en las obras de Escher y Borges, exigen un doble recorrido. En este artículo se analiza la forma en que, a partir de la puerta y el espejo, el tema del doble es representado en algunas obras de Escher (Cielo y agua, Ángeles y diablos, Límite circular IV, y Esfera con Ángeles y diablos) y en dos cuentos de Borges ("La forma de la espada", "Biografía de Tadeo Isidoro Cruz").