Aura y Consuelo: Renacimiento
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Aura y Consuelo: Renacimiento
En la novela, por Carlos Fuentes, hay una relación fuerte entre razón y verdad, cual se puede ver en la interacción entre una viuda, Consuelo y su sobrina Aura. Un tema de enorme importancia en la novela gira en torno a la historia de Consuelo y Aura, cual desarrolla su relación y describe cómo viven apagado una al otro. Carlos Fuentes usa los jóvenes y los viejos para ampliar la razón filosófica de la reencarnación y el renacimiento. Fuentes cree que la vida humana gira en un círculo, cual explica los papeles importantes de todos los personajes en la historia. Reencarnación se representa fuertemente en muchas imágenes vividos, descripciones y referencias en la realidad que Consuelo usa la magia. Hay muchos símbolos y las coincidencias que explican la conexión entre la viuda y su sobrina, y el papel tienen con el uno del otro. El desarrollo de la reencarnación, con el uso de los símbolos y los eventos, se centra en la correlación entre Consuelo y Aura.
Al principio de la historia, conocemos dos mujeres, Consuelo y su sobrina Aura. La señora, Consuelo, en una viuda vieja que tenía 109 años, y “es a figura pequeña se pierde en la inmensidad de la cama” (p, 13). Sus aspectos físicos se describen como una cara, arrugada y seca, además a la delgadez de su cuerpo, “casi una niña, doblada, corcovada, con la espina dorsal vencida” (p. 26) con consideración a querer un niño de su propio. Ella se viste generalmente en un camisón de lana, abotonada hasta el cuello. También, ella pasa mucho tiempo en la cama, en un ocasión raro sale de la casa. Consuelo es la personificación de vejez y a veces falta el sentido de realidad por su personalidad obsesiva. Para el historiador, Felipe Montero, Consuelo era una mujer desequilibrada que viva manipular su sobrina Aura. La señora representa vejez y con vejez el sentido de realidad falta, porque su personalidad obsesiva.
Aura es la ejemplificación, “ de juventud y belleza”, (p. 41), y la ilusión de vida que Felipe que desea. Aura es un personaje más misteriosa por su personalidad muy tímida y los gestos extraños en toda la novela. Los lectores pueden preguntar si Aura en una persona verdad o un personaje de un otro planeta que no funciona a la tierra. En la presencia de Montero, ella es generalmente tranquila y tiende a actuar mecánicamente, como si ella depende de otra persona para realizar cualquier acción. Aura es la marioneta mientras que Consuelo es el titiritero en un gran juego en una casa grande en el centro de México.
También Aura representa a la mujer en el epígrafe explicada por Jules Michelet, visto en un párrafo antes de la historia. Michelet escribe, "La mujer intriga y sueña; es la madre de la fantasía, de los dioses. Posee la segunda visión, las alas le permiten volar hacia el infinito del deseo y de la imaginación. "La mujer en el epígrafe es mágica y la madre de todas las cosas, lo que explica por qué Montero cuestiona la referencia a un conejo cuando hablando con Consuelo. Un conejo reproduce muchos bebés, cual se corresponde con Aura llamada "la madre de todas las cosas". Aura es capaz de realizar esta experiencia de vida increíble, cuál Consuelo no fue y nunca tuvo la oportunidad. Mientras Felipe estaba leyendo los documentos de General Llorante, el difunto esposo de Consuelo, para su trabajo para la viuda él hace algunos descubrimientos acerca de la infertilidad de Consuelo, su fantasía de tener un niño y su obsesión con la juventud.
Felipe es hipnotizado por la belleza de Aura, especialmente toma aviso en sus ojos verdes como dice, “Son unos hermosos ojos verdes idénticos a todos los hermosos verdes que conocido o podrás conocer. Sin embargo, no te engañas: esos ojos fluyen, se transforman, como si te ofrecieran un paisaje que solo tú puedes adivinar y desear” (pp. 17 a 18). Es interesante que, ambos Aura y Consuelo tengan los ojos verdes, no sólo representado a su semejanza por relación de sangre sino porque son la misma persona. Los ojos verdes de ella son un símbolo de una cosa mística e irreal. Aura, ella es una figura muy mística, contextualmente e independientemente de ser una atmósfera irreal que representa la fantasía. La niña carece de su propia identidad porque la viuda lo controla. Aura y Consuelo tienen un conexión secreto que conocido solamente a las personas están en la casa, cual Felipe comprende eventualmente. Consuelo es una bruja con el poder mágico de la creación imaginativa que se utilizan en Aura.
El uso de su hechizo mágico es claro durante la escena de la cena, cuando Consuelo y Aura tienen las mismas acciones que son sincrónicas. Mientras que Consuelo come cena, Aura parece realizado los mismos movimientos y expresiones faciales, como está descrito en la novela:
“Miras rápidamente de la tía a la sobrina y de la sobrina a la tía, pero la señora Consuelo, en ese instante, detiene todo movimiento y, al mismo tiempo, Aura deja el cuchillo sobre el plato y permanece inmóvil y tu recuerdas que, una fracción de segundo antes, la señora Consuelo hizo lo mismo” (p. 34).
Felipe encuentra extraño al principio; él estaba realmente aterrorizado. Todos los eventos que suceden en la novela no es por casualidad y es evidente en la interacción entre las dos mujeres, especialmente cuando ellas son presentes en la misma habitación.
Intoxicado por la atmósfera sin aire en la casa, Felipe tiene un sueño con tener una relacion sexual y escapando con la sobrina de Consuelo. Como leyó los escritos del general sobre la infertilidad de Consuelo, su fantasía de tener un niño y su obsesión de la juventud, descubre que Aura es la proyección de la viuda en realidad, como ella usa un hechizo, como ella utiliza un hechizo para poder ser joven otra vez y poder reunirse con su esposo, cual es Felipe. Una vez que Montero abraza a ella, Aura cambios en una mujer decrépita, ella cambia en Consuelo. Esto amplía la idea de existencia espejo y reencarnación porque Aura es la versión más joven de su tía, cual explica los ojos verdes que no es solamente porque su semejanza.
El propósito de reencarnación es trabajar continuamente en el perfeccionamiento de nuestro camino, sobre todo reunir con Dios. En la novela, esta idea ampliada los tres caminos diferentes terminar la separación del ego: entrega o dedicación, el camino del conocimiento, y el camino del servicio o trabajo. Consuelo usa su mágico oscuro para su propia ventaja, por egoísmo, y su deseo tener un niño convertirse en una realidad como su propósito más alto de su vida. Sus intenciones manipuladoras, le llevan a hacer Aura su muñeco vudú personal que emplea el Aura para llevar a cabo las acciones de su deseo. Una noche en la cena, una vez más, avisos de Montero que Aura, “Comes mecánicamente, con la muñeca en la mano izquierda y el tenedor en la otra, sin darte cuenta, al principio, de tu propia actitud hipnótica... tus movimientos de sonámbulo con los de Aura, con de la anciana” (p. 44). Por el contrario, en lugar de la representación más famosa de una muñeca vudú con el fin de usarlo para dañar, Consuelo la usa sólo para la manipulación sobre Aura para Felipe sigue su lujuria y tener sexo con ella. Desde Consuelo y Aura son la misma persona, sería esencial que no use la muñeca para agonía ya que, “como si de la voluntad de una dependiese la existencia de la otra” (p. 52).
En el final de la historia, después de una noche larga con Aura, Montero detecta un doble presencia que generó la noche anterior. Felipe atrapa en la magia de Consuelo, cual quiere creer que las dos mujeres son dos personas diferentes, para cumplir con el deseo de Aura, pero son lo mismo. En orden comprender todo, es importante que conozca, “Cuando están juntas, hacen exactamente lo mismo: se abrazan, sonríen, comen, habla, entran, salen, al mismo tiempo, como si una imita a la otra” (p. 52). Aura representa el reencarnación de Consuelo, “La memoria de la juventud, la memoria encarnada”, (p. 61) en orden revivir su juventud en esperanza tener un niño que no existe antes.
A lo largo de toda la novela, hubo una conexión fuerte entre la viuda, Consuelo y su sobrina, Aura. Estas dos mujeres tenían una presencia extraña que fue descubierta y analizada por Felipe Montero, un historiador que fue contratado por Consuelo para un propósito específico. Al principio pensó que era contratado para leer los escritos de un general muerto, pero no fue su único trabajo en esta casa extraña. Finalmente, se enamora de Aura y de su belleza, aunque ella es muy tranquila y extrañamente imites varios gestos y expresiones que Consuelo realiza momentos antes. Después de extraños sueños, acerca de tener relaciones sexuales con Aura, Felipe cambia lentamente en el general muerto mientras que Aura se transforma en la vieja y decrépita de Consuelo. Finalmente, Felipe reconstruido la verdadera identidad de Aura, cuál es el ser reencarnado de su "tía" y su intención de utilizarlo para un niño que ella siempre desea. En la historia, hay muchos símbolos y diversos eventos que explican la conexión compleja entre Consuelo y Aura para explicar las intenciones de usar reencarnación de deseos personales.
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