Hesíodo y Virgilio: A Propósito De Nudus Ara, Sere Nudus (original) (raw)

Mismidad y Otredad en Hesíodo: De Teogonía a Trabajos y Días. En Torno a La Noción De Kosmos

2020

El proyecto de la presente disertación consiste en abordar la tensión entre Mismidad y Otredad al interior de la obra hesiódica, a la luz de un marco interpretativo que venimos ensayando como forma de relevar la arquitectura del mito, distinguiendo la existencia de dos linajes, uno positivo, emparentado con la categoría de Mismidad y otro negativo, asociado a la idea de Otredad.La Teogonía supone la divinización del universo que nos rodea, la personifi cación de los fenómenos y las actividades con las que los hombres se enfrentan en su vida humana. Todo lo efímero de la vida cobra un estatuto divino y eterno y recibe un nombre que lo personifi ca. Así el dolor, el temor, la alegría, la justicia y todo aquello que concierne a los hombres en su precario existir, queda personifi cado a través del nombre que lo nombra.El otro propósito de la Teogonía es dar cuenta del orden del universo, de su legalidad, de su sentido cósmico, aludiendo precisamente a la noción de kosmos como orden. El ...

Los filósofos griegos y Hesíodo (II)

Habis, 1981

Abordamos la última parte de nuestro estudio, que se va a centrar en la incidencia de Hesíodo en el neoplatonismo. Plotino, su fundador, en cierta medida gustó del mito y de la poesía de Homero y Hesíodo "'. No fue hostil al sistema alegórico para ambos poetas. No tuvo escrúpulos en acomodar, cuando era necesario, los mitos de ambos autores divinos a sus propias necesidades. Para él el mito nos instruye a su manera. Hay que corregir su óptica un tanto deformante. En efecto, el mito presenta dividido lo unificado, introduce el tiempo y la sucesión allí donde no existen, pero aún así, con estas prevenciones, el mito nos instruye. Plotino hace uso de los tres grandes dioses de la mitología a su medida. Urano, Crono y Zeus simbolizan respectivamente el Uno, la Inteligencia y el Alma. La Inteligencia es hija del Uno y el Alma es hija de la Inteligencia, como Crono es hijo de Urano y Zeus de Crono. Urano simboliza el Uno, el dios supremo, «soberano por naturaleza de todos los seres que él ha engendrado y del orden de los dioses», «rey de reyes», «padre de los dioses», epítetos que le convienen más que a Zeus, pues éste no es más que su imagen '". En cuanto a Crono, la Inteligencia, nacida del Uno, guarda consigo

Hombres sabios y sus marcas de autoridad: entre Hesíodo y la poesía nahuatl

2016

El objetivo de este articulo busca analizar el proemio de Teogonia a fin de pensar acerca de la autoridad que las Musas le confieren a Hesiodo. Nos proponemos resaltar el tipo de indicaciones que ellas le otorgan para de comprender el registro de autoridad que se despliega al elegirlo como su sirviente.

Los Filósofos Griegos y Hesiodo (I)

Habis, 1979

«El primero que podemos llamar filósofo es precisamente un poeta, Hesíodo de Ascra en Beocia, el poeta de la Teogonía». Estas palabras de Gigon 1 quizás asombren a personas acostumbradas a ver en Hesíodo sólo el poeta y a considerar que la filosofía griega se abre con los presocráticos. Y, sin embargo, no siempre ha sido así. Gigon es la culminación de toda una larga tradición que arranca ya, como veremos, del propio suelo heleno. Una perspectiva semejante del poeta de Ascra ya la tuvieron determinados intelectuales griegos. Nuestros filólogos, preocupados por situar el paso del 1.115DoÇ al C,y(pc, han hecho de autores como Hesíodo y Ferécides el punto de transición entre ambos 2. Que Hesíodo ha sido uno de los autores más citados, utilizados y cuidado desde época arcaica hasta fines de la Antigüedad, es un hecho incuestionable 3. Tuvo sus detractores, pero fueron más sus defensores, al igual que Homero. Si fue rechazado por autores como

Alcanzar el fruto desde la raíz. En torno a Homero y Virgilio

Círculo de Poesía, 2021

El estudio de las etimologías es fundamental para la comprensión plena de los textos clásicos, así como de las posteriores composiciones literarias cuyo fundamento sea el periodo grecolatino. Las poéticas de Homero (La Ilíada y La Odisea) y de Virgilio (La Eneida), por ejemplo, así como las veterotestamentarias, serán el cimiento de movimientos estéticos, culturales y estéticos como el siglo de oro español.

Hesíodo y la poesía juvenil de Federico García Lorca

Suficientes datos nos confirman hoy la familiaridad de Federico García Lorca con el mundo clásico, curiosamente inferiores en número a los que el poeta mismo proporciona en sus testimonios más directos y personales como conferencias, cartas, alocuciones y entrevistas. En todos ellos queda patente un conocimiento substancial de las letras de Grecia que resultaba ser, en palabras de Rafael Martínez Nadal, amigo íntimo de Lorca, «mucho mejor de lo que sus primeros críticos pensaron» 1 . El mismo Lorca indicaba en una carta a su familia, hablando de sus primeras matrículas en la Universidad de Granada, que «me he matriculado de dos asignaturas de filosofía y además estudio griego» 2 . Entre las obras de filosofía, el poeta conocía bien los diálogos platónicos de los que «estaba entusiasmado», como asegura su hermano Francisco 3 , y sabemos por los testimonios de sus amigos que Lorca conocía bien por sus lecturas, que remontan a sus años de bachiller 4 , hasta el punto de poder hablar con soltura de sus obras, a Homero, Esquilo, Sófocles, Eurípides, Aristófanes, Plotino, y quizá Teócrito, entre los griegos, y que de los latinos había leído las Metamorfosis y el Ars amandi de Ovidio 5 . Tenemos ya aquí una primera indicación de cuánto extensas fueron esas lecturas que en su totalidad abarcan obras cardinales de poesía, filosofía y teatro.

Virgilio, el Destino, la Melancolía

Virgilio, el destino, la melancolía. Revista Hablar de Poesía n.15, 2006

caído en suerte al cruel Pirro, hijo de Aquiles, quien la lleva como esclava a Butroto, en su lejano reino en Epiro. Pirro la hace madre nuevamente y luego la abandona por Hermíone, prometida de Orestes, entregándola como esposa a Héleno, hermano de Héctor. Pero Orestes, siempre vengador, mata a Pirro y el reino de éste pasa a Heleno, quien reconstruye en Butroto, en territorio griego, una Troya en pequeño. En su periplo de prófugo, Eneas oye la noticia increíble: un rey troyano en territorio griego. Llega hasta Butroto y encuentra en un bosque ante la ciudad, junto a las aguas de un falso Simois, el río de Troya, a la desconsolada Andrómaca cumpliendo ritos fúnebres junto al cenotafio de Héctor, naturalmente vacío (inanis). Al ver a Eneas, Andrómaca desfallece, creyéndolo un fantasma, una imago, y le pregunta por Héctor, la imago deseada. Eneas cuenta su historia y Andrómaca la suya. La heroína tiene su atención fija en el pasado, piensa sólo en Héctor y ve en Ascanio, el hijo de Eneas, sólo una imagen de su propio hijo perdido. Héleno, su nuevo marido conduce luego a Eneas hasta la pequeña Troya, la ciudadela simulada (simulata) de Pérgamo junto a la imagen (effigies) del otro río troyano, el Janto, ahora reseco (arens). Y Eneas besa las duplicadas puertas Esceas. Más tarde Eneas recibe de Héleno, que es sacerdote de Apolo, profecías e instrucciones de viaje (y la señal del fin, el telos, del viaje a Italia, en la orilla del Tíber: ese será el lugar de la ciudad,-le anuncia-esa es la quietud tras tus fatigas. En la hora de la partida, Andrómaca regala a Ascanio una clámide frigia como recuerdo de sus manos, de la esposa de Héctor, no de Héleno por cierto. Y Eneas se despide así: Vivid felices, vosotros que habéis cumplido ya vuestro destino (quibus est fortuna peracta / iam sua), nosotros somos llamados por unos destinos a otros (nos alia ex aliis in fata vocamur). Vosotros habéis conseguido la quietud (quies), no debéis arar ninguna llanura de mar ni buscar los campos de Ausonia, que siempre retroceden. Veis la efigie del Janto y una Troya que hicieron vuestras manos......(III, 493-498). Esta calma de Héleno y Andrómaca, esta quietud (quies) también la han alcanzado ya, en el relato de la Eneida, el troyano Antenor, tras fundar, en el todavía mas lejano Adriático, la ciudad de Padua: ahora alcanzó la quietud (quies) detenido en una plácida paz (I, 249). También el griego Diomedes, enemigo particular de Eneas, quien en su retorno (el nóstos) ha fundado una ciudad en el Gárgano, Argyripa, exhorta a los latinos enfrentados a Eneas que buscan su alianza a no renunciar a la herencia de Italia, la quies satúrnea, a no someterse al Destino: Oh pueblos afortunados, reino de Saturno, antiguos ausonios, ¿Qué destino os incita, a vosotros que vivís en quietud...? (quae vos fortuna quietos / sollicitat...? (XI,252-3). Sí, la tierra itálica cuando llega el príncipe troyano conserva aún las huellas de un tiempo áureo, conciliado: Saturno, ocultándose de los rayos de Júpiter, ha establecido tiempo atrás en el Lacio la edad de oro, libre de codicia y de violencia en el sitio mismo donde se elevará Roma. El rey Latino, su descendiente, gobierna en una longa pax (VII, 46) a su pueblo. Cuando este y su esposa Amata, poseídos por el furor de Juno deciden combatir junto a Turno contra los huéspedes troyanos, el rey Latino se enfrenta como una roca (saxum) a las olas del destino para reconocerse finalmente vencido. ¡Ay los destinos me destruyen! (frangimur fatis). Al ver luego a su ciudad Laurentum sitiada por Eneas cerca de la destrucción abandona el poder, manifestando haber alcanzado la quietud nam mihi parta quies (VII, 598), la misma quietud que Eneas atribuía a Andrómaca y Héleno. Esta vida anacorética, fuera de la Historia, de Andrómaca y Héleno y de estas otras figuras de la Eneida, con esa renuncia a los destinos futuros, esa aparente soberanía sobre el presente ha sido asimilada a la ataraxia epicúrea y al ideal de vida estoico de quien se rescata a sí mismo del tiempo que propone Séneca a su discípulo Lucilio: escápate, ve a un sitio protegido, y sin pausa reflexiona qué bello es llevar al cumplimiento la vida antes de la muerte, esperar