Cenizas de los tristes. Javier Egea y Pier Paolo Pasolini (original) (raw)

La poesía de Javier Egea

Granada: Zumaya, 2011

Reedición corregida y aumentada del primer estudio de conjunto sobre la obra del poeta granadino Javier Egea (1952-1999). Prólogo de Miguel Ángel García.

Medea. Eurípides, Pasolini, Von Trier

Tycho. Revista de Iniciación en la Investigación del teatro clásico grecolatino y su tradición, 2017

[ES] Medea de Eurípides es una de las tragedias clásicas que más veces han sido llevadas al cine. En el presente artículo se analizan dos de las adaptaciones más sobresalientes de la misma, la Medea de Pasolini y la Medea de Von Trier. El enfoque de análisis de este estudio es doble: por un lado, la adaptación cinematográfica de los diferentes episodios de la tragedia en ambas películas; por otro, la interpretación personal que los directores hacen del mito y de la figura de Medea. [EN] Euripides’s Medea is one of the most frequently taken to the cinema classical tragedies. In this study two of the most outstanding film adaptations of this one are analyzed, Pasolini’s Medea and Von Trier’s Medea. The analysis approach of this study is twofold: on the one hand, the cinematographic adaptation of the different episodes of the tragedy in both films; on the other hand, the personal interpretation that the directors have about the myth and the figure of Medea.

Raro poeta, Javier Egea

2008

El proposito de este trabajo es estudiar la produccion de Javier Egea y su impacto en el campo intelectual a partir del gesto que, tanto en su poesia como en su figura de autor, escenifica la "rareza" (en terminos de Bourdieu). Un raro poeta, desde un primer libro rarisimo -Serena luz del viento- que en los 70 reescribe en sonetos a Garcilaso, Becquer y Herrera. Raro poeta que en sus libros centrales, en el marco de la "otra sentimentalidad" granadina -Troppo Mare y Paseo de los tristes- tensa sus versos entre el voluntarismo de leer y escribir El Capital, tal la doxa delineada por su lugar intelectual de pertenencia, y sus propias y personalisimas busquedas poeticas. Raro poeta que en su ultimo libro, Raro de luna, entra de lleno en el desasosiego romantico y surrealista, escapando de todas las "normalizaciones" impuestas a la palabra por la poesia de la "experiencia". Raro poeta, que, ademas, duplica esa rareza poetica en la etopeya de una v...

Realismo sentimental en el espacio urbano de Javier Egea y Aníbal Núñez

El análisis del espacio urbano viene ocupando cada vez un lugar más importante dentro de los estudios literarios. Enmarcado tradicionalmente en la literatura de viajes, hoy día se hace extensible a textos narrativos de lo más variado e, incluso, como es nuestro caso, al género poético.

ESCRITOS CORSARIOS Pier Paolo Pasolini

NOTA DE INTRODUCCION La reconstrucción de este libro está confiada al lector. Es él quien debe reunir los fragmentos de una obra dispersa e incompleta. Es él quien debe recomponer pasos lejanos que sin embargo se integran. Es él quien debe organizar los momentos contradictorios en búsqueda de la unidad sustancial. Es él quien debe eliminar las eventuales incoherencias (es decir, búsquedas o hipótesis abandonadas). Es él quien debe sustituir las repeticiones con las eventuales variantes (o de otro modo aceptar las repeticiones como anáforas apasionadas). Tiene ante él dos «series» de escritos, cuyas fechas, ordenadas, se corresponden aproximadamente: una «serie» de escritos primeros y una «serie» más humilde de escritos complementarios, corroborantes, documentales. El ojo debe correr evidentemente de una «serie» a la otra. Nunca me ha sucedido en mis libros, salvo en éste de escritos periodísticos, pretender del lector un tan necesario fervor filológico. El fervor menos difundido del momento. Naturalmente, el lector es remitido también más allá de las «series» de escritos contenidos en el libro. Por ejemplo, a los textos de los interlocutores con los cuales polemizo o a quienes con tanta obstinación replico o contesto. Además, a la obra que el lector debe reconstruir, le faltan completamente materiales que son, sin embargo, fundamentales. Me refiero sobre todo a un grupo de poesías ítalo-friulesas. En torno al período que comprende, en la primera «serie», el artículo sobre los «blue-jeans» Jesús (17-5-1973) y el del cambio antropológico de los italianos (10-6-1974), y en la «serie» paralela, la reseña de Un poco de fiebre de Sandro Penna (10-6-1973), y la de Yo soy poeta de Ignacio Buttitta (11-1-1974) -aparecieron en «Paese sera» (5-1-1974)-siguiendo precisamente mi nueva tradición ítalo-friulesa, inaugurada en «Stampa» (16-12-1973) -cierto grupo de textos poéticos que constituyen un nexo esencial no sólo entre las dos «series» sino también en el interior de la propia «serie» primera, es decir en el discurso más actual de este libro. No puedo recoger aquí aquellos versos, que no son «corsarios» (o lo son en mucho menor grado). Por lo tanto el lector es remitido a ellos, en las referencias ya citadas, o en la nueva ubicación definitiva, es decir, en «La nueva juventud» (Einaudi Editore, 1975). 7 de enero de 1973 EL «DISCURSO» DE LOS CABELLOS* Decían: «La civilización del consumo nos ha nauseado. Protestamos de manera radical. Creamos un anticuerpo contra tal civilización mediante el rechazo. Todo parecía andar bien, ¿verdad? ¿Nuestra generación debía ser una generación de integrados? Y vean en cambio como son las cosas realmente. Oponemos la locura a un destino de "ejecutivos". Creamos nuevos valores religiosos en la entropía burguesa, precisamente en el momento que se estaba volviendo laica y hedonística. Lo hacemos con un clamor y una violencia revolucionaria (¿violencia de los no violentos?) porque nuestra crítica a la sociedad actual es total e intransigente.» No creo que, interrogados según el sistema tradicional del lenguaje verbal, ellos hubieran sido capaces de expresar de manera tan articulada el tema de sus cabellos; pero en sustancia era esto lo que decían. En cuanto a mí, aunque sospechase desde entonces que su «sistema de signos» fuese producto de una subcultura de protesta que se oponía a una subcultura de poder, que su revolución no marxista fuese sospechosa, continué por un tiempo de su parte, asumiéndolos al menos en el elemento anárquico de mi ideología. El lenguaje de estos cabellos, aunque inefablemente, expresaba «cosas» de Izquierda. Más bien de la Nueva Izquierda, nacida dentro del universo burgués (en una dialéctica creada quizás artificialmente por la Mente que regula, más allá de la conciencia de los Poderes particulares e históricos, el destino de la Burguesía). Llega 1968. Los melenudos fueron absorbidos por el Movimiento Estudiantil; se agitaron con las banderas rojas sobre las barricadas. Su lenguaje expresaba cada vez más «cosas» de Izquierda. (Che Guevara era melenudo, etc.) En 1969 -con los atentados de Milán, la Mafia, la trama negra, los provocadores-los melenudos se habían difundido extensamente: si bien no eran todavía la mayoría desde un punto de vista numérico, lo eran en cambio por el peso ideológico que habían alcanzado. Ahora los melenudos no eran más silenciosos: no delegaban al sistema de signos de sus cabellos la totalidad de su capacidad comunicativa y expresiva. Por el contrario, la presencia física de los cabellos había sido desplazada, en cierto modo, a una función distintiva. Había vuelto a funcionar el uso tradicional del lenguaje verbal. Y no digo verbal por puro accidente. Por el contrario, lo subrayo. Se ha hablado tanto desde el 68 al 70, tanto que, por un buen rato, no podrá hablarse más: se ha consagrado el verbalismo, y el verbalismo ha sido la nueva ars retorica de la revolución (izquierdismo, enfermedad verbal del marxismo). Aunque los cabellos -absorbidos en la furia verbal-no hablaban más autónomamente a los destinatarios trastornados, yo encontré de todas formas la fuerza para aguzar mi capacidad decodificadora y, en medio del ruido, traté de prestar atención al discurso silencioso, evidentemente no interrumpido de aquellos cabellos siempre más largos. ¿Qué decían ellos ahora? Decían: «Sí, es cierto, hablamos cosas de la Izquierda; nuestro sentido -bien que puramente sustentado en el sentido de los mensajes verbales-es un sentido de izquierda... Pero... Pero... » El discurso de los cabellos largos se detenía aquí: lo debía completar por mí mismo. Con aquel «pero» querían decir evidentemente dos cosas: 1) «Nuestra inefabilidad se revela cada vez más de tipo irracional y pragmático: la preeminencia que nosotros atribuimos silenciosamente a la acción es de carácter subcultural y, por lo tanto, sustancialmente de derecha.» 2) «Hemos sido adoptados también por los provocadores fascistas; que se mezclan con los revolucionarios verbales (el verbalismo puede llevar hasta la acción, sobre todo cuando la mitifica): y constituimos una máscara perfecta, no sólo desde el punto de vista físico -nuestro desordenado fluir y ondear tiende a homologar todas las caras-sino también desde el punto de vista cultural: en efecto, una subcultura de Derecha puede muy bien ser confundida con una subcultura de Izquierda. » En suma, comprendí que el lenguaje de los cabellos largos no expresaba más «cosas» de Izquierda, sino que expresaba algo equívoco, Derecha-Izquierda, que hacía posible la presencia de los provocadores. Hace una decena de años, pensaba, entre nosotros, la generación precedente, un provocador era casi inconcebible (salvo que fuera un magnífico actor): efectivamente, su subcultura era distinta, hasta físicamente, de nuestra cultura. Lo hubiéramos desenmascarado enseguida y le habríamos dado de inmediato la lección que merecía. Ahora esto no es posible. Nadie en el mundo podría distinguir por la presencia física a un revolucionario de un provocador. Derecha e Izquierda se han fusionado físicamente. Hemos llegado a 1972. En setiembre de ese año estaba en la ciudad de Isfahan, en el corazón de Persia. País subdesarrollado, como horriblemente se dice, pero también, como de manera igualmente horrible se dice, en vías de desarrollo. Sobre la Isfahan de hace diez años -una de las más bellas ciudades del mundo, sino la más bella quizás -ha nacido una Isfahan nueva, moderna y feísima. Pero por sus calles, camino del trabajo o de paseo, hacia la noche, se ven los muchachos que se veían en Italia hace una decena de años: hijos dignos y humildes, con sus bellas nucas, sus bellas caras límpidas bajo los fieros mechones inocentes. Y he aquí que una tarde, caminando por la calle principal, vi entre todos aquellos muchachos antiguos, hermosísimos y llenos de antigua dignidad humana, dos seres monstruosos: no eran exactamente melenudos, pero sus cabellos estaban cortados a la europea, largos por detrás, cortos sobre la frente, como estopa por la tensión, encolados artificialmente en torno del rostro con dos feos mechones sobre las orejas. ¿Qué decían sus cabellos? Decían: «Nosotros no pertenecemos a la masa de estos muertos de hambre, de estos pobrecitos subdesarrollados, demorados en la edad de la barbarie! Nosotros somos empleados de la banca, estudiantes, hijos de gente enriquecida que trabaja en las compañías petroleras; conocemos Europa, hemos leído. ¡Somos burgueses: y he aquí que nuestros cabellos largos testimonian nuestra modernidad internacional!» Aquellos cabellos largos aludían por lo tanto a «cosas» de Derecha. El ciclo se había cumplido. La subcultura del poder ha absorbido la subcultura de la oposición y se la ha apropiado: con diabólica habilidad la ha convertido pacientemente en una moda que, si no puede ser llamada fascista en el sentido clásico de la palabra es, sin embargo, de una «extrema derecha» real. Concluyo amargamente. Las máscaras repugnantes que los jóvenes se colocan sobre el rostro, tornándose obscenos como las viejas prostitutas de una iconografía absurda, recrean objetivamente sobre sus fisonomías lo que solamente ellos han condenado siempre. Han aparecido las viejas caras de los curas, de los jueces, de los funcionarios, de los falsos anarquistas, de los siervos bufones, de Azzeccagarbugli, de Don Ferrante, de los mercenarios, de los tramposos, de los hampones bienpensantes. Es decir que la condena radical e indiscriminada que pronunciaron contra sus padres -que son la historia en evolución y la cultura precedente-levantando contra ellos una barrera insalvable, ha terminado por aislarlos, impidiéndoles una relación dialéctica con sus padres. Solamente mediante esta relación dialéctica habrían podido tener una conciencia histórica de sí verdadera y avanzar más aIlá, «superar» a sus padres. En cambio, el aislamiento en el cual se encerraron -como en un mundo aparte, en un ghetto reservado a la juventud-los ha detenido en su inevitable...

Cenizas del desierto: José Emilio Pacheco y Javier Sicilia

en el México actual "Ha sido privilegio de nuestra época -entre guerras, revoluciones y grandes movimientos sociales -desarrollar la fecundidad de la poesía hasta límites no sospechados. El hombre común ha debido confrontarla de manera hiriente o herida, bien en la soledad, bien en la masa montañosa de las reuniones públicas."

Partidario de la barbarie: Pasolini, Medea, 1969

El artículo muestra la utilización del mito que hace Pasolini en su película Medea (1969), en la que contrapone el mundo arcaico, bárbaro y mágico de Medea al moderno, civilizado y racional de Jasón. La oposición no implica solo un plano temporal (pasado / presente), sino también espacial (Europa / Oriente), y sirve al escritor y cineasta para expresar su crítica a la alienación de la cultura europea en un sentido amplio, que comprende desde las relaciones humanas a la justicia y la religión. Todos estos aspectos se articulan en una película de extraordinaria densidad cuya riqueza significativa no se agota en esta propuesta de análisis.

Pilade de Pier Paolo Pasolini y su resignificación de la Orestíada en la contemporaneidad

telondefondo. Revista de Teoría y Crítica Teatral, 2017

El propósito del presente artículo es analizar la obra Pilade, escrita por Pier Paolo Pasolini, y su vínculo intertextual con la Orestíada de Esquilo. El abordaje se centrará en la relectura de nociones características de la tragedia griega en la contemporaneidad y las diversas manifestaciones del aspecto onírico. Asimismo, se indagará en la identificación de seres mitológicos en la construcción de los personajes. Finalmente, se estudiarán comparativamente la ciudad griega de Argos y la sociedad italiana de los años sesenta desde una mirada crítica hacia el neocapitalismo incipiente.