Fascismo y pseudo-ciencia ficción costarricense (PCFC) (original) (raw)
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La marca del monstruo: cuerpos disformes en la ciencia ficción hispanoamericana, 2022
Este artículo busca generar nuevas formas de parentesco dentro de contextos hipersticionales pensados desde la ciencia ficción costarricense contemporánea. Con lo anterior, se propone un análisis que entrevé en los dos cuentos seleccionados lógicas otras de relación que permiten poner en entredicho el statu quo de lo social, además presentan nuevos parámetros de interacción entre sujetos humanos, no humanos y el contexto que los rodea. “Yo, la criatura” de José Ricardo Chaves (2013) y “Los túneles de la memoria” de Laura Casasa Núñez (2009) desafían la definición de ‘persona’, ‘cuerpo’ y ‘comunidad’ con una propuesta que se resiste a las definiciones del sujeto, colocando a la otredad en ese espacio de lo no representable, produciendo seres que se podrían definir como ‘inadaptados/ables otros’ (Haraway 2019a: 46).
Fascismo a las dos orillas del Atlántico
La Colmena, 2018
Resena del libro Federico Finchelstein, Fascismo trasatlantico. Ideologia, violencia y sacralidad en Argentina y en Italia, 1919-1945, ISBN 978-95-0557-839-9, Mexico, Fondo de Cultura Economica, 2010, 376 pp.
2009
La ciencia ficcion (CF) puede enriquecer la educacion CTSA en la medida en que las obras de dicho genero transmiten una imagen de la ciencia, los cientificos y las consecuencias de la actuacion cientifica en el futuro que puede influir en la opinion de nuestros alumnos, cuyo desinteres por las materias cientificas y su imagen negativa de las mismas es patente. Presentamos en este trabajo los resultados de una investigacion sobre el conocimiento que tienen nuestros alumnos de la CF y la imagen de la ciencia, los cientificos y del futuro que de ella extraen, que nos permiten ademas constatar la confusion de la CF con la magia y la escasa visibilidad social de las ciencias.
El comunismo como exterior constitutivo del ser costarricense
Diálogos Revista Electrónica
En este artículo se exponen los resultados del análisis del concepto comunismo y la red semántica asociada – capitalismo y socialismo – durante el periodo de 1950-1959, el cual se desprende de una investigación de mayor alcance titulada Conceptos políticos en Costa Rica durante el periodo de 1950 a 1959: transformaciones y permanencias, desarrollada en el Centro de Investigaciones Históricas de América Central (CIHAC) de la Universidad de Costa Rica. La selección del periodo responde a que fue la década inmediatamente posterior a la Guerra Civil de 1948, en la cual, se establecieron las condiciones de la comunidad política contemporánea. Se expone cuáles son los contenidos asociados a estos conceptos y su uso político por parte de actores políticos y sociales en publicidad política, en dos periódicos de circulación nacional – La Nación y La República –. Se concluye que, para el periodo, el concepto de capitalismo se utiliza de forma ambigua, aunque es clara su función de frontera fr...
Los análisis sobre el fascismo parecen sufrir de modo especial la incidencia de tres tipos de factores generales. El primero se encuentra expresamente apuntado ya en los sofistas griegos, en forma de pregunta que hoy vuelve a cobrar actualidad entre los filósofos del conocimiental. Dicho en términos muy simplificados, la pregunta vendría a formularse así: ¿cómo sabemos lo que creemos saber? Es decir, la certeza supuesta de nuestros conocimientos, ¿no se fundamentará exclusivamente en una pura seguridad tautológica? ¿No estaremos fiando nuestras seguridades en instrumentos de conocimiento y sujetos a todo tipo de sospechas? ¿Hasta dónde podemos llegar en la construcción de paradigmas * Este trabajo quiere ser una síntesis de tres intervenciones individuales (de cada uno de los autores y del Profesor Javier Jiménez Campo) desarrolladas en una Conferencia internacional sobre Fascismo celebrada en Florencia en noviembre de 1982. Posteriores avatares propios del mundo editorial frustraron la publicación de lo que sin duda hubiese sido una excelente obra sobre fascismo europeo, dada la presencia en Florencia de los mejores especialista. Transcurrido un más que prudencial período de tiempo nos ha parecido conveniente presentar nuestra valoración del singular fascismo español a partir de una elaboración sintética de las ponencias que presentamos a la Conferencia. Por circunstancias ajenas al caso, Javier Jiménez Campo no ha podido participar en la elaboración y redacción final del texto que ahora se ofrece y del que, naturalmente ha tenido conocimiento previo a la publicación.
Libro "Diálogos Sur-Sur: Reflexiones sobre el Sur, las desigualdades epistémicas y la democratización global de los saberes", 2022
El ascenso de gobiernos y movimientos de extrema derecha en el presente siglo no alcanzó solo países de Europa y los Estados Unidos, sino también el Sur Global, incluso Brasil, India y Filipinas. Estos casos son a menudo clasificados como "populistas de derecha" (Mudde, 2004; Levitsky y Ziblatt, 2019), concepto que suele igualar la extrema derecha a la izquierda anticapitalista ("populistas de derecha" y "populistas de izquierda"), mientras asigna a la derecha tradicional y neoliberal el sello de "buena conducta" y la clasificación como "centro democrático".1 Me opongo a este enfoque y defiendo que estos casos de líderes, partidos, movimientos y gobiernos caracterizados como "antiizquierdistas autoritarios, xenófobos y racistas, altamente personalistas con discurso nacionalista o seudonacionalista, que movilizan más los odios y miedos que argumentos racionales" (Reis, 2019) –deben ser clasificados– o son candidatos a esta clasificación –como fascistas. Sin embargo, el fascismo en la periferia suele presentar diferencias con respecto a los de países centrales del capitalismo mundial. Es obvio que este juicio discrepa de una serie de interpretaciones relevantes acerca de qué es fascismo y dónde ha existido. En las próximas páginas no solo explicaré porque considero que el fascismo puede existir (y existe) hoy día y en la periferia sino discutiré los elementos que sostienen los argumentos contrarios. Considero que las interpretaciones que restringen históricamente al concepto impiden que se distingan cuáles de los elementos de los "fascismos clásicos" europeos fueron coyunturales y cuales son definidores del fascismo en contraposición a otras manifestaciones de conservadurismo autoritario. Mann (2008), por ejemplo, incorpora como centrales en el fascismo tanto el estatismo como el paramilitarismo. Asimismo, a pesar de reconocer el riesgo del retorno del fascismo, no considera como fascista a ninguno de los casos contemporáneos de nacionalismos de extrema derecha. A mí me parece que esta definición se agarra a aspectos coyunturales como si fueran esenciales y definidores. Por ejemplo, el paramilitarismo: la (potencial) violencia y su discurso son esenciales al fascismo, pero la utilización específicamente de organizaciones paramilitares es (o fue) circunstancial. ¿Qué es fascismo? Considero que el fascismo, desde los casos clásicos de la Italia de Mussolini y de la Alemania nazi, hasta los casos contemporáneos, también en la periferia, comparten estos rasgos: movilización popular (es popular y esto lo distingue de otros conservadurismos y reaccionarismos); tendencia a tener un líder que personifique al movimiento, partido o régimen (un hombre de instintos, que sería común y extraordinario a una sola vez); la búsqueda por una sociedad homogénea en oposición a grupos minoritarios que representarían desunión, intereses extranjeros y corrupción moral, los cuales son deshumanizados; el uso y/o apología de la violencia; la centralidad del enfrentamiento a la izquierda y a la lucha de clases; la combinación entre reaccionarismo (con idealización de un pasado) y ruptura (apología de un nuevo orden inspirado en el pasado idealizado); la centralidad discursiva de la nación (Reis, 2022). [continua]
La pseudo-información y los telenoticiarios costarricenses (apuntes para una reflexión)
Anuario De Estudios Centroamericanos, 1985
Pseudo-information and the T.V. News in Costa Rica. In the lass ten years there has been an increasing tendency toward substituting newspapers for television. In this evolution, whose implications are difficult to predict, pseudo-information, so characteristic of TV coverage, encourages, more than other forms of mass-communication, the belief that theres is a sufficient knowledge of national and international events as to allow a correct perception of reality.