Isis. Isiaci Research Papers - Academia.edu (original) (raw)

Veroia, one of the most important cities of the Macedonian kingdom, is first mentioned by Thucydides in 432 BC. The city reached the peak of its glory and prosperity in the Hellenistic era, during the reign of the Antigonid dynasty, the... more

Veroia, one of the most important cities of the Macedonian kingdom, is first mentioned by Thucydides in 432 BC. The city reached the peak of its glory and prosperity in the Hellenistic era, during the reign of the Antigonid dynasty, the ruling house of ancient Macedonia from 306 to 168 BC. At this time, the city became the seat of the Koinon of Macedonians.
The marble male head under examination is an incidental find from Veroia. It depicts an elderly bearded man who turns his head to the left. According to the typological and stylistic features it dates to the late Hadrian period or a little later (Figs 1-5).
The figure wears a wreath adorned with eight blossoms in relief. The study of their morphological characteristics allows for their identification with epilobium, the Isis rose. In a significant number of representations Isis, her priests and especially the initiates of her cult (Isiaci) are depicted with a long garland of roses, ears of corns and fruits fitted diagonally around their body.
Since other portraits of male priests mainly from Egypt (Fig. 9) wear wreaths with the same characteristics, it is likely that the depicted figures are priests of the Isiac cult. Moreover, given that the priests of the goddess are usually depicted on paintings and sculptural works with a white short-sleeved chiton and fringed himation also allows for the assumption that the priest in Veroia would be portrayed with similar attire. The honorary statue of the priest, who taught the interpretatio graeca of the Egyptian religion to the local community, was possibly standing in the shrine of the goddess. Besides, the Isiac cult in Veroia during the Hellenistic and Imperial times was important and became the official cult of the city.

Este estudio aborda la problemática de la naturaleza y el contenido de los misterios isíacos desde una perspectiva renovada, en la línea de trabajos recientes que han puesto en cuestión la visión tradicional de los misterios antiguos como... more

Este estudio aborda la problemática de la naturaleza y el contenido de los misterios isíacos desde una perspectiva renovada, en la línea de trabajos recientes que han puesto en cuestión la visión tradicional de los misterios antiguos como rituales iniciáticos “a la griega”, creados a partir del modelo de Eleusis. Desde esta perspectiva, se rechaza la existencia de una ceremonia de iniciación isíaca individual, voluntaria, nocturna y transformadora del espíritu, una idea que solo se deriva del relato novelesco de la Metamorfosis de Apuleyo. En verdad, la documentación de la práctica religiosa ni siquiera permite afirmar la existencia de un ritual de iniciación isíaco propiamente dicho, sino que más bien apunta a un componente cultual mistérico de carácter fluido, que atraviesa distintas ceremonias del culto ordinario y festivales públicos. Esta dimensión mistérica se caracteriza por: 1) un acceso restringido a la parte más interna de los santuarios isíacos, como es la cella que acoge las estatuas de culto de Isis, Serapis y sus theoi synnaoi, acceso regulado por normas rituales tanto en el Egipto greco-romano como en distintas localidades del resto del Mediterráneo; 2) el secreto que preserva las actividades rituales desarrolladas en este espacio exclusivo; 3) actores de culto individuales y asociaciones cultuales que ostentan el privilegio de poder penetrar en este espacio para desempeñar tales actividades. Estos operadores rituales, a quienes cabría llamar iniciados, contraían un compromiso personal con el culto y podían generar un vínculo emocional particular con las deidades isíacas, pero nada permite afirmar que la asunción de sus responsabilidades cultuales exigiera un ritual de iniciación previo. A partir del estudio de las fuentes que atestiguan los tres aspectos indicados, este trabajo defiende que el elemento mistérico de los cultos isíacos se deriva principalmente de la desigual recepción y apropiación a lo largo del Mediterráneo de concepciones y prácticas propias de la religión egipcia, adaptadas a los usos locales de las comunidades cultuales. Estas nociones y prácticas se encuentran en el origen de los actos rituales ejecutados a puerta cerrada en la oscuridad de las cellae o adyta de los templos isíacos, al abrigo de las miradas de los profanos.

Entre 1872 et 1880, à Carthage, des fouilles médiocrement menées mirent au jour de très nombreux éléments (statues, reliefs, inscriptions) ayant visible ment appartenu à un sanctuaire isiaque. Ce riche matériel, rarement reconnu pour ce... more

Entre 1872 et 1880, à Carthage, des fouilles médiocrement menées mirent au jour de très nombreux éléments (statues, reliefs, inscriptions) ayant visible ment appartenu à un sanctuaire isiaque. Ce riche matériel, rarement reconnu pour ce qu'il était réellement, fut rapidement éparpillé entre diverses collections publiques et privées. Près de vingt années de recherches ont permis de retrouver une grande partie de ces trésors archéologiques et de redonner vie à un sanctuaire dont même les cartes modernes ne gardaient plus guère le souvenir. Identifié, localisé, daté, le Serapeum de de Carthage se révèle riche d'un mobilier exceptionnel, aux pièces souvent uniques. Il s'inscrit dans la série des fondations d'époque hadrianique et illustre remarquablement, par les monuments qu'il renfermait, les individus qui le fréquentaient et les dieux qui l'habitaient, l'impact du culte de Sarapis et d'Isis dans la Méditerranée impériale romaine.