EL COSTO DEMOCRÁTICO DE LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA* The democratic cost of the representative democracy (original) (raw)
Related papers
El Costo Democrático De La Democracia Representativa
Revista Republicana, 2017
El presente artículo tiene como objeto de investigación el reflexionar sobre si el modelo de la democracia representativa que perdura hasta nuestros días realmente es coherente con el ethos que suele atribuírsele a la democracia como sistema político en la actualidad o si, por el contrario, el modelo representativo supone rupturas o costos al sistema democrático. Para ello, con un enfoque metodológico normativo, se parte de que un sistema democrático se basa en la noción de «autogobierno», según la cual se hace necesaria una revisión teórica del modelo de democracia representativa y su evolución. A partir de dicha revisión se ponen en evidencia ciertas inconsistencias teóricas y efectos prácticos antidemocráticos que supone el modelo representativo y se reivindica la noción participativa de la democracia. Palabras clave: democracia, autogobierno, democracia representativa, mandato representativo. * Este artículo es producto del proyecto de investigación titulado «La colaboración armónica interorgánica en Colombia como presupuesto para el cumplimiento de los fines del Estado. Construcción de un marco conceptual y aplicación a un estudio de caso», desarrollado por el Grupo
Fuente: Tribunal de Cuentas (2015). 7 Como es obvio, estas modificaciones no estaban en vigor para las cuentas de 2013.
El costo de la democracia (2004)
En este texto se examina el debate sobre la introducción por primera vez en Chile de una norma para regular el gasto en campañas electorales. Se analiza el contexto de su aprobación y principales debilidades (2004)
EL EFECTO DE LA DISTANCIA EN LA COMPRENSION ESCRITA DE LOS DEMOSTRATIVOS CON VALOR ANAFORICO
En un trabajo anterior sobre la comprensión infantil de anáforas, se comprobó que un tipo de relación anafórica (contraste éste/aquél) no había sido adquirida aún en ese período evolutivo. En este estudio se examina su adquisición en un momento posterior de desarrollo y el efecto de la distancia entre sus elementos. Dicha relación anafórica tiene lugar entre dos antecedentes posibles y un pronombre demostrativo que se refiere a uno de ellos en función de su proximidad/lejanía relativa; p.ej. María y su compañera Eva hacen los deberes todos los días en casa de ésta/aquélla. Se ha estudiado el efecto de la distancia entre el demostrativo y los antecedentes (corta vs. larga), la distancia entre los dos antecedentes (corta vs. larga), y el grado del demostrativo (éste vs. aquél ). Participaron un total de 237 sujetos de ambos sexos, con edades comprendidas entre 10 y 13 años. El procedimiento experimental consistió en una tarea de lápiz y papel sobre un conjunto de veintiséis textos cortos de los que se obtuvieron cuatro versiones de cada uno de ellos. Los resultados mostraron que: a) La comprensión de esta relación anafórica es de aparición muy tardía, comenzando a la edad de 11 años, con un 63 % de aciertos e incrementándose a los 12 y 13 años a un 70% en ambos casos. b) La comprensión del demostrativo éste es mejor que la de aquél en todos los cursos. c) La comprensión es mejor cuando la distancia entre el demostrativo y los antecedentes es corta. d) Existe una interacción significativa de la distancia entre los dos antecedentes y la distancia entre estos últimos y el pronombre demostrativo. La comprensión se incrementa cuando, simultáneamente, la primera es mayor y la segunda es menor, favoreciéndose así el contraste este/aquél y trasladándose al espacio anafórico del texto las propiedades observadas en el contraste deíctico de los demostrativos en el espacio físico.
EL PRECIO DEL VOTO Y LA DEMOCRACIA - RESUMEN
Esta es una versión resumida de un artículo de carácter teórico, que constituye una mirada al funcionamiento del mercado electoral, ahondando en la descripción y análisis de los determinantes de la oferta y demanda del voto en su mercado natural; pero también, acerca del funcionamiento de un mercado paralelo que puede, incluso, llevar a cuestionar la existencia de democracia efectiva. El artículo original, de 54 páginas, incluye una formalización matemática sencilla que muestra el equilibrio en cada mercado, y la interrelación de los mismos. El aporte principal del artículo consiste en identificar aquellos elementos que pueden hacer inviables la compra y venta de votos en el mercado negro, señalando focos de políticas públicas deseables, si de lo que se trata es de eliminar las prácticas corruptas en las contiendas electorales.
EL PRECIO DEL VOTO Y LA DEMOCRACIA
Este artículo contiene una mirada al funcionamiento del mercado electoral, ahondando en la descripción y análisis teórico de los determinantes de la oferta y de la demanda del voto en su mercado natural; pero también, acerca del funcionamiento de un mercado paralelo que llevar a cuestionar la existencia de democracia efectiva. El artículo, de 54 páginas, incluye una formalización matemática sencilla que muestra el equilibrio en cada mercado, y la interrelación de los mismos. El aporte principal del artículo consiste en mostrar que la racionalidad económica no basta para explicar por qué el individuo decide votar, recuperando la dimensión filantrópica del ser humano, que va más allá de sus intereses materiales. El modelo identifica la dinámica interna que genera un círculo perverso que explica la persistencia de las prácticas clientelistas; pero también aquellos elementos o circunstancias, que pueden hacer inviable el mercado negro del voto. Existe también una versión resumida de siete (7) cuartillas.
PROCLAMAR QUE no hay elecciones sin democracia es una afirmación erró-nea. En realidad, muchos gobiernos dictatoriales a lo largo de la historia han tenido que recurrir a las urnas para atender inquietudes sociales y así sobre-llevar su autoritarismo, aplacar hostilidades o subvertir ánimos de inspira-ción democrática. Aunque suene paradójico, es a través de estas elecciones menores que las dictaduras han buscado legitimarse, usándolas como palia-tivo para lograr climas sociales convenientes. Las dictaduras y la democracia pueden tener elecciones, pero una democracia debe tenerlas de manera lim-pia y periódica. También es recurrente escuchar que la democracia no es sólo elecciones, minimizando así el único mecanismo del que ésta nace. No siendo errónea, la frase es incompleta; por eso, es necesario afirmar, tam-bién, que no hay democracia sin elecciones.
DEMOCRACIA REPRESENTATIVA Y DEMOCRACIA PARTICIPATIVA
La democracia representativa, de esencia liberal y burguesa, y en la cual los representantes por la elección están autorizados a transformar la voluntad popular en actos de gobierno, constituye en la hora actual el régimen político más comúnmente extendido en los países occidentales. Una de las consecuencias de esto es que tenemos la costumbre de considerar que democracia y representación son, en cierta forma, sinónimas. No obstante, la historia de las ideas demuestra que no es así. Los grandes teóricos de la representación son Hobbes y Locke. Tanto en uno como en el otro, en efecto, el pueblo delega contractualmente su soberanía a los gobernantes. En Hobbes dicha delegación es total; sin embargo, para nada termina en una democracia: su resultado sirve, al contrario, para investir al monarca de un poder absoluto (el «Leviatán»). En Locke, la delegación está condicionada: el pueblo no acepta deshacerse de su soberanía más que a cambio de garantías que tienen que ver con los derechos fundamentales y con las libertades individuales. La soberanía popular no es menos evanescente entre dos elecciones, ya que permanece suspendida tanto tiempo como los gobernantes respetan los términos del contrato. Rousseau, por su lado, establece la exigencia democrática como antagónica a cualquier régimen representativo. Para él, el pueblo no hace un contrato con el soberano; sus relaciones dependen exclusivamente de la ley. El príncipe sólo es el ejecutante del pueblo, que se mantiene como el único titular del poder legislativo. Tampoco está investido del poder que pertenece a la voluntad general; es más bien el pueblo quien gobierna a través de él. El razonamiento de Rousseau es muy simple: si el pueblo está representado, son sus representantes quienes detentan el poder, en cuyo caso ya no es soberano. El pueblo soberano es un «ser colectivo» que no podría estar representado más que por él mismo. Renunciar a su soberanía sería tanto como renunciar a su libertad, es decir, a destruirse a sí mismo. Tan pronto como el pueblo elige a sus representantes, «se vuelve esclavo, no es nada » (Del contrato social, III, 15). La libertad, como derecho inalienable, implica la plenitud de un ejercicio sin el cual no podría tener una verdadera ciudadanía política. La soberanía popular no puede ser, bajo estas condiciones, más que indivisa e inalienable. Cualquier representación equivale, pues, a una abdicación. Si admitimos que la democracia es el régimen fundado en la soberanía del pueblo, no se puede más que dar la razón a Rousseau. La democracia es la forma de gobierno que responde al principio de identidad entre los gobernantes y los gobernados, es decir, de la voluntad popular y la ley. Dicha identidad remite a la igualdad sustancial de los ciudadanos, o sea, al hecho de que todos son miembros por igual de una misma unidad política. Decir que el pueblo es soberano, no por esencia sino por vocación, significa que es del pueblo de donde proceden el poder público y las leyes. Los gobernantes no pueden ser
CRISIS DE LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA Y CONTRAPODER
Un movimiento de nuevo tipo, cuya concreticidad pareciera poder tocarse con las manos, emerge hoy en toda América Latina, postulando una alternativa de transformación revolucionaria de la sociedad, que está rompiendo con los códigos, ideas y prácticas que constituyeron el modelo de construcción de la izquierda durante la segunda mitad del siglo XX. La fuerza de este movimiento surge de dos hechos fundamentales. El de estar naciendo en países y localidades diferentes de forma espontánea, casi "mágica", es decir, sin ningún lazo orgánico que los una, pero a partir de una similitud de ideas que asombran en su identidad. Por otra parte, el de reflejar un proceso general de construcción de otro mundo posible, de otra alternativa más allá de los marcos del sistema. Para los parámetros de una izquierda gótica, anquilosada en la lógica del sistema (sea esta electoral, sea bajo el argumento de la "toma del Estado"), estas fuerzas emergentes se les aparecen como jeroglíficos que no atinan a comprender y que, peor aún, entran a cuestionar, en forma radical, toda la imagen que se habían construido, sobre ellos y sobre el mundo. La emergencia de nuevas fuerzas sociales revolucionarias, no es solo la consecuencia de las transformaciones tecnológicas, económicas, sociales y políticas generadas por la globalización capitalista. Es a la vez el resultado de la resistencia y de las luchas operadas en el mundo entero, en estas dos últimas décadas, por millones de oprimidos y por miles de pequeños combates que en su proceso han ido forzando el nacimiento de una nueva subjetividad revolucionaria que ya no se articula en torno a la "conquista del poder" sino que avanza hacia la constitución de un contrapoder, cuyos rasgos y contenidos están aún en proceso de elaboración por la "fábrica" del pensamiento colectivo, pero que distan mucho del concepto que sobre este tenía la izquierda clásica. Frente a la globalización, los partidos de la izquierda tradicional continúan en la lógica de una política orientada a la restauración del Estado-nación.